Con cierta frecuencia, los autores de blogs y páginas escépticos, ateos, agnósticos y críticos recibimos mensajes de nuestros lectores indicando que les parece inapropiado que los anuncios de Google incluyan astrología, homeopatía, cursos telepáticos, delirios de gurús y toda la panoplia de comercio electrónico esotérico y mercantilismo mágico que nos inunda.
Cuando se nos pregunta, se explica que Google tiene un sistema (torpe, lerdo y no muy bien pensado) para que uno bloquee contenidos en su publicidad. Uno es eliminando categorías, pero como no existe la categoría de astrología, brujería, homeopatía, esoterismo, new age o desplumaje de congéneres, por ahí no se puede hacer nada. El otro sistema es bloqueando los dominios que anuncian lo que no nos gusta. Para ello contamos con el esfuerzo de Sinmagufosenmipubli, un blog que reúne los dominios conocidos de charlatanes que compran publicidad en Google. Hoy, la lista está actualizada a noviembre de 2009, pero aunque la actualizaran diariamente, el esfuerzo es un poco vano. La velocidad a la que los charlatanes compran dominios y publicidad es absolutamente vertiginosa porque, como no se debe olvidar nunca: el misterio, el esoterismo, la pseudomedicina, la brujería y sus parientes son primero y ante todo un negocio, y un negocio GORDO.
Aunque se intenta, pues. Yo cada semana o dos, según tenga tiempo, reviso mi publicidad, identifico los nuevos dominios de Vendecuentos Sin Fronteras y los incluyo pacientemente en mi lista.
¿El resultado? Generalmente ese mismo día aparece un nuevo anuncio de un astrólogo de alto octanaje, un profesor de brujería que enseña a teleportarse y un homeópata calvito que cura la calvicie. Poco alentador.
Evidentemente, más de una vez recibimos por parte de los lectores la recomendación de dejar de lucrarnos brutalmente con los fabulosos ingresos que nos aporta Google.
Cierto es que sería muy difícil para algunos de nosotros vivir sin los Lamborghinis, las villas en Ibiza y los yates amarrados en Mónaco que nos aporta la munificencia de Google. Sin ir más lejos, este blog produjo el mes pasado (marzo de 2010) la despampanante cantidad de 9,25€ (nueve euros con veinticinco céntimos, menos impuestos), que como todo mundo sabe es más de lo que soñaron nunca en ganar los alegres muchachos de Gürtel.
Evidentemente, lo fácil sería quitar la publicidad, y no sólo porque las ganancias son de risa, sino porque así ahuyentaríamos las críticas. Pero si de lo que se trata es de ser crítico, quizás antes de hacerlo haya que hacerse algunas preguntas.
¿Por qué muchos lectores consideran que tal publicidad sólo es indeseable si está en blogs críticos con el negocio del ocultismo? Esos mismos lectores (lo siento, que los aprecio, pero en este barco vamos todos) no suelen escribirle a blogueros políticos, deportivos, musicales o de narrativa personal protestando porque "permiten" publicidad ocultista en su blog. Es decir, expuestos a la misma basura comercial en radio, televisión, prensa e Internet, sólo les parece que esa basura apesta si está en un sitio que excepcionalmente se dedica a cuestionar el ocultismo. No escriben a Cuatro diciendo que la desvergüenza de su parapsicópata de planta es alarmante, no escriben a Canal de Historia para indicar su rechazo al enésimo refrito de las mismas mentiras de siempre, ni se enfrentan con los indolentes de La Sexta Noticias cuando promueven embustes gordos y gordísimos.
Quizá es que su percepción sólo reacciona por contraste. La astrología es "normal" en todo el mundo, pero junto a un blog crítico de la astrología se ve mal. Es como si fuera un problema de moda, de coordinación de colores, de "esos zapatos no van con ese vestido", lo cual relativiza el problema.
Porque el problema no es que estos sujetos se anuncien en sitios críticos, el problema es una publicidad engañosa a la que todo mundo cierra los ojos: gobiernos y asociaciones de consumidores, público y publicistas, medios de comunicación y fiscales. Un delito continuado, incesante y preocupante.
¿Cómo se comparan los ingresos de publicidad de los blogs criticados por los lectores con los ingresos por concepto de publicidad de Cuarto Milenio, La Rosa de los Vientos, Enigma, Año Cero o Más Allá? Porque el problema de la publicidad mentirosa es que produce negocio para personas que viven del engaño, del abuso de la ignorancia ajena, del ocultamiento y el amarillismo. Este blog, pese a lo antiestético que pueda ser que Google incluya en él un anuncio ocultista, no representa para los embusteros profesionales lo que representa salir en el programa de Íker Jiménez promoviendo un libro, por ejemplo.
¿Quitando la publicidad se resuelve algo? En realidad no. Ciertamente, desaparece la inquietud estética y el lector se siente más protegidito, mientras que el autor del blog deja de recibir protestas por la publicidad de Google, que ya joden cuando además recibe insultos sin cesar de fanáticos de todas las creencias imaginables con más o menos los mismos argumentos falaces, la plétora de MAYÚSCULAS y la ortografía lamentable.
Lo que muchos no saben es que Google no le arroja sacos de dinero a los blogueros por su espacio, sino que paga por clic. Es decir, que se paga (y se cobra) la publicidad en función de cuántos visitantes hacen clic en los anuncios. En el caso del siempre transparente blog "El retorno de los charlatanes", esos tremendos 9 euros con 25 céntimos proceden de 168 personas que hicieron clic en algún anuncio durante marzo. Durante ese mes de marzo, según Sitemeter, recibimos 19.595 visitas. Muy pocas personas que visitan el blog hacen clic en un anucio, pues.
¿Podemos creer que esas 168 personas hicieron clic en los anuncios esotérico-ocultistas que Google incluye en este blog? Confío en que no. Veo ahora en el blog un anuncio de seguro de salud para niños, uno de acupuntura shiatsu, otro de residencias de estudiantes, uno de informática forense, otro de cursos sobre el medio ambiente, otro de cursos para opositores, uno de pulseras taurinas, uno de una librería "verde" esotérica y uno de viajes a Sri Lanka para que lo desplumen con magia ayurvédica. Nueve anuncios, 3 de ellos ocultistas.
Ahora, ¿al excluir toda la publicidad de los blogs y sitios críticos no estamos dejándole precisamente el campo libre a los charlatanes? Por supuesto que sí. Si estos blogs no son negocio para ellos, y sólo provocan que se note lo absurdo de sus afirmaciones en contraste con el contenido de las páginas, cerrar estos sitios a la publicidad no significa nada.
Por último, ¿cuál es la opción?
La opción es que los lectores dejen de matar al mensajero y empiecen a escribirle a Google, a los responsables de la publicidad, a los medios de comunicación, protestando por la abrumadora presencia de esta publicidad falsaria y cuestionable. Que se exija que Google incluya una categoría de esoterismo, curanderismo y magia para que no sólo los sitios críticos, sino todos quienes lo deseen, puedan quitarse de encima esa publicidad indeseable. Que se responsabilice a los anunciantes de sus mentiras. Que se demande el cumplimiento de las leyes contra publicidad engañosa. Que las voces tímidas que dicen "Mauricio, ya sé que no es tu culpa, pero esto se ve muy mal" se conviertan en un reclamo comunitario contra este negocio más que dudoso.
¿Empezamos? ¿O simplemente dejamos el mundo abierto a los charlatanes salvo en ciertos rinconcitos siempre condenados a la clandestinidad?