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febrero 12, 2012

Participa en "Chifladuras 2012"


(Aclaración: No pretendo burlarme de las víctimas de los hampones y golfos que medran con el cuento del 2012. Por el contrario, me solidarizo con ellos y espero que al ver a estos esoterigángsters desenmascarados sean más cautelosos con su dinero, su admiración y su visión del mundo, por su bien, el de su familia y el de su sociedad. Y, además, si el mundo se acaba el 21 de diciembre de 2012, prometo pedirle perdón a todos estos peralocas y malavidas.)

Joseph Anthony (José) Argüelles
místico de jornada completa
(imagen de Wikimedia Commons)
Desde que Joseph Anthony Argüelles (a la izquierda, con camuflaje de flores) se inventó el cuento de que el fin de la cuenta larga del calendario maya era una "profecía del fin del mundo" (cosa que los mayas nunca dijeron), el ghetto de lo "misterioso" se entregó a una especie de frenesí delirante.

Un frenesí que está creciendo en los estrechos pero tumultuosos espacios de la chifladura, ese mundo de marginales farsantescos de lo esotérico, la conspiranoia, el misticismo de saldo y el negocio que se basa en asustar al vecino para vaciarle las alforjas y además que aplauda.

Y nosotros vamos a reunir, con ayuda de nuestros audaces lectores e intrépidas lectoras, los sonoros rebuznos de estos "maestros del misticismo" con taxímetro, no sólo para nuestra sana diversión y esparcimiento, sino para dejar claro quién de estos cuentacuentos dijo alguna verdad, así fuera por accidente o de modo totalmente involuntario, y cuántos se estuvieron regodeando en la ignorancia, el miedo y la buena voluntad ajenas, desde lectores de manos de liga escolar hasta periodistas archimillonarios.

Para empezar, desde aquí desafío, reto, provoco e incito a los que dicen que el mundo se va a acabar el 21 de diciembre o por ahí, a que demuestren que realmente creen en tal profecía firmando un documento legal (yo pago los gastos, por supuesto) en el que le cedan todos sus bienes irrevocablemente con fecha del 31 de diciembre de 2012 a la Fundación Europea de la Ciencia o algún organismo de lucha contra el hambre.

Por supuesto, si el mundo se acaba el 21 de diciembre, yo me comprometo a pedirles perdón en nuestra próxima reencarnación, cantando loas a su pericia durante cuatro horas al día.

Obviamente, nadie lo aceptará.

Porque los milongueros del desastre que viene se dieron cuenta muy pronto de que si el 21 de diciembre de 2012 se acababa el mundo, la profecía es en sí un poco boba, porque no sirve para nada, es decir, que fuera de alborotar el gallinero, las perspectivas para hacer crecer el negocio y el prestigio de los soplapitos después del 21/12/2012 eran flaca. Y si el mundo no se acababa, tampoco tendrían mucho qué vender, aunque ya en el pasado otros profetas se han dedicado a predecir erróneamente el fin del mundo sin perder negocio, como Michael Dronin, que con el embuste del "Código de la Biblia" anunció el fin del mundo ya dos veces, o el inefable Harold Camping, que falló dos veces en 2011 (21 de mayo y 21 de octubre). Vamos, que tendrían que inventarse otra historia nueva de gnomos y hadas.

Entonces pasaron al "lo que va a pasar es tremendo y yo me encargo de presentar la factura". ¿Por qué? Bueno, porque ese negocio ha funcionado como una seda con el cuento anterior: la "era de Acuario", que se empezó a anunciar allá por 1966 y que ha dado 46 sólidos años de negocios. La "era de Acuario" era, finalmente, la "nueva era", toda una religión y colección abigarrada de chifladuras que ha ganado más dinero que Nokia y ha embaucado a millones.

febrero 05, 2012

¿A cuántos sobrevivientes de cáncer conoce?

Kylie Minogue
(Fotografía de Georges Biard,
via Wikimedia Commons)
Hoy ha sido el Día mundial contra el cáncer declarado por la Organización Mundial de la Salud, y a tenor del mismo viene al caso la pregunta que da título a esta entrada: ¿a cuántos sobrevivientes de cáncer conoce usted, lectora, lector?

Hoy en día conocemos a cada vez más. Entre los famosos tenemos, en España, a gente como la presentadora María Teresa Campos y sus dos hijas (una de ellas también presentadora, Teresa Lourdes o "Terelu"), la cantante Luz Casal, la también cantante Encarna Salazar, del dueto "Azúcar moreno" o la modelo dominicana Sandra Ibarra (dos cánceres). En Estados Unidos están desde el campeón ciclista Lance Armstrong hasta las actrices Suzanne Sommers o Fran Drescher (The Nanny) y el patinador Scott Hamilton, en lo internacional las cantantes Sheryl Crow, Olivia Newton John, Kylie Minogue y Melissa Etheridge, Robert de Niro, Nelson Mandela... en el rock Rod Stewart, Peter Criss (Kiss), Charlie Watts (baterista de Rolling Stones) y muchos más.

Pero lo importante es la gente cerca de nosotros. Prácticamente todos nosotros tenemos cerca a alguna persona que sufrió un cáncer y se ha recuperado. Yo conozco a varias: una fotógrafa, una empleada de El Corte Inglés, una educadora social... ¿a cuántos conoce usted?

Robert de Niro en el Festival
de Cannes de 2011
(Fotografía de Georges Biard,
via Wikimedia Commons)
La realidad es que las tasas de supervivencia en casos de cáncer han aumentado de una forma asombrosa y esperanzadora en los últimos años. Un estudio de Cancer Research UK, institución británica dedicada a la investigación sobre el cáncer, señalaba que la esperanza de sobrevivir 10 años a un cáncer se había duplicado prácticamente. Del total de personas diagnosticadas, en 1971 sólo sobrevivían 10 años el 23,7%, mientras que en 2010 la supervivencia a 10 años era del 45,2%. Cierto, hay mucho qué hacer aún, pero como ya hemos comentado aquí, el cáncer se puede curar. Muchas formas de cáncer que hace 40 años eran una condena a muerte (como el testicular o el linfoma de Hodgkin) hoy son curables si se descubren a tiempo.

Aunque los medios de comunicación no lo anuncien, prácticamente todos los días hay avances, no demasiado espectaculares, en la lucha contra el cáncer: mejores técnicas de diagnóstico, mejores técnicas quirúrgicas, mejores sustancias para quimioterapia con más efectividad y menos efectos secundarios indeseables, nuevos enfoques de terapia inmune, terapia de hormonas, etc. Miles y miles de mujeres y hombres dedican su tiempo y capacidades a mejorar las perspectivas de calidad y duración de la vida para quienes padecen cancer.