La puntada (que no es otra cosa) tuvo repercusión internacional y se ha comentado en sitios y listas de correos ateas y agnósticas. Y fue retomada por varias entidades de ateos españoles contratando publicidad durante quince días en dos autobuses de Barcelona, que empezarán a circular mañana 5 de enero.
Todos los datos, incluidos los del financiamiento de la campaña por suscripción popular (aunque ya los hijos de Federico Jiménez Losantos acusan haber visto "dinero del gobierno", que como todo mundo sabe es distinto del que usamos los mortales comunes) se encuentra en la Web de la Campaña Bus Ateo, que yo prefiero llamar El Ateobús.
Es una puntada, claro. Ni más ni menos. Es la primera vez que los ateos en España dicen "existimos" en lugar de sentarse a esperar a que los voceros de la iglesia española acusen al ateísmo, al laicismo y a la no religiosidad de todos los males imaginables. Paso adelante, pues, dentro de lo que es una puntada, una ocurrencia.
Lo que la puede hacer trascendente es la estupidez de los intolerantes de siempre (una pista: los intolerantes no son los ateos), que se han revolucionado en pocas horas hasta formar un tremendo festival del humor. El arzobispado de Barcelona no esperó a que le preguntaran, sino que se apresuró a romper la fiesta dominical y en vez de guardarla lanzó un anate... digo, un boletín de prensa que, a la letra, dice:
Ante el anuncio que algunos autobuses de Transportes Metropolitanos de Barcelona, circularan con la inscripción publicitaria: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida”, éste Arzobispado manifiesta que para los creyentes en Dios, la fe en la existencia de Dios no es motivo de preocupación, ni es tampoco un obstáculo para gozar honestamente de la vida, sino que es un sólido fundamento para vivir la vida con una actitud de solidaridad, de paz y un sentido de trascendencia.
Esa nota es como decir: La bronca no es conmigo. Y si no es con ellos, preguntaría uno, ¿para qué se meten? A saber. La COPE habla de "ofensiva distorsión de la fe". El País exhibe la ignorancia de sus redactores escribiendo "Dawkings" para referirse a Dawkins (no es problema, ya en el pasado han convertido a Stephen Hawking en "Hawkings" porque les mola y para eso son Prisa y tienen Cuarto Milenio) y se apresuró a preguntar si no había modo de censurar esta barbaridad. La Vanguardia copa de agencias y agrega "publicidad ateísta". El Mundo opta por la moderación y la sobriedad, quizá aprovechando que su dueño está de vacas. Y el delincuente convicto Pío Moa se tira con todo en esa página Web maravillosamente ultrarreaccionaria llamada Libertad Digital, con esa tendencia de los medios autoritarios, de ultraderecha y chuacirios de usar nombres contrarios a su verdadera línea editorial, facilitándole la vida, eso sí, a los humoristas políticos... y es que si un diario de visceralia paleofranquista se llama "La Razón", el comediante tiene la mitad del trabajo ya hecho, hijos míos).
Repito: lo que puede hacer trascendente esta ocurrencia, a la que de entrada le critico que use el mismo lema (o slogan, si usted prefiere) de los londinenses, serán las respuestas. Aquél lema respondía a su realidad. Aquí deberíamos usar uno que le respondiera a los jerarcas católicos respecto de nuestos debates, pero ya para la próxima será. Los intolerantes de siempre han reaccionado brutalmente, antes de que circule el primer autobús y pese a que el mensaje no hace referencia al debate español sobre financiación de supersticiones teístas, crucifijos y demás dispositivos religiosos en espacios aconfesionales y públicos por determinación constitucional, a la acusación permanente que contra el ateísmo sostiene Rouco, como si no hubiera habido cruzadas ni inquisición ni evangelización genocida en medio mundo. Quizá hubiera sido peor otro mensaje. En todo caso, vienen quince días interesantes para el pensamiento, y para lo que se disfraza de pensamiento siendo, únicamente, fanatismo irracional.