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enero 24, 2006

Tutoriales fotográficos paranormaleros de Nocturno:
Fantasma de clase N-Ávila

Para mi compadre Justo,
que se divertía con estas entradas
aunque no entendía por qué ocupo mi
tiempo con tales ejemplares.


En un rato que tuve libre en estos días, e inspirado por los fantasmas de las niñas supergigantes de Navalperal de Pinares, de los cuales dice Íker "el audaz" Jiménez que, de ser un truco, sería algo "elaboradísimo", decidí preparar este tutorial sobre cómo hacer un fantasma "Clase N-Ávila", que es como propongo se llame a los fantasmas producto de la fotomanipulación en forma de fotomontaje de dos imágenes independientes en la cual haya objetos de una de las fotos tanto detrás como delante del falso fantasma.

Comenzamos así un nuevo sistema de clasificación taxonómica de embustes, engañifas, trolas, camamas, cuentos, mentiras descaradas y demás atentados a la inteligencia promovidos por los ocultistas.

Por ejemplo, hay también fantasmas clase "Ted-Danson", que son siluetas recortadas de cartón que algunos soplaflautas señalan como apariciones espectrales, o fantasmas clase "2-Ex", que se obtienen haciendo una doble exposición o superposición simple como ésta, de unas fotos de danza vasca de Jessica Uranga:


Además de los fantasmas clase "Expo-lenta", que son personas que se mueven en fotos tomadas a velocidad de obturación lenta y salen interesantes borrones que suele mostrar Cuarto Milenio para seguir hinchando los ratings a base de falsedades. Éste es de unas fotos para el folleto de un hotel con la guapa Sonia Fernández:


Este tutorial se llama "de Nocturno" porque tal es mi nick en el ciberespacio desde tiempos en que en lugar de Internet (público) había BBS, y así se llama mi estudio fotográfico, así que podré usarlo para alguna clasecilla de fotomanipulación para muy principiantes (en fotografía, no en charlatanería vanidosa).

Aprenda para asombrar a los uno, dos, seis, diez, ochocientos veintitrés o 44 y un cuarto de peritos y expertos que se invente en sus afiebradas labores cualquier mercader de cuentos, aunque a la hora de tener expertos de verdad conseguidos a toda pastilla, no les enseñe todas las fotos. Tramposillo...

Eché mano de una foto de un cementerio de Asturias. Por suerte, los cementerios siempre me han interesado desde el punto de vista fotográfico, así que algunos tengo. (Haga clic en las fotos para verlas completas o a tamaño mayor).

Elegí una foto difícil porque quería poner a prueba la afirmación del director de Milenio 3 y Cuarto Milenio, Íker JIménez, en el sentido de que, si la fotografía de los fantasmas de las niñas supergigantes de Ávila es una fotomanipulación (él lo llama "fraude"), es de aúpa y le habría tomado al embustero (o encargado de efectos especiales) entre diez y once horas de trabajo.

En total, la fotomanipulación me tomó una hora con veinte minutos, poco más o menos, a los que hay que descontarles el tiempo de tomarme dos vasos de cocacola, fumarme cuatro o cinco cigarrillos, ir al baño una vez y los minutos en que me distraje con un documental sobre el descubrimiento de los guerreros de terracota de China.

Es obvio que si sólo hubiera tenido que enmascarar y recortar unos pocos agujeros en una cruz lejana y borrosa en lugar de tal encaje de herrería, podría haberlo hecho en minutos. (¿Lo comprobamos, Íker?)

La idea era meter un fantasma detrás de la puerta y de su herrería.

Como "fantasma", elegí una foto de la cantante, compositora, bailarina y modelo brasileña Isis Mosca, tomada de una sesión en la que usamos parte de su vestuario escénico, y que le da igual aire de "hechicera" o vampiresa gótica que de "fantasma en pena". Ya sé que la pose provocativa no es muy fantasmal, pero la idea tampoco era asustar a nadie como no fuera algún misteriólogo turulato capaz de creerse todo.

El primer paso (todo el trabajo es en PhotoShop, que no es, como quiere Íker, mágico) fue separar a Isis del fondo y, generar una transparencia en su capa negra, cosa que resultó ser de un preciosismo innecesario, porque en el producto final casi no se nota este detalle, y reducirla para que se viera más o menos natural a escala de la cripta.

Para presumirlo, he puesto un horrendo fondo de rayas para que se note que sí se hizo, y que sería un toque fundamental en una fotomanipulación más grande o con un fondo más visible.

Esto me tomó unos tres minutos, seleccionando la parte transparente con el lazo magnético y generando una máscara de transparencia.

Luego vino la parte laboriosa: enmascarar y recortar la foto de la cripta para dejar la herrería y colocar tras ella a nuestra guapa fantasma.

Hice dos capas idénticas de la foto para recortar la superior, y entre ambas puse una capa de color puro para guiarme (no usé el verde joderretinas, aclaro, aquí lo uso sólo para la demostración).

En el enmascaramiento puede usarse un plug-in especial como el Knockout de Corel o el MaskPro de Extensis o limitarse a las herramientas de PhotoShop: varita mágica, lazo magnético, lazo poligonal, etc.

(El recorte de es uno de los principales dolores de cabeza de la fotomanipulación: hay muchos procedimientos y programas para hacerlo, ninguno de ellos es efectivo siempre y todo va según el gusto y habilidades del usuario. El problema de enmascarar el cabello sigue siendo un quebradero de cabeza para fotógrafos, diseñadores, fotomanipuladores y demás).

En este caso utilicé sólo la varita mágica, el lazo magnético y, directamente, el borrador, para demostrar que incluso así, y con alguien negado para el dibujo y con pulso de maraquero de orquesta de salsa, se pueden obtener buenos resultados.

Esto me tomó como una hora.

Quitando la capa de color, quedaron, arriba, la imagen con herrería y sin fondo y, debajo de ella, la capa con la foto original completa, de modo que las transparencias de nuestra fantasma dejaran ver el fondo de la cripta, lo cual, desde un punto de vista técnico, es más fácil que cerrar los ojos, pero que en el mundo de la parapsicología "profesional" es de lo más asombroso, prueba de genuinidad y generador de un entusiasmo desbordante y casi futbolístico.

Puse la foto del fantasma reducido en medio del "sándwich" de fotos y manipulé sus propiedades para darle transparencia, cambiar la temperatura de color de modo de hacerla más fría y ajustarla a las condiciones de iluminación del interior de la cripta.

(No es necesario preocuparse mucho por esto, si la luz del fantasma no es la misma que la del entorno, se inventa una "luminosidad espectral del propio espíritu descarnado" y los locutores asienten tan vigorosamente que se pueden provocar esguinces en varias cervicales).

En este caso, usé una opacidad del 40%, suficiente para que se viera la transparencia sin que se dejara de ver el "fantasma".

Duración total del paso: unos ocho minutos.

Aumenté el tamaño de la capa interpolándola a una escala de 130%, aunque el tamaño de la imagen en sí se mantuvo igual, reproduciendo el supuesto "zoom" usado en el caso de la segunda foto de fantasmas Clase N-Ávila difundida por los programas Milenio 3 y Cuarto Milenio.

Esto se hace en un minuto (o menos).

A continuación, para hacer más tenebrosa y abracadabrante la imagen y ocultar los indicios de la manipulación que pudieran quedar, fusioné las capas y copié la capa resultante.

A la capa superior le apliqué un filtro de paso alto de 3,5 píxeles y apliqué a la capa una opacidad del 40%, mientras que se alteraron los niveles de la capa inferior para oscurecerla.

Esto tomó otros cinco minutos.

La culminación del truco es guardar la imagen en un formato de compresión .jpg, que descarta información de las imágenes y, por tanto, imposibilita su análisis real.

(Esto se hace en un minuto.)

Podemos ver aquí cómo la fotomanipulación en su tamaño y calidad originales ya prácticamente no deja ver ningún rastro de la intervención en las fotos, una imagen resultante perfectamente utilizable como portada de libro, ilustración de revista, etc.

Pero la misma foto, reducida y comprimida, ha perdido tal cantida de información que resulta extremadamente difícil ver, por ejemplo, si el fantasma lleva maquillaje, si hay bordes reveladores en la herrería, etc.

Al aclararse la imagen con algún filtro, como suelen hacerlo los seudoinvestigadores paranormalógicos creyendo que así "analizan" una foto, lo que se ve es claramente una figura que está detrás de la puerta de herrería, pero que es etérea y semitransparente, sin señales obvias de manipulación y donde no es posible hacer ningún análisis muy válido que digamos.

Vaya, que engañar a los que están dispuestos a engañarse o bien tienen un sólido interés económico en sustentar cualquier engaño, es bastante fácil. Y lo digo porque yo soy un fotomanipulador más bien malón, me falta mucho para ser bueno como el gran Minu de Nerja o mi admirada fotoilustradora ucraniana Kassandra, que sí que la borda.