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diciembre 06, 2006

Clavando agujas con buen rollito y no tanto

(Actualización "nomeolvides": Las víctimas de Íker siguen cosechando triunfos al tener a su alcance cada vez más datos, hechos e información de los que el "Alfredo Urdaci del misterio" se ocupa de escamotearle domingo a domingo para generar un redituable asombro por la vía de la desinformación y la demagogia. Esta semana, todos pueden acceder a lo que Íker no quiere que se sepa sobre el "ovni" de Aranda del Duero en una entrada de "Misterios del aire" además de disfrutar de una entrada en "Espacio exterior" de Heriberto Janosch sobre el "niño de Tordesillas", uno más de los menores de edad de los que Íker gusta de contar historias uyuyuyantes porque tienen más "pathos" y venden más.)

El programa de la risa loca, "Cuarto Milenio", ofreció el pasado domingo una demostración de la medicina más novedosa del mundo: ventosas, sangrías y agujas mágicas. Para los científicos tontos, claro, eso no es medicina, sino patrañas medievales que se abandonaron con el descubrimiento de los gérmenes patógenos, con la teoría de Pasteur y con lo que hemos aprendido de biología, fisiología, química, física y genética, pero para el misteriodista Jimenitos es algo así como el último grito de la moda, al fin que la ciencia no sirve a menos que la pueda usar para promover misterios falsos y la venta de sus libros.

Su invitadísimo era un sujeto que ya ha cobrado por allí, supuestamente llamado Ignacio Pantoja, al que presentó con el extravagante título de "doctor en medicina interna" (será doctor especializado en medicina interna o algo así, cosa que me permito dudar de todos modos, rodeados como estamos de ingenieros en antropología forídica, foniatría informática, y tonterías de ese calibre, pero del que no encontramos en Internet más referencias de que las que dan cuenta de sus otras incursiones en el circo de Jiménez). Este asombroso personaje, pese a haber estudiado medicina (o eso dice) no cree que la hepatitis sea ocasionada por virus, por el abuso del alcohol o algunas drogas o por hierbas "medicinales" y suplementos alimenticios o las otras causas que identifica la medicina que Íker se ocupa en denigrar. Nonono, cuando le digan que su hepatitis es debida a un virus, el "doctor" Pantoja le dirá que no, que la hepatitis la produce el que usted es muy berrinchudo y hace muchos corajes.

¡Qué avances de la medicina, qué bueno que Jiménez está a mano! ¡Y lo que se ahorra uno en laboratorios teniendo pantojitas pontificando mientras se publicitan, oh sí!

(¿Y qué cree usted que hará Íker Jiménez si un día a él o a su mandona señora les da, que ojalá y no, que es jodida, una hepatitis? ¿Irán con Pantojín para que les ponga unas ventosas, les haga una sangría, les clave cuatro agujas y les queme unas hierbitas cerca ("moxas" los llama este brujo neomilenario, los brujos de antes las llamaban "sahumerios"), o acudirá a los malvados médicos de la horrible "ciencia ortodoxa" que se ha inventado para sus batallas contra el viento y que, obligados por el Juramento de Hipócrates [que no hacen los curanderos], lo atenderán solícitos aguantándose las ganas de darle un par de soplamocos por engañífero y patético?)

Así, con conceptos de fisiología celular tan avanzados como "el hígado es el padre de los músculos, así que para tratar un músculo atiendo el hígado, porque así lo dijeron hace cuarenta siglos unos señores que sabían bastante poco menos que un carajo sobre el cuerpo humano", o clasificaciones de biología molecular como "órganos positivos y negativos", el presunto doctor hizo el clásico show de clavar unas agujitas mientras Jimenillos hacía ese papel de permanente asombrado boquiabierto que tan bien le sale salvo para quienes sabemos que es una representación teatral.

Me explico: a los 33 añitos, Íker Jiménez Elizari lleva según confesión propia 16 años apasionado por el misterio y otros tantos viviendo del cuento. Ha escrito (varias veces) y hablado en su programa de radio (varias veces más) acerca de todos los temas que ahora toca en su programa de televisión. Los conoce a fondo, es más, conoce y sabe ocultar los argumentos, pruebas, datos, hechos y demostraciones de la falsedad de muchos de sus cuentos favoritos. Y sin embargo, ante las cámaras finge que nada de esto lo sabía, que está enterándose apenas hoy porque ni siquiera participó en la producción de los reportajes, y dice aaah y ooooh, y se muestra patidifuso y confuso, anonadado y agobiado, perplejo y complejo ante las afirmaciones de sus entrevistados y empleados... no importa que a los primeros ya los haya entrevistado para dos libros y tres programas de radio y que los segundos sólo hagan lo que les ordena su amo y señor, el público creerá que Íker está tan apabullado como espera que estén en su casa los que pagan.

Lo curioso es que precisamente en estos días el asunto de la acupuntura ha sido objeto de un zipizape de quien esto escribe contra algún otro cortesano de la Soplapitos sin Fronteras, Organización con Jubiloso Ánimo de Lucro (SoSiF/OJAL), que aprovecho para contar, dado que lo esencial sobre las estupideces de la acupuntura y las respuestas a las barbaridades de esta semana ya está relatado aquí desde hace un par de años (sin que lo hayan rebatido Jiménez, el Pantoja ni ninguna otra estrella de la telebasura esotérica o de la SoSiF/OJAL), en en esta entrada sobre las andanzas de Javier Sierra en "Crónicas marcianas" y fue ampliado generosamente en esta otra entrada sobre cuentos chinos.

Resulta que en la participación que tuve en la jornada Misterios a la luz de la ciencia invitado por la Universidad del País Vasco y el diario El Correo, hice un comentario que le llamó la atención a Joseba Vivanco, reportero del diario Gara, que reprodujo en su crónica de la actividad: dije que la acupuntura, con sus agujitas y sus bases en la magia era "como el vudú pero con buen rollito".

Estas siete palabras sirvieron para incendiar la furia de un profesional de esta especialidad del desplumamiento de congéneres, Rikardo Arnaiz Basabe, que publicó lo siguiente en dicho diario unos días después:

Acupuntura, ¿vudu con buen rollito?


No es mi intención iniciar un debate sobre este tema, entre otras cosas porque tengo mejores cosas que hacer y gente con la que discutir, pero las declaraciones del Sr. Mauricio-José Schwarz (Círculo Escéptico) respecto de la acupuntura de la que dijo «es como el vudú, pero con buen rollito» (GARA, 2006-11-13), y que supongo hará extensivas a toda la Medicina Tradicional China (MTCh) en general, hacen necesario exponer otro punto de vista, que aunque escueto, pretende ser más o menos (modestamente) clarificador.

La MTCh tiene una historia de unos 5.000 años, aunque no es hasta los siglos II y I (Antes de Nuestra Era) en los que se puede hablar de una medicina estructurada, tal como se conoce hoy en día. Comprende varias disciplinas como farmacopea, dietética, acupuntura, masaje, Qigong, etc., resultando ser una medicina barata y efectiva, probada sobre una muestra de población, que ya quisieran para sí las grandes multinacionales farmacéuticas.

La misma OMS (Organización Mundial de l a Salud de las Naciones Unidas), reconoce la utilidad de la MTCh, y en el caso concreto de la acupuntura, la considera útil para tratar enfermedades como: hepatitis, artritis, neuralgia, apoplejías, parálisis cerebral, diabetes, ansiedad, depresión, insomnio, herpes, sordera, visión deficiente, impotencia, infertilidad. También es útil para abandonar adicciones varias: tabaco, cocaína, alcohol, e incluso se realizan operaciones quirúrgicas sin ningún tipo de anestesia usando únicamente agujas, lo que facilita enormemente la recuperación del paciente en el postoperatorio, sin ningún tipo de efecto secundario, aspecto característico este último de la MTCh.

Si quiere ser un escéptico y hacer chistes? sobre lo que no entiende allá usted, pero con toda la información que tenemos a nuestro alcance para formarnos una opinión crítica sobre este o cualquier tema, resulta penosa esa actitud tan analítica y reduccionista (cerrada) que le presupongo, en la que no entra otra forma válida de entender el mundo, actitud muy propia de los occidentales (la mayoría) respecto al resto de la humanidad (vestigios de colonialismos no tan lejanos), actitud que históricamente se ha tenido con China (hoy República Popular de China), por parte de muchas potencias occidentales.

Más humildad y critica con rigor, mesedez.

Rikardo Arnaiz Basabe - Estudiante de MTCh

Usted, lector avisado y perspicaz, notará que el rollito de Rikardo se parece a lo que vomitó Ignacio Pantoja en "Cuarto Milenio" como una gota de agua a otra gota de agua. Y también notará que tanto Arnaiz como Pantoja hacen de todo menos a) dar pruebas de que su superstición sirve para algo que no sea darle cera al paciente y llenarse los bolsillos y b) responder a las críticas que se le hacen a sus extravagantes, atolondradas e interesadas afirmaciones.

Así que cierro con la respuesta que mandé al diario y que fue debidamente publicada el 27 de noviembre:

Respuesta a un defensor del curanderismo chino


Al definir la acupuntura como «vudú con buen rollito» no intento hacer un chiste, como cree el lector Rikardo Arnaiz, sino explicar que la acupuntura es, como el vudú, una forma de magia representativa primitiva en la que se actúa sobre un sitio que representa mágicamente a un segundo sitio esperando conseguir el resultado en el segundo. Es el mismo principio del vudú, salvo que las agujas se usan para el «bien» y no para el «mal», con buen rollito, pues.

La antigüedad de la «medicina» china no es argumento para defender su efectividad. Hay muchísimas ideas antiguas basadas en falsedades y que no funcionan. Por ejemplo la «medicina» china, el sexismo, la adivinación mediante las entrañas de las aves o el vudú.

La falsedad está en la teoría china de la enfermedad referida a una fuerza mágica, indetectable, no definida ni demostrada, llamada chi. Nunca se ha probado que exista el chi, ya no digamos que «fluya» o que las «alteraciones» de ese «flujo» sean responsables de las enfermedades (y no virus o carencias fisiológicas). Su otra base falsa es una terapéutica mágica que causa desastres ecológicos, como el uso del hueso de tigre para la artritis (porque el tigre es ágil), la bilis de oso y el cuerno de rinoceronte. Estos ingredientes no curan pero han ayudado a poner a esas especies al borde de la extinción.

La «medicina» (o sanación mágica, para ser más exactos) tradicional china no funciona, como lo demuestran las enfermedades endémicas en China antes de la llegada de las ba- ses científicas (como la deficiencia de yodo, que nunca supo tratar el curandero) y el aumento de la expectativa de vida de la población china, de 36 años en 1948 a más de 71 hoy, y la disminución de la mortalidad infantil de 40 por mil en 1949 a 6,7 por mil hoy. Todo ello sin contar la mejoría en calidad de vida que ha dado la medicina de verdad y que nunca dio la superstición tradicional.

La medicina china no ha podido demostrar ninguna efectividad. Si don Rikardo tiene pruebas de que es efectiva, sería mejor que las ofreciera en lugar de acudir a los lugares comunes de la charlatanería mercantil organizada, incluyendo el llamar públicamente «útiles» a sus placebos (cuando a sus clientes les asegura que «curan») y usar el adjetivo fácil de «reduccionistas» y «cerrados» contra quienes no comparten sus creencias mágicas, y osan además criticarlas con datos sólidos. Reacción típica del integrista contra los «herejes» y en defensa de su negocio, pero que no sirve para informar a nadie.

Por cierto... ¿sabrá don Rikardo que Mao Zedong siempre se atendió con médicos de verdad, encabezados por el Dr. Li Zhisui?

Mauricio-José Schwarz - Miembro del Círculo Escéptico