Alan Turing, sin embargo, tenía una característica que subleva a muchos adalides del pensamiento irracional, principalmente los religiosos: era homosexual.
Allá por la década de 1950, en Inglaterra, ser homosexual era delito y practicar el sexo homosexual era motivo de cárcel. Aunque uno fuera héroe de guerra, cosa que de todos modos nadie sabía porque todo el esfuerzo de decodificación de los cifrados nazis por parte de Gran Bretaña se mantuvo como secreto militar hasta la década de 1970.
Alan Turing fue descubierto y reconoció su homosexualidad en 1952. Se le dio a elegir entre la cárcel o la castración química como "curación". En la lógica irracional del momento, se consideró que su sexualidad lo convertía en un peligro y perdió sus autorizaciones de seguridad y la posibilidad de seguir trabajando para el gobierno británico.
Amargado, aislado, arruinado y visto con rechazo por el país al que ayudó a salvar del nazismo, en una paradoja atroz, Alan Turing se suicidó en 1954.
En los últimos años, una serie de científicos, divulgadores de la ciencia, informáticos y activistas del mundo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), empezaron un movimiento para que el gobierno británico le ofreciera una disculpa póstuma al genio, celebrando lo que le dio a la sociedad.
El 10 de septiembre, el primer ministro Gordon Brown publicó una declaración reconociendo que el tratamiento que se le dio a Turing fue aterrador, y no sólo a Turing, sino a los millones de hombers y mujeres perseguidos porque de acuerdo a las religiones dominantes sus gustos y preferencias sexuales son pecaminosos y repugnantes.
Nada de esto es nuevo, salvo acaso la posición abierta y humilde del gobierno británico laborista en este caso.
La persecución por odios raciales, sexuales, de color, de nacionalidad, sigue siendo la esencia misma de la irracionalidad, del pensamiento mágico que considera que lo superficial y lo privado son cosas profundas y deben ser preocupación pública. Los avances en este sentido son buenos, pero frágiles.
Apenas en diciembre de 2008, el Vaticano, esa organización que, según distintos estudiosos, está formada por entre un 30 y un 50% de homosexuales, informó que se opondría en la Organización de las Naciones Unidas a un proyecto para exigir que se deje de considerar a la homosexualidad un delito. Hoy en día, lo es todavía en casi la mitad de los países del mundo, con la consecuencia de cárcel, persecución, golpizas, torturas y ejecuciones. Y el Vaticano quiere que eso continúe así, sin cambios.
Por lo pronto, se ha hecho algo de justicia con Alan Turing y se han dado motivos para que otros países y gobiernos reconozcan que la sexualidad de sus ciudadanos nada tiene que ver con su desempeño profesional, público, académico y científico.
El poeta británico Matt Harvey escribió un poema sobre la disculpa del gobierno británico a Alan Turing, que nos llega de nuevo por cortesía de Haydn Rawlinson:
here´s a toast to Alan TuringO como dijo Rosa Luxemburgo, la libertad es siempre la libertad del que piensa distinto.
born in harsher, darker times
who thought outside the container
and loved outside the lines
and so the code-breaker was broken
and we´re sorry
yes now the s-word has been spoken
the official conscience woken
- very carefully scripted but at least it´s not encrypted -
and the story does suggest
a part 2 to the Turing Test:
1. can machines behave like humans?
2. can we?
(un brindis por Alan Turing
nacido en tiempos más difíciles y oscuros
que pensó fuera del recipiente
y amó fuera de las líneas
y así quebraron al quebrador de códigos
y ofrecemos disculpas
sí, se ha dicho la palabra que empieza con "d"
la conciencia oficial se ha despertado
- con un guión cuidadosamente escrito, pero al menos no cifrado -
y la historia nos sugiere
una parte 2 para la Prueba de Turing
1. ¿pueden las máquinas comportarse como humanos?
2. ¿podemos hacerlo nosotros?)