Sigue Vicente Prieto atento para informar a los lectores de este blog bien planchado de cómo se van sucediendo los acontecimientos alrededor del "especialista en terapias alternativas" detenido en Galicia y acusado de intrusismo, estafa y blanqueo de capitales, el tal José Manuel López y Pérez-Cabada, alias "Coté", y los datos que vamos conociendo lo ubican como un paradigma bastante fiel del charlatán, ya se trate de seudomédicos, seudoexpertos, seudoparapsicólogos o seudoperiodistas, o cosa similar.
Los seguidores de este blog, los aficionados a la charlatanología y las personas observadoras y cuestionadoras habrán visto, por ejemplo, que los charlatanes tienen un desmedido respeto por los títulos y por el adjetivo "oficial" que le sacuden a cualquier cosa (excepto cuando los títulos los tiene alguien que esté en desacuerdo con las folklóricas ocurrencias del esoterismo friki, o el documento "oficial" los contradiga o, peor aún, los ponga en ridículo). Así, usted recordará la hemorragia de títulos de fantasía con la que nos ha regalado la fértil imaginación de Pedro Amorós Sogor, presidente vitalicio de un aquelarrito llamado SEIP, famoso por cagarla espectacularmente con la versión 2.0 de las caras de Bélmez y por intentar estafar a la gente curándola con un CD "autohipnótico" que desapareció del mercado sin dar explicaciones. O bien tendrá muy presente a los "científicos de verdad" a los que Íker Jiménez embauca con zalamería o euros para llevarlos a su programa a hablar de algún tema y así tratar de darle credibilidad a otros temas totalmente desprestigiados. Y claro, están todo tipo de "documentos oficiales" que blanden con frecuencia los soplapitos del ocultismo del siglo XXI, aunque su "oficialidad" sea más dudosa que mi capacidad para jugar al rugby.
López y Pérez-Cabada no andaba lejos de esos niveles. Así como lo encontramos (decíamos en la anterior entrada) en listas de cirujanos ortopedistas y neurológicos, se vino a saber que incluso se fingió barrister titulado en Gran Bretaña para colegiarse temporalmente en el Colegio de Abogados de A Coruña, entre otros títulos y diplomas que obtenía en lugares sin ningún valor, compraba o se autootorgaba. Ahora pregúntese usted si es peor no tener ningún título y ser simplemente "ciudadano", como se llamaban dignamente entre sí en la Comuna de París, o no tenerlo e inventárselo para embaucar al congénere y sacarle plata.
Por otra parte, hemos señalado una y otra vez la calidad de negocio que tiene como elemento motor fundamental una gran parte de la charlatanería organizada, con lo que no pretendemos criticar a quienes hacen negocio, sino a quienes venden mentiras como verdades. Y hemos dicho que en algunos casos el negocio se trata de unas pocas monedas bienvenidas (como en el caso Bélmez) y que en otras se trata de millones, y no de liras o pesetas, sino de euros relucientes y sobrevaluados.
En el caso del charlatán (me niego a decir "presunto charlatán"... si fuera inocente de los delitos que se le imputan, seguiría siendo un charlatán de cuerpo entero, porque el verdadero problema es ético y no forzosamente del fuero penal, como en este caso) José Manuel López Pérez, la policía que lo investiga desde octubre pudo reunir algunos modestos ahorros, pues las cuentas intervenidas por orden del titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ferrol, Alejandro Morán Llordé sobrepasaban ya el millón (de euros, sí, más de 166 millones de las antiguas pesetas) para el día 8 de febrero, y podría ser más dinero. Así lo relata La Voz de Galicia, que además señala como dato curioso que: " Unos corpulentos amigos del detenido, que llegaron a los juzgados cuando él era trasladado por la policía, vertieron amenazas contra algunos fotógrafos de prensa", lo cual también se ajusta al perfil de matón de patio escolar, arrogante especialista en amenazas y proclamado experto en armas y artes marciales, asesor policiaco, exmilitar y valeroso maestro de Supermán que suelen crearse los Donnadie del mundo misterioso. En este caso, habiendo sido competidor de artes marciales, no sería raro que José Manuel fuera amigo de la mitad de los seguratas de El Ferrol.
Finalmente, usted se habrá dado cuenta de que los abrazapostes del mundo paranormal gustan de buscar la atención, los reflectores y el respeto que no saben ganarse legítimamente, y así se presentan como "investigadores" (en realidad "himbestigadores" incapaces de rigor alguno, pero que gustan de autonombrarse "expertos" en tal o cual cosa por haberse leído dos libros del tema, o al menos las solapas, y como "periodistas acuciosos" cuando están más apartados de la ética periodística que los dientes de Ronaldinho. Eso mismo conseguía el osteópata millonario llegando incluso a realizar verdaderas intervenciones quirúrgicas a sus víctimas.
Todo eso y mucho más conforma el retrato de José Manuel "Coté" López y Pérez Cabada, hoy detenido e inculpado por un juez cuyo ejemplo, de difundirse, sería muy bienvenido por las víctimas y defensores de la razón, pero un gran desastre para toda la industria de la mentira esotérica y anticientífica. Recuerdo, sin más, algún programa de cámara oculta en el que el "especialista en medicinas alternativas" a más de "sensitivo vidente del futuro" Paco Porras tenía la increíble osadía de interpretar un escaneo CAT de un supuesto paciente, diciendo toda suerte de barbaridades con objeto de vender sus pócimas mágicas, y ningún juez levantó una ceja cuando lo que procedía era actuar como con JMLP-C.
El caso, y lo he relatado aquí muchas veces, es que las víctimas de este tipo de buitres del dolor humano no suelen hablar y mucho menos actuar judicialmente. La vergüenza por creerse barbaridades que en un entorno normal (fuera del espacio de control y falsa confianza que crean los charlatanes en los espacios donde atienden y despluman a sus clientes) suenan exactamente como lo que son, barbaridades, se une a la dificultad de presentar pruebas bastantes para sustentar la presunción de estafa o intrusismo y a la creciente aceptación social que los charlatanes seudomédicos reclaman por la vía política y de presión social ya que no pueden demostrar científicamente sus descabelladas propuestas para dejarlos en estado de total indefensión.
Pero cuando un juez valeroso trabaja con apego a las leyes, las víctimas sienten que pueden hablar sin ser reprimidas, burladas, amenazadas o despreciadas, y en el caso del millonario seudomédico así está ocurriendo, con palabras como "Fui engañada pensando que era médico y me trató de una dolencia muy grave, un error terrible por mi parte, y me quedé con lesiones irreversibles", o "Me metió infiltraciones, un montón, en la articulación. Sí, me pasaba el dolor durante un día, pero luego volvía", dicho por alguien que fue curado después por los médicos reales con una articulación artificial de cadera.
Ahora serán los promotores de la charlatanería los que vendrán (como suelen hacerlo en listas y blogs que parasitan) a argumentar torpemente que criticar a José Manuel "Coté" es producto de la "envidia" porque es una persona que logra el éxito que no tienen (tenemos) los críticos, y que además las víctimas y otros hablan "pagados por la conspiración médica" (después de todo, un médico ya lo había denunciado como mentiroso y nadie hizo nada, pese a la víctima que dijo en gallego, y traduce Vicente Prieto: Él decía que había estado en la Cínica Mayo, de Estados Unido, a veces mantenía conversaciones telefónicas en inglés, pero un médico de Burela decía que allí no lo conocía nadie, que era un mentiroso") y que José Manuel es admirable por haberse hecho millonario (más o menos es el tipo de comentarios con los que se defiende a gente como Íker Jiménez, cuyos adeptos aseguran que su share de audiencia y sus millones bastan para justificar cualquier mentira y falsificación fotográfica).
Sabremos más (y lo trasladaremos a los lectores) cuando el juez levante el secreto del sumario. De momento sabemos, también, que el registro de sus clínicas y su detención se precipitaron porque, dice el juez, continuaba realizando prácticas consideradas peligrosas, que podrían suponer un riesgo para la vida de las personas que acudían a su consulta, es decir, que importó la vida de las víctimas, ésas que nunca se mencionan en los panegíricos incesantes de la "medicina alternativa" que nos regalan los "expertos" del misterio y sus acolitillos.
Vidas humanas que merecen un poco de solidaridad pero que, auguramos, no serán defendidas ni apoyadas en los exitosos y millonarios espacios audiovisuales e impresos del misteriodismo, ese periodismo de misterios que nunca lo fueron hecho por expertos que no lo son, pero nunca se lo dicen a usted.