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abril 20, 2009

El efecto halo, Susan Boyle y los gurús

Para ahora todo el mundo debe haber visto la conmovedora actuación de la británica Susan Boyle en el programa Britain's got talent el pasado 11 de abril. Si usted no lo ha visto, vea primero este vídeo subtitulado (hay que elegir los subtítulos en español abajo a la derecha, en el botón CC). Susan Boyle, casi 48 años, desempleada, solterona, voluntaria, vive con un gato, nunca la han besado, canta desde los 12 años, quiere ser profesional. Tiene una voz maravillosa e interpreta con enorme fuerza y proyección.

Captura de pantalla de la actuación original de Susan Boyle.
Este vídeo ha sido pretexto de todo tipo de arranques líricos (sumamente justificados) los últimos 9 días. En algunos casos, la gente siente la necesidad de ser humilde al considerar que juzgó erróneamente a esta mujer pensando que no podría cantar siendo fea y de extracción humilde, en otros, hay quien asegura que para ser cantante es indispensable ser guapo y bailar (par su fortuna, Edith Piaf, Violeta Parra y Janis Joplin, que no necesitaron estar buenas y hacer coreografías bobas para dejar huella con su voz, ya no pueden invitarles unos canapés de nudillos por imbéciles).

No es necesario pensar mucho (pero sí un poquito) para darse cuenta de que el aspecto, cultura, historial familiar, origen étnico, religión (o falta de la misma), edad, peso, color de ojos y otras muchísimas características no tienen absolutamente nada que ver con la capacidad de una persona de cantar bien. Cantar bien demanda una buena voz educada con cierta práctica, afinación, ritmo y capacidad interpretativa. Se trata de características totalmente independientes del aspecto y de otras muchas facetas de la persona.

Para el caso, el que un gurú se deje una flotante barba blanca, hable pausadamente, diga frases incomprensibles y sonría como consumidor de tetrahidrocannabinol no tiene nada que ver con que esté iluminado, conozca "la verdad" así sea en foto o sea mejor persona que un clochard, indigente o vagabundo consumidor de vino barato.

La correlación de características inconexas entre sí es conocida en la psicología como "efecto halo". Se trata de un sesgo cognitivo en el cual la percepción de una característica concreta se ve influida por la percepción de las características percibidas previamente en una secuencia de interpretaciones. Es uno de los componentes más activos del pensamiento irracional y funciona tanto en positivo como en negativo. En un halo positivo, consideramos que las personas atractivas tienen una personalidad más deseable y más habilidades que las personas de aspecto medio. Por ello se utiliza a George Clooney para anunciar cafeteras: siendo guapo, famoso y millonario, nuestro cerebro considera que seguramente sabe más de cafeteras que una persona fea y desconocida. Un efecto halo negativo (también llamado el "efecto diablo") es el de Susan Boyle

¿Hacemos esto por ser malos o tontos? Ciertamente no. Nuestro cerebro ha evolucionado para tomar decisiones rápidas, pero no forzosamente racionales. Nuestro sistema cognitivo dispara al bulto, apunta al monte, generaliza apresuradamente y actúa según esos impulsos. Una de nuestras misiones es superar esas limitaciones para actuar más racionalmente en las cosas que ciertamente merecen la pena, aunque sigamos siendo profundamente irracionales en otras cosas, como nuestra afición futbolística y gustos musicales, que no están sometidos a pruebas objetivas.

Por ejemplo, si primero conocemos a alguien que es buen padre, esforzado trabajador, vecino comedido y persona de sonrisa fácil, bonachona y dicharachera, nos parecerá increíble que sea un asesino y violador en serie si tal fuera el caso y se demostrara en los tribunales. Las "primeras impresiones" generan un halo mediante el cual esperamos que todo en su personalidad sea positivo. Pero si primero nos enteramos de la existencia de esa persona en los diarios, con una foto que lo muestra despeinado y con magulladuras por haberse enfrentado a la policía, y se nos dice que es un peligroso violador y asesino en serie, estas características generarán un halo por el cual nos parecerá imposible lo contrario, es decir, que sea buen padre, trabajador, vecino y amigo.

Las características que provocan el halo no son las más "fuertes" o "intensas", son las primeras que percibimos, punto. La primera característica que percibimos genera un halo sobre la segunda, ambas generan un halo sobre la tecera, las tres influyen en la cuarta, y así sucesivamente en una secuencia de interpretaciones.

Estos sesgos cognitivos son uno de los elementos que mejor aprovechan los vendedores de humo. Precisamente porque acuden a nuestra irracionalidad, el pensamiento racional, su promoción, difusión y enseñanza representan un peligro para los negocios de curanderos, videntes, "investigadores de lo paranormal", brujos, astrólogos, newageros militantes, charlatasnes políticos y otros muchos. De los sesgos cognitivos surgen airadas estupideces egregias como ésas de "todo mundo sabe" que en realidad nadie sabe, sino que son prejuicios compartidos por personas alérgicas al pensamiento.

La "primera impresión" del gurú embutido en una túnica, sonriente y con cara de lelo es fundamental para su negocio, como lo es el aire de seriedad de otros soplaflautas, fumar en pipa, usar corbata, criar fama y echarse a dormir. La promoción del pensamiento crítico es una forma de combatir el efecto halo para impedir que domine nuestra visión del mundo.

La psicología cognitiva ha realizado una serie de importantes descubrimientos sobre nuestra forma de ver y entender el mundo (o de no entenderlo, a veces). Pero por desgracia la psicología también está sujeta al efecto halo. Muchas personas tienen como primera imagen de los psicólogos la del delirante Sigmund Freud, de cuyas teorías no queda nada en pie después de someterlo a investigaciones objetivas (no hay pruebas del inconsciente, el subconsciente, los traumnas, las memorias reprimidas ni nada por el estilo, y menos aún que la infancia y la sexualidad que le inventaba Freud domine o determine la vida adulta), y por tanto les cuesta trabajo creer que haya una ciencia real, investigativa, objetiva y concreta en la psicología. Y eso sin contar a la vasta cantidad de ingenuazos que dicen que "tienen mucho de psicólogos", generalmente sin saber qué están diciendo, porque la psicología científica, como el cálculo integral y la física de partículas, no se "tienen" por ciencia infusa ni por intuición, sino que son conocimientos que se adquieren mediante el estudio y cierto esfuerzo.

¿Los perros pitbull son peligrosos? No más que ninguna otra raza o variedad canina, pero como por su fuerza son empleados en peleas de perros, la gente supone alegremente que todos los pitbulls se comportarán como perros de pelea, aunque no hayan sido entrenados para ello. ¿La energía nuclear es inherentemente más peligrosa que la de los combustibles fósiles? Pues no, de hecho los desastres ecológicos causados por el petróleo y el carbón son enormes y muy superiores a lo acontecido en Chernobyl, pero como la mayoría de la gente se enteró de la energía nuclear por primera vez con las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, considera que todo lo relacionado con el tema es peligroso y estalla. Y así podemos recorrer muchos de nuestros prejuicios a la luz de los sesgos cognitivos y ver su nivel de irracionalidad. Un ejercicio sano para la gente común y que puede ser muy perjudicial para los bastardos intereses de los vendedores de misterios.

Por cierto, quienes primero escucharon a Susan Boyle cantar y después la vieron, tienden a considerar que "realmente no es tan fea". El efecto halo funciona.