La preocupación que al parecer ha expresado la presentadora televisual es que se podría "perder" algo que llama "uno de los mayores misterios de España" o descripción similar.
Eso sería terrible.
Si fuera cierto.
Pero deseamos tranquilizar a Concha García Campoy, porque evidentemente su cultura y su equipo de investigación periodística, if any, no han podido dar con las literalmente docenas de sitios Web donde se cuentan las historias de egocentrismo, dinero en cantidades nada despreciables y trolería colosal que han rodeado a la historia de las "Caras de Bélmez®". Primero que nada, sería útil que conocieran una herramienta llamada Google.
No por llevar agua a nuestro molino, pero Concha y su equipo de
Claro que este blog full-contact no es la única fuente sobre el tema. Abundan, afortunadamente, porque la razón avanza paso a pasito en el mundo de fantasmas, brujería y misterios que parece rodear a todo el que se adentra en la cadena Cuatro.
Pero doña Concha y sus muchachos (parece título de película megacutre de los años 40) podrían haberse pasado por la tremendamente larga entrada "No espere a mañana para empezar a pensar" de éste, su blog amigo, para evitarse el rato de angustia que están padeciendo por la posible pérdida de un misterio tan acojonante.
Como no lo han hecho, y buscando devolverles una frecuencia cardiaca sana, cortar el flujo de indignada adrenalina por sus venas y disminuir su tensión arterial a niveles de bajo riesgo, a más de ayudarles a conocer los entresijos del periodismo como información y no como sensacionalismo vendedor de publicidad, presentamos de nuevo lo que en esa entrada se decía para desvelar de una vez por todas el misterio y dejar que, en su caso, la casa por la que se pedían 100 millones de pesetas hace algunos años (eso son "caras") deje de ser piedra de toque de la tontería y la superstición profundas.
Doña Concha, es muy fácil: Vea desapasionadamente una de las Caras de Bélmez® que se ha ido deteriorando al paso del tiempo como cualquier objeto no sobrenatural. ¿Es una cara? ¡NO! Véala bien. No es una cara. No es como una fotografía. No es una representación fiel como un retrato de un pintor medianón. No tiene ni la calidad de los retratos que nos pueden hacer al carboncillo en Las Ramblas de Barcelona por unos pocos euros. ¡Es un patético dibujo malhechote e infantil de una cara! Nada más.
Desvelado el misterio, ya pueden usted y su cadena de televisión dedicarse a verdaderos misterios más relevantes, como el del Yak 42 o el de Gürtel, por decir algo.
De nada.