Pero ya que hablo de la Semana Negra, no es que no tenga nada que ver con este blog. Al contrario, paso a contarle, relatarle y fabularle...
Quienes hacemos este festival somos declarada y furibundamente leonardianos (por Da Vinci, que quede claro). Hace tres años, por ejemplo, la Semana Negra publicó y regaló el libro Compañero Leonardo, con trabajos de destacadísimos dibujantes, artistas del cómic, cuentistas y ensayistas (y tres fotomanipulaciones de un servidor). Ese mismo año, nuestro escenario cultural principal, el de la Carpa de Encuentros cuyas actividades coordino, estuvo presidido por una reproducción a tamaño delirante del cuadro "La batalla de Anghiari" del genio florentino. El director del festival, mi compadre Paco Ignacio Taibo II, es además autor de la recomendabilísima y premiada novela La bicicleta de Leonardo, y así varios miembros del equipo son leonarderos sin condiciones por una u otra causa.
Por ello, cuando a principios de mayo aterrizó por acá Paco para empezar a armar el tinglado, era inevitable que saliera a colación el desaguisado de El código Da Vinci de Dan Brown y que varios expresaran su molestia ante tal utilización de la figura del pintor-anatomista-ingeniero-inventor-pensador-arquitecto-escultor-geómetra-músico-físico-protogeólogo-etcétera... Cinco minutos después, habíamos decidido realizar, dentro de la Semana Negra, la mesa redonda "Recuperando a Da Vinci, una perspectiva escéptica", como forma de denuncia de las tonterías de Brown pero, sobre todo, como reapropiación de la figura del toscano de las garras del paranormalería internacional (no olvidemos que Javier Sierra, con ese aire de buitre malcomido que lo distingue a quince calles, ya cayó también a alimentarse de los restos del distinguido Leonardo di ser Piero da Vinci).
Vaya, que Da Vinci se pitorreaba de los que leían la mano y de los que conversaban con espíritus, de los necromantes y de los alquimistas, cosa que puede ver cualquiera que se acerque a sus cuadernos de notas, que era un faro de racionalidad que exaltaba la experiencia práctica, el experimento y la observación objetiva, que es uno de los precursores del pensamiento científico y racional contra quienes exaltaban la autoridad de los antiguos y contra quienes creían que el sentido común llevaba a la verdad (igual que los soplaflautas que hoy pueblan el mundo del esoterismo reconvertido en "parapsicología" porque suena más respetable... sin serlo)... en resumen, que el hijo predilecto de Anchiano era todo lo contrario al atarantado esotérico "iniciado" y chifladito que pinta Brown.
Para poblar la mesa redonda invitamos a Fernando Frías, presidente del Círculo Escéptico y a Luis Alfonso Gámez. Sin embargo, los solidarios trabajadores de Iberia optaron por los mismos días de la Semana Negra para realizar una huelga oponiéndose a una línea aérea barata de su propia empresa (asombra esa identidad con los intereses de los demás currantes-trabajadores que pagan fortunas por ir de acá a allá), Fernando acabó siendo baja por falta de conexiones en los vuelos que lo harían cruzar la península, de modo que quedamos cuidando el fuerte Luis Alfonso y este bloguero descarriado.
(Foto de Marta Menéndez)
Público lo hubo, interesado y dispuesto a reírse conforme se develaban temas como la bobada de etimología-ficción de hacer surgir "grial" de "sangue royal" (tema que ya tratamos aquí) o la demolición de la solemne oratez de Javiercito Sierra de que Leonardo Da Vinci "nunca pintó una cruz"...
(A ver, niño Javier, si encuentra la cruz le toca un caramelote... ¿Quiere una pista? Mire para donde señala el personaje... No, no es cantante de un grupo heavy, es Juan Bautista, o bueno, es Il Salaino, aprendiz y amigo íntimo de Leonardo, que posó para el cuadro... pero siga el dedito... ¿ve la cruz? ¿No? ¿Hace cuánto se revisó la graduación de las gafas, dice..?)
La entrada completa de lo que dijo Luis Alfonso la ha puesto en su blog Magonia.
Y, ya más o menos recuperado, yo vuelvo a la regocijada labor de gritar que el emperador y el astrólogo, y el piramidiota, y el ufólogo, y el esotérico, y el vendedor de milagros, y el iluminado, y el locutor de radio y televisión, y el director de revista soplapitera y el autor de libros misteriosones van desnudos, y no de ropa, sino de ideas, que es más jodido.