Según informa The Times de Londres, Om Prakash, encargado del departamento, informó que la bebida, llamada "gau jal", que en sánscrito significa "agua de vaca" está en pruebas de laboratorio y se lanzará quizá a finales de este año.
Don Om Prakash asegura que no olerá a orina y será sabrosa, cosa que seguramente podrán constatar los esotéricos de cafetería que bien conocemos. Además, será "saludable" y no será como las (malévolas, supongo) bebidas carbonatadas y además estará "libre de toxinas". Como la urea es una toxina, es de suponerse que se la quitarán, lo que deja el problema de que los creyentes en la orinoterapia o urinoterapia se beben sus propios desechos corporales sin quitarles la urea, con lo que si tienen algún problemilla de gota o insuficiencia renal pueden pasar un verdadero festival de horrores de salud.
La orina y las heces de vaca juegan un importante papel en la superstición indostana, y los fieles creyentes los consumen (en serio) en rituales para "purificar" a quienes están en las escalas inferiores del sistema de castas indostano.
En 2001, todo según The Times el RSS, que tiene además su partido teocrático, el Bharatiya Janata en la oposición, empezó a promover la orina de vaca como una cura para enfermedades que van de las afecciones del hígado a la obesidad e incluso el cáncer.
Por supuesto, lo que nadie se pregunta es en qué casta ubican los fanáticos nacionalistas hinduístas a los no indostanos que pretenden adscribirse a sus creencias y aceptar ciegamente sus supersticiones (lo que llaman "seguir la sabiduría milenaria de la India").
Una pista: el odio nacionalista y religioso oriental no se diferencia en nada del occidental. El desprecio por los que "no son como nosotros" es igual en el nacionalista fanático estadounidense, vasco, hutu, indostano, japonés, etc. Porque el
problema es el nacionalismo fanático y no la nacionalidad ni la etnia.
El movimiento que nos divierte con su oferta de vendernos meados de bovino como bebida refrescante, actúa también violentamente. El año pasado, en el estado oriental de Orissa, en la India, fueron responsables del asesinato de 67 cristianos, además de atacar a un grupo de mujeres en un pub de Mangalore el mes pasado.
Los asesinatos de cristianos son promovidos ofreciendo dinero a los grupos exaltados ultranacionalistas. Según otro reportaje de The Times, la recompensa actual por matar a un pastor católico es de 250 dólares (£170), y la superstición y el odio religioso mantienen a 11.000 cristianos confinados en campos de refugiados en Kandhamal. A su vez, la guerrilla maoísta mató a un líder hindú, pero los hindús acusaron a los cristianos, al parecer por conveniencia.
Parece que se ratifica que el odio religioso, la superstición ignorante y los delirios irracionales, nunca dan buenos resultados, vengan de donde vengan.
Gracias a Luis Daniel Carbia por enviarme el ureico enlace a The Times.