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marzo 09, 2007

Más historias de antenas e ignorancia

Evidentemente, con las entradas sobre las antenas de telefonía móvil (¿Tu teléfono te está dejando impotente?, Cae Caiga Quien Caiga y Usted protesta, yo lo callo, todos contentos) hemos tocado algunas fibras sensibles, como las del meapilas que me escribió para insultarme en ese inimitable estilo de los charlatanazos más bastos.

Pero también parece que estas entradas le han permitido a otras personas atreverse a decir que el emperador va desnudo, o sea, que hasta hoy no hay prueba alguna de que las antenas de telefonía móvil sean el "peligro" que venden los desahogados de la brujería seudoecológica. Esto lo saben los científicos, los médicos, los ingenieros de telecomunicaciones y otros expertos, pero no se atreven a decirlo por temor a que algún mamarracho con delirios fanáticos, un talibán de la religión de Gaia, lo acuse de "defender a las empresas de telefonía móvil", de ser "siervo del capital" y de cosas aún peores.

Sirva esto de prólogo al correo que discretamente me acaba de llegar. Cierta empresa recibió la oferta de alquilar parte de sus terrenos para antenas de telefonía móvil. Su responsable actitud fue preguntarle a los que saben (es decir, no a los atarantados sin formación científica de alguna fundación de soplapitos sino a alguien un poco más serio, como la Asociación Española Contra el Cáncer (a la que programas como Caiga Quien Caiga no consideran relevante incluir en sus megainvestigaciones de saldo). La AECC le respondió a la empresa enviándole este folleto en PDF intitulado Campos electromagnéticos y cáncer: preguntas y respuestas, que ponemos a su disposición para que vea que dice lo mismo que aquí le contamos, básicamente. (No olvide, lector, que este blog sólo difunde lo que dicen los científicos, los verdaderos expertos, lo cual no convierte a su autor ni en científico ni en experto, sólo en divulgador).

La AECC tiene más datos sobre el tema aquí, muchos, que seguramente están en la parte de Internet que se le oculta a los grandes programas de Tele5, porque no hicieron referencia alguna a los más de treinta documentos allí referenciados.

Claro que, como nos dice nuestra fuente, nadie más interesado que la AECC en alertar a la población si hubiera algún peligro. Una organización así no habla a la ligera ni escribe libritos de autoayuda, obviamente. El revisor del documento, por poner un ejemplo, no es un filósofo arrogante munido de un aparatejo misterioso para asustar a los vecinos y verle la cara a los comediantes de la tele, sino el dr. Michael Repacholi, Coordinador de Radiación y Salud Ambiental del Departamento de Protección del Entorno Humano de la Organización Mundial de la Salud (otra organización que cae en Caiga Quien Caiga en el altar de la televisión de garra). Pero, ¿a quién va a creerle usted?, ¿a los científicos que la charlatanería denosta en los medios hoy sí y mañana, pues también, o a señores que salen en la tele en programas de gran audiencia, hablan bonito, parecen preocupados por usted y se anuncian como adalides de los desposeídos de la tierra (a tanto la hora)?

La empresa, según me cuentan, no alquiló sus terrenos porque algunos sectores de su entorno, influidos más por el amarillismo convenenciero del sector seudoverde de "Ignorantazos Sin Fronteras" que por el conocimiento científico disponible a día de hoy, amenazaron con "movilizaciones". Y como la televisión dice ahora que los temas científicos se resuelven con "movilizaciones" (y el debate abierto no se soluciona informando a la gente, sino con el guillotinazo censor, viva la Constitución), las antenas no se pusieron.

La próxima vez que en una emergencia no tenga usted ocbertura en el móvil, dedique un minuto a acordarse no sólo de la malévola empresa, que seguramente tiene responsabilidad, sino también de los profetas del desastre que, de manera tan interesada y comercial como las empresas de telefonía, también tienen su parte de responsabilidad en asustar a los vecinos con pendejadas, distrayéndolos de paso de cuestiones verdaderamente importantes.