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marzo 26, 2009

Respeto para las víctimas

En semanas anteriores mantuve un par de batallas dialécticas con dos animalistas que afirman ser "escépticos" aunque irracionalmente equiparen a los animales con las personas, del mismo modo que los miserables de las organizaciones ultracatólicas "Provida" de muchos países quieren convencerle a usted de que una célula es igual a una persona, que un huevo es una gallina, que una semilla de manzana es un manzano y que una oruga es una mariposa. O sea, que todo es lo mismo porque lo dicta su religión o creencia irracional.

La campaña animalista retirada por las autoridades
alemanas.
La historia completa la relataré algún día que no me gane el asco y tenga tiempo para tratar de encontrar argumentos entre los rollos precocinados que se me ofrecieron (argumentos previamente diseñados por los gurús del movimiento, pues), pero uno de los dos animalistas veganos que se me lanzó a la yugular firmaba primero como "David Zen", seudónimo newagero de quien luego dijo llamarse "David Díaz", lo que tampoco es mucha información sobre quién me pretendía insultar. Este personaje dijo que yo había dado "información falsa" sobre el veganismo en mi entrada Misántropos sin fronteras y pasaron más de tres semanas antes de que admitiera que mentía, que yo no daba más que una definición brevísima y precisa.

En el intercambio consecuente, David (Budismo) Zen dijo que él no tenía tiempo de desarrollar argumentos para cada caso, y que todas las respuestas del mundo (su evangelio ready-made, pues) estaban en su sitio Respuestas veganas, un pseudoblog deliciosamente tramposo, en el que se inventa críticas bobas o malévolas al veganismo y al animalismo. Esto es lo que en lógica se llama "hombres de paja", falacia que caricaturiza los argumentos del adversario y luego ataca la caricatura porque los argumentos reales se le atragantan, como demostró en nuestro intercambio y demuestra "respondiendo" a preguntas tramposas como "¿Por qué quien no pertenece a nuestra especie no merece ser respetado?", pregunta que me recuerda mucho a la clásica del abogado marrullero "¿Sigue usted golpeando a su mujer?".

Bueno, visite usted el sitio y si usa un poco de pensamiento crítico, verá a qué me refiero cuando digo que tiene más propaganda que información. Pero yo voy a una parte que me encabronó especialmente. Cuando los defensores de la igualdad exacta entre el ser humano y todos los animales (incluida la solitaria que puede parasitar a un niño, y que tiene tantos derechos como el niño, me dicen) se enardecen en su propuesta propagandista, suelen acusar a quienes no estamos de acuerdo con ellos (el equivalente a los "herejes", "infieles" o "descreídos del demonio") de "nazis" porque somos partícipes del "holocausto" de pollos, pavos, patos, cerdos, bovinos, ovejas, etc.

Esto se puede ver (todavía el día de publicación de esta entrada) en la columna derecha del sitio "Respuestas veganas".

Le escribí a David el 26 de febrero:

Por último, las palabras tienen significado, y yo las uso según su significado, no para insultar. Uno de los significados esenciales de la palabra "holocausto" en nuestro momento histórico se refiere al asesinato masivo de millones de judíos en la Europa nazi de 1939-1945. Esos judíos no eran pollos, eran personas, seres humanos. Cualquier laboratorio razonable podría identificarte una muestra de tejido de un judío como "humana" y una muestra de pollo como "no humana" o incluso "de ave de corral o pollo". Los judíos fueron asesinados por ser judíos, sin más objetivo que su exterminio como se hace con ciertas plagas de animales no humanos. La identificación que Hitler hizo de los judíos con animales se ve invertida, con similares resultados, en tu página Web, donde hablas del "holocausto" de los pobres pollos. Si eso no es misantropía, y muy peligrosamente cercano al racismo, tendrías que explicarlo. Si a tus ojos vale igual un judío que un pollo y no sabrías en un incendio si salvar a una anciana judía o a un pollo, no eres absolutamente nadie, nadie, para hablarme de moral a mí, ni para decirle al tercer mundo que no debe aspirar a comer proteínas de calidad. Allí no voy a cambiar de opinión a menos que me demuestres de modo incontrovertible, biológica y fisiológicamente contrastable, que un pollo es igual que un judío. Mucho joder con la palabra "fanático" mientras te cagas en el holocausto judío... inconcebible.

Intentó responder y justificar su uso del mismo concepto con argumentos como "Ya sé que las víctimas de los campos de concentración nazis no eran pollos sino homo sapiens, pero la similitud entre campos de concentración y las granjas y mataderos es evidente, ambos son holocaustos, barbaries, salvajismo sistemático... una cosa no quita a la otra".

Yo volví a pedirle a "David" en dos o tres ocasiones que dejara de usar ese vocablo cargado para su propaganda, por simple respeto, pero no hubo caso. Y es que yo, por azares del destino, he tenido desde mi infancia muchos amigos judíos, y conocí allá en los 70 a varios supervivientes del holocausto, ancianas que me mostraron el infame tatuaje en el antebrazo, personas reales con las que empatizo mucho más que con el pollo que me voy a almorzar, por mucho que quiera que el pollo sea sacrificado con la menor incomodidad posible.

Bueno, el fanático que por supuesto no firma su blog, sigue en sus trece, y ya voy suponiendo que el colectivo fanatizado con este tema se me volverá a lanzar a la tráquea, y yo volveré a tratar de dialogar, que es lo mío (y no a gritarle a los diferentes cosas como "El día de tu muerte también iré a verte", que divierte a estos autoproclamados adalides de la moral). Pero no pude sino sentir que había algo de justicia hoy cuando me encontré la siguiente noticia de la agencia EFE publicada por El Universal de México. Dudo que de ello aprendan los demás para quienes no hay diferencia moral entre el holocausto de judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, eslavos y antinazis variados, y matar a una oveja para alimentar a un miserable ser humano:

EFE
EL UNIVERSAL
BERLÍN JUEVES 26 DE MARZO DE 2009
07:14
El Tribunal Constitucional alemán ha prohibido una campaña de la organización para la protección de los animales PETA que compara las condiciones de la cría masiva de ganado con las de las víctimas del Holocausto en los campos de concentración nazis.

La sentencia hecha pública hoy prohíbe a PETA continuar con la campaña iniciada en 2004 bajo el lema "El Holocausto en su plato" en la que comparaba imágenes de prisioneros vivos y muertos de campos de concentración nazis con las de animales enjaulados o apretados en estrechos establos.

El Constitucional alemán confirma así una sentencia anterior de un tribunal berlinés tras una demanda presentada por el Consejo Central de los Judíos en Alemania y contra la que había apelado ante la máxima instancia judicial alemana la organización PETA.

Aunque consideran que la campaña no atenta contra la dignidad humana, los togados del Tribunal Constitucional alemán confirman en su sentencia que viola los derechos de personalidad e imagen de los judíos en Alemania.

De manera parecida a la negación del Holocausto, delito tipificado en Alemania, la campaña de PETA "supone un grave atentado contra la personalidad, también contra los judíos de hoy", destacan los jueces del tribunal con sede en Karlsruhe, al suroeste de Alemania.

Es evidente que los fanáticos no lo entenderán, pero a mí me recuerda que hay la posibilidad de decencia, así sea infrecuentemente.