Personalmente no conozco a David, aunque siendo Gijón relativamente pequeño, no es extraño que diga que al menos lo conozco de vista. Y tenemos conocidos en común, según me entero ahora. Y evidentemente no tengo ninguna intención de atacarlo en lo personal, sólo me interesa cuestionarlo por cuanto a la alerta ovni en particular y la difusión del ocultismo en general, de lo cual no se desprende ningún otro juicio.
Reunirse con los amigos para cualquier cosa lícita, ciertamente, no sería criticable, ni siquiera tema para que se metan terceros. De modo que le expliqué que lo que a mí me preocupa, de manera legítima, es que una "alerta ovni" que se hace en suelo público, con publicidad en televisión y carteles, con expositores e invitación al público en general ya no es una quedada de amigos, sino una forma de difundir las creencias de dicho grupo de amigos entre otras personas. Y el problema grave es que tales creencias se presentan sin dar ningún dato que pueda ponerlas en cuestión, como hechos y no como creencias.
Yo, para reunirme con mis amigos a jugar al pókar, hablar de literatura o política, o hacer cualquier cosa que nos gusta a todos, nunca he hecho carteles, ni he invitado al público en general. Eso sólo lo hago cuando queremos difundir algo, como un desplegado político, la presentación del libro de algún colega o una conferencia sobre las barbaridades con las que Dan Brown se ha hecho de oro. Seré muy raro, pero incluso cuando las fuerzas del espionaje interno estatal mexicano supervisaban las conversaciones telefónicas que sostenía con otros escritores o periodistas, yo me sentía incómodo.
Me remito a la página Web del Grupo de amigos de investigación paranormal y ocultista del propio David González. Allí, por ejemplo, en la sección de "transcomunicación", se destacan enormemente los "trabajos" de Pedro Amorós, presidente de la SEIP (o como se llame esta semana, porque el SEIP como tal, lo sabe usted, nunca existió legalmente), sin siquiera mostrar un mínimo espíritu crítico ante sus más estrafalarios desfiguros (caras en botijos, plantas de plástico que crecen...), sus delirantes mentiras sobre sus "logros" y su usurpación de títulos que no le corresponden, mucho menos señalando las críticas serias que se han hecho a las supuestas "psicofonías" ni indicando que psicólogos y especialistas las explican como pareidolias, errores de buena voluntad y fraudes con ganas de cobrar más que como "comunicación" con "algo".
Basar en esta actitud acrítica la presentación de un rollo sobre "ovnis" ante un público que poco o nada sabe de los ovnis, de su estudio, de las propuestas de los creyentes, de los megafraudes como el de Ummo o el de Billy Meier, de las pamplinas tejidas alrededor de casos perfectamente explicados como el "ovni de Puebla", etc., se convierte en la difusión de desinformación, en la promoción del pensamiento mágico y en la búsqueda de otros "amigos" que se conviertan en creyentes sin permitirles acceso a datos, hechos, investigaciones y explicaciones alternativas y, generalmente, más rigurosos y demostrables.
Eso es lo grave. Si se hace con afán de protagonismo, con ansias de dinero o con la mejor voluntad del mundo y sin ninguna mala fe, sigue siendo irresponsable y merece ser cuestionado porque al afectar a terceros se vuelve asunto de interés público.
Me escribe también Pablo Moreira, que encabeza Mundo parapsicológico, principalmente para asegurar que él nunca ha ganado "ni un euro" con el misterio.
(Actualización: Tenía datos de que Pablo había colaborado en Más allá, cuando la dirigía Javier "la hipnosis hace crecer los pechos" Sierra (el hombre que escribe una novela sobre Leonardo da Vinci sin haber visto una de las máximas obras del florentino, su San Juan Bautista, o mintiendo descaradamente al respecto, da igual), y concluí que no le habían pagado, pero Pablo Moreira asegura que nunca colaboró con dicha publicación. Aclaración hecha.)
El debate, pues, se ha mantenido con un lado afirmando que no hay afán crematístico ni mala fe, cosa que admito sin problemas que puede ser cierta, y con el otro lado, o sea yo, aclarando que en todo caso eso es episódico, que lo relevante en este debate es que resulta irresponsable y cuestionable hacer una actividad propagandística ocultándole al público incluso que está sujeta a un debate serio, y mi creencia firme en que las personas que asistan a tan extravagante quedada tienen derecho a saber muchas cosas que se les escamotearán.
Y como ejemplo de esto último viene a colación uno de los documentos que me envió Pablo Moreira, intitulado "Científicos y OVNIs ¿Porque se niegan a estudiarlos?"
Deje usted de lado las patadas a la gramática y la ortografía (no pueden ni escribir bien el nombre del astrónomo William Herschel)... el documento es una colección de fantasías con más mala leche que un miura con dolor de huevos, según el cual hay una serie de motivos estúpidos que los científicos aducen (nunca dicen de dónde sacan sus datos, ni qué científicos dijeron tales pavadas, porque de decirlas habría que zumbarles) para "negarse" a estudiar lo que los creyentes llaman "fenómeno ovni" o "fenómenos aéreos no identificados".
¿Eh?
Miles y miles de científicos se dedican todos los días a estudiar "fenómenos aéreos no identificados". Por poner sólo un ejemplo, los relámpagos en chorro llamados "blue jets" y "red sprites" que salen hacia arriba de las nubes de tormenta fueron "fenómenos aéreos no identificados" que no fueron explicados y caracterizados sino hasta 1995, un gran momento en la meteorología.
Eso no lo hicieron los ufólogos, ovnílogos o platillólogos con sus supuestos "estudios" de fenómenos raros, por supuesto. Es más, desde que Donald Keyhoe medio inventó la "ufology" para arrimarse unos dolarucos, ningún ufólogo creyente ha conseguido jamás ofrecer a la sufrida humanidad ni un solo conocimiento nuevo.
Y los ufólogos tampoco suelen descubrir fraudes y engaños, eso casi siempre lo han hecho científicos, aficionados críticos o periodistas con formación científica, como se puede demostrar fácilmente.
Porque los ufólogos u ovnílogos, digan lo que digan, no estudian "ovnis", porque no los tienen para estudiarlos... estudian testimonios, fotitos borrosas, marcas en el suelo que atribuyen a objetos voladores y otras cosas que, aseguran sin probarlo, están relacionadas todas con objetos voladores que son, todos, un solo fenómeno, el mismo, "ovnis". Y eso pese a que a lo largo de la historia, al convertirse en "ovis" u objetos voladores identificados, los tales "ovnis" nunca resultaron ser "el mismo fenómeno", sino cosas tan distintas como fraudes, relámpagos, reflejos en los elementos de los objetivos de las cámaras, aviones, helicópteros, Venus, Marte, Júpiter, nubes, basura espacial y un montón de cosas más que, por supuesto, no son un solo fenómeno, sino varios, que estudian distintas disciplinas.
(De lo que se trata, al "investigar" o himbestigar misterios no es de resolverlos, claro, sino de mantenerlos en el misterio. En eso se especializa el ocultismo moderno y eso lo diferencia del estudio científico, que busca respuestas.)
Así vemos que los "ovnis" o "fanis" según la nueva nómina que propone la alerta ovni de esta semana, no están siquiera definidos. Son cualquier cosa "máomenos rara" que el espectador "no identifique", y la medida de la ignorancia del espectador se vuelve la base para definir al fenómeno. Son cosas que no se sabe qué son pero que algunas personas dicen haber visto. ¿Cómo se estudia lo no identificado que no se sabe qué es pero algunas personas dicen haber visto como dicen haber visto a Elvis Presley retacándose de hamburguesas? Pues no se puede. Es como estudiar a los dragones, ¿no es así? No se les ha identificado, pero hay muchísimas personas que dicen que los vieron, y dibujitos y leyendas a puñados.
Pero aún cuando no se puede estudiar el fenómeno porque como tal no existe, hay casos específicos (la llamada "casuística" ovni) que se presentan como pruebas del supuesto fenómeno (generalmente tendiendo a la "explicación extraterrestre", claro). Y el hecho es que hordas de científicos de verdad han estudiado los casos específicos que los creyentes presentan como "ovnis", "fanis", "veds" (el nombre que se le ocurrió a Jacques Vallee, una de las mayores fortunas sacadas de la platillología), platívolos y demás.
- Philip J. Klass, ingeniero eléctrico especializado en aviones
- James Oberg, ingeniero espacial de la NASA
- Robert Sheaffer, ingeniero y divulgador
- el Dr. Joe Nickell
- el Dr. Gary Posner o
- el doctor en astrofísica Donald Howard Menzel
Es más que lamentable, es irresponsable que se le presente al público un documento lleno de mentiras sobre ciertos "científicos" que sólo existen en su imaginación.
Por otra parte, y para terminar, Pablo Moreira me remitió un documento con la solicitud que, asegura, se presentó al ayuntamiento de Gijón. Si tal es la que se presentó (cosa rara, porque la autorización no se le dio a GAIPO ni a Mundo Parapsicológico, pero bueno), el ayuntamiento no fue engañado ni engatusado, se le dijo directamente, que un grupo ocultista y "parapsicológico" hacía una "alerta ovni" en forma, y en esos términos se le pedirá a la corporación que explique por qué se le otorga el uso de suelo público a una actividad de estas características. Sobre todo porque el artículo 20 de la Constitución Española garantiza la libertad de opinión, pero no la de desinformación (y los documentos de la "alerta ovni" no se presentan como "opiniones"), y porque parecería que se vulnera el derecho, consagrado en el mismo artículo, a "recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión".
Porque con base en los mismos documentos que me remiten los organizadores, es claro que en la "alerta ovni" del sábado 19 en Gijón puede haber buen rollo, buena voluntad, sinceridad, ganas de hacer cosas y ninguna intención de engañar o lastimar... pero lo que debería haber y no habrá es, precisamente, información veraz.
Y ése es el problema, nada más y nada menos.