Nota: "Ghoul" es un demonio necrófago de la mitología árabe que en castellano es poco conocido. Según algunos, en nuestro idioma sería "gul" o "gol", del árabe "ghul". Este ser mítico desentierra los cadáveres para alimentarse de su corazón... no encuentro mejor descripción de eso que llaman "periodistsas del misterio" quienes no saben ni lo que es el periodismo ni lo que son los verdaderos misterios del universo, y uso la grafía inglesa "ghoul" porque me parece más cercana al árabe.
La vocación carroñera, amarillista y deshumanizada de los "periodistas del misterio" (que son tan "periodistas" como los que usurpan ese nombre en el cotilleo televisual y en el de papel cuché) se ha hecho evidente en más de una ocasión. Aquí hemos dado puntual cuenta de la enorme obsesión del ghoul Íker Jiménez por los niños muertos, especialmente los que han sido víctimas de enorme crueldad, asesinatos o desastres sobrecogedores, convencido de que eso le atrae público y por ende permite que venda más publicidad en sus programas, más ediciones de sus discos DVD y más ejemplares de sus libros de refritos. Un caso especialmente dramático fueron las demenciales barbaridades inhumanas que escupieron durante más de dos décadas estos ghouls sobre el que llamaron "el niño de Boisaca" y que llegó a la psicopataología en las garras del tal Pablo "para ganar más dinero" Moreira, dueño del portal de comercio electrónico "Mundo parapsicológico", que llegó a acusar al hermano del infortunado chico de ser un farsante antes de que la cobardía le ganara (como suele darse con estos personajes, valientes de tira cómica).
Los periodistas de verdad, los que sí se juegan la vida, están ocupados por los hechos, conceptos abstrusos como "la verdad", tareas ingentes como la contrastación de datos y la confirmación de fuentes y la presentación de información completa al público sirviendo un derecho esencial: el derecho de la gente a saber. Los periodistas de cartón piedra como los de "Dónde estás corazón", "Más allá", "¡Qué me dices!", "Discovery DSalud" y "Cuarto milenio", por otro lado, están preocupados de conseguir público y vender publicidad a cualquier precio, sin importar los hechos ni los derechos de nadie. Viven "para ganar más dinero", no para servir a nadie que no sean ellos mismos, y para ello suelen fingir que "desvelan" grandes misterios que, juran, los ponen en peligro. Pero ninguno lleva escolta, ni se oculta, ni se ha enfrentado al poder como sí lo han hecho verdaderos héroes del periodismo como Julius Fucik, Günther Wallraff o Anna Politkóvskaya.
Su forma de conseguir éxitos implica sembrar el miedo entre la gente, como lo hacen Federico Jiménez Losantos, César Vidal o Mariano Rajoy, sin respeto a los hechos, utilizando tonos y adjetivos que buscan provocar pánico e irracionalidad: gritan que todos vamos a morir, que "ellos" nos van a dañar, y señalan culpables cómodos, en el caso del misterio todo tipo de organizaciones más o menos supuestamente secretas (o de plano inexistentes), fuerzas oscuras y, claro, los judíos, las personas que no piensan "como deben", los extranjeros y la gente de color raro.
La muerte de Michael Jackson en circunstancias que sólo un orate, un fan muy entregado o un buitre con intereses económicos pueden llamar "misteriosas", abre la puerta para que todos los ghouls del "periodismo" del misterio o paranormal se diseñen, cada uno, su teoría personal de la conspiración (no necesitan datos, se la inventan y ya) y con ella escriban artículos y libros colgándose del nombre y la extraordinaria carrera de Michael Jackson (que, como fuere, hizo mucho más que cualquiera de estos personajillos) y aparezcan numerosas veces pontificando en radio y televisión (cobrando, porque ya pagas, ¿verdad Íker?; que me cuentan que al principio de tu programa, toda la pasta te la llevabas tú y a los invitados que te hacían el caldo gordo a duras penas les dabas un café, pero eso sí, los llamabas "amigo" y les hacías la pelota y les promovías sus libracos, pero ni un céntimo para ninguno, tienes a más de uno cabreado, te lo aviso).
De hecho, no estoy haciendo una predicción, simplemente señalando el camino que seguirá esta historia ahora que ya un inefable pseudoperiodista "del misterio" ha empezado a difundir una teoría conspiranoica para abonar el terreno de sus negocios futuros. El 28 de junio, a los tres días de la muerte del ídolo del pop, el ghoul Rafael Palacios ("rafapal", embajador de los extraterrestres o algo así) hablaba de "filtraciones" de la inteligencia rusa citando para su bulo a "Sorcha Faal", a quien llama "polémica escritora", que es algo así como llamar a Clark Kent "discreto periodista" o a Papá Pitufo de "patriarca reconocido". Porque "Sorcha Faal" es tan polémica que no existe, es un personaje creado para difundir artículos escandalosos y paranoicos totalmente despegados de la realidad (pero altamente escandalosos).
Así, la tal "Sorcha Faal", juraba en enero de 2007 que los "analistas de inteligencia rusos" descubrieron que Bush ordenó encarcelar a todos los civiles estadounidenses que protestaban contra la guerra en Irak (cosa que al parecer no ocurrió). Igualmente anunció ataques a los jueces civiles y la implantación de la justicia militar en el ámbito civil, que tampoco parece haber ocurrido. Asimismoha "informado" de que el ejército estadounidense tenía órdenes de disparar contra los estadounidenses que huían en masa a México (probablemente en un universo paralelo), y que en agosto de 2007 Australia encerró a todos los musulmanes del país en campos de concentración (los musulmanes australianos siguen sin enterarse). Vaya, que es un personaje usado para decir cualquier gilipollez a la espera de algún incauto profesional que le crea y la reproduzca en Internet, que no cuesta. Toda la "obra" de esta inexistente "doctora" de la "Academia Rusa de Ciencias" (donde no la conocen, surgió de la nada en 2004) se publica en el sitio de David Booth: whatdoesitmean.com.
David Booth, por su parte, es el autor del libro conspiranoico Code Red, libro que anunciaba que los Estados Unidos serían totalmente destruidos en 2004.
El que su predicción haya fallado ligeramente no parece impresionar a fieles como Rafael Palacios. Ni les extraña que David le cambiara el título al libro cambiando la destrucción "del 2004" a la destrucción "que viene" y lo siga vendiendo a 30 dólares.
El libro de Booth resultó ser, además un tremendo plagio de paranoias ajenas, traicionando hasta a sus cómplices en el mundo de vender miedo.
Muchos datos que indican que "Sorcha Faal" es otra vez David Booth, un personaje menos confiable que Flipi dando un curso de física cuántica.
La misma supuesta "Sorcha Faal", claro, publicaba el 17 de junio en el sitio del aún más demencial David Icke (el que asegura que los presidentes estadounidenses son todos extraterrestres reptilianos disfrazados, o sea, que se cree la premisa de la serie "V") que la influenza H1N1 era causada por las patatas o papas genéticamente modificadas. Esta teoría (sustentada según esto por la omnipresente "inteligencia rusa") fue sustituida nueve días después por el "proyecto de genocidio" que Michael Jackson iba a denunciar en su gira (en vez de dar una rueda de prensa).
Ésas son las "fuentes" con las que los pseudoperiodistas del misterio, los ghouls, están adobando la lamentable muerte de Jackson, ese juguete roto consumido por su éxito y su triste infancia, para convertirla en fuente de ingresos. Como señalé en un correo respondiendo a Héctor Fajardo (quien informó del nuevo brote conspiranoico de Rafel Palacios) que se extrañaban de que Palacios aún no hubiera lanzado su acusación antisemita habitual (suele afirmar que la culpa de todo la tienen los judíos, saque usted conclusiones): "Qué prisa tienes, hay muchos artículos que escribir en las cuatro revistas soplapiteras, muchos libros que vender, años y años apareciendo en Cuarta Patraña y Fumada Tres y Espacio de Mente en Blanco pontificando sobre el tema. Ya vendrán los sionistas, los illuminati, el 'Club' Bilderberg, Skull and Bones, los nazis buenos de la Tierra Hueca, los etés reptilianos ReaganBushObama y todo el elenco del circo anencefálico, pero todo con su orden y para que la ubre dé para todos."
Y a veces el periodista no sólo se ocupa de los hechos, sino que se tiene que ensuciar las manos con basura como estos Píos Moas del misterio inventado, buitres para quienes el dolor humano sólo tiene el valor dinerario que le pueden arrancar. Y uno se queda con un asco...