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enero 31, 2011

Suicidándonos, que es gerundio

Por segunda vez se llevará a cabo, ahora en al menos 25 países del mundo y un territorio internacional (La Antártida) la Campaña 10^23 para concienciar a la gente sobre el hecho de que la homeopatía es una práctica inútil, un placebo carísimo, una práctica brujeril, supersticiosa y que niega todos nuestros conocimientos, y, en resumen, un negocio sucio que en 200 años no ha podido probar que pueda curar nada.

El más o menos críptico emblema de esta campaña contra el vudú (y es vudú, no ha demostrado ser otra cosa) es 10 elevado a la potencia 23. Los escépticos de Merseyside, quienes propusieron esta campaña, lo eligieron debido al número de Avogadro.

¿El número de qué?
Amadeo Avogadro, científico turinés del siglo XVIII y XIX descubrió cómo averiguar cuántas moléculas de una sustancia determinada hay en una determinada cantidad de dicha sustancia según su peso molecular, cantidad que se denomina "mol". Este número es, redondeando, 6,02 x 10^23.

Utilizando la ley descubierta por Avogadro (y que es validada día a día en todos los trabajos de química, es decir, no se trata de un invento u ocurrencia, sino de un hecho demostrado y confirmado sin cesar), podemos saber cuántas moléculas de una sustancia hay en una cantidad determinada de dicha sustancia. Cuando aplicamos esta ley a la cantidad de sustancia supuestamente curativa que queda en un preparado homeopático, y al número de veces que se diluye, el resultado es que en lo que nos venden como "belladona", "cucaracha" (oh sí, la cucaracha en polvo es un medicamento homeopático como lo son otros productos cuanto menos extraños, incluida la caca de perro) o cualquier otra sustancia de la farmacopea homeopática, si la dilución es de 12C o mayor (y suelen llegar hasta los 300C) no queda ni una sola molécula de lo que viene en la etiqueta.

Esto explica también por qué la homeopatía no tiene efectos adversos, claro. No tiene ningún efecto porque no es nada, salvo la lactosa, sacarosa y otros productos que se usan para hacer los comprimidos.

No habiendo nada de la sustancia original, entramos totalmente en el terreno del vudú. Los homeópatas hablan de cierta imaginaria "memoria del agua", que no sólo no han probado, sino que sería muy rara considerando que sus preparados no los presentan como agua, sino en pastillitas en las que se supone que se ha puesto una gotita del agua que NO tenia NI UNA molécula de lo que nos están vendiendo.

Ya ni pregunte usted cómo funciona la homeopatía, es decir, cuál es la teoría de cómo la pastillita de azúcar sólo se acuerda de una sustancia disuelta en el agua en la que se remojó y que ya se secó, pero no de las muchas otras que alguna vez tuvo disueltas el agua desde que se formó hace algunos millones de años (para el caso, una gota de agua de mar sería el remedio universal, pregunte por qué no y vea retorcerse a su homeópata), de cómo el cuerpo lee esa memoria y qué mecanismos físicoquímicos serían los responsables de que esa memoria se convierta mágicamente en una "curación" de lepra, cáncer o SIDA (que hace falta ser desvergonzado para prometer eso a un enfermo). Y no pregunte porque no tienen respuesta.

Si las sustancias diluidas son "más potentes" que las normales (según dicen los homeópatas, al grado de que a diluir una sustancia le llaman "potenciarla"), una caja de pastillas homeopáticas para dormir debe ser al menos un poco más eficaz para dormir que una caja de barbitúricos. En los desafíos homeopáticos se ha demostrado una y otra vez que ya se puede comer uno todas las cajas que quiera de pócimas homeopáticas, que a menos que sea intolerante a la lactosa, no van a tener ningún efecto. Ni positivo ni negativo. Como dice el lema de la campaña en español, "ni cura ni nada".

Esta campaña tiene por objeto hacer conciencia  del timo monumental al que están siendo sometidas muchas personas que de buena fe buscan una opción mejor que la medicina científica basada en los hechos, las evidencias y el conocimiento. Por supuesto, la medicina de verdad puede mejorar mucho, tiene mucho por aprender y está lejos de ser perfecta, pero nada de eso significa que el vudú y la magia sean mejores que la medicina de verdad. La lógica de la homeopatía es como decir que es mejor volar en tapete mágico que en avión, porque los tapetes mágicos no sufren accidentes mortales... sin demostrar que los tapetes mágicos vuelen, claro.

Si quiere ser parte de esta campaña, el llamado "suicidio homeopático" está previsto en varias ciudades de México, Argentina y España el sábado 5 de febrero. En Gijón, será parte de la reunión mensual de "Enigmas y birras", abierta como siempre a todo público, pretenda suicidarse o no.

Postdata poco después: Por cierto, si a usted le parece que "algo habrá" porque muchas personas dicen que a ellas les funciona la homeopatía, le invitamos a leer esta entrada precisamente intitulada "A mí me funciona".