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mayo 12, 2008

Fernando Sánchez Dragó, el Dotor Colocón

Actualización y nota para los chicos de "Menéame" a las 22:20 horas del 12 de mayo: Esta entrada llegó hoy mismo (12 de mayo) al sitio de "Menéame", lo cual atrae lectores, que es cosa buena y se agradece, pero algún comentario me ha hecho sonar las campanas, en particular uno enviado por alguien de "nombre" Sick que dice: "Joder, en el artículo relatan, evidentemente, casos y comentarios negativos acerca del LSD. Yo no voy a decir que sea inocuo y que no entrañe peligro... pero según el artículo parece que si has tomado o tomas LSD te vas a quedar en un viaje permanente y morirás bajo tremendos sudores, estallando tu cerebro irremediablemente..." Enga, Sick (o sea, enfermito), estás tan mentiroso como LSDragó, ¿tanto hace falta para promover, como promueves, el consumo del LSD? Porque ni esta entrada ni su autor (que tiene nombre y no nick) dicen nada por el estilo. Lo que dice es otra cosa, con base en científicos y no en ocurrencias ni adicciones propias, y siempre defendiendo la libertad tuya de inyectarte agua del váter si te mola, pero dejando claro que el problema es la mentira. En este caso la del Dotor Colocón y la tuya, Dotorsickto.
¿Recuerda usted al ínclito Fernando Sánchez Dragó? Sí, un señor que escribe libros pero vive de salir en las televisiones peperas, pepineras y pepinilleras, ¿ya lo ubica? El hombre que mantiene junto con el "experto en Eurovisión" Uribarri a la industria española del tinte de pelo cutre estilo "La muerte en Venecia", ¿ahora sí? El dotor Porsuspistolas, pues. Para ubicarle, lea nuestras atentas consideraciones sobre la personalidad recetante de este personajazo en esta entrada y también en esta otra.

Bueno, resulta que este lisérgico personaje, todo honor y palabra de caballero (juajuá), juró ante el yugo y las flechas que si las elecciones las ganaban los malditos rojos y el siniestro favorito de las multitudes José Luis Rodríguez Zapatero, él dejaría España (para júbilo popular, sin duda) y se lanzaría a jorobarle la existencia a otros habitantes del globo terráqueo, que no es justo que en España se junten tres patas para un banco como Fernandito, Jiménez Losantos (no confundir con Íker Jiménez, aunque estudiaron ética periodística en el mismo billar, parece) y Pedrojota.

Pero como suele pasar con los criptofascistas de escaparate, una vez que tuvo que cumplir su palabra, decidió cambiar de opinión, lo que en buen romance significa que otra vez mintió como un bellaco, y se quedó dando la brasa en la sufrida España. Afortunadamente, habiendo dejado el salario de Espe, contaba con el salario de Pedrojota, y escribe (es un decir) una columna en ese adalid del periodismo subjetivo que es El Mundo, y allí ha vuelto por peteneras en su promoción de la charlatanería más basta, ahora en plan totalmente psicodisléptico.

El plural (diario digital sospechoso de decente), informaba el 11 de mayo que Fernando se había trocado en el Doctor Colocón y había hecho una defensa del LSD más vigorosa que la que hizo de Frau Esperanza Aguirre. Y El Plural informa de esto porque, como no se pudo leeer en las páginas de El Mundo, un experto en drogas se enfadó justamente porque Sánchez Dragó, camello pepero de lujo, describió al LSD como "sustancia que induce la manifestación de lo divino en la conciencia del usuario" y tuvo la caradura de decir (sin saber nada de medicina, todavía) que, "como todos los fármacos sacramentales, es prácticamente inocuo y no adictivo".

Lo de "prácticamente inocuo" puso de muy mal humor a Agustín Durán, psicólogo que ha tratado a "muchos jóvenes que han sufrido episodios psicóticos, de carácter irreversible, por el consumo de sólo medio tripi", lo que hace treinta años llamábamos "quedarse en el viaje". Bueno, pero quizá es que en el mundo del Dotor Colocón un episodio psicótico irreversible es inocuo, después de todo él tiene éxito pese a que su relación con la realidad es de una respetuosa distancia miopía de por medio. Porque el Dotor Colocón asegura además, con esa prepotencia que da la ignorancia pasada por el ego: "su ingesta sólo entraña riesgo para las mujeres encintas, los enfermos cardiovasculares y las personas que padezcan o estén expuestas a trastornos psiquiátricos".

La verdad es que no conociendo a Agustín Durán y no habiendo consumido la droga defendida esta semana por el Dotor Colocón, uno no tiene más opción que ir a fuentes más básicas, que nos dicen que algunos efectos físicos de esta prácticamente inocua sustancia incluyen "contracciones uterinas, hipotermia, fiebre, niveles elevados de glucemia, erizamiento del vello, aumento de la frecuencia cardíaca, transpiración, pupilas dilatadas, ansiedad, insomnio, parestesia, euforia, hiperreflexia, temblores, sinestesia, hiperestesia, cambios en la percepción del tiempo y de la identidad y cambios en el estado de ánimo".

Pero lo físico es nada comparado con los efectos psiquiátricos del LSD. El doctor Abram Hoffer relata que para muchos consumidores el consumo de LSD es "la experiencia más horrible que han vivido" y que es "una verdadera experiencia psicotomimética (que reproduce los síntomas de la psicosis) y probablemente reproduce el delirium tremens más que ninguna otra cosa".

Ciertamente el LSD no es adictivo. El arsénico tampoco, y no es argumento para metérselo al cuerpo. Ciertamente la mitología de los años 70 en la que se quedó atrapado Sánchez Dragó junto con su amigo "chuckles" Jodorowsky consideraban que había algo místico y deseable en las experiencias psicodislépticas, pero esto no se ha visto convalidado por lo que hemos averiguado en los treintaytantos años que han pasado desde entonces para sorpresa del Dotor Colocón, que sigue creyendo que es 1975. La sinestesia (confusión de sentidos, donde el sonido se interpreta como estímulos visuales, por ejemplo) que provocan algunas drogas es sin duda de interés científico, pero eso no significa que sea deseable provocársela, como no lo es arriesgarse a los flashbacks (Trastorno de Percepción Alucinógena Persistente, que es como le llaman los médicos), los "malos viajes", los brotes psicóticos temporales o permanentes (estudiados por Rick Strassman en un metaanálisis publicado en 1984) y otros efectos.

Debe quedar claro que los adultos tienen todo el derecho del mundo de consumir las drogas que les dé la gana y en este blog no cuestionamos tal libertad esencial. Pero los adultos tienen también derecho a saber qué efectos tienen o pueden tener diversas drogas, y tienen derecho a que no se erija en su promotor y camello entusiasta cualquier soplaflautas al que le guste colocarse y probablemente tenga la suerte de no tener malos viajes, sino sólo experiencias psicóticas placenteras que confunde con "espiritualidad" por deficiencias personales en las que mejor no nos metemos. Recomendar con mentiras el consumo de una droga en un diario no tiene nada que ver con la libre expresión, sino con la irresponsabilidad en el uso de la palabra. Y más tratándose de una droga tan potente como el LSD, de efectos tan explosivos como duraderos (100 millonésimas de gramo pueden dar para un "viaje" o colocón de 12 horas), y menos aún en un entorno donde los beneficiarios de los sonoros rebuznos de Sánchez Dragó viven en los medios juveniles, intentando vender su "mercancía" con las mismas mentiras que el escritorcillo, aunque arriesgando más.

Así que el Dotor Colocón ataca de nuevo. Lo que hay que hacer ahora es abrir una porra a ver cuánto tiempo tarda en soltar otra burrada relacionada con la salud y la plétora de sustancias que él libremente consume, y que si nos atenemos a sus declaraciones, son legión.

(Sobre las relaciones de Sánchez Dragó con vendedores de seudomedicinas y cuentotraficantes como Javier Sierra y sobre su amor por Falange Auténtica, no me crea a mí, que soy "progre" y los neoliberonservadores me caen sumamente mal, lea la maravillosa "Web oficial" del propio Fernando oficial, usted mismo, en la sección "Webs amigas".)