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abril 27, 2008

El Exorcista, Parte II

Hace un par de años, reseñaba yo algunas andanzas de José Antonio Fortea Cucurull, un exorcista "por libre" (es decir, no autorizado por el Vaticano) y por entonces era ya párroco de Villalbilla (Madrid) y hacía el paripé con unos supuestos exorcismos con aspecto de una cutredad mayúscula, como lo comentamos por entonces.

José Antonio Fortea en la foto
de su página evangelizadora
de Facebook
Rápidamente repetiremos que todo mundo tiene derecho a creer en lo que le venga en gana, y viva la libertad religiosa, pero cuando un engendro de la inquisición sin idea de la moderna psiquiatría y psicología llega en el siglo XXI y le dice a una chiquilla con comportamientos desusados que está "poseída por el demonio", como suele hacerlo José Antonio Fortea Cucurull, bajamos del mundo de las creencias al de la acción real, de las ideas a los hechos, y entonces ya salimos de la libertad religiosa y entramos en el mundo de las leyes reales, a las que aún no atinan a ajustarse los señores de la sotana y las damas del hábito.

En nuestra crónica no sólo contábamos las andanzas del cura en su especialidad de "demonólogo", en la que tiene una licenciatura eclesiástica, sino a sus peculiares puntos de vista, coincidentes, por decirlo de modo amable, con el fanatismo preconciliar más franquista, con la derecha más cavernaria y con la sexofobia más dramática. No me crea usted, que soy medio comecuras y villista, escuche usted los maravillosos sermones del padre Fortea, con sus novedades en biología ("la semilla es un ser vivo") y su excepcional aprehensión del tema de las células madre, lo que son y lo que se puede y no hacer con ellas, y por supuesto vea usted el odio cachondo de Fortea a las leyes, a los periodistas y demás. En fin, a la menor oportunidad el padre Fortea Cucurull demuestra lo absolutamente retrógrado, irracional y despistado de eso que con indudable buen humor llama "su pensamiento".

Si no está dispuesto a escuchar ninguna otra de las cientos de grabaciones en la red con las que Fortea Cucurull erige su altar a sí mismo, a lo que considera su brillante intelecto y su gracia torera, por lo menos haga favor de escuchar esto, diez minutos de delirio fascinante en los que el sacerdote reescribe la historia para mayor gloria de Francisco Franco y de los curas que encabezaron escabechinas de rojos, de antipáticos y de ciudadanos que no le molaban a los de la sotanilla. Así, la "democracia" de Fortea fue destruida por la iglesia, y justifica la lucha contra el marxismo y el anarquismo, llamándolo, claro, lucha del bien (los obispos) contra el mal, con tanta pasión que no es difícil ver a José Antonio legitimando cualquier barbaridad de la derechona (el bien) contra los malditos sociatas que se están cargando la democracia... escúchelo usted y no me haga caso a mí, que mi antipatía por este personaje que hallo lamentable podría influir en mis interpretaciones. Usted interprete por su propio pie las palabras de Fortea y su guerra "permitida por Dios" o, palabra forteana, "purificación".

Pasa el tiempo, el exorcista deja de convocar el interés de personajes de la talla de Pedro Amorós y busca acurrucarse en el seno de una derecha rediviva al son de Federico Jiménez Losantos, "El Joseph Goebbels turolense", y su maravilloso grupo de cantos y danzas de odio y ferocidad. En una sola semana, nos encontramos con que el presunto montajista de posesiones diabólicas mediáticas de saldo se convierte de pronto en bloguero oficial del sitio Web Periodista Digital, que es como la versión un poco menos bestia del sitio de Jiménez Losantos, Libertad Digital. El diario online celebra con fasto el acontecimiento inventándole a Fortea una calidad de prestigioso exorcista y escritor surgida de alguna fantasía delirante, y de repente aparece también en Tele5 como "teólogo" llamado a defender la brillante idea de Esperanza Aguirre de que los sacerdotes católicos intervengan en los comités éticos (de bioética, aclaremos) para que opinen sobre abortos, sedaciones y otros temas, sean sus pacientes católicos o no. Temas en los que la iglesia católica en general, y la española en particular, se han revelado como integristas delirantes.

¿Está reciclando la Conferencia Eclesiástica a Fortea Cucurull como nuevo portavoz de los sectores más vergonzantes del catolicismo español? Al menos en una de sus primeras entradas, el cura declara "apoyo a los obispos en sus últimas jugadas en este tablero llamado España" basado en que la iglesia debe presionar y jugar al poder, cosa que le endulzará los oídos a todo el sector medieval. Sin embargo, aunque está reciclando su anterior blog en partes, me parece una lástima que deje fuera entradas como ésa en la que Fortea asegura pertenecer a una "raza" que parece que es la "romano-germánica" o algo similar, echando mano de la coartada aquélla que sugiere que se puede ser orgulloso de la "raza" propia sin ser "racista".

Ojalá esto al menos sirva para que cuando usted sienta la tentación de creer que esto de lo supernatural, los ritualetes y el fantasmerío, los platillos voladores y el compadreo con los Amoroses y los Jiménez es cosa sólo de relumbrón, billetuco y frikismo más bien light, tenga presente a este sacerdote que ha conseguido pasar de la demonología para ingenuos a la ideología para neofachas. Así otros brujos y exorcistas, pienso en López Rega, por ejemplo, en Rael y en Jim Jones, han llegado a ser responsables de vidas y haciendas cuando una sociedad sana no les permitiría usar cuchillos demasiado afilados para untarle mermelada a sus tostadas, que podrían lastimarse.