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abril 13, 2005

Hawking Superstar


Fotografía de la galaxia Circinus tomada
por el telescopio Hubble: NASA.
Fotografía de Stephen Hawking y
manipulación digital:
Mauricio-José Schwarz.


Los fotógrafos y cámaras se arremolinan, empujándose para obtener la ansiada imagen. El numeroso público que espera pacientemente en la calle deja escapar gritos al ver acercarse al objeto de su interés. Los aplausos suenan espontáneos, sin duda entusiastas.

Quien llega no es un futbolista, un cantante, ni siquiera un político carismático, sino un científico, probablemente el más conocido y leído del mundo, inconfundible por la silla de ruedas a la que lo ha confinado su parálisis casi total. Un científico que realmente nos descubre los grandes misterios del universo utilizando la razón, la curiosidad y la duda.

Stephen Hawking, es, además, el primer divulgador científico después de Carl Sagan que vende millones de ejemplares de sus libros, en particular del primero, la Breve historia del tiempo. Estuvo en España, concretamente en Asturias, para pronunciar una conferencia dando inicio a las celebraciones por el 25 aniversario del Premio Príncipe de Asturias y para lanzar su nuevo libro, Brevísima historia del tiempo, que ha decidido publicar en español y lanzar aquí seis meses antes de que el volumen aparezca en inglés.

En primer lugar, la conferencia, con la presencia de los Príncipes de Asturias. No la voy a reproducir aquí, pero usted puede (y yo diría que debe) leerla en El Comercio Digital (añado otro enlace a la Fundación Príncipe de Asturias porque luego los enlaces a periódicos se hacen humo). En ella, desarrolló una explicación didáctica de cómo puede ser la historia del universo y, como contrapartida, cuál es el papel de la física en el proceso de entender al universo, incluso llegando a aceptar que es imposible saber por qué el universo es como es.

En segundo lugar, el libro. Brevísima historia del tiempo es un remake del libro original, como resultado de todos los comentarios que Hawking ha recibido en los últimos 17 años sobre él. Sorprendido ante las cifras, que indican que una de cada 750 personas del planeta compró un ejemplar, emprende la tarea de rehacerlo de forma más clara, más fácil de entender, con ilustraciones que parecen ser una consecuencia directa del éxito comunicacional que tuvieron las excelentes ilustraciones de El universo en una cáscara de nuez.

Tanto la conferencia como el libro parten de una convicción no explícita, pero evidente: la gente común y corriente puede entender lo que hace la ciencia. Quizás no podamos hacer grandes descubrimientos, pero podemos entenderlos, del mismo modo en que podemos entender una carrera de Fórmula 1 y muchísimos aspectos de los automóviles que en ella compiten, sin que por eso estemos capacitados ni para pilotar uno como Alonso ni mucho menos para diseñarlo como Densham (diseñador de Renault).

Sí, todos podemos entender la ciencia y podemos tener una visión científica, crítica, racional y comprometida de nuestra realidad, aunque no podamos aportar, por falta de herramientas matemáticas y conceptuales, nada para enriquecer la visión de Hawking por cuanto a los primeros instantes del universo o la evaporación de los agujeros negros.

Compárese esto con dos características de los charlatanes.

La primera es que los Grandes Charlatanes (o GC) consideran que "investigar" no es pensar, diseñar, preguntar, evaluar, medir, pesar, repensar, crear hipótesis y someterlas a pruebas rigurosísimas, contar, replantear y volver a repensar. No. "Investigar" es ir a algún lugar que haya sido mencionado en los medios de comunicación y tomarse una foto haciendo alguna pendejada que parezca trascendente, sin método ni hipótesis, ni rigor ni nada que no sea juntar material para escribir un libro absolutamente vacío que les forre el bolsillaje.

Claro que esto no es "investigar", sino, cuando mucho, "himbestigar", neologismo que describe los rituales crédulos de los GC y de los paranormalólogos en general.

Para el charlatanaje en pleno, un personaje como Hawking carece de todo valor porque no se pone un disfraz de Coronel Tapioca y se va al principio del universo para himbestigarlo, o a un agujero negro en el centro de la galaxia, o cuando menos al lugar donde dos aldeanos con ansias de notoriedad dicen que vieron al chupacabras (razón por la cual, en toda lógica, se procuran la presencia de unos chupapitos con ansia de reflectores para que hagan cirquito y repartan los beneficios).

En segundo lugar, los poco avispados GC o himbestigadores creen que pueden develar los grandes misterios del universo haciendo la misma estupidez una y otra vez, sin avanzar nunca, sin aprender qué sabe ya la ciencia y cómo lo sabe (ni sus descubrimientos ni su método, que deberían al menos admitir que es asombrosamente eficaz, les preocupan, basta ver las burradas que dicen sobre lo que creen que es el método científico). Después de todo, si develaran los supuestos misterios que supuestamente investigan, se quedarían sin clientela y sin libros qué escribir. Viven del misterio, su negocio es que el misterio lo siga siendo, aunque sea imaginario, como lo señala Lola Cárdenas en su blog, en las entradas dedicadas a las jornadas parapsicológicas de la SEIP a las que asistió con un espírituo de sacrificio difícil de igualar.

Quizá por eso, a lo largo de toda la historia humana, la charlatanería no ha aportado nada al conocimiento humano, no ha develado un solo misterio y sólo ha servido de desplumadero y paja mental en un mismo frasquito.

Lo importante, sin embargo, en mi apreciación, es la dimensión humana del genio británico.

Es muy fácil caer en la admiración melodramática por todo lo que ha logrado Stephen Hawking siendo víctima de una grave enfermedad degenerativa que debió haberlo matado hace muchos años. Pero eso no pasaría del nivel superficialísimo que caracteriza a la televisión basura, la prensa del corazón, los cónclaves parapsicológicos, las alertas ovni y las jornadas ocultistas.

La dimensión humana a la que me refiero es la de un personaje que lo tiene todo, pero sigue estando movido ante todo por la pasión de saber. Ojo, no de creer que sabe, sino de obtener conocimientos reales a los que luego se tortura en pruebas despiadadas para confirmar si son conocimientos reales o simples fantasías. Y ojo, cuando digo "tener todo" hablo de dinero, admiración, posición, un lugar garantizado en la historia de la humanidad (que nunca ocuparán los que hoy ordeñan a San Malaquías a cambio de que les arrojen unos euros) y el cariño de muchas personas que ni siquiera saben qué es la astrofísica, pero coligen hábilmente que es importante.

La pasión por saber es lo que distingue quizá con más claridad a la ciencia de la charlatanería pseudocientífica. La ciencia busca saber, pese a tener la convicción de que no lo podrá saber todo nunca (y teniendo presente que, como dijo Hawking en esta visita, ser dios y saberlo todo debe ser muy aburrido). La pseudociencia busca fingir saber acudiendo a ciertas formas de la intuición que nunca, repito, nunca se atreven a poner a prueba, por temor a que su castillo de fantasías se vaya para el carajo, porque no soportan la idea de que la colección de vaguedades que llaman "conocimiento" resultara falsa.

La pasión por saber enfrenta en duelos de inteligencia y de pruebas a científicos que tienen hipótesis de trabajo distintas, cada uno tratando de encontrar evidencias suficientes para sustentar la suya (el caso de Stephen Jay Gould y Richard Dawkins me viene a la mente). La ausencia de esa pasión se hace evidente en la forma en que la pseudociencia da la misma validez a todas las explicaciones que sus adeptos pueden discurrir, que considera que todo es cosa de opiniones y no de hechos, y que finalmente todos maman de la misma teta.

Baste recordar cómo aplauden como focas los expertos para anormales cada vez que alguien saca una nueva teoría de dónde estuvo la Atlántida, y se palmotean mutuamente las espaldas y se invitan a sus saraos anencefálicos en radio, prensa y televisión. (De hecho, lo difícil hoy en día es escribir un libro sobre algún lugar que quede en el mapamundi en el que no esté la Atlántida.)

La pasión por saber es la enemiga natural de los charlatanes, porque para saber y estar razonablemente ciertos, hay que probar intensamente y con rigor metodológico. Por eso, cada vez que se les sugiere que pongan a prueba sus maravillas (por ejemplo aceptando el reto del millón de dólares de James Randi), acuden a todo tipo de argucias, pretextos, coartadas y fingimientos de ataques de demencia. Eso es requisito para mantener su sistema de creencias irracionales incólume, y poder decirse a sí mismos y a sus cófrades que están "estudiando" grandes misterios inexistentes mientras otros, menos temerarios, más humildes, más eficaces y más rigurosos, se ocupan pacientemente de explicar algo de los verdaderos misterios del universo, la vida y todo, como diría Douglas Adams.

Todas las fotos: Mauricio-José Schwarz para Zuma Press. No se permite la reproducción sin permiso.

(Por cierto, a ver si el sinvergüenza pillastre de Manuel Capella, segundo vicepresidente de la SEIP, se controla un poquito y no se las roba como mantiene el robo continuado de un autorretrato mío [más o menos a la mitad de la pagineja] cuyos derechos de reproducción usurpa con todo descaro con el infantil objetivo de denigrarme supuestamente por mi aspecto porque ante las ideas y razones es impotente, el pobre.)

abril 12, 2005

20 millones de berrinches

Está el autor de este blog tranquilamente navegando por Internet el 2 de febrero a la 1:30 de la mañana cuando suena su teléfono móvil o celular.

No es raro que me llamen a esa hora, tengo clientes internacionales que no tienen muy claro el funcionamiento y significado de los husos horarios y a veces me llaman cuando en su oficina en Seúl son las 12 del día, sin percatarse de que en España son las 6 de la madrugada y uno está ocupadísimo babeando la almohada.

Era una llamada internacional, efectivamente. Pero quien llamaba no quería una traducción o una fotografía. Una voz indeterminada (parecía hombre, y como tal lo tratamos, pero podría haber sido una contralto) lee con dificultad mi nombre en un español trompicado y pregunta si hablo inglés. Le digo que sí. Entonces me dice en su peculiar variedad de inglés, que soy una persona mala y que seré castigado porque hablo mal de los quiroprácticos, que me voy a arrepentir, que digo mentiras terribles, que estoy en graves problemas, que tengo una demanda de 20 millones de euros en mi contra, que me va a destruir y otros delirios que huelen como a demasiadas horas sentado en un bar, y no precisamente bebiendo jugo de tomate. Pregunta si confirmo que soy el dueño de "chorlatansblagspot" o algo así y le digo que claro que sí y a mucha honra, a lo cual responde con más amenazas que se harán realidad si no quito de Internet este blog. Me asegura que tiene contratados abogados en todos los países del mundo (eso es clase, no dos letrados en Alicante), que es amigo personal del rey de España y de muchas personas importantes y que juntos todos me van a desgraciar si no borro El retorno de los charlatanes en el plazo perentorio de 24 horas. Agrega que debo vender todas mis fotos para pagar el megajuicio con estrambote que me profetiza, además de los 20 millones de euros y la propina, aunque por otro lado asegura que mis fotos son muy malas, de modo que no imagino cómo espera que les saque tanta plata.

Interesado ante tanta potencia y prepotencia, tantas capacidades jurídicas, tal ligereza en el juicio estético y tantos amigos en tan altos puestos, aunque un tanto escéptico de que el rey Don Juan Carlos tenga el tiempo y la disposición necesarios como para venir a ocuparse de perjudicarme, le pregunto quién es. Previsiblemente, se niega a decirme. Le cuelgo recomendándole que haga un paseo por tierras muy, muy lejanas.

Vuelve a llamar de inmediato. Repite su aria como si la tuviera escrita, adornándola con piropos como "motherfucker" y otras lindezas en inglés. Le digo que, si a esas vamos, veremos quién rejode a quién. Le llamo cobarde. Me cuelga.

Veo el número de teléfono y hago una búsqueda rápida en Internet. La llamada es de Italia. Milán, precisamente. Identifico el acento, gángster italiano de película gringa, pero sin la clase de Marlon Brando o Al Pacino, se entiende.

Hum, una de las agencias más importantes que representa mi fotografía tiene precisamente su sede en Milán. Y además allí viven varios conocidos del mundo editorial y de la televisión... pero todos hacen mejores bromas.

Hago lo lógico: llamo al teléfono en cuestión. Me contesta la misma voz, le pregunto si allí es, efectivamente, la industriosa ciudad de Milano. Sorprendidísimo, se lanza a arrojarme todo género de amenazas brutales, vociferando y perdiendo los estribos de manera sumamente cómica. En un momento en que hace una breve pausa para tomar aire, le informo que la conversación se ha grabado, que ha cometido un delito de amenazas del tamaño de la pirámide de Keops, que tengo la prueba y que su culo, básicamente, me pertenece desde ya. Me cuelga.

Hum... parece que el asustado es él, no yo.

Me llamó al móvil, y sé cómo lo obtuvo, no se necesita ser Sherlock Holmes para conseguirlo, es bastante público. Sabe tan poco de mí que cree que puede "arruinarme" (cuando en realidad siempre he estado arruinado, como la mayoría de los clasemedieros de esta humanidad giratoria, que diría López Velarde) y supone que 20 millones de euros me asustarán más que 2 millones o menos que 200 millones, cuando en realidad me dan igual porque en mi vida he visto tanto billete. Y lo que más le duele es la quiropráctica.

Amerita una pequeña investigación.

Los berrinches de los charlatanes


Cuando los ocultistas hacen sus afirmaciones descabelladas, absurdas, extravagantes y, con frecuencia, conscientemente mendaces, esperan un respeto absoluto. Por contra, cualquier crítica, duda, contraargumentación y razonabilísima cuanto justificada mofa, befa o pitorreo de las barbaridades que sueltan por esas boquitas, se ve respondida con una furia babeante que los pinta de cuerpo entero.

Están acostumbrados a inspirar miedo en sus seguidores: ellos (dicen) conocen los grandes misterios del universo, investigan los asuntos más profundos y disponen de conocimientos terribles y poderosísimos... lo que esperan es idolatría, admiración, entrega y aplausos de sus seguidores, cuando no entrepiernas y plata.

Cuando aquí señalamos las tonterías profundas del brujete Santi Molezún en el lamentable programa "El castillo de las mentes prodigiosas", el tipejo nos escribió una sarta de insultos sin medida acompañadas de una amenaza de la que reculó a la velocidad de la luz.

Cuando divulgamos la falsedad del CD autohipnótico de Pedro Amorós, su reacción no fue, claro, darnos los artículos en journals médicos que demuestran sus afirmaciones, sino amenazarme con una denuncia penal en un correíto mamerto el 10 de agosto del año pasado, misma que, por supuesto, no se ha presentado pasados 244 días al momento en que publico estas líneas.

Bruno Cardeñosa también amenazó con una superdemanda multinacional descabellada a los editores de Perspectivas. La demanda, por supuesto, no existió más que en la pataleta del Brunito.

Y, por supuesto, no debe olvidarse que Pedro Amorós y el Ayuntamiento de Bélmez de la Moraleda amenazaron al periodista Javier Cavanilles y al periódico El Mundo con otra denuncia que, adivine usted, tampoco presentaron.

Es decir, estos gozquecillos con más ladrido que mordida acuden a la amenaza de los tribunales (que ciertamente tienen cosas más importantes que hacer que atender las rabietas de unos orates) para inspirar temor y así callar a quienes los ponen en evidencia.

El espíritu censor e inquisitorial del fanático se nos muestra con sus mejores galas. Y máxime cuando esos mismos soplagaitas tienen el descaro y la desvergüenza de llamar "fascistas" e "inquisidores" a quienes simplemente los critican con las armas del humor y de la razón, sin amenazas ni esponjamientos, aspavientos y desfiguros similares.

A la promoción del pensamiento desordenado, mágico, acrítico y manipulador, aúnan así la cobardía, la falta de herramientas argumentales y una mala fe como un camión de doble remolque.

A esa raza viene perteneciendo la persona que me llamó o indicó a alguien que me llamara el pasado 2 de febrero desde Milán para intentar amedrentarme con amenazas hijas de una esquizofrenia de libro de texto.

Los amigos tiran del hilo


Mi traductor al italiano (gracias a quien he publicado varios relatos en la lengua de Dante), un editor, un realizador televisivo y algunos miembros de CICAP, la organización de escépticos italianos, me hicieron el favor de tirar del hilo para ver dónde estaba la madeja.

Los resultados fueron rápidos. El teléfono desde el cual me llamaron con tanta impericia (porque hay que ser idiota para llamar desde el propio teléfono si uno quiere amenazar a alguien "anónimamente") corresponde a una tal Maddalena Galliani.

La tal Maddalena fue brevemente mencionada en la entrada dedicada a la quiropráctica y sus víctimas, publicada el 15 de enero.

Básicamente, señalaba yo que era profundamente absurdo que esta personaja se dijera a sí misma investigadora en medicina futurista y campos taquiónicos, dos disciplinas imaginarias con las que sustenta su "prestigio" en la peligrosísima práctica de la quiropráctica.

Curiosamente, además (bueno, la verdad no), vine a averiguar que el domicilio que tiene registrado doña Maddalena para ese teléfono es, precisamente, el mismo con el que se anuncia en Internet Takionic Europe, Inc. para multitud de países europeos.

La mención a Maddalenita en mi modesta entrada era somera, más bien de pasadita y dentro de un contexto mucho más importante, pero esas breves palabras calaron, ardieron y obviamente dieron en el blanco al son de 20 millones de pataleos. Tanto que quien llamó desde el teléfono de doña Maddalena no se conformaba con que quitáramos el nombre de la dama de este blog, sino quería que se borrara íntegro su año y pico de historia, supongo que en solidaridad con los demás soplapitos y papanatas a quienes repasamos aquí.

Pues no.

El efecto Amorós


Los comerciantes de la paratontería suelen, entre otras cosas, inflar sus currículums enhebrando exageraciones, fábulas y mentiras descaradas, como se demostró cuando rascamos un poco en el turulato currículum de mentiras de Pedro Amorós (mandamás de la SEIP y cuentista sin fronteras).

Esto no nos hace a nosotros más inteligentes, más astutos o más guapos, obviamente. Simplemente es lo habitual con estos especímenes. Son muchísimos los autoproclamados alternativos, esotéricos, ocultistas, paranormalólogos, parapsicólogos, niueicheros, misteriólogos, investigadores de enigmas imaginarios y otras prácticas huecas que suelen presumir de diplomas inservibles expedidos por escueluchas ridículas, de actividades que no realizan, de títulos de los que no disponen y de relación con personas o instituciones que no tienen noticias de ellos.

El caso de Maddalena Galliani no podía ser distinto.

Su currículum, trufadito de barbaridades seudocientíficas que no significan absolutamente nada, dice a la letra, copio, que ella graduated in Chiropractics at the University of Los Angeles.

Esto significa que se graduó en quiropráctica (con mayúscula reverencial, cosa que extasía a los ocultistas) en la Universidad de Los Ángeles.

¿En dónde?

A ver, cuando se dice "Universidad de Los Ángeles" comúnmente se está uno refiriendo a la UCLA (University of California at Los Angeles), la de más prestigio y la mayor de California.

Pero la UCLA no imparte como carrera la chifladura de la quiropráctica en su prestigiada escuela de medicina David Geffen

Lo que sí hay es una tal Southern California University of Health Sciences, empresa que sí enseña quiropráctica, acupuntura y "medicina oriental". Su "Los Angeles College of Chiropractic" es precisamente la escuelita que enseña las patrañas quiroprácticas.

Pues le escribimos a la SCUHS preguntando si Maddalenita había sido su alumna... ¡y resulta que no!

Pregunté: I would like to know if Dr. Galliani is an alumni of your university or college (quisiera saber si la doctora Galliani es egresada de su universidad o colegio).

Me responde escuetamente Mandy R. Rhodes, DC, Registrador asociado de Los Angeles College of Chiropractic en la Southern California University of Health Sciences: We do not have any record of a student by that name (no tenemos registro de ningún estudiante con ese nombre).

(El correo original proveniente de la SCUHS está a disposición de las autoridades, por supuesto.)

O sea, que a ver si Maddalena le explica a sus víctimas, esas víctimas a las que les aplica el "campo taquiónico" y la "medicina futurista", en dónde se supone que se "graduó" como quiropráctica para tener el derecho a usar el título de "doctora" o "dottoressa", asunto que deberán revisar, en todo caso, las autoridades italianas, si así lo deciden.

Maddalena Galliani, dottoressa o no, francamente me importa un pito, tiene dos actividades públicas. La primera es vender su libraco Campo tachionico. L'energia vibrazionale del futuro, delirio de 120 páginas. La segunda es promover a dos empresas: "Bio Energy Research S.a.s. de D'amore Pasquale & C." (Gianni Comoretto, físico y astrónomo perteneciente al CICAP nos comenta que la especificación de una persona en el nombre de la empresa sugiere que es una compañía MUY pequeña) y su asociada, la ya mencionada "Takionic Energy Research Inc.", con la que está tan estrechamente relacionada que comparten domicilio. Lógicamente, todo lo que dice la dra. Galliani se puede encontrar en el panfleto de Takionic.

Como suele ocurrir, pues, el asunto es de dineros.

Los disparatados productos "taquiónicos"


Los taquiones son partículas hipotéticas que viajarían a velocidades mayores que la de la luz. Fueron propuestos por físicos serios como Bilaniuk, Deshpande y Sudarshan, a quienes se les ocurrió que las ecuaciones de Einstein impedían alcanzar la velocidad de la luz, pero no impedían que si existiera algo que siempre hubiera ido a velocidad mayor que la de la luz, siguiera desplazándose a velocidad ultralumínica, como se explica con bastante claridad aquí.

Las implicaciones de estas supuestas partículas que no existen hasta donde sabemos, serían bastante divertidas, entre otras cosas porque al absorber energía viajarían más lentamente, y la menor velocidad que podrían tener, al alcanzar energía infinita, sería la de la luz.

Pero, además, en caso de existir, los taquiones tendrían masa imaginaria. ¿Recuerda el lector sus matemáticas de bachillerato? Los números imaginarios son aquéllos que son la raiz cuadrada de los números negativos (i es precisamente la raíz cuadrada de -1).

Eso hace bastante poco probable que existan los taquiones, que son sólo una forma de hablar en términos coloquiales de una determinada peculiaridad de las ecuaciones relativistas, no elementos del universo real. Hasta la fecha no se han descubierto y nada indica que existan. El hecho de que un constructo que tuviera esas características hipotéticas no contradiga a la teoría de la relatividad puede indicar más bien que aún falta mucho por conocer del universo y que la teoría de Einstein es perfectible, cosa que no sorprenderá a nadie que sepa cómo se llega al conocimiento científico, pero puede representar un duro golpe emocional para quienes carecen de idea sobre la ciencia.

Y como la propuesta hipotética de los taquiones se relaciona con la física cuántica y los charlatanes no entienden la cuántica (para el caso no la entendemos la mayoría de los seres humanos, porque requiere de un manejo de las matemáticas que sigue siendo privativo de algunos especialistas) pero les suena enigmática y tiene cartel de misterio científico... pues han inventado por igual la "medicina cuántica" (cuyo líder es el millonario Deepak Chopra, excómplice del Maharishi Mahesh Yogui y la Meditación Trascendental [marca registrada]) y, claro, la "medicina taquiónica".

Lo que dicen respecto de los taquiones no tiene nada que ver con la física, por supuesto. Hablan de que los taquiones "son energía" (todo en el mundo de la charlatanería es "energía", según ellos, sin que interrumpan un segundo su carrera tras el euro ajeno para demostrarlo), los asocian con la "energía de punto cero" (una novedosa forma más emocionante de hablar de las viejas máquinas de movimiento perpetuo, que siguen sin existir pero que no faltan vivarachos que embauquen a ingenuazos prometiéndoselas), relacionan estas energías imaginarias con el "campo psi" responsable de las supuestas capacidades extrasensoriales (cuya existencia nadie ha podido probar) y, en general, arrojan a la ensalada cualquier ocurrencia esotericoide basada únicamente en sus delirios, sin ningún sustento serio, sin ingún estudio repetible y sin ningún desarrollo matemático explicativo.

Y, con base en eso, dicen que "cura". ¿Qué cura? Todo. Y además rejuvenece. La panacea y la fuente de la eterna juventud en un solo paquete.

(Por supuesto, si mañana se descubren los taquiones, ello no validaría en modo alguno las chifladuras embusteras de estos comerciantes, que de taquiones saben lo que yo de las reglas del misteriosísimo curling ése de la escobita).

Claro que el lector no tiene por qué creerme, de modo que es bueno y sano que visite la página de Bio Energy Research (marca registrada) en español donde podrá disfrutar de conclusiones tan asombrosas como: "La energía taquiónica, siendo energía a punto cero (zero point energy), no tiene particular polaridad o frecuencia y puede ser aplicada a todo el espectro multidimensional de las energías. El punto cero representa el estado potencial optimal, el equlibrio ideal u omeóstasis. Ha sido teorizado que la aplicación de la energía taquiónica consentiría al hombre de realizar sus mejores potencialidades en términos de rendimiento físico y de estado de salud general".

Cosa maravillosa siendo que no existen los taquiones, nadie los ha visto, menos aún se conoce ningún "campo taquiónico" y si realmente alguien en el planeta hubiera podido convertir tan fantástica energía en un sistema curativo, sería más famoso que Hawking, Einstein y Newton juntos y por supuesto que le haríamos una estatua en cada esquina.

En realidad, los estudios y las explicaciones les dan exactamente igual. Lo que les interesa es vender productos y servicios, que a eso se dedican los grandes promotores de la "medicina del campo taquiónico" como el doctor Gabriel Cousens empresario de primera línea que regentea una clínica de rejuvenecimiento (nada más), el doctor Michael Wetzler que vende el "fostac" (marca registrada) para modificar taquiónicamente la energía de los teléfonos móviles o celulares (aprovechando el pánico generado por la ignorancia sobre la radiación electromagnética); está igualmente la empresa que hace el "fostac" (marca registrada), Advanced Tachyon Technologies, que ofrece además interesantes productos como un supuesto polvo de estrellas taquionizado ("Tachionized Star Dust", marca registrada) para que usted pinte las paredes de su hogar de modo que emitan buena onda, a la módica pero exorbitante suma de 603 euros una botella de algo más de un litro.

La empresa tan cercana a Maddalena Galliani se sublima con una carona para equitación de 1162 euros a precio especial "Para transferir los benficios de la energia taquiónica al caballo y permitir que aumente sus prestaciones".

¿En verdad son tan fantásticos esos productos? Nos dice nuevamente Gianni Comoretto sobre Takionic: Venden todo tipo de dispositivos basados en la física takiónica. Un dispositivo takiónico es esencialmente algo construido de materiales cuidadosamente seleccionados (que al ojo no entrenado pueden parecer plástico), con asombrosas propiedades. Una tarjeta cuadrada colocada cerca de algún electrodoméstico protege de los campos electromagnéticos. Si se coloca en el interruptor principal de tu hogar, neutraliza las emisiones electromagnéticas de toda la red eléctrica doméstica. Sospecho que los campos siguen allí (no lo he comprobado debido a los 57 euros que cuesta este trozo de plástico) pero ahora se han vuelto inofensivos.

En la otra especialidad de Maddalena, la de "medicina futurista" ni nos metemos, como no sea para señalar que es una especie de puesta al día del naturismo, y de futurista tiene lo que yo de guerrero bantú.

Tal es el mundo de engaño, fantasías, mentiras y delirios en el que se mueve una dama que al parecer estudió una práctica sin bases en una universidad inexistente para después meterse en otros dos campos de la fantasía empresarial del New Age y acabar amenazando a un simple bloguero de otras latitudes.

Algo bueno se puede decir, sin embargo, de los "campos taquiónicos": no causan los daños que se ha demostrado que causa la quiropráctica.

De modo que si la dotoressa Galliani y Takionic, Inc. quieren 20 millones de euros, difícilmente los obtendrán de este bloguero amenazado que a duras penas llega a fin de mes sin quedarle debiendo a alguien.

Como 20 millones de euros son 25.850.000 dólares a tipo de cambio de hoy, 11 de abril, le recomiendo que mejor se aplique para vender 17.291 colchones takiónicos mágicos de a 1.495 dólares la dosis, lo cual le dejará incluso 45 dólares sobrantes para golosinas.

Y para llamaditas internacionales amenazantes, por supuesto.

Postdata dos días después En todo el proceso de desenmascaramiento de los anónimos amenazantes, le escribí un correo a Randi preguntándole si sabía de alguien a quien hubieran amenazado con una demanda por tan despampanantes cantidades. Dice Randi que, hasta donde él sabe (y a él si lo llegó a demandar el tarado de Geller, que se especializó en perder demandas con Randi), los 20 millones de euros imaginarios del Dúo Taquiónico son un récord, y que podía sentirme orgulloso.

Postdata cinco días después Algo que debí haber hecho desde el principio y que se me pasó fue buscar quién era el dueño de los dominios desde los que se venden las turulateces taquiónicas. Pues lo hice, y el resultado es sumamente interesante. Resulta que el dominio "takionic.it", de "Takionic Energy Research Inc.", que tiene su domicilio en casa de Maddalena Galliani o viceversa... ¡está registrado a nombre de Pasquale D'Amore, y su dirección es, precisamente "Bio Energy Research S.a.s. di Pasquale D'Amore & C."! Así, resulta que ambas empresas son una y la misma, pues el tal Pasquale (que en un descuido es el que me llamó, vaya usted a saberlo) también es el dueño del dominio "bioenergyresearch.com". ¡Vaya negociete!

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abril 09, 2005

Cuando llueve, diluvia

Ya hubo una justa reclamación de un lector de este blog porque pasan los días y no se actualiza.

Y no es que el mundo de los fenómenos para anormales español haya estado en santa paz en estas semanas. Íker Jiménez ha encontrado la forma de aumentar su capital convirtiéndose en colaborador de Ana Rosa Quintana, y ahora en las mañanas contamina con sus delirios un panorama televisual de por sí nauseabundo.

Íker, y cuanto soplapitos sopla y resopla por estas latitudes, han aprovechado, con la elegancia y modales propios del buirte, la muerte de Juan Pablo II para darse autobombo repitiendo el cuento de las supuestas profecías de San Malaquías, mismas que nunca emitió el obispo de Armagh en el siglo XI, sino que, según todos los expertos, son una falsificación que data del cónclave de 1590 en el que se eligió al papa Gregorio XIV. Incluso se ha señalado, con buenas evidencias a gente del Cardenal Simoncelli como responsable de la falsificación para influir en la votación favoreciendo a su candidato, al que la "divisa" supuestamente asignada por Malaquías le quedaba como un guante (lo mismo pasa con todos los papas de 1092 a 1590 en las "profecías", y a partir de entonces las "divisas" se le han enchufado con calzador a cualquiera que fuera electo Papa).

La SEIP, habiendo olvidado ya las demandas con las que amenazó tronantemente por escrito y en la radio y televisión, habiendo olvidado también los "estudios" a los que supuestamente sometió las "nuevas caras de Bélmez" que son una chapuza peor que el embuste original, aterrizó sobre otra alcaldesa, en este caso en Monforte del Cid, y le sacó los recursos necesarios para hacer unas jornadas de autobombo, captación de adeptos y promoción de la estupidez.

Por cierto, no se pierdan las crónicas de Lola Cárdenas en su blog Uno por uno, uno; uno por uno, dos; uno por uno... sobre las jornadas seiperas por cuenta del ayuntamiento de Monforte del Cid, que con alma de mártir se zumbó sin dormirse y sin demasiadas molestias estomacales. Por cierto, la carta en protesta por el uso de bienes públicos para tales jornadas fue firmada por 77 personas y de ella se ha hecho eco, honrándose, La Opinión de Tenerife en el suplemento que dirige el catedrático de literatura Daniel Duque, quien se suma a la protesta. Visiten desde el domingo 10 de abril La Opinión, picando en "Suplementos" y luego en "2·c", en la página 4.

Sigo. El programa televisual TNT ha asumido vocación de tango y cuesta abajo en su rodada tiene cada vez a más supuestos parapsicólogos, paranormalólogos, misteriólogos y sacacuartos dispuestos a decir cualquier oratez en su mesa de los viernes, mientras que van desapareciendo los pocos escépticos que en ocasiones tenía allí para fingir algo así como la objetividad sin afectar mucho al rating, principalmente el buen amigo Pepe Rodríguez (menos aguerrido de lo debido, se dice con el respeto que merece) y el más amigo Mariano Sánchez Soler, especialista en sacar a colación los dineros que por montañas se mueven en los alrededores de la iglesia católica y sus más estrechos aliados.

Hablando del tema de la iglesia, la muerte de Juan Pablo II era momento ideal para un análisis de un papado cuando menos controvertido pero de importancia indudable, pero se diluyó entre las pretensiones esotérico-adivinatorias de los mercachifles enigmeros, un fanatismo cuando menos preocupante y una inclinación de la curia romana por un mal gusto verdaderamente patológico en la exhibición obscena de la agonía y muerte de su emperador.

O sea, el asunto estaba plenamente maduro para hacer numerosas observaciones y ampliar datos (que es lo que más nos gusta y lo que más rejode al soplapiterío)... pero...

Pero a veces lo urgente no deja tiempo para lo importante. Y no porque a nadie le importe mi vida, pero me cayó encima todo. Primero, un exceso de trabajo que mis acreedores agradecerán. Luego, y de manera muy especial, una situación política en México que demanda la reacción decidida de todos los demócratas ante un atropello gubernamental sin precedentes (mexicanos fuera de México, puede interesarles la lista de correos Por México y su democracia). Luego, finalizar conversaciones con una agencia fotográfica de primera línea (sí, disculparan la lectora y el lector, pero estoy presumiendo, se vale, ¿no?) para que representen mi fotografía y para cubrir periodísticamente para ellos actos de relevancia como los que tendrá Stephen Hawking la semana próxima en Oviedo, junto con Umberto Eco, Nelson Mandela y otros Premios Príncipe de Asturias.

Con estas y otras eventualidades a mi alrededor, los días se me fueron escapando como ardillas con una nuez entre los dientes.

Súmele a eso que la entrada que he estado preparando para este blog ha cambiado día tras día durante semanas, conforme descubro (principalmente gracias a mis amigos) nuevos datos sobre un negocio curanderista al que le da por las amenazas anónimas, por lo cual la he reescrito como diez veces y la he pospuesto otras tantas.

Total, que ha pasado demasiado tiempo sin que este blog, habitualmente vivaracho y acelerino, tenga nada nuevo qué ofrecer a sus lectores.

Disculpas y todo eso, pues.

La semana que entra, volveremos a las andadas con un cuentito policiaco sabroso de la vida real, que incluye mafiosi con vino de Chianti, física cuántica chapucera, llamadas a la medianoche y currículums falsarios.

E inmediatamente después, cronicaremos aquí las actividades de Stephen Hawking en las celebraciones del 25º aniversario del Premio Príncipe de Asturias, y el lanzamiento de su nuevo libro (que, por cierto, se presenta primero en español que en inglés).

Dicho, pues, en las inmortales palabras del filósofo Postpretérito Gaitasflojas, no estaba muerto, andaba de parranda pero que sepan los profesionales del cuento y el delirio que no les quitamos ojo de encima.

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