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diciembre 20, 2007

He visto a los seres grises y azules...

No hablo de "los grises", esos extraterrestres imaginarios que creen ver algunos, copiados de "Encuentros cercanos" la película de Spielberg. Los grises en cuestión son seres humanos que han adquirido una peculiar tonalidad gris-azul por cortesía de las mojigangas del altermundo.

El "altermundo" o "mundo bizarro" es ese universo paralelo en el que viven los profesionales del misterio, ésos para quienes el hallazgo de una anaconda de seis metros de largo en el Amazonas (considerando que las anacondas viven en el Amazonas y llegan a medir nueve metros) merece figurar en el informativo de lo "insólito" del asombrado profesional Íker Jiménez Elizari y señora. Ese mundo donde los extraterrestres visitan la tierra más que los ingleses Benidorm, ese mundo donde los muertos hablan (aunque sólo sea para decir bobadas incoherentes y nunca dar información útil), donde los monigotes pintados en el suelo son "caras preternaturales", cualquier turulata se vende como "vidente" o "sensible a las comunicaciones del más allá", donde el paracetamol mata a docenas de personas diariamente y la conspiración oculta los cadáveres, donde el hombre convivió con los dinosourios, donde los humanos morenos y negros no tuvieron logro cultural alguno (todo lo hicieron los atlantes rubios o los extraterrestres) y hay miles de otras cosas descabelladas, extravagantes, raras y profundamente bobas cuyas ubres sin embargo manan leche, miel y euros por hectólitros.

Bueno, una superstición que ahora está reviviendo la población del altermundo es que a) los antibióticos son malos (por eso en el mundo industrializado la gente muere de infecciones en bandadas por las calles), b) las farmacéuticas no hacen medicamentos que sirvan, sino para matarnos, c) la plata es el mejor antibiótico del mundo, es "natural" (a diferencia de la penicilina), y cura las tres cosas que dicen curar todas las pócimas mágicas: diabetes, cáncer y sida (además de dolores de garganta, herpes, hongos tipo levadura, herpes zoster, tuberculosis, peste bubónica, cólera, neumonía, sífilis, gusanos, infecciones, virus y hongos; todo ello sin haber hecho nunca un estudio clínico sobre el tema, hay que tener valor), d) la plata debe consumirse en forma de un menjurje llamado "plata coloidal", una suspensión de trocitos de plata metálica llamados "micelas", que debe consumirse diariamente para que la magia funcione y usted esté sano para siempre y e) las farmacéuticas luchan contra el consumo de plata porque les jode el negocio y son parte de la megaconspiración de todos menos el que se queja.


Todo ello a un precio irrisorio: volverse gris-azul.

Gris así como en gris plata, o azul como azul grisáceo. Gris-azul como esta señora, que se trató durante sus años de infancia y adolescencia con gotas de plata coloidal hasta que se puso de este color. Se trata de Rosemary Jacobs quien pasó años oculta y avergonzada por ser gris o azul, es decir, padecer una enfermedad de la que no hablan los altersabios de mundo bizarro: argiria o argyria, la contaminación de la piel con plata dándole un peculiar color. La argiria es irreversible, y aunque aún no se sabe qué otros efectos puede tener en el organismo, una vez que usted se ha vuelto gris o azul, se queda así hasta la muerte. Por eso, la ofensiva altermédica en favor de la plata coloidal ha motivado que Rosemary se vuelva una activista de la lucha contra el embuste de la plata coloidal.



(Curiosamente, sin embargo, los fabricantes de plata coloidal que se llenan los bolsillos con la ingenuidad de víctimas varias afirman que lo que causa la argiria es la "plata iónica". Para demostrarlo... no ofrecen nada que no sea su desinteresada y objetiva afirmación. Otros dicen que ambas formas son causa de argiria, que eso no se hizo para tragárselo... y que bastan 4 gramos de plata consumidos al cabo del tiempo para que la argiria llegue para quedarse...)

Por supuesto, la plata coloidal tiene todos los elementos del merchandising bizarro: sus libros diciendo que es la mejor idea curalotodo desde la de beberse la propia orina; su revista de altermedicina cuyo director la recomienda (¿quién puede saber más de medicina que un cocohueco famoso por sus entrevistas telepáticas a un extraterrestre?), su lugar en los cada vez más caros estantes de las peligrosas alterfarmacias herbolarias, sus planitos para construir uno mismo su propio "generador de plata coloidal", haga de cuenta "cómo envenenarse usted mismo" y, sobre todo, la ausencia casi total de información sobre el tema en castellano, donde predominan las visiones charlatanescas.

Por supuesto, además, la plata se usa como antibiótico en algunos procesos químicos y de alimentos, y se usa en gotas para los ojos y pomadas para la piel, todo lo cual no significa que se deba llevar al interior del cuerpo, menos si nadie ha estudiado el asunto, ni ha hecho pruebas de laboratorio, ni ha valorado los efectos secundarios y los peligros posibles, ni ha hecho pruebas clínicas que demuestren que es verdad todo lo que se dice sobre la plata coloidal ingerida, ni menos aún cuál es la dosificación correcta según peso, edad, sexo y estado de salud, así como las contraindicaciones posibles (ah, sí, los filtros de brujas nunca tienen contraindicaciones, claro). Son, como siempre, los científicos de verdad los que han tocado el tema con resultados poco halagüeños para los señores y señoras de mundo bizarro. Vaya, que la relación con el cáncer que no se ha podido encontrar en el caso de las antenas de móviles o celulares y las líneas de alta tensión se encuentra fácilmente en relación a la plata coloidal.

En resumen, es la misma historia de buitres del dolor humano, engaño y falsedades con la moda altermédica de otoño-invierno, donde ayer estuvieron otras panaceas como la uña de gato, la chahína, el yogurt y demás... salvo que con este tratamiento, si usted quiere volverse gris, lo tiene casi garantizado.