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septiembre 28, 2008

¿Medicina alternativa? Pues justicia alternativa

Quienes defienden la "medicina alternativa" o "inmedicina", y en especial los adalides de la anticiencia, de la antiinteligencia, los enemigos del método experimental y defensores de la "intuición" como alternativa al conocimiento certero contrastable me hacen pensar que son también defensores de una "justicia alternativa", o "injusticia", basada en las cosas que a ellos les parecen lo más valioso de la experiencia humana: las ocurrencias, las tradiciones antiguas y descabelladas, la ignorancia cuidadosamente cultivada, la "intuición" y el "feeling interior".

Hoy, en tiempos donde se nos hace fácil pedir una "prueba de ADN" o exigir la demostración de que una bala procede de una pistola, cuando la libertad de muchas personas depende de un análisis de los componentes de un tejido, o del momento de una muerte determinado según la entomología forense, cuando se puede exonerar a un inocente con un bastoncillo pasado suavemente por su mucosa bucal o por medio de otras pruebas, todas ellas basadas en la denostada ciencia, quizá sea oportuno hacer un pequeño gedankenexperiment, es decir, un "experimento mental" que no podemos hacer en la realidad pero que al desarrollarlo como conjetura nos puede dar una dimensión más clara de ciertas cosas, en este caso de los jefazos de la "inciencia".

Supongamos que mañana se aparece un grupo de la policía en casa de un conocido, famoso, rico y soberbio superhimbestigador del "misterio", al que llamaremos "Juan Javier Jiménez Brunete" o "Juanja".

Con la delicadeza que caracteriza a los grupos especiales de asalto de las policías de occidente, un seco besito del ariete hace volar la cerradura de la puerta de la casita de cuatro pisos con piscina y campo de golf donde vive y disftuta Juanja. Entran apuntando con sus coquetos rifles de asalto G36E de Heckler & Koch, que de verlos quitan el hipo, y apresan a Juanja clavándolo con suavidad en el parquet flotante de cedro americano de su sala de estar, esposándolo y llevándoselo a rastras por los pelos, lo cual muy ortodoxo no es.

Al ser presentado ante el juez Su Señoría Don Masaru Yotekemo, lo primero de lo que se queja Juanja es precisamente de que le dejaron la piel de la nariz en el parquet, lo arrastraron por el escaso cuando fino cabello, llevándose varios mechones, y no le leyeron sus derechos. Sin contar con que le aplaudieron los mofletes varias veces en el blindado policial y en los calabozos.

-No, señor-, explica el juez-. Es que ésta es una detención tradicional y alternativa. Si nuestros ancestros pudieron organizar su sistema jurídico perfectamente sin leerle nada a nadie ni respetar ningún derecho humano, pues nosotros podemos hacer lo mismo. Lo de los derechos humanos es una conspiración judeomasónicoestadounidense que data de entre 1776 y 1789, pero no es la verdad sólo porque usted lo diga.

Juanja desea responder, pero el guardia que lo acompaña le deja ir cortésmente un "estatequieto" con una cachiporra como un bate de béisbol, y Juanja deja de hablar, perdiendo el conocimiento para beneplácito del juez, no muy afecto a los escandalitos en su tribunal de justicia alternativo, complementario, tradicional y milenario.

Corremos un tupido velo sobre los dos días siguientes (más que suficientes para que el fiscal Falacio Vadoblada prepare un alegato primoroso) y lleguemos al día del juicio de Juanja, asesorado por un abogado no alternativo, Shark Eleiló.

-Señoría-, comienza el letrado Vadoblada-. El asesino Juan Javier Jiménez Brunete, aquí presente, mató el pasado 28 de febrero a Jumencio Larrañaga y a Perfidio Borabora, utilizando un jamón de Guijuelo a modo de arma contundente. Después de cometer el horrible crimen, decidió trasladar en bicicleta los cuerpos producto de su repugnante delito desde Nerja hasta Bilbao, donde procedió a enterrarlos en un sitio que, según algunos, es un antiguo cementerio romano, aunque otros dicen que en realidad es un templo extraterrestre, el debate continúa abierto.

Se hace un silencio en el que sólo se escucha caer la quijada de Juanja, que tartajea con dificultad:

-¿Yo? ¿Asesinato? Pero si el 28 de febrero estaba de viaje de investigación en Mónaco...

El abogado Shark Eleiló trata de impedir que su defendido hable fuera de turno, pero no consigue evitar que le den otro recordatorio a Juanja con la cachiporra entre la oreja y la sien.

-Las pruebas son las siguientes, señoría, y lo digo sobre todo para que las anoten los chicos de la prensa misteriológica que nos acompañan y nos sacarán sonrientes en sus coloridas portadas: 1) la declaración jurada de la vidente avilesina Soralla Morralla, que tuvo la visión del asesino Juan Javier Jiménez blandiendo el jamón (por cierto, no de los mejores), contra su víctima Jumencio Larrañaga; 2) una sicofonía aterradora obtenida en Almería por un grupo experto de la Sociedad Experta de Españoles Expertos en Paranormalidades Expertas, la SEEPE, en la que su director emérito, el ingeniero Fedro Albornoz, que ha estado en varias conferencias en el extranjero, identifica como foniatra judicial la voz de Perfidio Borabora que dice "la sangre es de Juan Javier". Su conclusión, por cierto, anula la tonta interpretación realizada por un subnormal de la policía científica que dijo que era la voz de un perico traído de Colombia diciendo "dame una galletica, Ismael", esta sangre se refiere a la encontrada en una toalla en las inmediaciones de las cuevas de Nerja, prueba concluyente de que las víctimas se defendieron, aún sin éxito, del sujeto al que me gusta llamar "el chacal Jiménez"; 3) la carta astral del asesino Juan Javier Jiménez desarrollada por el experto en astrología y autor de dieciséis libros Sofronio García, conocido profesionalmente como "El Profesor Ramsés Elevado al Cubo", donde demuestra inequívocamente que el asesino Juan Javier Jiménez estuvo en Nerja el día de los hechos y que, considerando la posición de Marte en la séptima casa y de la luna en conjunción con Saturno, las condiciones astrales hacían inevitable que cometiera dos asesinatos, no uno, ni tres.

-¡No me jodan! -alcanzó a gritar Juanja antes de recibir un cahciporrazo en la espinilla izquierda, que se le puso como una berenjena.

-Finalmente, su señoría-, concluyó el letrado Vadoblada-, la ruta de huida fue descrita con absoluta precisión por el experto en radiestesia Cócoro Cocorito, santero y cirujano psíquico, que fue también quien utilizó un péndulo de cristal de cuarzo energizado en la Gran Pirámide de Keops para identificar a las víctimas del asesino aquí presente. Esta identificación positiva y 100 por ciento certera fue, no obstante, confirmada por el experto médico alternativo y tradicional chino Johnny Cucusclán, quien le tomó el pulso a los esqueletos, verificando que estaban muertos, y luego analizó el Chi de los dos, certificando que los poseedores de dicho Chi eran las dos víctimas del desalmado chacal Jiménez.

Vadoblada terminó su alocución y se volvió para sonreírle a las cámaras de Más Cero, Enigmas Misteriosos, Año Parapsicológico y Mundo Allá. Luego se inclinó sobre las placas de las cámaras kirlianográficas de Cuarta Migraña, que registraron que tenía un aura de delicado color azul con vuelos en terlenka rosa y un velo de tul ayevas ideal para bodas, bautizos, comuniones y ejecuciones públicas. El juez decretó un receso de 15 minutos para hacer yoga.

Para estos momentos, Juan Javier se había babeado toda la camisa de seda y miraba a su abogado como esperando despertar de una pesadilla. No ayudó para nada lo primero que le dijo su letrado:

-La llevas cruda, Juanja.

-¡Pepepe...pero yo no hice nada, ni conozco a esos señores, ni estuve en Nerja, ni sé andar en bicicleta!

-¿Puedes probarlo? -preguntó el abogado Eleiló con una chispa de esperanza.

-Bueno, claro, como siempre que me voy de vacaciones llevo a mis cámaras para hacer un reportaje y que me salga gratis el meneo, de modo que el 28 estábamos precisamente haciendo "El abracadabrante misterio del Casino de Montecarlo", sobre un niño fantasma que huye de otros niños fantasmas por los pasillos del casino. Me vieron cientos de personas, incluso se apareció por allí el Príncipe Alberto, aunque no quiso saludarme.

-No, yo hablo de pruebas, -explicó pacientemente Shark Eleiló.

-Son pruebas -afirmó Juanja.

-¿Las tomas de vídeo son borrosas e indistinguibles como las fotos de fantasmas de pega cuyos derechos te regalan tus fans para que sigas forrándote el bolsillo?

-No, son nítidas y clarísimas, que llevamos cámaras de última generación y varios miles de euros en iluminación.

-Entonces no sirven. ¿Hiciste alguna sesión de Ouija con un espíritu que pudiera confirmar tu coartada?

-Usted me está vacilando -protestó Juanja-. Claro que no, yo fui a asolearme y apostar. Pero ninguna de las barbaridades que dijo el fiscal es admisible como prueba ya no digamos en un tribunal del siglo XXI, sino para cualquier persona con una neurona medio viva. La jsuticia funciona con pruebas claras, con evidencias...

-No, no... ésa es la justicia moderna, occidental, malévola y dedicada al negocio horrible de los abogados, los jueces y los editores de libros de leyes... son como la industria farmacéutica: malos, conspirativos y feos... en tu caso, y considerando tu estatura en el mundo del misterio, se aplica la justicia alternativa, tradicional y milenaria, y ésa no cree en que los científicos sepan la verdad sólo porque lo creen.

-Pero hay demostraciones...

-Importan un rábano. Por ejemplo, y para ubicarte, hice que los dos cuerpos identificados como los de tus víctimas fueran sometidos a un estudio científico. Un estudio forense señaló que el esqueleto identificado como Frumencio Larrañaga, atleta de deportes tradicionales vascos nacido en 1980 es una mujer adolescente de 16 años de edad y metro cuarenta de estatura, probablemente del siglo XIX y que murió de tuberculosis, mientras que la prueba del carbono 14 se concluyó que Perfidio Borabora era un soldado romano fallecido alrededor del año 200 de nuestra era, acuchillado por la espalda.

-¡Esas pruebas me exoneran!

-Te exoneraban y no... porque el fiscal Vadoblada argumentó que el médico que hizo el estudio forense era parte de la conspiración farmacéutico-médico-enfermeril que nos da medicinas que matan, lo cual invalidaba su calidad moral como testigo, mientras que ante los datos del carbono 14 señaló que es una prueba absolutamente poco confiable, considerando que dio mal la fecha del Santo Sudario de Cristo en Turín, situándolo en el siglo XIII y no en el I, por lo que no había ninguna certeza de que el esqueleto no fuera de Perfidio Borabora.

-¡Es de locos!

-Pero es súper tradicional... Y hay noventaycinco vecinos y amigos del fiscal que dicen que te vieron por el camino con la bicicleta y los dos cuerpos. ¿Acaso el juez va a creer que todos los que te vieron mienten o están locos?

-No se pueden llevar dos cadáveres en bicicleta de Nerja a Bilbao-, protestó Juanja.

-Ya, y se rieron de Galielo, ¿no lo recuerdas? ¿Acaso es imposible que lo hicieras sólo porque tú lo dices?

Se reanudó la sesión del tribunal y el juez Masaru Yotekemo anunció:

-A continuación, atenderemos al testimonio de la cuchara.

Se introdujo a la sala un brasero encendido sobre el cual un chamán yuyu de la África profunda y tradicional (en realidad un arquitecto senegalés inmigrante que vende cedés en Puerta del Sol) pasaba una gran cuchara metálica que parecía casi al rojo vivo.

-¿Qué es eso? -preguntó Juanja como si supiera que la respuesta no le iba a gustar.

-La prueba de la cuchara, una gran tradición beduina llamada Bisha'a. Cuando esté al rojo tienes que lamerla tres veces. Si te quemas, eres culpable.

-Ugh. ¿Y si no me quemo? ¿Y qué hace un africano en un ritual beduino?

-Depende de si el fiscal se quema o no. Y lo del africano es porque encontrar un Mubesha beduino en Madrid no es tan fácil. Pero mientras sea tradicional... El Mubesha decidirá quién dice la verdad, y el juez luego actuará en consecuencia.

No describiremos el procedimiento por cosas del decoro, bástele saber que, gracias a que el arquitecto senegalés era contrario a las barbaridades tradicionales y milenarias, la cuchara estaba lo bastante fría como para no arrancarle la capa superior de células de la lengua a ninguno de los dos, después de lo cual declaró un empate.

-Pero el fiscal hizo trampa -se defendió Juanja. El guardia ya lo iba a reconvenir con la cachiporra cuando el juez interrumpió.

-¿Qué dice el asesino?

-Presunto asesino. Mire cómo el fiscal Vadoblada está guardando en el bolsillo la tela anticalor que se puso en la lengua para lamer la cuchara.

-¿Está usted dudando escépticamente de la buena voluntad del experto en la fiscalía don Falacio Vadoblada? ¿Es que no tiene la mente abierta usted?

-Pero yo lo ví... -farfulló Juanja.

-Guardia, ábrale un poco la mente-, ordenó el juez, y Juanja recibió otro "vuelvoenunrato" a cargo del brazo inmisericorde de la ley.

Cuando Juanja despertó, estaba atado a una viga, sobre una cama de paja y ramas. Escuchó la voz del juez:

-Considerando las pruebas de muchísimos expertos y testimonios de personas tan confiables como dos capitanes de aviación, un policía de franco y un profesor de escuela, y dado que no pudo defenderse, prefiriendo dormirse en la parte más jugosa del juicio, se procede a cumplir la condena tradicional, alternativa, milenaria, fruto de la sabiduría de nuestros ancestros, de quemar al asesino y probablemente brujo, según señaló muy asustada una testigo que parecía buena persona, Juan Javier Jiménez Brunete. La solicitud del abogado oficial y miembro de la conspiración de los Illuminati Shark Eleiló de que se le aplique la justicia sospechosamente moderna y cientificista condenándolo a prisión ha sido denegada por abucheo público.

Enciéndase la hoguera y cúmplase mi voluntad.