Una casa, dos casas, quince casas... ¡todas las casas!
La democracia y el sentido de la equidad, la justicia y el recto reparto de las utilidades por turismo están produciendo caras en Bélmez a tutiplén.
Según han informado los participantes de la la lista de correo "charlatanes", desde que "el" SEIP anunció el traslado del misterio de las caras de Bélmez a un inmueble económicamente más accesible para el ayuntamiento, es decir, en un mes, más o menos, ya van como 15 vecinos que han ido descubriendo asombrados que en sus casas también aparecen "caras" en el piso y la pared, según informa, ya con un ligerísimo toque de escepticismo, Ideal Digital.
Ahora, el "escéptico" es, claro, Pedro Amorós Sogorb, que empieza a suponer que quizá ésas, que él no controla, no son verdaderas caras paranormalísimas, sino que la gente ve caras donde no las hay interpretando dos manchitas como ojos y cosas así. A esto, el superexpertazo le llama "causas geltásicas".
La "geltasia", como la "teleplastia", es un invento de Amorós producto de su ignorancia sobre la teoría de la "Gestalt" como corriente psicológica que no tiene nada que ver con esto (se refiere a la percepción del todo a partir de sus partes, por ejemplo, de la percepción que nos da un libro en general cuando lo hemos leído, como resultado de los personajes, la historia, los hechos narrados, etc.) pero ¿verdad que suena como si supiera de lo que está hablando?
Los miembros de la mencionada lista de correos, de donde surgió la iniciativa del comunicado a los medios que seguimos invitando a todos a que firmen, han empezado igualmente a descubrir "teleplastias" en pañales, detrás de la freidora y en multitud de sitios. Esto se enlaza sin duda alguna con el fantástico descubrimiento de Los gatos de Bélmez y la fantástica ¡teleplastia de Lenin!, no se los pierda.
¿Qué harán Pedro Amorós y su club de admiradores rendidos ahora, cuando parece que perderá el control del "fenómeno" que le da acceso a los medios y oportunidades de sentirse más importante?
El problema principal es el siguiente, y se lo dejamos a usted y a Amorós para que lo resuelvan: ¿Cómo se sabe que unas manchas que parecen una cara son "genuinas teleplastias" y cómo se sabe que otras manchas que parecen una cara son pareidolias (no "geltasias", por Taranis) o, simplemente, manchas aleatorias?
¿Cuál es el criterio de verdad que utilizarán los autoproclamados "parapsicólogos" para separar el supuesto grano de la paja?
Porque ése ha sido el problema desde el principio, desde que aparecieron las primeras caras en Bélmez en 1971: los vendedores de milagros decretaron que el origen de las caras era "paranormal", pero nunca se dignaron explicarnos a nosotros, simples mortales, cómo saben que son paranormales y, muchísimo menos, se han ocupado de probar que son paranormales.
Ahora, enfrentados a las consecuencias de su propio desaseo e implicación en asuntos de compras de casas por parte de un ayuntamiento con la brújula perdida, venta de souvenirs y atracción de "miles" (aseguran) de turistas a Bélmez de la Moraleda, quizá, sólo quizá, los autodesignados "investigadores" se deban enfrentar a la exigencia que se les ha hecho durante tantos años.
Del lado de las apuestas, yo apuesto a que no enfrentarán ese tremendo desafío intelectual y pasarán a la desacreditación (amable, cortés, siempre estudiadamente educada y cameladora, basada en que son "expertos" e "investigadores" y por tanto hay que creerles sin dudar) de las casas que no sean "casas de caras duras oficiales de 'el' SEIP".
Pero si la cosa los sobrepasa, procederán a declarar que el fenómeno se ha extendido como los hongos después de la lluvia debido a una confluencia de energías psíquicas que tiene su epicentro en Bélmez, el pueblo más misterioso desde los etruscos.
Lo que no harán será investigar con seriedad el fenómeno.
Falta ver cómo se tomarán esto los medios el día de mañana. Entretanto, si quiere mantenerse al día, no deje de visitar la lista "Charlatanes" y no deje de firmar el comunicado que el día 20 se hará llegar a todos los medios españoles e internacionales acreditados en España.