Con el recuerdo de los civiles sitiados de Sarajevo a los que hace muchos años les escribí en un foro irregular que Sarajevo prevalecería como había prevalecido Lídice, la ciudad que Hitler trató de borrar del mapa.
Gracias a la agudeza de Julio Arrieta, he visitado la página de la clínica de "medicina" alternativa en la que medraba el genocida racista y neonazi Radovan Karadzic según informan los diarios bajo el nombre de Dragan Dabic, dando conferencias, atendiendo enfermos y escribiendo en una revista llamada "Vida sana".
(Nueva actualización 9 de agosto: La página que los medios internacionales difundieron como página Web personal del "Dr." Dragan Dabic fue un bulo hecho a toda velocidad por el artista conceptual Tristan Dare. Las fotos de Karadzic en su advocación de gurú newagero sanador son, empero, todas reales. Lo demás fue un esfuerzo de Dare por hacer una historia que parecíera real en la que cayeron numerosos medios de comunicación.)
Varias personas me han preguntado si no viene al caso señalar esto con la sorna habitual de este blog que no amenaza con desaparecer, si no era oportunidad genial para repartir hostias como hogazas de pan.
La respuesta es no.
Primero, porque lo que ha hecho Karadzic es en extremo serio como para tomárselo a cachondeo. No pienso seguir la farsantesca trivialización de las masacres en la que están empeñados los soplapitos, que tranquilamente dan pábulo a teorías extravagantes sobre el nazismo porque el tema parece apasionarles, pero sin destacar la maldad y la crueldad que había detrás de lo que a veces cuentan como "inocentes" o "misteriosas" búsquedas esotéricas.
Segundo, aunque tengo la íntima convicción de que la mayoría de los vendedores de cuentos tienen un cierto desprecio por las vidas y el bienestar ajenos y son capaces de bajezas varias para aumentar su cuestionable facturación (como la depredación de historias con niños en desgracia, al estilo inimitable de bruja de cuento que caracteriza a Íker Jiménez, o la actitud de ghoul de los cadáveres del 11-M que rentabiliza desde la desvergüenza Bruno Cardeñosa, quien sigue sin compartir con las víctimas del 11-M los buenos ingresos de sus libracos y participaciones mediáticas sobre el tema), creo sinceramente que no se les puede equiparar a un monstruo como Karadzic. O al menos no de modo general. Ciertamente sí pondría en la misma liga a Matthias Rath o a los hermanos Chahín, pero los periodistas del misterio trabajan en niveles más "humanos" de la malevolencia y la falta de ética.
Tercero, ni como chiste pasa que el genocidio y el racismo sean elementos infaltables del "misterio" según nos lo venden los "expertos" autonombrados de esta sufrida España. Sí, hay áreas en las que el racismo campea, como las ocurrencias absurdas de Von Däniken o los momentos más negros de la teosofía de la Blavatsky (recogidos debidamente por el nazismo como parte de su rollo), pero en general se tiende a ser más inocente y a veces, incluso, como en el caso de los "abducidos" Betty y Barney Hill, la fama espuria que da el andar con los alienígenas ha servido para reducir la presión del racismo social (ella era blanca, él negro, y en los años 50 eso era difícil). Los falsos misterios, pues, no son por fuerza fascistas, racistas ni nazófilos, son simplemente embustes desvergonzados.
Cuarto, me queda claro que lo que sí sabían con certeza Kradzic y sus protectores es que los gobiernos, todos, las policías, todas, y los periodistas, casi todos, suelen pasar por alto locuras como la "medicina cuántica humana", la "medicina ortomolecular", las "terapias bioenergéticas" y las demás estupideces inanes y brujeriles, que los gurús con ojos de loco y barbas sin peinar pueden pasar desapercibidos ante la sociedad mientras depredan a sus víctimas, que no tienen que ser muchas para enriquecer sabrosamente a los practicantes de tales patrañas. Impunidad social e impunidad legal van muchas veces de la mano, de modo que Karadzic podía tomarse un café con una joven entusiasta de lo "alternativo" en un sitio público, hablando de acupuntura y fingiéndose Dabic, mejor conocido como "el Dr. David". Los doctorados, se dio cuenta el criminal de guerra, se los puede autoconceder uno sin miedo a que el estado le pregunte por el título. Así, por ejemplo, vivía el "Dr." Coté y así depreda presupuestos varios el "Dr." Masaru Emoto. Y a veces tal me hace poca gracia y me inspira pocos chistes.
Es la falta de atención de nuestras instituciones a las barbaridades que se expenden en los centros de supuesta salud y falsas terapias lo que aprovechó Karadzic, junto con el hecho de que la lectura de una docena de páginas Web da a cualquiera datos suficientes como para hablar de "cuántica" y de "energías universales" como si supiera de lo que está hablando, a poco que se dé cuenta de que los que escribieron las páginas Web tampoco "saben" nada, sino que inventan estupideces dentro de un marco de creencias común.
Que alguien como Karadzic, un genocida con miles de muertos a la espalda, ejecutados por el "delito" de ser musulmanes, pueda desaparecer en ese mundo hediondo de mentiras y timos habla de la necesidad que hay de que tales actividades sean mejor controladas por los gobiernos y policías, pero nada más. Karadzic sabía que son el espacio de la impunidad, y tenía razón. Los demás que medran en él, los Paco Porras y los Javier Sierra, también lo saben... y tienen razón.
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julio 23, 2008
julio 08, 2008
Triunfan las víctimas del SIDA contra el negocio asesino
Alguna vez hemos mencionado ya en este blog a Matthias Rath, un médico alemán que expende vitaminas a un elevado precio en Sudáfrica, asegurando (sin más pruebas que sus afirmaciones) que estos complementos vitamínicos adornados con su cara curan el SIDA, ni más ni menos.
La desesperación que existe en Árica es tal que los políticos son capaces de aceptar cualquier salida. La ministra de salud Manto Tshabalala Msimang ha sido cómplice de Rath y asegura igualmente que la remolacha y el ajo curan el SIDA. ¿Cómo lo sabe? La buena señora no lo sabe. Punto.
Un ejemplo que sí han mencionado los medios es el de Yahya Jammeh, presidente de Gambia, que afirma que cura el SIDA a base de hierbas, y al que no le guste, como ocurrió con la doctora Fadzai Gwaradzimba, que criticó como se merece la barbaridad de Jammeh, le dan 48 horas para salir del país y no volver. Jammeh dice que con el Corán y siete hojas, cura el Sida los jueves.
De Rath se habla menos quizá porque a) es blanco y occidental, b) se finge salvador de la humanidad y ha llegado a poner querellas contra la ONU y c) tiene muchísima más plata que el presidente de Gambia, pues lleva años vendiendo vitaminas (insistimos: por encima de su precio comercial habitual) para "curar el SIDA" en África, con una nómina de muertos que no parece importarle mucho a occidente.
Pero sí a los sidóticos africanos, que han visto a numerosas personas morir en las garras de este personaje.
Como informa brevemente (y algo tardíamente) El País y más a fondo (pero en inglés) PlusNews, sitio de activismo contra el VIH/SIDA, el pasado 13 de junio se consiguió que la Suprema Corte de Sudáfrica declarara ilegales las "pruebas clínicas" de las multivitaminas de Rath, y prohibió que continuaran. Tales "pruebas clínicas" implicaban, claro, quitarle los antirretrovirales que permitían sobrevivir a las víctimas de Rath y darles las vitaminas que supuestamente los "curarían".
El grupo Campaña de Acción para el Tratamiento (Treatment Action Campaign, TAC) ha registrado entre 5 y 12 muertes ocasionadas por los salvajes "estudios" con los que Rath pretendía legitimar su sucio negocio. Claro, Rath es practicante de la "medicina alternativa" que adoran los occidentales más bobos, y sus víctimas eran negros y pobres a los que les daba 75 euros al mes y algo de comida para convencerlos de no tratarse con métodos probados... por eso, quizá, los "grandes investigadores del misterio" y los "conspirólogos" más conspicuos han callado ante estas muertes. Quizá si los muertos hubieran sido chimpancés u orangutanes habrían concitado algo más de compasión y solidaridad en los círculos del "holismo" interesado. Y, si una farmacéutica de verdad, sujeta a las leyes de distintos países y sometida a la vigilancia continua de amigos y enemigos fuera responsable de la muerte de entre cinco y doce europeos o estadounidenses, es de esperarse que una colección interminable de ONG newageras hicieran coloridas manifestaciones exigiendo la cabeza de los responsables.
Da qué pensar, realmente.
Por eso, merece compartirse la alegría (subrayada por la sombra de la tristeza ante las vidas irrecuperables) con la que Zackie Achmat, fundador de la TAC gritó al salir del Tribunal Supremo de Ciudad del Cabo: "¡Camaradas, ganamos!"
El Supremo, además de prohibir que continuara la carnicería de Rath, prohibe que el negociante del dolor ajeno publique más anuncios afirmando que su producto cura el SIDA, al menos hasta ser sometido a una cuidadosa revisión por parte del Consejo de Conrtol Mëdico sudafricano. Rath ha empapelado África con sus anuncios, ganando en el proceso una cuantiosa fortuna, según se informa. No deja de ser llamativo que los antirretrovirales sean gratuitos en Sudáfrica, y que este "paladín de la medicina alternativa" promueva que mejor le den dinero a él.
El juez Dumisani Zoni ordenó además a la Ministra de Salud, la "señora remolacha", Manto Tshabalala-Msimang que tomen "medidas razonables" para evitar que Rath participe en tales actividades, y ordenó también una investigación a fondo de las "pruebas clínicas" de las vitaminas de Rath.
Nathan Geffen, portavoz de la TAC, dijo que la sentencia era "una victoria para el estado de derecho y la gobernanza científica de la medicina", y siguió afirmando que durante la última década, ese estado de derecho había sido puesto en tela de juicio por la ministra Tshabalala-Msimang, creando una "cultura de la impunidad tal que charlatanes como Matthias Rath se pueden salir con la suya engañando a personas vulnerables".
Que eso pase en el África herida por el SIDA que han promovido además organizaciones tan potentes como el Vaticano y su lucha contra el preservativo (en la que participó intensamente Teresa de Calcuta, reputada "buena persona") mientras que en occidente se debate sobre darle aceptación legal sin necesidad de ofrecer pruebas científicas a la homeopatía, la acupuntura y otras formas de brujería irracional es inquietante. Porque los muertos mueren igual en todas partes. Como señaló el propio Nathan Geffen al hablar del testimonio de dos familias con parientes que habían fallecido a manos del farsante alemán: "Aunque ésta es una gran victoria, no olvidemos que se perdieron vidas humanas reales como consecuencia de las acciones de Matthias Rath y, más importante, por la omisión de Tshabalala-Msimang y el presidente (Mbeki) de detener este tipo de curanderismo".
Las muertes, según Geffen, se deben a que la ministra de salud ha "creado la ilusión de que la gente con VIH tiene una elección razonable entre los antirretrovirales contra remedios alternativos".
Es la misma ilusión que se promueve hoy, en Europa, sobre "elecciones" entre la insulina y hierbas inútiles, entre la quimioterapia y diversas pócimas, entre la medicina y la mentira.
A continuación, la TAC irá contra otros charlatanes del SIDA, como Zeblon Gwala, supuesto inventor del "Ubhejane" y Tine van der Maas, una enfermera (que lo fue sólo nueve meses) y que produce un potingue con remolachas (y el apoyo de la ministra Manto Tshabalala-Msimang, por supuesto) que tampoco cura el SIDA.
Además del SIDA, el vendedor de milagros Matthias Rath afirma que sus multivitaminas curan las enfermedades cardiacas, el cáncer, la diabetes, la gripe aviar y muchas otras afecciones. Y ante las críticas, no sale del más absurdo argumento de todos los defensores de la brujería: que todos los que se le oponen están pagados por "la industria farmacéutica".
Claro que tampoco puede probar esa acusación populista y boba, pero suena bien y lo pone a él en calidad de "héroe" de ésos a los que les chupan las suelas de los zapatos en las redacciones de revistas y programas misteriológicos y en las ONG del buenismo baratón, donde tienen amplio cartel afirmaciones como la siguiente, que suelta Matthias Rath con toda desvergüenza en relación con su libro de 2007 End AIDS!, cuyo tema, dice, es "el colonialismo farmacéutico y sus consecuencias genocidas para la gente del mundo en desarrollo".
Sin duda impresionará a más de uno. Eso entristece.
(Gracias a Yamato por ponerme en la pista de esta noticia.)
La desesperación que existe en Árica es tal que los políticos son capaces de aceptar cualquier salida. La ministra de salud Manto Tshabalala Msimang ha sido cómplice de Rath y asegura igualmente que la remolacha y el ajo curan el SIDA. ¿Cómo lo sabe? La buena señora no lo sabe. Punto.
Un ejemplo que sí han mencionado los medios es el de Yahya Jammeh, presidente de Gambia, que afirma que cura el SIDA a base de hierbas, y al que no le guste, como ocurrió con la doctora Fadzai Gwaradzimba, que criticó como se merece la barbaridad de Jammeh, le dan 48 horas para salir del país y no volver. Jammeh dice que con el Corán y siete hojas, cura el Sida los jueves.
De Rath se habla menos quizá porque a) es blanco y occidental, b) se finge salvador de la humanidad y ha llegado a poner querellas contra la ONU y c) tiene muchísima más plata que el presidente de Gambia, pues lleva años vendiendo vitaminas (insistimos: por encima de su precio comercial habitual) para "curar el SIDA" en África, con una nómina de muertos que no parece importarle mucho a occidente.
Pero sí a los sidóticos africanos, que han visto a numerosas personas morir en las garras de este personaje.
Como informa brevemente (y algo tardíamente) El País y más a fondo (pero en inglés) PlusNews, sitio de activismo contra el VIH/SIDA, el pasado 13 de junio se consiguió que la Suprema Corte de Sudáfrica declarara ilegales las "pruebas clínicas" de las multivitaminas de Rath, y prohibió que continuaran. Tales "pruebas clínicas" implicaban, claro, quitarle los antirretrovirales que permitían sobrevivir a las víctimas de Rath y darles las vitaminas que supuestamente los "curarían".
El grupo Campaña de Acción para el Tratamiento (Treatment Action Campaign, TAC) ha registrado entre 5 y 12 muertes ocasionadas por los salvajes "estudios" con los que Rath pretendía legitimar su sucio negocio. Claro, Rath es practicante de la "medicina alternativa" que adoran los occidentales más bobos, y sus víctimas eran negros y pobres a los que les daba 75 euros al mes y algo de comida para convencerlos de no tratarse con métodos probados... por eso, quizá, los "grandes investigadores del misterio" y los "conspirólogos" más conspicuos han callado ante estas muertes. Quizá si los muertos hubieran sido chimpancés u orangutanes habrían concitado algo más de compasión y solidaridad en los círculos del "holismo" interesado. Y, si una farmacéutica de verdad, sujeta a las leyes de distintos países y sometida a la vigilancia continua de amigos y enemigos fuera responsable de la muerte de entre cinco y doce europeos o estadounidenses, es de esperarse que una colección interminable de ONG newageras hicieran coloridas manifestaciones exigiendo la cabeza de los responsables.
Da qué pensar, realmente.
Por eso, merece compartirse la alegría (subrayada por la sombra de la tristeza ante las vidas irrecuperables) con la que Zackie Achmat, fundador de la TAC gritó al salir del Tribunal Supremo de Ciudad del Cabo: "¡Camaradas, ganamos!"
El Supremo, además de prohibir que continuara la carnicería de Rath, prohibe que el negociante del dolor ajeno publique más anuncios afirmando que su producto cura el SIDA, al menos hasta ser sometido a una cuidadosa revisión por parte del Consejo de Conrtol Mëdico sudafricano. Rath ha empapelado África con sus anuncios, ganando en el proceso una cuantiosa fortuna, según se informa. No deja de ser llamativo que los antirretrovirales sean gratuitos en Sudáfrica, y que este "paladín de la medicina alternativa" promueva que mejor le den dinero a él.
El juez Dumisani Zoni ordenó además a la Ministra de Salud, la "señora remolacha", Manto Tshabalala-Msimang que tomen "medidas razonables" para evitar que Rath participe en tales actividades, y ordenó también una investigación a fondo de las "pruebas clínicas" de las vitaminas de Rath.
Nathan Geffen, portavoz de la TAC, dijo que la sentencia era "una victoria para el estado de derecho y la gobernanza científica de la medicina", y siguió afirmando que durante la última década, ese estado de derecho había sido puesto en tela de juicio por la ministra Tshabalala-Msimang, creando una "cultura de la impunidad tal que charlatanes como Matthias Rath se pueden salir con la suya engañando a personas vulnerables".
Que eso pase en el África herida por el SIDA que han promovido además organizaciones tan potentes como el Vaticano y su lucha contra el preservativo (en la que participó intensamente Teresa de Calcuta, reputada "buena persona") mientras que en occidente se debate sobre darle aceptación legal sin necesidad de ofrecer pruebas científicas a la homeopatía, la acupuntura y otras formas de brujería irracional es inquietante. Porque los muertos mueren igual en todas partes. Como señaló el propio Nathan Geffen al hablar del testimonio de dos familias con parientes que habían fallecido a manos del farsante alemán: "Aunque ésta es una gran victoria, no olvidemos que se perdieron vidas humanas reales como consecuencia de las acciones de Matthias Rath y, más importante, por la omisión de Tshabalala-Msimang y el presidente (Mbeki) de detener este tipo de curanderismo".
Las muertes, según Geffen, se deben a que la ministra de salud ha "creado la ilusión de que la gente con VIH tiene una elección razonable entre los antirretrovirales contra remedios alternativos".
Es la misma ilusión que se promueve hoy, en Europa, sobre "elecciones" entre la insulina y hierbas inútiles, entre la quimioterapia y diversas pócimas, entre la medicina y la mentira.
A continuación, la TAC irá contra otros charlatanes del SIDA, como Zeblon Gwala, supuesto inventor del "Ubhejane" y Tine van der Maas, una enfermera (que lo fue sólo nueve meses) y que produce un potingue con remolachas (y el apoyo de la ministra Manto Tshabalala-Msimang, por supuesto) que tampoco cura el SIDA.
Además del SIDA, el vendedor de milagros Matthias Rath afirma que sus multivitaminas curan las enfermedades cardiacas, el cáncer, la diabetes, la gripe aviar y muchas otras afecciones. Y ante las críticas, no sale del más absurdo argumento de todos los defensores de la brujería: que todos los que se le oponen están pagados por "la industria farmacéutica".
Claro que tampoco puede probar esa acusación populista y boba, pero suena bien y lo pone a él en calidad de "héroe" de ésos a los que les chupan las suelas de los zapatos en las redacciones de revistas y programas misteriológicos y en las ONG del buenismo baratón, donde tienen amplio cartel afirmaciones como la siguiente, que suelta Matthias Rath con toda desvergüenza en relación con su libro de 2007 End AIDS!, cuyo tema, dice, es "el colonialismo farmacéutico y sus consecuencias genocidas para la gente del mundo en desarrollo".
Sin duda impresionará a más de uno. Eso entristece.
(Gracias a Yamato por ponerme en la pista de esta noticia.)
julio 05, 2008
Creacionismo más o menos de contrabando
En lo que me recupero del más reciente asombro sobre las creencias irracionales de Pedro Pozas Terrados, "primatologista" según el currículum que se ha inventado (por supuesto no existen los "primatologistas", a lo mucho hay "primatólogos", especialidad de la zoología), que afirma que las leyes de la termodinámica fueron inventadas por las multinacionales para que no tengamos máquinas de movimiento perpetuo, recupero mi asombro también de que el Vaticano siga fingiendo que no apoya al creacionismo cuando otra vez los han pìllado con las manos en la masa científica.
La Universidad San Jorge, tiene previsto realizar en la Expo de Zaragoza y en el espacio del Imperio Vaticano (es un estado imperial, no lo olvidemos, aunque suene feo y demodé) del 10 al 12 de julio, un supuesto, falso, sedicente y chapucero "Congreso Internacional sobre Ecología" presidido por el Cardenal Renato Raffaele, hombre cuya experiencia en el terreno de la ecología es... pues inexistente, pero da igual.
Para valorar si aquí se habla de ecología o es un simple pretexto evangelizador, revisamos rápidamente el programa. Empieza con el rollo "El hombre, espíritu corpóreo en el mundo", título cuando menos discutible, pero utilizado sin más por el Prof. Giovanni Salmeri, de la Universidad La Sapienza (Roma), lo cual suena impresionante, hasta que uno ve que no es, por si iba usted a caer en el garlito, profesor de ecología, sino teólogo de la Universidad Pontificia Lateranense, cuyo departamento de ecología no existe y cuyos estudios internacionales en ecología tampoco. A continuación, viene otro título erisipelante, "La irreducibilidad del hombre al mundo", donde a más de patear a la gramática, se incluyen los siguientes temas: "El contraste del ser humano respecto de los demás vivientes: la dignidad personal del hombre", del Prof Santiago García Acuña, Facultad de Teología San Dámaso (Madrid), que tampoco tiene ni idea de ecología. Luego tenemos "El hombre, 'señor y custodio' del mundo", por el Prof. Pablo Domínguez Prieto, Facultad de Teología San Dámaso (Madrid). Después de que la sagrada manduca, finalmente tenemos un tema que parecería que tiene que ver con la ecología: "El mundo, contexto de la vida del hombre", que será regalado por el Prof. Rafael Alvira Domínguez, de la Universidad de Navarra (Pamplona), y que buscando un poco resulta que tampoco sabe de ecología, porque es doctor en filosofía y metafísico. Para entonces, al parecer, los organizadores consideran que ya está debidamente adobado el cerdito como para soltar el plato fuerte, la esencia del tema: "Un mundo con sentido: el diseño inteligente del universo", que incluye comunicaciones con títulos tan astringentes como: "El mundo en su condición de religado al 'Lógos' creador y como don de Éste al hombre en cuanto criatura que tiene 'lógos'", que será interpretado por la Prof. Esther Godoy Henarejos, de la Universidad de Murcia, y que por una coincidencia verdaderamente asombrosa, también es profesora de filosofía sin nada en su currículum sospechoso de relacionarse con la biología y menos aún la especialidad de la ecología. Como siguiente número, se cantará "El mundo como 'cosmos' y la problematicidad del 'caos' en cuanto naturaleza enfrentada con el hombre", en la bien educada voz del Prof. Juan Arana Cañedo-Argüelles, de la Universidad de Sevilla y quien, no queriendo ser menos, también es filósofo y sus publicaciones tampoco han tenido nunca nada que ver con la ecología, ni estirando la definición como un chicle bomba.
Y allí termina el programa fel primero de tres días de este festival teológico de rompe y rasxga.
¿Y la ecología?
Pues el problema parece ser que la palabra ecología ha sido básicamente tomada al abordaje de mala manera por los organizadores para simular que su edificio de teología creacionista ultracatólica, cuyo lugar natural es el púlpito, el seminario, la sacristía o la conversación posterior al chocolate en una pantagruélica cena de príncipes de la iglesia, pero que en la Expo Zaragoza simplemente no viene al caso. El Imperio Vaticano, empero, quiso meter sus creencias en el espacio de la Expo y para ello utilizó este procedimiento, que sin embargo parece que no engañó a nadie. La Asociación Española de Ecología Terrestre envió una protesta a la Universidad San Jorge y al presidente del Gobierno aragonés diciendo, según informa el diario Público: "Consideramos inaceptable que se utilice el término ecología para denominar a un congreso que, sencillamente, no trata sobre ningún contenido propio de esta ciencia y constituye un engaño a las entidades financiadoras, a los asistentes y a la sociedad en general", según el vicepresidente de la AEET, el catedrático de Ecología Adrián Escudero. (Nótese qué curioso que un señor que sabe de ecología y de ciencia esté al frente de una asociación de ecología, cuando la Universidad San Jorge puede hacer un congreso "internacional" de ecología sin un solo ecologista y el Proyecto Gran Simio puede cambiar las leyes españolas sin tener en su directiva tampoco a ningún científico, cosas veredes.) A juicio de este ecologista, es especialmente grave que se utilice el marco de la Expo Zaragoza para tratar "temas tan alejados de la ecología y de la ciencia como el diseño inteligente del universo, un eufemismo utilizado por los organizadores del evento para hablar de creacionismo".
Aclaremos que el director general del Pabellón del Imperio Vaticano, José María Gorgojo, asegura que el cardenal Renato Raffaele Martino "es un experto en la materia, que ha publicado bastantes libros sobre ecología", lo cual no se ha podido sustanciar, ya que el único libro publicado y firmado por este diplomático eclesiástico de carrera desde 1962 es Pace E Guerra, y usted se quedará helado al enterarse de que... no tiene que ver con la ecología.
No deja de ser patético que este intento por religionizar una actividad seria se dé en la "Tribuna del agua", donde ya la Expo Zaragoza hizo el más patético ridículo al albergar la presentación comercial y anticientífica "Los mensajes del agua", a cargo del famoso embustero y empresario nipón Masaru Emoto, que presentó su colección de falsedades y productos carísimos para seguir amasando una malhabida fortuna hace casi exactamente un año, el 24 de julio de 2007, responsabilizándose del desaguisado la Tribuna del Agua - Expo Zaragoza 2008 y la Asociación de Amigos de Emoto, negocio del que ya hemos hablado aquí y que también usurpa la palabra "ecología" para embaucar consistorios y sacarles financiamiento para seguir promoviendo su negocio falsario.
Al menos, como también informa el diario Público, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), presente en el comité científico del congreso a través de su delegado en Aragón, Mariano Laguna, ha sido el primero en desmarcarse del evento ante su falso contenido sobre ecología. Según fuentes del mayor organismo científico de España, "el CSIC debe aclarar, de manera tajante, que no apoya este congreso y no va a participar en ninguna de sus sesiones". El diario también señala que "El director de la Estación Biológica de Doñana, Fernando Hiraldo, también ha mostrado su rechazo a que se intente colar la doctrina creacionista con la careta de un congreso de ecología. 'Resulta patético, es como si nosotros organizáramos un congreso de teología', sostiene. 'Me parece muy bien que cada uno defienda sus ideas, pero deberían ser honrados y no llamarlo Congreso Internacional de Ecología', añade".
No menos interesante es la pieza que el Doctor Fernando Valladares ha publicado en Público en su calidad de presidente de la Asociación Española de Ecología Terrestre, sobre todo porque en estos días el doctor Valladares también encontró el tiempo para responder a nuestra pregunta sobre el Proyecto Gran Simio y su Proyecto Gran Garrote, del que seguiremos hablando en otra entrada.
El Congreso Internacional de Teología Disfrazada Fallidamente de Ecología seguirá adelante, al parecer. Sigue sin haber, lamentablemente, decisión de luchar contra la seudociencia y la anticiencia en los salones de la política nacional. No importa la falsedad, la estupidez o el grado de mezquindad que mueva las acciones más delirantes, si tienen apoyo por parte de algún poder, en todos los partidos sobran cortesanos dispuestos a arrastrarse por el suelo para tener contentos a los manipuladores, sean éstos del último imperio del planeta o adoradores de Gaia convencidos de que las leyes de la termodinámica las inventaron las multinacionales.
Muy triste es esto, sin duda.
La Universidad San Jorge, tiene previsto realizar en la Expo de Zaragoza y en el espacio del Imperio Vaticano (es un estado imperial, no lo olvidemos, aunque suene feo y demodé) del 10 al 12 de julio, un supuesto, falso, sedicente y chapucero "Congreso Internacional sobre Ecología" presidido por el Cardenal Renato Raffaele, hombre cuya experiencia en el terreno de la ecología es... pues inexistente, pero da igual.
Para valorar si aquí se habla de ecología o es un simple pretexto evangelizador, revisamos rápidamente el programa. Empieza con el rollo "El hombre, espíritu corpóreo en el mundo", título cuando menos discutible, pero utilizado sin más por el Prof. Giovanni Salmeri, de la Universidad La Sapienza (Roma), lo cual suena impresionante, hasta que uno ve que no es, por si iba usted a caer en el garlito, profesor de ecología, sino teólogo de la Universidad Pontificia Lateranense, cuyo departamento de ecología no existe y cuyos estudios internacionales en ecología tampoco. A continuación, viene otro título erisipelante, "La irreducibilidad del hombre al mundo", donde a más de patear a la gramática, se incluyen los siguientes temas: "El contraste del ser humano respecto de los demás vivientes: la dignidad personal del hombre", del Prof Santiago García Acuña, Facultad de Teología San Dámaso (Madrid), que tampoco tiene ni idea de ecología. Luego tenemos "El hombre, 'señor y custodio' del mundo", por el Prof. Pablo Domínguez Prieto, Facultad de Teología San Dámaso (Madrid). Después de que la sagrada manduca, finalmente tenemos un tema que parecería que tiene que ver con la ecología: "El mundo, contexto de la vida del hombre", que será regalado por el Prof. Rafael Alvira Domínguez, de la Universidad de Navarra (Pamplona), y que buscando un poco resulta que tampoco sabe de ecología, porque es doctor en filosofía y metafísico. Para entonces, al parecer, los organizadores consideran que ya está debidamente adobado el cerdito como para soltar el plato fuerte, la esencia del tema: "Un mundo con sentido: el diseño inteligente del universo", que incluye comunicaciones con títulos tan astringentes como: "El mundo en su condición de religado al 'Lógos' creador y como don de Éste al hombre en cuanto criatura que tiene 'lógos'", que será interpretado por la Prof. Esther Godoy Henarejos, de la Universidad de Murcia, y que por una coincidencia verdaderamente asombrosa, también es profesora de filosofía sin nada en su currículum sospechoso de relacionarse con la biología y menos aún la especialidad de la ecología. Como siguiente número, se cantará "El mundo como 'cosmos' y la problematicidad del 'caos' en cuanto naturaleza enfrentada con el hombre", en la bien educada voz del Prof. Juan Arana Cañedo-Argüelles, de la Universidad de Sevilla y quien, no queriendo ser menos, también es filósofo y sus publicaciones tampoco han tenido nunca nada que ver con la ecología, ni estirando la definición como un chicle bomba.
Y allí termina el programa fel primero de tres días de este festival teológico de rompe y rasxga.
¿Y la ecología?
Pues el problema parece ser que la palabra ecología ha sido básicamente tomada al abordaje de mala manera por los organizadores para simular que su edificio de teología creacionista ultracatólica, cuyo lugar natural es el púlpito, el seminario, la sacristía o la conversación posterior al chocolate en una pantagruélica cena de príncipes de la iglesia, pero que en la Expo Zaragoza simplemente no viene al caso. El Imperio Vaticano, empero, quiso meter sus creencias en el espacio de la Expo y para ello utilizó este procedimiento, que sin embargo parece que no engañó a nadie. La Asociación Española de Ecología Terrestre envió una protesta a la Universidad San Jorge y al presidente del Gobierno aragonés diciendo, según informa el diario Público: "Consideramos inaceptable que se utilice el término ecología para denominar a un congreso que, sencillamente, no trata sobre ningún contenido propio de esta ciencia y constituye un engaño a las entidades financiadoras, a los asistentes y a la sociedad en general", según el vicepresidente de la AEET, el catedrático de Ecología Adrián Escudero. (Nótese qué curioso que un señor que sabe de ecología y de ciencia esté al frente de una asociación de ecología, cuando la Universidad San Jorge puede hacer un congreso "internacional" de ecología sin un solo ecologista y el Proyecto Gran Simio puede cambiar las leyes españolas sin tener en su directiva tampoco a ningún científico, cosas veredes.) A juicio de este ecologista, es especialmente grave que se utilice el marco de la Expo Zaragoza para tratar "temas tan alejados de la ecología y de la ciencia como el diseño inteligente del universo, un eufemismo utilizado por los organizadores del evento para hablar de creacionismo".
Aclaremos que el director general del Pabellón del Imperio Vaticano, José María Gorgojo, asegura que el cardenal Renato Raffaele Martino "es un experto en la materia, que ha publicado bastantes libros sobre ecología", lo cual no se ha podido sustanciar, ya que el único libro publicado y firmado por este diplomático eclesiástico de carrera desde 1962 es Pace E Guerra, y usted se quedará helado al enterarse de que... no tiene que ver con la ecología.
No deja de ser patético que este intento por religionizar una actividad seria se dé en la "Tribuna del agua", donde ya la Expo Zaragoza hizo el más patético ridículo al albergar la presentación comercial y anticientífica "Los mensajes del agua", a cargo del famoso embustero y empresario nipón Masaru Emoto, que presentó su colección de falsedades y productos carísimos para seguir amasando una malhabida fortuna hace casi exactamente un año, el 24 de julio de 2007, responsabilizándose del desaguisado la Tribuna del Agua - Expo Zaragoza 2008 y la Asociación de Amigos de Emoto, negocio del que ya hemos hablado aquí y que también usurpa la palabra "ecología" para embaucar consistorios y sacarles financiamiento para seguir promoviendo su negocio falsario.
Al menos, como también informa el diario Público, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), presente en el comité científico del congreso a través de su delegado en Aragón, Mariano Laguna, ha sido el primero en desmarcarse del evento ante su falso contenido sobre ecología. Según fuentes del mayor organismo científico de España, "el CSIC debe aclarar, de manera tajante, que no apoya este congreso y no va a participar en ninguna de sus sesiones". El diario también señala que "El director de la Estación Biológica de Doñana, Fernando Hiraldo, también ha mostrado su rechazo a que se intente colar la doctrina creacionista con la careta de un congreso de ecología. 'Resulta patético, es como si nosotros organizáramos un congreso de teología', sostiene. 'Me parece muy bien que cada uno defienda sus ideas, pero deberían ser honrados y no llamarlo Congreso Internacional de Ecología', añade".
No menos interesante es la pieza que el Doctor Fernando Valladares ha publicado en Público en su calidad de presidente de la Asociación Española de Ecología Terrestre, sobre todo porque en estos días el doctor Valladares también encontró el tiempo para responder a nuestra pregunta sobre el Proyecto Gran Simio y su Proyecto Gran Garrote, del que seguiremos hablando en otra entrada.
El Congreso Internacional de Teología Disfrazada Fallidamente de Ecología seguirá adelante, al parecer. Sigue sin haber, lamentablemente, decisión de luchar contra la seudociencia y la anticiencia en los salones de la política nacional. No importa la falsedad, la estupidez o el grado de mezquindad que mueva las acciones más delirantes, si tienen apoyo por parte de algún poder, en todos los partidos sobran cortesanos dispuestos a arrastrarse por el suelo para tener contentos a los manipuladores, sean éstos del último imperio del planeta o adoradores de Gaia convencidos de que las leyes de la termodinámica las inventaron las multinacionales.
Muy triste es esto, sin duda.
julio 01, 2008
Una visión equilibrada
Entre la granizada de improperios que los "defensores de los simios" me han lanzado, evadiendo el debate y de paso demostrando que lo que más les va es la misantropía, alguno de los anónimos héroes señaló la página de "apoyos" de la que presume el Proyecto Gran Simio, implicando que todos y cada uno de los allí incluidos es partidario sin discusión de la prohibición total que detalla el Proyecto No de Ley que ha iniciado este debate (véase la entrada Más ciencia y menos policía).
Parecía difícil que toda esa lista de personajes españoles e internacionales estuvieran de acuerdo con "la prohibición expresa de experimentación o investigación cuando ello pueda producir daño a los simios y no redunde en su beneficio". Después de todo, la idea de "dañar" y la idea de "beneficio" no están definidas, y por tanto quedan a la arbitraria subjetividad de la gente de PGS, cuya directiva en España no sólo está formada por personajes que no son científicos (no es malo eso, claro, cualquiera que quiera defender a los grandes simios puede hacerlo sin ser científico, faltaba más, pero si quiere que se tome en serio su opinión científica, más vale que la pueda sustentar al menos con el apoyo de científicos que tengan los datos clave), sino que tiene como director ejecutivo y ampuloso ocupante de todo reflector más o menos a mano a un señor llamado Pedro Pozas Terrados, que se adscribe a las teorías conspiranoicas, irracionales y mal sustentadas de personajes como Bruno Cardeñosa, al que considera admirable, en un despliegue lamentable de delirio ignorante, de pasión por el escandalo barato y de renuncia al pensamiento crítico y a la aceptación de los hechos.
(El señor Pedro Pozas Terrados también cree en las máquinas de movimiento perpetuo, por cierto, hoy llamadas por el New Age "energía libre" o "energía de punto cero", pero que son lo mismo, lo cual nos da una idea de su escasa comprensión de las leyes por las que funciona el universo. Así, en un artículo habla de un timo relativamente reciente del movimiento perpetuo, el "motor Adams", diciendo: "El Dr. Robert Adams en Nueva Zelanda, ha desarrollado motores eléctricos, generadores y calentadores que funcionan con imanes permanentes. Con los campos magnéticos se podrían realizar maravillas en nuestro mundo, trenes sin consumo, vehículos sin motores complicados y sin combustible." ¿Que las leyes de la termodinámica y varios críticos serios dicen que no funcionan y que de hecho desde 1993 no se consigue que funcionen? No importa, suena guay. Lástima que Pedro Pozas se dedique a la conspiranoia y no a fabricar motores Adams --o Lindemann-- para salvar al mundo. Si miente por sevicia o por ignorancia, preocupa igualmente.)
Dado este inquietante panorama en el que la seudociencia parece estar en el asiento del piloto, seleccionamos a los científicos que aparecen en la página de apoyos de Proyecto Gran Simio y tratamos de encontrar forma de contactar con ellos por correo electrónico. A todos aquéllos cuya dirección de correo electrónico encontramos, les enviamos la siguiente pregunta:
La primera respuesta precisa y directa que recibimos es del Dr. Fernando Valladares, del Instituto de Recursos Naturales, del CSIC, que nos dice:
"Creo que el sentido común hace responder a tu pregunta que si se demuestra que una investigación con grandes simios (o con cualquier animal) es importante y no existe forma de hacerla si no es con animales vivos (y no con tejidos, celulas en cultivo, etc.) la investigación debe admitirse. Pero creo importante que de entrada exista una total prohibición. Del mismo modo que estan prohibidas tantas cosas pero que cuando se plantea su necesidad se permiten. Asi pues, yo propondria de entrada la prohibición, pero dejaria una ventana legal para reconsiderarlo en casos de extrema necesidad o urgencia que en cualquier caso deberian ser estudiados individualmente por un comité de expertos."
Parece razonable. De hecho es razonable, porque el Dr. Valladares matiza, con el sentido del científico que debe ser ético con sus sujetos experimentales si se ve precisado a usarlos pero también que debe pensar en los posibles beneficiarios de las investigaciones, que la prohibición absoluta sin posibilidad de recurso no es la mejor salida.
Seguiremos diciendo, mientras averiguamos quiénes son algunos de nuestros más delirantes corresponsales, que lo que urge es más ciencia y menos policía. Y menos propaganda irresponsable procedente de personas que, como Pedro Pozas, llegan a ridículos tales como llamar "maestro iluminado" a un fallido testigo en favor de los terroristas del 11-M, creyente en la inexistencia del avión que chocó en el Pentágono y héroe, por cierto, de los "peones negros" de la conspiranoia , Bruno Cardeñosa, y creer, a contrapelo de los hechos, en las máquinas de movimiento perpetuo.
Si hay más respuestas, seguiremos reproduciéndolas para que los lectores normen su criterio pero no oyendo sólo un lado de la cuestión, como gusta a los noístas profesionales y los antis del New Age despistado.
Parecía difícil que toda esa lista de personajes españoles e internacionales estuvieran de acuerdo con "la prohibición expresa de experimentación o investigación cuando ello pueda producir daño a los simios y no redunde en su beneficio". Después de todo, la idea de "dañar" y la idea de "beneficio" no están definidas, y por tanto quedan a la arbitraria subjetividad de la gente de PGS, cuya directiva en España no sólo está formada por personajes que no son científicos (no es malo eso, claro, cualquiera que quiera defender a los grandes simios puede hacerlo sin ser científico, faltaba más, pero si quiere que se tome en serio su opinión científica, más vale que la pueda sustentar al menos con el apoyo de científicos que tengan los datos clave), sino que tiene como director ejecutivo y ampuloso ocupante de todo reflector más o menos a mano a un señor llamado Pedro Pozas Terrados, que se adscribe a las teorías conspiranoicas, irracionales y mal sustentadas de personajes como Bruno Cardeñosa, al que considera admirable, en un despliegue lamentable de delirio ignorante, de pasión por el escandalo barato y de renuncia al pensamiento crítico y a la aceptación de los hechos.
(El señor Pedro Pozas Terrados también cree en las máquinas de movimiento perpetuo, por cierto, hoy llamadas por el New Age "energía libre" o "energía de punto cero", pero que son lo mismo, lo cual nos da una idea de su escasa comprensión de las leyes por las que funciona el universo. Así, en un artículo habla de un timo relativamente reciente del movimiento perpetuo, el "motor Adams", diciendo: "El Dr. Robert Adams en Nueva Zelanda, ha desarrollado motores eléctricos, generadores y calentadores que funcionan con imanes permanentes. Con los campos magnéticos se podrían realizar maravillas en nuestro mundo, trenes sin consumo, vehículos sin motores complicados y sin combustible." ¿Que las leyes de la termodinámica y varios críticos serios dicen que no funcionan y que de hecho desde 1993 no se consigue que funcionen? No importa, suena guay. Lástima que Pedro Pozas se dedique a la conspiranoia y no a fabricar motores Adams --o Lindemann-- para salvar al mundo. Si miente por sevicia o por ignorancia, preocupa igualmente.)
Dado este inquietante panorama en el que la seudociencia parece estar en el asiento del piloto, seleccionamos a los científicos que aparecen en la página de apoyos de Proyecto Gran Simio y tratamos de encontrar forma de contactar con ellos por correo electrónico. A todos aquéllos cuya dirección de correo electrónico encontramos, les enviamos la siguiente pregunta:
"Como personaje que apoya al Proyecto Gran Simio, ¿usted comparte la idea de que España debe prohibir terminantemente toda forma de investigación con grandes simios, o considera que, de demostrarse que alguna investigación así fuera necesaria, debería autorizarse, luchando siempre por evitar sufrimientos a los simios durante los estudios y después?"
La primera respuesta precisa y directa que recibimos es del Dr. Fernando Valladares, del Instituto de Recursos Naturales, del CSIC, que nos dice:
"Creo que el sentido común hace responder a tu pregunta que si se demuestra que una investigación con grandes simios (o con cualquier animal) es importante y no existe forma de hacerla si no es con animales vivos (y no con tejidos, celulas en cultivo, etc.) la investigación debe admitirse. Pero creo importante que de entrada exista una total prohibición. Del mismo modo que estan prohibidas tantas cosas pero que cuando se plantea su necesidad se permiten. Asi pues, yo propondria de entrada la prohibición, pero dejaria una ventana legal para reconsiderarlo en casos de extrema necesidad o urgencia que en cualquier caso deberian ser estudiados individualmente por un comité de expertos."
Parece razonable. De hecho es razonable, porque el Dr. Valladares matiza, con el sentido del científico que debe ser ético con sus sujetos experimentales si se ve precisado a usarlos pero también que debe pensar en los posibles beneficiarios de las investigaciones, que la prohibición absoluta sin posibilidad de recurso no es la mejor salida.
Seguiremos diciendo, mientras averiguamos quiénes son algunos de nuestros más delirantes corresponsales, que lo que urge es más ciencia y menos policía. Y menos propaganda irresponsable procedente de personas que, como Pedro Pozas, llegan a ridículos tales como llamar "maestro iluminado" a un fallido testigo en favor de los terroristas del 11-M, creyente en la inexistencia del avión que chocó en el Pentágono y héroe, por cierto, de los "peones negros" de la conspiranoia , Bruno Cardeñosa, y creer, a contrapelo de los hechos, en las máquinas de movimiento perpetuo.
Si hay más respuestas, seguiremos reproduciéndolas para que los lectores normen su criterio pero no oyendo sólo un lado de la cuestión, como gusta a los noístas profesionales y los antis del New Age despistado.