noviembre 08, 2006

Notas breves sobre Bilbao

Regreso de Bilbao, de participar en la jornada "Misterios a la luz de la ciencia", que se realizó dentro de la Semana de la Ciencia, llevando como motor al periodista Luis Alfonso Gámez (sí, el autor del blog Magonia y bestia negra de más de un vendedor de misterios) y celebrada con el apoyo de la Universidad del País Vasco, el Círculo Escéptico y el Center for Inquiry, además, claro de El Correo, mi casa editorial desde principios de este año, que hoy publica una divertida foto y una reseña detallada de lo que dijo cada uno de los participantes.


En la foto, de izquierda a derecha, Jon Sáenz (físico), Agustín Sánchez Lavega (astrofísico), un servidor y autor de este blog, Félix Goñi (médico y biofísico), Juan Ignacio Pérez (rector de la UPV) y Eduardo Angulo (biólogo).

El alto nivel de las participaciones no me sorprendió porque ya conocía a algunos de los que hablaron y me habían hablado muy bien de quienes no conocía.

Anoto entonces mis sorpresas.

Primero, el público. Entre 150 y 200 personas, jóvenes y no tanto, aguantaron a pie firme tres horas intensísimas, con cuatro participaciones de media hora cada una, en las que se aportó abundante información, más una mesa redonda final dedicada a los peligros del pensamiento mágico (donde se sumaron el rector Juan Ignacio Pérez y el dr. Félix Goñi) y a las preguntas del público.

Pero el número dice poco, lo que más dice es que una buena cantidad de los presentes tuvieron que almorzarse el acto sentados en el suelo o en unas escaleras porque se desbordó el cupo y se sobrepasaron las expectativas de la UPV, y que su interés era patente e intenso. El límite fue cuando Juan Soler, experto en ilusionismo "estilo Geller", dio una demostración de doblado de cucharas y otros trucos durante el intermedio... y docenas de personas prefirieron quedarse a verlo y saber cómo Geller engañó a medio mundo en lugar de ir por café y galletitas gratis.

Y es que el público tiene hambre de contar con información alternativa, la información que le escamotean los medios controlados por mercachifles de misterios, que copan sobre todo la radio y la televisión a mañana, tarde y noche, excluyendo a toda posición crítica aunque para ello tengan necesidad de usar a sus fans como golpeadores.

La gente quiere saber, la gente tiene derecho a saber.

Mi otra sorpresa, agradabilísima, fue que el rector Juan Ignacio Pérez se lanzara, con indudable valor, a señalar que el resurgimiento del pensamiento mágico ha sido so capa de la filosofía posmoderna y del relativismo cultural.

Me explico: cuando hace ya décadas el posmodernismo (o antimodernismo) se lanzó como el último grito de la moda filosófica, pocas voces se alzaron para señalar que se trataba meramente de otra filosofía (una más) destinada a la legitimación de la injusticia, a la celebración de la irracionalidad y al mantenimiento del status quo en sus vertientes más desagradables y a la lucha decidida contra la ilustración y sus efectos beneficiosos en la ciencia, la política y la sociedad. Escuchar hoy a un elemento clave en el mundo académico denunciarlo es sumamente estimulante y festejable, y así se lo dije al rector.

Mi tercera sorpresa fue escuchar una y otra vez la sugerencia, por parte de público y ponentes, de que esta actividad no debe ser flor de un día, sino que debería tener una continuidad que lleve a más y más personas una gran cantidad de información que habitualmente se les niega, tanto sobre extraterrestres, monstruos, predicciones meteorológicas con témporas y cabañuelas o fantasmas de cartón como sobre los otros muchos temas que hoy copan los medios y generan fabulosos negocios, moviendo millones y millones de euros sobre bases poco éticas, cuando no claramente delictivas.

Esperemos que siga. Este bloguero irredento, por lo pronto, está dispuesto a ir a donde sea para hablar de los temas que más o menos conoce después de treinta años de preguntarle a los paranormaleros cosas que nunca quieren responder.

Y, para los que preguntaron, ésta es la camiseta de gala que llevé para darle lustre al acto, con el filósofo y matemático Bertrand Russell en el papel de Keith Richards y el físico Albert Einstein en el papel de Mick Jagger.