marzo 14, 2008

Adiós al "doctor" Sánchezdragó

De despedida de su salario en Telemadrid la noche del jueves, el "doctor" Fernando Sánchez Dragó, palafrenero de Federico Jiménez Losantos, soltó varias de las afirmaciones a las que nos tiene acostumbrados, como cuando firmó un manifiesto que afirmaba que el SIDA no existe, que tiene cojones. Convencido de que España se hundirá en el mar en cosa de semanas, se va a África, dice, aunque fuentes altamente confidenciales de este blog de bigotes de alacrán han informado que diversos sectores de los más dispares países africanos consideran que ya tienen bastante con el SIDA, el ébola, los dictadores achuchados por Occidente (como el presidente de Camerún, que vive en París salvo los días de fiesta nacional camerunense), el expolio de sus tierras y riquezas, y las guerras que alimentan a los traficantes de armas, como para encima tener que cargar con el esperpéntico plumífero de la derechona, que habla con espíritus como confesó a la superrevista Más allá y, pacabarladejorobar, amigo y promotor del estremecedor Alejandro Jodorowsky.

La política no es asunto central de este blog (que sin embargo no es apolítico, que deja muy claro con quién no se sienta a la mesa, entre ellos Sánchez Dragó y otros hijos del neoliberalismo misántropo), salvo cuando se expresa en charlatanería, en este caso la charlatanería seudomédica curanderosa "alternativa" y falsaria, a cargo de gente como Sánchez Dragó, que en la noche de su despedida (primera vez que me da una alegría, he de admitirlo) comenzó su informativo escorado a estribor promoviendo otro disparate "alternativo", en este caso el hongo llamado Ganodermus lucidum, u hongo "reishi" en trasliteración del japonés. Sánchez Dragó aclara que no es un alucinógeno, como si ello le importara, presume de que "lo consume diariamente" desde hace un montón de años, y afirma (con esa certeza del anticientífico y el fanátíco) que a tal parásito saprófito (el hongo, no el presentador televisual) debe su bienestar a su provecta edad, además de presentarlo sin ninguna vergüenza como "panacea" (una medicina alquímica capaz de curar todos los males, es decir, todos, no alguno o varios, sino todos, cosa que puede creer porque puede creer cualquier burrada si le conviene) y cantar sus falsas (o al menos indemostradas) glorias.

El problema es que la otra vez que llamó nuestra atención fue por decir que cometía la burrada de tragarse varios miligramos al día de melatonina y le atribuyó a dicha hormona su aspecto juvenil (jejé), su amable disposición (jojó)y su plena lucidez (jujú). ¿En qué quedamos, fue la melatonina, fueron los hongos o es que tiene participación en herbolarium.es?

Afirmando que el parásito en cuestión (el hongo, no el locutor) ayuda "al sistema inmune", afirmación que se hace de todas las pócimas y hierbajos inútiles, y que ayuda a la "sanación" de "muchas" afecciones (¿no que era una "panacea", veletilla?) salió con la soberana burrada de que el hongo que usted se meta por la cara debe ser de origen japonés, porque los hongos que se pueden conseguir nacidos fuera de ese país son "industriales" y casi no tienen "el principio activo" del que, por supuesto, no nos informa cuál es, su fórmula, su composición y sus mecanismos de acción, sus agonistas y antagonistas y todo eso que se la sopla a los vendemotos pero que es indispensable para saber si una persona puede o no consumir cualquier sustancia, natural o inventada ayer, da igual, pues no hay dos enfermos iguales, y nadie debe consumir nada basado en la afirmación de un escritorcillo de que "a él le hace bien". Que Sánchez Dragó se meta diez whiskies diarios no implica que sean la mejor dieta para su bebé, en serio.

Porque el sedicente doctor en medicina Sánchezdragó patina también como sedicente doctor en botánica con especialidad en micología (estudio de los hongos, no de los micos, no sean malpensados), porque el parásito de este cuento (el hongo, no el sedicente bidoctor) es altamente común en los bosques de toda América, África, Europa y Asia, y no precisamente porque los socios del bidoctor Sánchezdragó tengan granjas de micocultura (bueno, ya), sino porque tal hongo ocurre naturalmente en los árboles (como parásito) o en la tierra (la variedad que sostenía el locutor como floripondio de declamador sin maestro era variedad de tierra, que los que saben explican que Ganoderma lucidum no es una especie, sino un conjunto de probablemente docenas o cientos de especies, cosa que ignoran los medicuentos chinos y sus anunciantes).

Por supuesto, si uno acude a la literatura médica, resulta que nada de lo que dice la seudomedicina china y el seudobidoctor madrileño sobre este hongo está clínicamente demostrado. Esto importa porque una de las cosas que afirman los que comercian con este hongo es que tiene propiedades "antitumorales" y así lo han enchufado en Wikipedia (sección "Usos medicinales" con una traducción lamentable. Y resulta que a la hora de estudiarlo no muestra tales virtudes (que serían de agradecer, de verdad). Y aunque los que promueven el producto hablan de "estudios" muy diversos, resulta que tales "estudios" nunca tienen nombre de investigador, ni fecha de publicación en una revista médica, ni institución de realización ni nada que no sea saliva y cara dura. Vya, que son tan sólidos como el traje nuevo del emperador.

Lo que ya no supimos fue si el Ministerio de Sanidad continuó las investigaciones sobre el intrusismo médico del escritor en cuarto menguante por su promoción de la melatonina, o al menos si se comprobó que su tinte para el cabello no es un riesgo para el medio ambiente. Como fuere, invitamos a Sánchez Dragó a no ir a joderle la vida a los pobres africanos sirviendo de portavoz de los ricos africanos (que es como hace en España para vivir) y emprenda mejor una aventura adecuada a la alta estima en que se tiene a sí mismo, digamos, dándole 20 veces la vuelta al mundo a remo y sin tocar puerto.

Se invita a los lectores de este blog de rock tardío a una colecta para comprarle a Fernando unas cajas de whisky y animarlo a este emprendimiento tan cuco y audaz.