Bueno, según lo esperaba yo, el redactor de La Sexta Noticias que perpetró la nota de publicidad de las "dietas ayurvédicas" motivo de la anterior entrada de este sufrido blog, no se puso en contacto con este blog. Por el contrario, al reciclar el publirreportaje promocional de Pilar Franco de Sarabia para el informativo de la noche lo que hizo fue darle a ésta mucho más tiempo para decir muchas más tonterías.
Puede ver la nota de mediodía aquí...
Y puede ver la nota de la noche aquí, yendo al minuto 36 y medio, más o menos.
Es claro que el cambio más notable es que ahora Pilar habla más. Y dice, por ejemplo: "El pulso actúa como un receptor de ondas. Todo lo que está pasando en tus células lo recibimos en la arteria radial".
Si esto fuera cierto, no serían necesarios los análisis de sangre, los rayos X, los cultivos de tejidos, las biopsias, los escaneos de diversos tipos inventados por la medicina diagnóstica, nada de nada, los ultrasonidos para el embarazo, toda la parafernalia diagnóstica pacientemente desarrollada por ensayo y error por miles de científicos. Sólo sería necesaria Pilar Franco de Sarabia para decirnos qué pasa en los 50 millones de millones de células de nuestro cuerpo. El pulso como "receptor de ondas" (¿qué ondas?) nos diría si hay diabetes o hipertensión, cáncer o cualquier otra afección del universo. Sería, en resumidas cuentas, el máximo descubrimiento desde la penicilina. Pilar Franco sería Premio Nobel y habría que hacerle una estatua como la de Fleming aquí en Gijón.
Si fuera cierto.
Pero no lo es. O, para ser precisos, ni Pilar Franco de Sarabia ni nadie en el mundo en los últimos 3.500 años de este cuento ha podido aportar ni una prueba de que ello sea cierto.
Y sin embargo ella lo "diagnostica" así, y le pasa la factura sonriente y espiritual.
Pero faltaba más. Otro "soundbit" otorgado a doña Pilar, probablemente por culpa de las sonoras y poco educadas protestas de este blog, le permitió expeler: "No nos preocupa tanto el peso, sino las toxinas que van acompañando a ese peso".
¿Toxinas? Sï, las toxinas de las que hablan todos los curanderos, pseudomédicos, charlatanes y rascabolsillos del mundo. Esas malvadas y horribles toxinas... que no existen.
Bueno, quizá me equivoque.
Así que espero que doña Pilar nos explique cuáles son esas toxinas. No es muy difícil, basta enunciar sus fórmulas químicas, y explicar cómo es que esas toxinas "acompañan al peso" cuando el sobrepeso es esencialmente grasa y agua. Aunque yo tendería a creer que ni siquiera conoce la definición de "toxina", pero es una palabra que los falsos médicos suelen usar como "hombre del saco" para todo: la carne tiene toxinas, dicen; acumulamos toxinas, juran; necesitamos limpiarnos como si fuéramos una cañería, afirman; hay que darles dinero antitoxinas, exigen.
Porque los médicos, los estudiosos de la fisiología y la anatomía que conocen el cuerpo humano dicen que las toxinas con las que nos asustan para que aflojemos los euros simplemente no existen.
O, en palabras de Tracey Brown, directora de Sense about science, organización dedicada a promover que no se embauque al público británico con afirmaciones sin buena evidencia científica, al seguir una dieta "detoxificadora", o cualquier ritual de ese tipo "hace perder el dinero y siembra la confusión sobre cómo funcionan realmente nuestros cuerpos, la nutrición y la química".
Así, La Sexta noticias "atendió mi inquietud" multiplicando la tontería para promover el negocio de Pilar Franco de Sarabia, tan buena amiga de Fernando "me creo todo menos lo real" Sánchez Dragó (a quien llamamos cariñosamente el "dotor colocón"), otro negociante de la charlatanería pseudomédica.
Bien, deja la impresión de que ni quien me respondió en Twitter ni el redactor del anuncio publicitario ayurvédico creen que sea posible que la dieta ayurvédica no sea verdad. Tal no es el caso, porque la persona encargada del Twitter de la Sexta me asegura que no cree que esto sea cierto. De modo que simplemente queda como que si no es cierto, tampoco es tan relevante como para informárselo al público. O algo así. No juzgo intenciones, pero veo los resultados: enfrentados a un rollo esotérico con famosos y una señora que dice que las arterias son antenas de radio, abandonan toda capacidad crítica, todo lo que hace la diferencia entre un portavoz inane y un periodista serio, y dan credibilidad ante el público (aún si no lo creen personalmente) a afirmaciones delirantes que, si se dieran en otro medio (fútbol, política, sucesos, corazón) quizá les haría sonar esa alarma esencial, ese "detector de mierda" o "bullshit detector" que según Hemingway era esencial para cualquiera que se dedicara a escribir.
¿Debe extrañarnos? En lo más mínimo. Es lo normal, es lo habitual, es la realidad de nuestras sociedades, beneficiarias de una ciencia que odian, que no comprenden y que les trae al pairo.
¿Más ejemplos? Hoy mismo se han dejado ver dos políticos con militancias opuestas llevando la nueva pulsera embaucabobos que asegura que con "un holograma" consigue maravillas tan asombrosas como la magia arterial y toxínica de Pilar Franco. En su publicidad se habla de "medicina tradicional china", de "biocampos" que nadie ha visto y otras zarandajas. La pulsera promete acabar con el estrés, dar "energía", disminuir las "intoxicaciones" (curioso, ¿no?) y demás maravillas que volverán a sus propietarios mejores personas, triunfadores, guapos y audaces.
De momento, al menos el diputado del PP Gustavo de Aristegui y la senadora del PSOE Leire Pajín se lo han tragado acríticamente, presentándose portándola muy orondos él en La Sexta y ella en CNN+.
Éstos son los señores que pueden decidir si se tira el dinero público en homeopatía, acupuntura o polvos de la madre Matiana. Sin saber nada de ciencia, sin ocuparse de enterarse y, lo peor, sin esperanza siquiera de que los periodistas de los medios de comunicación se ocupen de por informarles ni a ellos ni a sus electores cuando hay un embuste en acción.
Ciertamente deprimente.