Y si no deja plata, pues tampoco. |
Decía yo que el exactor, excineasta y tarotista Alejandro Jodorowsky se ha pasado de nuevo por España y no ha tenido tiempo (se entiende, ojo, no es reproche) para mandarme un email y explicarme los desfiguros de su hijo y las furias fanáticointegristas de los miembros de la semisecta que dirige. Por supuesto, tal actividad le redituaría pocos euros a Alejandro, y éste no da puntada sin hilo.
Y esto viene a cuento porque en entrevista a El País, Jodorowsky suelta sus barrabasadas habituales, con objeto de vender su libro, cómodequeno. Y en el proceso gusta de pintarse con esa pátina de artista pobre e incomprendido que siempre anheló, pero el asunto no le funciona. Olvidando que "Jodo" como le dicen los que saben, se hace la picha un lío con la cronología de sus andares, los hechos son que Alejandro cometió en 1968 la aburridísima película Fando y Lis, basada más o menos en una obra de Fernando Arrabal (ambos son conocidos surrealistas fallidos, como lo corrobora el actor, novelista y director Stewart Home, al que solo menciono para ver qué dicen los que escribieron dudando de que yo supiera distinguir entre el surrealismo verdadero como corriente artística y el surrealismo farsante, falto de imaginación y facilón de Jodorowsky copiándole performances a Dalí, lo que sí no entiendo es por qué Stewart afirma que el apodo de Jodorowsky es "Chuckles", "Risitas"). No pasaron ni dos años cuando dirigió y protagonizó El Topo, una película delirante e inane tan mala que la quiso aderezar presumiendo que en la escena de la violación del personaje interpretado por Mara Lorenzo, Jodorowsky violó realmente a la actriz, cosa que habla muy bien del actorcillo, supone uno, que un delito mayor contra la libertad y la dignidad humana como es una asquerosa violación está "bien" si el delincuente es "un genio", supongo que creen él y sus adeptos. ¿O será otra mentira del susodicho?
Lo que dice Jodorowsky a El País mientras se mete por la cara un almuerzo de 56 euros que él no paga, lleva a la reportera a escribir: "Dirigió películas como El Topo o La Montaña Sagrada y se arruinó...", con lo que el incauto lector puede concluir que el creador tomó su escasa fortuna y la empeñó en dos proyectos que lo dejaron en la calle.
Pues no, si Jodorowsky se arruinó, no fue por sus películas, seguro, en las que siempre le sacó billetes al gobierno mexicano (el gobierno que financió durante décadas el peor cine del mundo con presupuesto oficial) y a sus amigos y conocidos, que para eso es elegante Alejandro. Fando y Lis (rebautizada por los agudos mexicanos a los que le resultó difícil engañar como "Fango y chis", o lodo y meados, en buen romance) la hizo producida por Juan López Moctezuma, Moshe Rosemberg, Samuel Rosemberg y Roberto Viskin, y en El Topo los productores fueron los mismos salvo Samuel Rosemberg. Era 1970, los Beatles acababan de separarse después del desastre de Apple, donde una ristra de vividores les sacaron dinero a los famosos músicos para "financiar" proyectos tan malos como los de Alejandro. Pero John Lennon seguía interesado en promover el "arte" según lo entendían las vanguardias psicodislépticas y, animado por su esposa Yoko cuya visión artística nunca ha sido muy de fiar, compró los derechos mundiales de exhibición de El Topo forrándole bonitamente los bolsillos al presunto arruinado. Aún más, George Harrison, John Lennon y Yoko Ono, a través de Allen Klein, financiaron en gran medida La montaña sagrada además de encargarse de su distribución a través de la productora de Klein, ahora llamada Abkco, que actualmente tiene los derechos de esas tres películas que sigue presentando como "joyas underground" en festivales, y "salas de arte" cada semana en todo el mundo, vendiéndolas en DVD y haciendo merchandising friki a mayor gloria de la cuenta bancaria de Jodorowsky. ¿Arruinado? Sólo moralmente, pensaría uno que es malpensado, como cuando afirma "curar el hipo" agarrándole los testículos al paciente (nunca ha dicho cómo se cura a las mujeres con hipo, ¿será violándolas?), o recomendando a los "enfermitos" con los que se ceba que defequen en la tumba de sus abuelos, con lo que el más enfermo parece el falsificado "doctor" Jodorowsky.
Los datos sobre las andanzas financieras de las películas están, en parte, en la entrada de Jodorowsky en Wilkipedia, entrada cuya pureza guardan sus adeptos, por ejemplo borrando los enlaces a mi entrada sobre el "genio" agarrahuevos/cagatumbas cada vez que algún hereje o víctima la pone (utilizando la supuesta libertad de Wikipedia)para equilibrar la hemorragia de autobombo que es la susodicha entrada de Wikipedia, con 17 enlaces externos a sitios que ensalzan los estrafalarios delirios del "psicomago" y ni una crítica, desacuerdo, opinión divergente o pensamiento que no se ajuste al autoritarismo fascistoide de la secta jodorowskiana, cosa que a mí, no sé por qué, no llega a asombrarme ni extrañarme. En resumen, o Jodo y sus compinches mienten en la página de Wikipedia, o le pareció taróticamente psicomágico mentirle y verle la cara a la reportera Patricia Ortega Dolz (aprovechando que en español hay pocas críticas a su historial de embustes, lo que dificulta investigar lo más jugoso para entrevistarlo) y, por intermedio de ella, a todos los clientes potenciales de sus productos que leen El País.
Alejandro está vendiendo su nuevo libro, publicado en Editorial Siruela, cobrando las presentaciones de sus tres películas, los DVD, las entrevistas (así sea con los 56 euros del almuercito de interés social que se tragó), las participaciones en los medios y todo cuanto implique poco trabajo y mucho rendimiento, incluido el engaño "psicomágico" con el que sigue atormentando a sus seguidores haciéndoles creer que "cura" cosas que no cura (algunas ni existen), que no se ha demostrado que cure y que, para remate, suena mucho como una tortura para satisfacer las tendencias alejandrinas evidentes en su cine de caca, sexo y sangre sin historia, más que otra cosa. Porque decir que la enfermedad se produce por una "pérdida de la belleza espiritual" no es más que un disparate altanero destinado a culpar a la gente de sus enfermedades, que no significa realmente nada y que nada explica a quien tiene SIDA, esquizofrenia, cáncer, diabetes, aorte bifurcada o diverticulitis. Pero como suena profundo, los ingenuos, ricos y pobres, ponen dinero de verdad sobre la fantasía interesada. La misma historia de siempre.
Si Alejandro considera que falto a la verdad, que no me mande a su hijo, ni a Adán ni a ningún otro, ni a los contertulios de sus miércoles de egotrip en París. ¿Será que la tendencia a ocultarse detrás de otros no se cura con psicomagia?