junio 30, 2009

Los ghouls y Michael Jackson

Nota: "Ghoul" es un demonio necrófago de la mitología árabe que en castellano es poco conocido. Según algunos, en nuestro idioma sería "gul" o "gol", del árabe "ghul". Este ser mítico desentierra los cadáveres para alimentarse de su corazón... no encuentro mejor descripción de eso que llaman "periodistsas del misterio" quienes no saben ni lo que es el periodismo ni lo que son los verdaderos misterios del universo, y uso la grafía inglesa "ghoul" porque me parece más cercana al árabe.

La vocación carroñera, amarillista y deshumanizada de los "periodistas del misterio" (que son tan "periodistas" como los que usurpan ese nombre en el cotilleo televisual y en el de papel cuché) se ha hecho evidente en más de una ocasión. Aquí hemos dado puntual cuenta de la enorme obsesión del ghoul Íker Jiménez por los niños muertos, especialmente los que han sido víctimas de enorme crueldad, asesinatos o desastres sobrecogedores, convencido de que eso le atrae público y por ende permite que venda más publicidad en sus programas, más ediciones de sus discos DVD y más ejemplares de sus libros de refritos. Un caso especialmente dramático fueron las demenciales barbaridades inhumanas que escupieron durante más de dos décadas estos ghouls sobre el que llamaron "el niño de Boisaca" y que llegó a la psicopataología en las garras del tal Pablo "para ganar más dinero" Moreira, dueño del portal de comercio electrónico "Mundo parapsicológico", que llegó a acusar al hermano del infortunado chico de ser un farsante antes de que la cobardía le ganara (como suele darse con estos personajes, valientes de tira cómica).

Los periodistas de verdad, los que sí se juegan la vida, están ocupados por los hechos, conceptos abstrusos como "la verdad", tareas ingentes como la contrastación de datos y la confirmación de fuentes y la presentación de información completa al público sirviendo un derecho esencial: el derecho de la gente a saber. Los periodistas de cartón piedra como los de "Dónde estás corazón", "Más allá", "¡Qué me dices!", "Discovery DSalud" y "Cuarto milenio", por otro lado, están preocupados de conseguir público y vender publicidad a cualquier precio, sin importar los hechos ni los derechos de nadie. Viven "para ganar más dinero", no para servir a nadie que no sean ellos mismos, y para ello suelen fingir que "desvelan" grandes misterios que, juran, los ponen en peligro. Pero ninguno lleva escolta, ni se oculta, ni se ha enfrentado al poder como sí lo han hecho verdaderos héroes del periodismo como Julius Fucik, Günther Wallraff o Anna Politkóvskaya.

Su forma de conseguir éxitos implica sembrar el miedo entre la gente, como lo hacen Federico Jiménez Losantos, César Vidal o Mariano Rajoy, sin respeto a los hechos, utilizando tonos y adjetivos que buscan provocar pánico e irracionalidad: gritan que todos vamos a morir, que "ellos" nos van a dañar, y señalan culpables cómodos, en el caso del misterio todo tipo de organizaciones más o menos supuestamente secretas (o de plano inexistentes), fuerzas oscuras y, claro, los judíos, las personas que no piensan "como deben", los extranjeros y la gente de color raro.

La muerte de Michael Jackson en circunstancias que sólo un orate, un fan muy entregado o un buitre con intereses económicos pueden llamar "misteriosas", abre la puerta para que todos los ghouls del "periodismo" del misterio o paranormal se diseñen, cada uno, su teoría personal de la conspiración (no necesitan datos, se la inventan y ya) y con ella escriban artículos y libros colgándose del nombre y la extraordinaria carrera de Michael Jackson (que, como fuere, hizo mucho más que cualquiera de estos personajillos) y aparezcan numerosas veces pontificando en radio y televisión (cobrando, porque ya pagas, ¿verdad Íker?; que me cuentan que al principio de tu programa, toda la pasta te la llevabas tú y a los invitados que te hacían el caldo gordo a duras penas les dabas un café, pero eso sí, los llamabas "amigo" y les hacías la pelota y les promovías sus libracos, pero ni un céntimo para ninguno, tienes a más de uno cabreado, te lo aviso).

De hecho, no estoy haciendo una predicción, simplemente señalando el camino que seguirá esta historia ahora que ya un inefable pseudoperiodista "del misterio" ha empezado a difundir una teoría conspiranoica para abonar el terreno de sus negocios futuros. El 28 de junio, a los tres días de la muerte del ídolo del pop, el ghoul Rafael Palacios ("rafapal", embajador de los extraterrestres o algo así) hablaba de "filtraciones" de la inteligencia rusa citando para su bulo a "Sorcha Faal", a quien llama "polémica escritora", que es algo así como llamar a Clark Kent "discreto periodista" o a Papá Pitufo de "patriarca reconocido". Porque "Sorcha Faal" es tan polémica que no existe, es un personaje creado para difundir artículos escandalosos y paranoicos totalmente despegados de la realidad (pero altamente escandalosos).

Así, la tal "Sorcha Faal", juraba en enero de 2007 que los "analistas de inteligencia rusos" descubrieron que Bush ordenó encarcelar a todos los civiles estadounidenses que protestaban contra la guerra en Irak (cosa que al parecer no ocurrió). Igualmente anunció ataques a los jueces civiles y la implantación de la justicia militar en el ámbito civil, que tampoco parece haber ocurrido. Asimismoha "informado" de que el ejército estadounidense tenía órdenes de disparar contra los estadounidenses que huían en masa a México (probablemente en un universo paralelo), y que en agosto de 2007 Australia encerró a todos los musulmanes del país en campos de concentración (los musulmanes australianos siguen sin enterarse). Vaya, que es un personaje usado para decir cualquier gilipollez a la espera de algún incauto profesional que le crea y la reproduzca en Internet, que no cuesta. Toda la "obra" de esta inexistente "doctora" de la "Academia Rusa de Ciencias" (donde no la conocen, surgió de la nada en 2004) se publica en el sitio de David Booth: whatdoesitmean.com.

David Booth, por su parte, es el autor del libro conspiranoico Code Red, libro que anunciaba que los Estados Unidos serían totalmente destruidos en 2004.

El que su predicción haya fallado ligeramente no parece impresionar a fieles como Rafael Palacios. Ni les extraña que David le cambiara el título al libro cambiando la destrucción "del 2004" a la destrucción "que viene" y lo siga vendiendo a 30 dólares.

El libro de Booth resultó ser, además un tremendo plagio de paranoias ajenas, traicionando hasta a sus cómplices en el mundo de vender miedo.

Muchos datos que indican que "Sorcha Faal" es otra vez David Booth, un personaje menos confiable que Flipi dando un curso de física cuántica.

La misma supuesta "Sorcha Faal", claro, publicaba el 17 de junio en el sitio del aún más demencial David Icke (el que asegura que los presidentes estadounidenses son todos extraterrestres reptilianos disfrazados, o sea, que se cree la premisa de la serie "V") que la influenza H1N1 era causada por las patatas o papas genéticamente modificadas. Esta teoría (sustentada según esto por la omnipresente "inteligencia rusa") fue sustituida nueve días después por el "proyecto de genocidio" que Michael Jackson iba a denunciar en su gira (en vez de dar una rueda de prensa).

Ésas son las "fuentes" con las que los pseudoperiodistas del misterio, los ghouls, están adobando la lamentable muerte de Jackson, ese juguete roto consumido por su éxito y su triste infancia, para convertirla en fuente de ingresos. Como señalé en un correo respondiendo a Héctor Fajardo (quien informó del nuevo brote conspiranoico de Rafel Palacios) que se extrañaban de que Palacios aún no hubiera lanzado su acusación antisemita habitual (suele afirmar que la culpa de todo la tienen los judíos, saque usted conclusiones): "Qué prisa tienes, hay muchos artículos que escribir en las cuatro revistas soplapiteras, muchos libros que vender, años y años apareciendo en Cuarta Patraña y Fumada Tres y Espacio de Mente en Blanco pontificando sobre el tema. Ya vendrán los sionistas, los illuminati, el 'Club' Bilderberg, Skull and Bones, los nazis buenos de la Tierra Hueca, los etés reptilianos ReaganBushObama y todo el elenco del circo anencefálico, pero todo con su orden y para que la ubre dé para todos."

Y a veces el periodista no sólo se ocupa de los hechos, sino que se tiene que ensuciar las manos con basura como estos Píos Moas del misterio inventado, buitres para quienes el dolor humano sólo tiene el valor dinerario que le pueden arrancar. Y uno se queda con un asco...

junio 22, 2009

Ateísmo y escepticismo militante

El surgimiento de un movimiento ateo más militante, más presente que nunca en el debate de la sociedad, como consecuencia obvia del creciente número de personas sin creencias religiosas o teístas en las sociedades occidentales, hace necesario definir las metas y límites que puede tener, en todo caso, la promoción de estas visiones en nuestra sociedad. Y ahora que se acerca julio, cuando escribo menos que nunca y los tarados profesionales empiezan a soñar con que me callaré de una buena vez, quiero dejar esta reflexión en el blog.

Estaba viendo el documental Atheists del programa australiano Compass del 29 de marzo cuando vi que algunos de los participantes suponían que la labor del ateo militante es, de alguna extraña manera, "desconvencer" al creyente e incluso, se utilizó la palabra literalmente, "convertirlos".

El diccionario de la RAE, generalmente lamentable, afirma que convertir es "Ganar a alguien para que profese una religión o la practique". Es decir, el paso de la infidelidad a la religión o el salto de una religión a otra es una conversión, pero difícilmente se puede comparar eso con dejar de lado la fe y optar por el pensamiento crítico y racional.

Ciertamente, los teístas y religionistas suelen afirmar que el ateísmo es una forma de fe o de religión. Eso equivale a decir que ser abstemio es "una forma de alcoholismo" o que usar guantes para manipular objetos calientes es "una forma de quemarse". Si la fe es creer sin necesidad de la razón, negarse a creer a menos que haya razones no es fe, es, precisamente, lo opuesto.

Por dejar claros los términos, al decir "ateo" no quiero decir alguien que "no cree en dios", o que "no cree en ninguno de los miles y miles de dioses soñados por los hombres" o que "afirma que no existen deidades". No. Lo que quiero decir es que ateo es alguien que no acepta ninguna proposición sin evidencias que la sustenten. Para el ateo, los dioses están en la misma categoría que el ratoncito Pérez, los pitufos y los monstruos de la mitología griega, y no percibe diferencia entre Zeus, Quetzalcóatl, Mithra, Wakantanka y el dios islamojudeocristiano.

El ateo tampoco es quien le dice a los creyentes "eres tonto por creer en esto", como incluso algunos ateos creen. El debate no se da a nivel de creyentes, que en todo caso podrían ser vistos más como víctimas o consecuencia del poder terrenal de las religiones que como sus causantes. El debate, cuando lo hay, es con las jerarquías religiosas (en general renuentes al diálogo) y con creyentes más o menos fanatizados que se ocupan de la lucha contra los ateos, aunque casi siempre con escasas armas argumentales e invariablemente sin evidencias que sustenten la creencia en ninguna deidad.

La militancia atea, por lo mismo, no es una práctica de fe que pueda ser sujeta del evangelismo al estilo de los Testigos de Jehová, aunque el cineasta John Saffran , harto de que los mormones le llamaran a la puerta con su rollo, optó por viajar al centro del mormonismo, a Utah, para ir de puerta en puerta tratando de convencer a los mormones sobre el ateísmo y arriesgarse a tragar dientes en varios momentos. Como broma es buena, pero no tiene referente en la realidad. Y tampoco es persecución religiosa, aunque los jerarcas poderosos suelan hacerse las víctimas con gran habilidad interpretativa, cuando hay medios de comunicación en los alrededores.

Los blogs y páginas del ateísmo (y por consecuencia de buena parte del escepticismo) militante tienen generalmente objetivos bastante claros que nada tienen que ver con "convencer a los fieles", que por otra parte merecen todo el respeto (a diferencia de los promotores de la fe y los defensores de la barbarie religionista, que creen que son atacados "por sus creencias religiosas" cuando, en todo caso, se les critica por otras situaciones, como asesinar infieles en actos terroristas, violar a niños, cercar con muros a sus enemigos, humillar a los diferentes y ser insolidarios y exclusivistas, todo ello relacionado con la fe, pero que no es en sí la creencia o no en un dios).

El primer objetivo sin duda alguna es romper el tabú del ateísmo, de su existencia como factor en nuestras sociedades. Hasta ahora, todas las religiones, sus jerarquías y sus fanáticos, han predicado alegremente contra el ateísmo. El mismo papa católico que celebra el "ecumenismo" que implica reunirse con rabinos judíos, imames musulmanes, popes ortodoxos, pastores protestantes y lamas budistas se ceba con los ateos y los acusa, como en su momento a los judíos, de todos los males del planeta. Y, hasta ahora, los ateos han callado y guardado su lugar subordinado en la sociedad. No creer ha implicado en gran medida no hablar del tema, so pena de "ofender" a los creyentes en una u otra religión al tiempo que se toleran todo tipo de calumnias, ofensas y mentiras.

Esto es inaceptable en una sociedad civilizada. Una sociedad tolerante y plural con todas las creencias religiosas debe ser igualmente tolerante y plural con quienes no tienen creencias religiosas. Salir a la calle y decir, como lo han hecho los buses ateos lanzados por todo el mundo: "probablemente dios no existe", "no se necesita a dios para ser bueno", o "si no crees en dios no estás solo", es considerado inaceptable por los mismos que intentan avanzar el poder religioso sobre la sociedad civil. Esa reacción virulenta es una expresión clarísima de intolerancia contra la expresión de ideas no religionistas, síntoma de un problema social creciente de exclusión inadmisible.

Un segundo objetivo claramente identificado con el primero es precisamente decir a quienes no tienen creencias religiosas que son parte de un sector social tan respetable como cualquier otro, con una visión del mundo que comparten numerosos científicos, creadores artísticos, filósofos e intelectuales en todo el mundo.

Recuerdo cuando proclamé, a los 16 años, que en realidad nunca había creído y que, además, el dios católico me parecía una imposibilidad lógica por sus contradicciones internas. El cura que me había dado la primera comunión casi sufrió una apoplejía y me echó de la iglesia; por suerte la sotana (que todavía se usaba) le impidió darme alcance y propinarme una patada, que la intención la tenía, porque de haberlo logrado allí se arma la gorda. Mi familia entró en shock (rancia familia de la clase media católica, reaccionaria y asustadiza), mis amigos (tanto católicos como protestantes y judíos) me empezaron a mirar con desconfianza y, en general, mi base social se vio bastante debilitada. Encontrar en ese momento la filosofía de Bertrand Russell, y darme cuenta de que lo que yo pensaba ya lo había pensado antes, y con más rigor, un personaje admirable en otros muchos sentidos (como pacifista, como promotor de la libertad, como socialista parlamentario, como profundo matemático y lógico) fue muy bienvenido. Los jóvenes ateos deben saber de esto.

Los ateos estamos en la sociedad. Y no vamos a desaparecer, por el contrario, ya lo decía, nuestro número va en aumento. Y no vamos a tolerar que se nos llame inmorales, se nos acuse de atrocidades o se reinvente la historia para ocultar la barbarie religionista endosándonosla. En ese sentido, la militancia es un "Basta ya".

El tercer objetivo que me parece claro de la militancia atea o escéptica es también individual: darle a quienes no han decidido creer ciegamente en ninguna religión, datos sobre esta otra cosmovisión que debe tener en cuenta. Vivimos un mundo en el que se habla de "libertad de creencias" mientras a los niños se les impone brutalmente una religión desde su nacimiento mismo, se les somete a indoctrinación acrítica, se les habla mal de quienes tienen otras creencias, se les escamotean datos sobre las miles de religiones que hay en el mundo y sobre la vida sin religión, y luego se les lanza, en varios casos fanatizados, al mundo. Eso no tiene ningún parecido con el concepto de "libertad" al que se acogen los indoctrinadores.

Presentar un caso no es intentar convencer, por supuesto. Mientras el cura del catecismo, el rabino de la yeshiva o el shaykh de la madrassa tienen por objeto convencer al alumno, domarlo, atemorizarlo, limitarlo y evangelizarlo para "tenerlo para siempre" como decían los jesuistas, el ateo militante busca el objetivo mucho más complicado de motivarlo a pensar por sí mismo y cuestionar cuanto le rodea, incluido el ateísmo, por supuesto.

El pensamiento libre es anatema para todas las religiones, que históricamente han acudido a la eliminación física de quienes promueven el pensamiento libre, piensan con libertad o actúan libres de las religiones. Esto es lo que se conoce con la frase, jesuítica, me parece, de "confundir la libertad con el libertinaje", es decir, ser tan libre que uno no esté atado a la iglesia, lo cual es un exceso de libertad inaceptable para la religión.

El cuarto objetivo del ateísmo militante ya no es individual, sino social, e implica dos frentes distintos, el educativo y el legislativo. En el primero, está la defensa de la educación ante la injerencia de las iglesias (todas) y las creencias irracionales (todas) en la formación de los niños y jóvenes. La escuela no es, ni debe ser, un lugar de culto religioso ni de difusión de las creencias de una sola religión, como las iglesias no son escuelas (a despecho de los intentos de Pancho Villa). En todo caso, los alumnos se podrían beneficiar mucho de un curso de religiones comparadas, mismo que evidentemente ninguna jerarquía religiosa aceptaría. Los intentos religionistas de intervenir en la educación por medio de argucias diversam, como el "diseño inteligente", son simplemente una forma de coartar la natural curiosidad científica de los más jóvenes.

La contraparte de esta lucha contra el abordaje religioso de la educación está en la promoción continua e incesante de una mejor y más amplia formación científica para alumnos de todas las edades y todas las orientaciones profesionales, el ejercicio del pensamiento crítico, la comprensión de la lógica, el conocimiento de la historia y los métodos de estudio de la realidad (experimentación, documentación, uso multidisciplinario de técnicas diversas) estimulando la curiosidad, la capacidad de cuestionamiento, la inquietud intelectual y las diferencias personales de los alumnos. Enseñar cómo buscar el conocimiento ejercitando el pensamiento riguroso antes que dar indoctrinación y limitar la enseñanza a la simple memorización de datos.

En el segundo frente están tanto la creación de las leyes como su aplicación efectiva. Día a día, las religiones dominantes en distintas sociedades pretenden controlar la vida de todos los habitantes de dichas sociedades (creyentes o no en dicha religión mayoritaria) por medio de leyes que imponen, de facto, una teocracia que desplaza al gobierno civil, democrático y flexible. Los fanáticos judíos en Israel, los fanáticos islamistas en Egipto, los fanáticos cristianos en Estados Unidos o los fanáticos católicos en España, por poner sólo unos ejemplos, son declarados enemigos del poder civil, de la democracia y de todo concepto surgido ya no de las filosofías del siglo XIX-XX, sino de la propia Ilustración, del enciclopedismo y de la revolución francesa.

El ateísmo militante tiene la misión de proponer y apoyar la legislación que se base en conocimientos reales, en evidencias científicas y en un consenso laico antes que en creencias irracionales, religiosas o no, al tiempo que luche contra toda ley que implique la disminución de las libertades y derechos individuales y favorezca el control moral, económico y político de cualquier religión.

Pero al mismo tiempo, y por curioso que parezca, esto implica defender a los practicantes de otras religiones que pueden verse (como ha ocurrido históricamente) convertidos en blanco de odios y en chivos expiatorios o cabezas de turco de uso común para los religionistas. La pluralidad religiosa en un estado civil debe contemplar y tratar igualmente a los creyentes o jerarcas de todas las religiones, y a quienes no tienen creencias. Esto no sólo implica respetar sus prácticas, sino llevarlos por igual ante la ley cuando dichas prácticas contravengan las leyes, sin otorgar esa impunidad que suelen disfrutar los jerarcas de las religiones dominantes.

Si parte de la militancia atea es política, se debe a la cercanía que siempre ha tenido la religión con el poder político, que en España conserva, como ejemplo, rasgos ya superados en otras democracias, incluido un generosísimo financiamiento con fondos públicos a actividades que tienen, todas, un fin evangelizador incompatible con úna sociedad civil donde la religión es asunto de cada persona, sin imposiciones.

Evidentemente, este breve resumen de algunas ideas no impedirá la calumnia, la mentira, la agresión y las ofensas contra el ateísmo militante y quienes nos definimos como ateos militantes, ni menos aún que existan malentendidos respecto de los objetivos que buscan quienes somos ateos de modo abierto y claro, pero al menos queda como referencia para no tener que explicarlo incesantemente en el futuro.

Buen veranito.

junio 10, 2009

Destruye las pruebas ¡ahora mismo!

¿Recuerda usted esa clásica escena de cine donde alguien le avisa a otro que lo han descubierto y debe quemar de inmediato todos los documentos comprometedores? Pues algo así ha pasado en la Gran Bretaña con el escándalo de la la British Chiropractic Association contra el periodista científico Simon Singh que comentábamos en la anterior entrada. Léalo antes de continuar para tener el contexto.

Ante el hecho de que no hay evidencias de que la quiropráctica pueda curar nada (especialmente enfermedades habituales en su propaganda, como asma, infecciones de oídos, cólico, insomnio y otras) y dado que eso es grave como se ha denunciado y probablemente se debatirá en los juzgados, la asociación quiropráctica McTimoney ha enviado una carta a sus asociados indicándoles que a) borren su sitio Web, b) que retiren de su consultorio todo impreso que indique que pueden curar enfermedades infantiles, c) que revisen que no es están autodenominando en ningún momento "doctores" ni "médicos" (que no lo son), d) que se deshagan de todo impreso en el que se ostenten como profesionales de la salud, e) que se cuiden de quienes les lleven niños a consulta o les pregunten sobre las evidencias en las que basan sus actuaciones sobre sus vícti... clientes.

Dando el ejemplo, la Asociación Quiropráctica McTimoney (MTCA) ha cerrado su propio sitio Web.

Lo que dicen como justificación a este ataque de pánico es que etán siendo sometidos a una "cacería de brujas" contra los quiroprácticos que violen la el Código de Prácticas del Consejo Quiropráctico General (que en sí es poco fiable) el Código de Normas de Publicidad o las Normas Comerciales. Esto equivale a decir que hay también una "cacería de brujas" contra quienes roben, maten o violen.

Evidentemente, los ciudadanos y distintos grupos se han hartado ya de la impunidad y arrogancia de los pseudomédicos, curanderos, brujos y charlatanes británicos, y están quejándose contra ellos. Quizá debiéramos hacer lo mismo en otros países donde estos personajes campan a sus anchas.

La carta que ordena destruir las pruebas de que son una banda de pillos, aquí.

junio 05, 2009

Quiropáctica y jueces, homeopatía y muerte

Durante mucho tiempo, los profesionales de la pseudociencia, la charlatanería, la falsedad, el embuste, la venta de motos, la venta de humo, la paranormalidad, la brujería y la parapsicología (un mismo bicho carroñero con diferente collar) han acudido a los tribunales buscando, generalmente de forma vana, acallar a sus críticos.

Las críticas a todas las maravillas que nos venden revistuchas y programoides de televisión deberían responderse en términos de hechos, pruebas, datos, evidencias y demostraciones que le callaran la boca a los críticos.

Como no tienen eso, amenazan con los tribunales y, cuando tienen dinero (o lo tienen sus sufridos padres) establecen demandas.

Íker Jiménez era especialista en amenazar con "los abogados de la SER" o "el departamento legal de PRISA" a quienes le demostraban la clase de embustes sobre los que se ha hecho de su éticamente cuestionable fama y fortuna. A mí no me amenazó, pero sí a quienes denunciaron que cierta "noche del misterio" que estaba promoviendo era una "alerta ovni" que le trató de colar a observatorios y planetarios serios. Bruno Cardeñosa, un personaje de cara tan dura como profunda es su ignorancia, ídolo de los delirantes "peones negros" que siguen diciendo que el 11-M fue obra de ETA y el PSOE, sí amenazó a un grupo de ufólogos por decirle "ignorante". Pedro Amorós, mentiroso demostrado, me amenazó a mí antes de demandar a Javier Cavanilles (y perder). Y famoso es el caso de Uri Geller, que fue por lana demandando a James Randi y salió trasquilado obligado a pagar suficiente para poner en marcha la noblee institución que es la Fundación Educativa James Randi (James Randi Educational Foundation, JREF).

Actualmente, un caso legal verdaderamente escandaloso se está desarrollando en la Gran Bretaña, donde la Asociación Quiropráctica Británica lo acusó de libelo por decir, en su columna de opinión en el diario The Guardian algo que todo científico que haya revisado el tema sabe: que las afirmaciones de la quiropráctica son falsas.

Ante la afirmación de la BCA de que la quiropráctica (violenta manipulación de la columna vertebral) puede curar el cólico, las infecciones de oìdo, el asma, el llanto prolongado y los problemas de sueño y alimentación si se le aplica a niños, Singh escribió en su artículo "Cuidado con la trampa vertebral" que la BCA "happily promotes bogus treatments", es decir, "alegremente promueve tratamientos falsos" pese a que "no hay mucha evidencia" de que sean ciertos.

La BCA procedió a demandarlo afirmando que el señalamiento de Singh "ha sido gravemente dañada en su credibilidad y reputación" (suponemos que hablan de la credibilidad que tiene la idea de que unas bacterias alojadas en el oído medio de un niño mueran si un quiropráctico le manipula las vértebras a la víctima, sin antibióticos de por medio ni cosa similar... credibilidad que por tanto es nula, o de la reputación de pillo que es la única que puede tener quien afirme que una enfermedad como el asma -que puede tener componentes autoinmunes complejísimos- se arregla con otra manipulación más o menos igual, el repertorio quiropráctico tampoco es muy amplio).

Lo que dicen los quiroprácticos organizados es que Singh afirmaba que la BCA promueve a la quiropráctica contra esas afecciones aunque no hay evidencias y que por tanto dicho organismo promueve afirmaciones sabiendo conscientemente que son falsas. Es decir, no que hagan algo incorrecto, sino, dicen, que Singh los ha acusado de actuar de mala fe.

Evidentemente, de nuevo, tal asunto debería resolverse demostrando con evidencias científicas que estas peligrosas manipulaciones vertebrales sí sirven como tratamiento (curativo o paliativo) de esas afecciones en niños, no con una demanda en el incríblemente complejo mundo de las leyes británicas.

El mundo de las leyes británicas se enredó en el significado de "tratamiento falso" o "bogus treatment" y un juez acaba de determinar que "bogus" significa que son tratamientos que la BCA sabe que no tienen respaldo científico, es decir, que el periodista científico Simon Singh o los acusa de promover tratamientos "falsos", sino tratamientos "que ellos saben perfectamente que son falsos" y por tanto eso sí sería difamatorio. Y como lo hacen "alegremente", a ojos de las curiosas leyes británicas significa también que lo hacen conscientemente de que los tratamientos no son efectivos.

Por tanto, habiendo el juez decidido qué quería decir Simon Singh, el juicio se referirá al tema de si la BCA sabía que no había evidencias de tales capacidades curativas. Si no lo sabía, Singh será considerado culpable de difamación. ¿Cómo demostrar que no lo sabía?

Simon Singh tenía que decidir si apelaría o no a esta decisión previa al juicio, considerando que lo que quiere la BCA no es sólo dinero, cosa que era de esperarse, sino también una orden judicial para que Simon Singh quede censurado y se le impida escribir sobre el tema (como Pedro Amorós pidió que se impidiera a Cavanilles seguir tratando el tema de las falsas caras de Bélmez y el aparente pelotazo inmobiliario que implicaban).

Simon Singh ha decidido apelar esta decisión previa.

El abogado Jack of Kent ha confirmado que, pese a considerarse agraviados, la BCA ha retirado de la circulación el volante "Familias felices" que promovía el tratamiento quiropráctico de tales afecciones infantiles, sin explicar por qué.

Algunas personas y organizaciones preparan una demanda contra la BCA por publicidad deshonesta.

Y la gente que promueve la discusión abierta de todos los temas, y la libertad de expresión y, sobre todo, de opinión, emitió el 3 de junio un documento llamado The law has no place in scientific disputes que ha sido ya firmado por miles de científicos, académicos, divulgadores, periodistas, defensores de la libre expresión y ciudadanos comunes de todo el mundo.


Ésta es una traducción del documento cocinada rápidamente, en caso de que usted quiera unir su voz a la de quienes ya hemos firmado:
Los abajo firmantes consideramos que es incorrecto utilizar las leyes inglesas sobre libelo para silenciar la discusión crítica de las prácticas médicas y la evidencia científica.

La Asociación Británica de Quiropráctica ha demandado a Simon Singh por libelo. La comunidad científica habría preferido que hubiera defendido su postura acerca del uso de la quiropráctica para tratar diversas dolencias infantiles mediante una discusión abierta de la literatura médica revisada por pares, o a través de un debate en los medios de comunicación generales.

Singh sostiene que los tratamientos quiroprácticos para el asma, las infecciones de oído y otras dolencias infantiles no están avalados por evidencias. Cuando una curación o un tratamiento médico no parecen estar avalados por evidencias, deberíamos poder criticar rotundamente esas afirmaciones y el público debería tener acceso a esas críticas.

La Ley inglesa sobre el libelo, sin embargo, puede servir para penalizar este tipo de escrutinio y puede recortar gravemente el derecho a la libre expresión en una materia del máximo interés público. Resulta ampliamente conocido que la ley se inclina fuertemente en contra de los escritores: entre otras cosas, el coste de los procesos judiciales es tan alto que pocos demandados pueden permitirse defenderse. La facilidad para interponer demandas bajo la Ley inglesa, incluso contra escritores de otros países, ha convertido a Londres en la "capital del libelo" del mundo entero.

La libertad para criticar y para cuestionar, en términos firmes pero sin mala intención, es la piedra angular del debate y la discusión científica, tanto en las publicaciones con revisión por pares como en páginas web o periódicos, que permiten el derecho de réplica a los criticados. Sin embargo, las leyes sobre libelo tienen un efecto intimidante que disuade a científicos, escritores y divulgadores de la ciencia de entrar en disputas acerca de las evidencias que puedan avalar determinados productos o prácticas. Las leyes sobre libelo impiden la argumentación y el debate y simplemente fomentan el uso de los tribunales para silenciar a los críticos.

La Ley inglesa sobre el libelo no tiene cabida en los debates científicos acerca de las evidencias; la BCA debería discutir sus evidencias fuera de los tribunales. Además, el caso de la BCA contra Singh muestra un problema más amplio: hace falta una revisión urgente de la manera en que la Ley inglesa sobre el libelo afecta a las discusiones acerca de las evidencias científicas y médicas.


Homeopatía y muerte
Trágicamente, mientras se desarrolla esta nueva batalla judicial entre quienes quieren defender su honor para actuar sin evidencias y quienes critican la falta de evidencias, en Australia un tribunal ha decidido que los padres de una niña que murió por falta de tratamiento médico son culpables de homicidio por grave negligencia criminal.

Thomas Sam, "médico" homeópata y su esposa Manju Sam se negaron a tratar médicamente a su propia hija, Gloria. La bebé sufrió un episodio de eczema a los cuatro meses de edad, una afección probablemente heredada de su madre.

Durante los siguientes cinco meses, los Sam llevaron a su hija con varios médicos, pero nunca siguieron los tratamientos indicados, mientras que persistieron en inútiles remedios homeopáticos. Esos remedios no funcionaron y Gloria empezó a sufrir graves consecuencias: sus defensas se fueron minando, su cuerpo necesitaba más alimentación de la que le suministraba la leche materna y su sistema inmune fue rindiéndose. Para cuando murió, a los nueve meses y después de cinco de sufrimiento incesante, la bebé pesaba lo que un bebé de tres meses.

Las buenas intenciones de los padres de Gloria no pueden ponerse en duda. Su idea de que la homeopatía (que es "oficial" en la India, de donde proceden) curaría a su hija tampoco es su culpa. Ni lo es del padre el que su formación como "médico" homeópata no le haya enseñado los posibles cursos graves y mortales de un eczema infantil, si la homeopatía sigue enseñando que son los misteriosos "miasmas" y "psoras" los que causan las enfermedades, nada de infecciones o enfermedades autoinmunes, y la curación del eczema se hace con petróleo, sin más.

De hecho, uno tiende a creer en la defensa del matrimonio Sam, que indicó que nunca se imaginaron lo que iba a pasar y que no habían sido criminalmente negligentes. El juez, sin embargo, pensó que pasado cierto punto, cualquier otro padre habría aceptado un tratamiento médico aunque no creyera en él. El Dr. Orli Wargon, un dermatólogo con el que recomendaron a los Sam pero al que no fueron, declaró que habría utilizado un tratamiento agresivo que habría dado cierta recuperación en 24 horas. "No la curaría completamente, pero su piel se vería mejor muy, muy rápidamente", declaró.

Al final, creyendo que tenía una afección ocular, los padres llevaron a la niña a una emergencia pediátrica, donde los horrorizados médicos determinaron la gravedad real de la pequeña, la piel exudaba líquido y se le estaban derritiendo las córneas. Un equipo de expertos médicos, sin empargo, ya no pudo hacer nada. A partir de la infección en el ojo sufrió una septicemia y murió tres días después de llegar al hospital. Los médicos insistieron en que ninguno había visto un caso así de avanzado y grave.

Después de la muerte de su hija, sin embargo, Thomas Sam le dijo a la policía que "La medicina convencional habría prolongado su vida... con más sufrimiento. No va a curarla y eso es lo que creo firmemente".

No deja de ser inquietante, sin embargo, que haya informes de que cuando la señora Sam sufrió cálculos biliares, fue llevada de inmediato por su marido a un hospital de verdad.

La página que solía tener Thomas Sam anunciándose como "médico" homeópata en el portal Natural Therapy Pages de Australia ha sido borrada sin explicación. Puede verla en el Archivo de Internet aquí.

Creer firmemente sin evidencias es un peligro. Y denunciarlo no debería ser confrontado en los tribunales, sino en el terreno de las evidencias, el conocimiento y los datos que nos han permitido mejorar la cantidad y calidad de vida del ser humano en el último siglo y medio.

Aunque el negocio de algunos desvergonzados o inocentes engañados sufra.

junio 02, 2009

Contra la ciencia: vota verde

Los partidos verdes o ecologistas, en todo el mundo, enarbolan la bandera de la defensa del medio ambiente y su utilización racional y sostenible, algo contra lo que prácticamente nadie se opondría en principio. Por supuesto que es deseable mantener una relación adecuada con nuestro medio ambiente, así sea simplemente porque no hacerlo conllevará tarde o temprano graves problemas para nosotos, que podemos pagar incluso con vidas humanas.

El problema ha sido que el discurso ecologista se ha venido impregnando de una actitud dogmática, con tintes claramente religiosos, cerrada a todo tipo de diálogo, profundamente conspiranoica y que parte de una serie de supuestos que deben aceptarse sin discutir. Todo el que se atreva a criticar o cuestionar cualquier afirmación de los partidos y grupos ecologistas, animalistas o New Age será inevitablemente acusado de ser siervo a sueldo de grandes empresas o gobiernos represores, sin prueba alguna, que de eso saben poco los militantes de estos grupos. Sus odios y amores suelen no tener relación con los hechos reales.

Todo esto sería asunto de debate interesante (a menos que los supuestos verdes sean como los que me he encontrado yo, seguramente por mi mala suerte) a no ser porque los verdes europeos, un solo partido con representación en distintos países, están de campaña acompañados por el sector menos avispado de la izquierda, que se ha aliado con las posiciones retrógradas de los verdes de modo incomprensible. Y porque el proyecto de los verdes europeos incluye verdaderos manifiestos contra la ciencia, la razón, la evidencia de los hechos y la inteligencia más simple.

Detrás de la sencilla afirmación de que debemos respetar el medio ambiente y conservarlo para que nos conserve, hay toda una agenda política que va desde lo irresponsable hasta lo francamente idiota, como la prohibición de la iluminación navideña.

En serio.

Todo lo que viene a continuación lo he tomado del Programa Electoral de Los Verdes y no es exhaustivo, lo confieso, porque las 145 páginas de su plan para dominar el mundo son absolutamente soporíferas en general, plagadas de obviedades y perogrulladas puntuadas por frases que pueden significar lo que usted quiera. O más bien, lo que a los parlamentarios Verdes les dé la gana a la hora de votar en Europa. Es decir, muchas cosas que van más allá de la "vivienda digna, ecología, empleo verde, igualdad, paz, salud, derechos y bienestar animal" que salen en su cartel electoral. Por ejemplo: "falsas medicinas, alimentos más caros, anticiencia e irracionalidad".

Energía, más cara, si la hubiere
Sin que justifiquen el por qué, Los Verdes desean cerrar todas las centrales nucleares para 2015, eliminar las subvenciones a la energía nuclear y el carbón, penalizando su importación (energía más cara para usted y para mí, y para los industriales que nos repercutirán el aumento de sus costes en los productos que nos venden).

Uno pensaría que quizá el odio a la energía nuclear tiene ciertas razones, como la preocupación por la contaminación de los desperdicios radiactivos, hasta que se acuerda de que la contaminación por petróleo es bastante más grave y ha matado a muchísimas más personas. Pero bueno, si nos oponemos a la fisión nuclear (que es la misma que la de las bombas atómicas, y si uno no entiende qué es eso, suena muy inquietante), seguramente apoyaremos la fusión nuclear, que es lo que pasa dentro del sol (y de todas las estrellas), una energía limpia, abundantísima, de gran potencial si seguimos estudiándola y trabajando en ella... pero no, porque Los Verdes le inventan "graves riesgos ambientales" y quieren prohibir también "la captura y almacenamiento de carbono, la fisión nuclear, la fusión nuclear o la transformación de carbón en combustibles líquidos".

¿Cuál es la energía que debemos usar entonces según este peculiar partido de tintes tan paranormales? No se sabe. ¿Quién va a invertir en ello? Ni idea. Todo el dinero obtenido de las prohibiciones va para "aplicar políticas contra el cambio climático" (que no sean nucleares, ni de fisión ni de fusión, por prometedoras que sean). En todo su programa electoral, Los Verdes nos ocultan lo esencial: ¿qué energía no estará prohibida y puede sustituir a las otras en cantidad, calidad y coste?

Agricultura a mi gusto, aunque más cara
Por ejemplo, Los Verdes proponen la aprobación de un plan que obligue a reducir el uso de "agroquímicos" (toda sustancia química usada en la agricultura, incluidos los abonos no naturales, no sólo herbicidas o plaguicidas) promoviendo algo que llaman "métodos naturales para el control de plagas y enfermedades".

Dicho así, parecería que existen claramente tales "métodos naturales", y que son tan buenos como los plaguicidas, pero no se usan por presión de los malvados dueños de las empresas químicas que nos tienen comprados a todos. Ciertamente, las empresas químicas son negocios transnacionales bastante desalmados, como cualquier fruto del capitalismo, pero eso no prueba las afirmaciones verdes.

El hecho es que los "métodos naturales" en los que creen estos personajes son mucho menos eficaces que los plaguicidas y menos eficientes en términos de coste-beneficio. ¿Qué significa esto? Pues que en la misma extensión de tierra se obtendrá un rendimiento menor. Para ser justos con el agricultor (y por las leyes de mercado, que a veces funcionan), los precios serán más altos. ¿Y esto es algo que queremos?

Algunos consideramos que no es buena idea. La opulencia de los países industrializados proviene en gran medida de un acceso adecuado a una buena alimentación, y esto debería ser algo a tener en cuenta cuando hace apenas 59 años (y menos en el caso de España, Portugal, Grecia y otros países) había en tales naciones hambre y desolación. Decidir el aumento de los precios de los alimentos no es una política deseable. No sólo eso: de conocerse esta propuesta electoral, seguramente no sería bienvenida por muchos electores, tanto agricultores como consumidores.

El asunto se complica cuando limpia y llanamente Los Verdes prometen "Eliminar los cultivos y productos transgénicos y bionanotecnológicos".

Uno, racionalmente, preguntaría por qué. Y no tienen respuesta.

Ciertamente, la ingeniería genética, como la ingeniería de minas, la civil y la electrónica, se pueden usar para el mal, irresponsablemente y con voracidad empresarial deshumanizada. Pero nadie en su sano juicio propondría eliminar la ingeniería civil porque se construyen cuarteles militares. ¿Es lógico oponerse a las muchas posibilidades de la ingeniería genética?

De hecho, los redactores de este tremendo documento parecen no enterarse de que todos nuestros animales y plantas son organismos genéticamente modificados, transgénicos, pues. Sólo que alteramos su genética a ciegas mediante selección y cruzas. Ahora podemos alterar la genética con máximo control y claridad. ¿Y vamos a prohibir la ciencia porque Monsanto produce semillas de maíz caras?

Pero la pasión por prohibir que exhiben estos señores va más allá.

El retorno de las antenas asesinas
Por supuesto, los verdes aseguran que existe algo llamado "contaminación electromagnética". Como no lo pueden probar, ni lo han podido probar durante los años que llevan en su lucha contra la sospechosa tecnología, acuden a una medida dictatorial singularísima, llamada "principio de precaución".

Definido por ellos mismos, el Principio de Precaución es "adoptar medidas protectoras, antes de contar con una prueba científica completa de un riesgo".

En la práctica, se trata de la consagración de una falacia de pensamiento a modo de programa electoral. El "principio de precaución" parte de que todo es riesgoso, o al menos todo lo que odian los verdes es, seguramente, riesgoso. Pero ellos no asumen la responsabilidad de probar el riesgo (lo que en lógica se llama "la carga de la prueba"), sino que pretenden obligar a los demás a probar que algo no tiene riesgos.

Por supuesto, todo tiene riesgos. Nacer es comprar una entrada para el proceso de la muerte. No hay nada "perfectamente inocuo" en este mundo, que no es el mundo de la utopía política verde. Salir a la calle es asumir un riesgo. Si salimos a la calle es porque consideramos que los beneficios que podemos derivar de ello (ir al cine, ir a trabajar para ganar dinero, ir a estudiar, ir a visitar a un amigo) superan el peligro de ser atropellados por un auto, navajeados por un asaltante o apachurrados por un aerolito conducido por un borracho. Sobre esa base, los verdes han exigido lo que llaman "prueba científica completa" para aceptar que algo que nunca ha demostrado ser demasiado peligroso, realmente está exento de riesgos.

Pero al mismo tiempo, los verdes rechazan de modo continuo cualquier estudio o prueba científica que no les dé la razón. La llaman "incompleta", acusan (claro) a los científicos de ser parte de la conspiración, piden que se invierta más y no están dispuestos a ceder hasta que se les dé la razón. No existe, así, un modo de convencer a los ecólatras de que los riesgos de la telefonía móvil son minúsculos y que sus beneficios son enormes. De inmediato pronuncian palabras como "cáncer" y "leucemia", sin saber (o esperando que el público no sepa) que las ondas utilizadas en la telefonía móvil no tienen la potencia necesaria para desplazar a un electrón de su órbita en un átomo, y por tanto no pueden ocasionar las mutaciones requeridas para provocar cáncer. La radiofrecuencia de los teléfonos móviles es "no ionizante", como la radio, la televisión, el radar y los hornos de microondas. Y esto es cierto aunque "no lo crean".

Pero sin prestar atención a la ciencia, el programa electoral de Los Verdes dice: "proponemos el control estricto de todos los focos de contaminación electromagnética (antenas de telefonía móvil, torres de alta tensión, transformadores de alta potencia, etc.) que actualmente campen –legal o ilegalmente– por todas nuestras ciudades y núcleos urbanos".

La telefonía móvil es viable porque las antenas están ubicadas como las celdillas de un panal. Sólo usan la potencia necesaria para transmitir hasta la siguiente antena, en vez de transmitir a largas distancias (lo que exige más potencia). Los teléfonos mismos, los terminales, también requieren sólo potencia para conectar con la antena más cercana. Al desplazarnos, nuestro teléfono móvil va cambiando de antena para usar siempre la más cercana, y a partir de ella la señal va saltando de antena en antena hasta el móvil al que llamamos.

Si no hay antenas cerca, no hay comunicación, punto. El número de antenas no está definido por la voracidad empresarial de las compañías de telecomunicaciones (que no son ningunos angelitos), sino en función de la ingeniería, a la que poco impresionan los repartos de folletos en, digamos, la Feria del Libro de Madrid.

Esta realidad es pasada por alto en un despliegue de ignorancia que no debería tener lugar en un programa electoral para el órgano de representación más ambicioso de la historia humana, el Parlamento Europeo, comprometiéndose a: "Controlar y limitar la instalación de antenas de telefonía móvil. Para ello, es necesario el inmediato cumplimiento de la legalidad vigente, con la paralización y desmantelamiento inmediato de todas las antenas de telefonía móvil en situación ilegal y la inmediata declaración de una moratoria de instalación de antenas, la obligación a las operadoras a compartir las antenas, alejar los emplazamientos de las antenas a una distancia significativa de las viviendas y zonas sensibles, tener en cuenta protocolos de investigación serios por organismos independientes de las operadoras, y aplicar el principio de precaución".

Y al final volvemos al principio: las investigaciones serias de organismos independientes dicen que todo esto es una cacería de brujas, que no hay riesgo, y para curarse en salud, se vuelve al principio de precaución: "demuéstrame que no tiene ningún riesgo o lo prohíbo".

Happy flowers y cero ciencia
Donde realmente llega a su límite la ignorancia, la irresponsabilidad y la posición peligrosa y potencialmente mortal de Los Verdes es, precisamente, cuando se trata de la salud humana. ¿Más médicos que le dediquen más tiempo a los pacientes? Ni de coña. ¿Más investigación en oncología y en neurofisiología? Ni un tantito.

Lo que proponen es el "impulso de la medicina alternativa", que en realidad no es medicina, y que no ha probado que puede curar más que un placebo. Pero dado que la sanidad es una gorda rebanada del presupuesto, Los Verdes quieren darle su pedazo a sus amigos médicos brujos, a los laboratorios que venden agua remojada en cucaracha con azúcar a precios delirantes, a los que curan modificando los "canales" de una "energía vital" que nadie ha visto, nadie ha medido, nadie ha probado que exista. Y todo eso se conseguirá haciendo realidad el sueño de Esperanza Aguirre: quitarle fondos a la salud pública. Así, prometen:
a) Integración de las terapias naturistas – medicinas alternativas - (acupuntura, homeopatía, fitoterapia, naturopatia, medicinas energéticas), en la cartera de servicios de la Seguridad Social.
b) Integración de la farmacopea naturista en la Seguridad Social.
c) Creación de un Instituto de Investigación en Medicina Naturópata.

O sea, que además de sufrir los crecientes defectos de una sanidad pública doblemente depauperada, usted podría disfrutar también de la posibilidad de ser tratado con métodos que nadie ha demostrado que funcionen, que si se muere, ya lo reciclarán "naturalmente" como abono para los productos agrícolas caros que los verdeparlamentarios, al menos, sí se podrán pagar.

Pero se prohibirán los circos, los zoológicos y la iluminación navideña, eso sí. Y los toros.

Todo esto deja un curioso sabor de boca, sin embargo, porque el programa electoral de Los Verdes en otros países europeos como Inglaterra incluye la oposición a toda investigación con embriones y células madre, la prohibición de toda investigación con animales y la oposición vigorosa a toda reglamentación de las actividades de los curanderos o brujos que fingen ser "médicos" alternativos.

La duda es si esos puntos los aceptan Los Verdes en España sin decírnoslo, o si no están de acuerdo con ellos, que sería interesante.

Aún si ningún partido parece demasiado ducho en ciencia (ni demasiado interesado en tenerla en cuenta) y los políticos suelen hacer el ridículo en ese terreno, estos documentos son sumamente preocupantes, porque no se puede defender el medio ambiente, el delicado equilibrio ecológico, la energía, la meteorología, las comunicaciones y la cadena trófica rechazando las ciencias que estudian estos fenómenos y sustituyéndolas por blanduchos rollos de jipismo que en la comuna funcionaba, pero que no basta para gobernar continentes.