noviembre 04, 2009

Infartos en animales y descaro en humanos

Sigue dando de sí el tema del falso scientífico estadounidense del conspiranoico vídeo "Operación pandemia" de Julián Alterini. Como dijimos en la entrada anterior, la frase que destaca el vídeo es realmente de Matthias Rath, el chacal de los sidóticos de África y al que algunos han llamado "el charlatán definitivo".

La frase, decíamos, viene del libro de Rath Why Animals Don't Get Heart Attacks, But People Do!, es decir: ¿Por qué los animales no sufren ataques cardiacos y la gente sí!.

Rápidamente alguien me preguntó por este asombroso hecho. ¿Cuál será la causa de esta situación tan curiosa? Me preguntan.

Veamos primero lo que dice Matthias Rath en defensa de su negociazo y lo que se sabe realmente, y luego, si es usted paciente, llegaremos a una atronadora revelación que no podrá olvidar nunca.

Bueno, según Rath, los problemas cardiacos se deben a la falta de vitamina C. Nos dice que  los animales (así, en general) producen vitamina C en el hígado y por eso no tienen ataques cardiacos. Nosotros dejaremos de tener ataques cardiacos si compramos la vitamina C del Dr. Rath (reconózcala por la jeta del personaje en la etiqueta).



Hay que aclarar dos cosas. La falta de niveles adecuados de vitamina C parece aumentar el riesgo de algunos problemas cardiacos, sí. Pero tomar demasiada no evita tales problemas. Y esa vitamina C no tiene que traer el frontispicio de Rath en la etiqueta, vale igual la del limón, la naranja, las fresas o la más barata que encuentre en la farmacia.

La dosis de vitamina C que los nutriólogos y biomédicos recomiendan varía según la edad, llegando a un máximo de 90 miligramos al día para adultos sanos. Se sabe, sí, que no previene la gripe (diga lo que diga la tía Enriqueta), que no evita los ataques cardiacos, que no mejora el aspecto de la piel.

Se sabe también que la vitamina C puede disminuir la eficacia de la quimioterapia en cáncer, por lo que algunos médicos recomiendan disminuir su consumo durante el tratamiento.  También hay datos de que coadyuva a aumentar el azúcar en sangre de los diabéticos. En exceso, la vitamina C puede ocasionar un exceso de absorción de hierro que puede ser peligroso para personas con algunas afecciones.  El exceso de vitamina C también aumenta el riesgo de cálculos renales. Y toma parte en muchas otras posibles afecciones, como la agudización de la anemia falciforme.

Aunque la vitamina C es de las llamadas "hidrosolubles" (es decir, que cualquier cantidad sobrante es eliminada mediante la orina) una sobredosis de vitamina C puede ocasionar diarreas, graves irritaciones gastrointestinales, fallos renales y otros problemas.

(Todos los datos sobre la vitamina C están tomados del resumen que se halla en emedtv, que ofrece todas las fuentes de las que obtiene su información.)

En resumen, como tantas veces en la vida real, la vitamina C no es buena ni mala, sino que todo depende de cada persona, de su edad, su estado de salud, si está embarazada o lactando, si tiene ciertas afecciones o no, etc.

Bien, ahora ya está listo usted para la más tremenda revelación respecto de las afirmaciones de Rath:

LOS ANIMALES SÍ SUFREN ATAQUES CARDIACOS

Es decir, toda la hipótesis inicial, la propaganda impactante, la idea de que oh, este mamagalllo ha logrado un descubrimiento como para tres premios Nobel y un romance con Giselle Bündchen, es mentira.

Trola, engaño, bulo, falsedad, embuste... lo habitual en el mundo de las pseudomedicinas.

En perros y gatos, dicen los veterinarios, el ataque cardiaco es raro, pero ocurre, junto con otras patologías del corazón. El ataque cardiaco es un infarto debido a la falta de alimentación sanguínea de ciertas porciones del corazón debido al bloqueo de una arteria coronaria. No hay ningún motivo para que no sufran estos bloqueos todos los animales que tienen corazón.

En los cerdos es lo bastante común para usarlos como paradigmas humanos en el laboratorio.

En otros animales, las observaciones que hemos hecho de ellos no permiten saber si llegan a tener ataques cardiacos, pero es fácil suponer que, teniendo corazón, coronarias y sangre, es una afección que pueden sufrir. Es una barbaridad, una osadía y un embuste afirmar contundentemente que los elefantes, las ardillas, los sapos verrugosos, los cormoranes, las ballenas beluga y los demás 58 mil especies de vertebrados que se han identificado hasta hoy NO sufren ataques cardiacos.

Finalmente, los humanos muy posiblemente tenemos más tendencia a los ataques cardiacos por factores que nada tienen que ver con el negocio de Rath: una alimentación con abundantes grasas, sedentarismo, tensiones emocionales y avances médicos que nos permiten vivir mucho más allá de lo que sería "natural" en un entorno no científico.

Las gacelas no llegan a tener ataques cardiacos en frecuencias observables porque no llegan a viejas. Cuando pierden fuerza, se vuelven almuerzo de un felino. No llegan a tener aterosclerosis, ni cáncer, ni artritis... ¿eso significa que Rath tiene conocimientos supersecretos o que no sabe nada de zoología básica?

El felino que pierde velocidad para cazar gacelas tampoco procede a sufrir osteoporosis, insuficiencia renal ni diabetes... simplemente se muere de hambre.

Muchas afecciones del ser humano son muestra de su éxito científico-tecnológico. Y de eso se agarran muchos conspiranoicos y negociantes para promover explicaciones falsas cuando no preguntas falsas.

Piénselo cuando le digan que ahora "hay más casos de cáncer" que en el pasado. Es cierto, es terriblemente cierto. Cuando la expectativa media de vida era de 40 años, la gente no vivía lo suficiente para desarrollar muchas formas de cáncer.

Al mismo tiempo, la supervivencia al cáncer (en mayores y menores de 40 años) es muy superior hoy que en el pasado, y ni una millonésima de punto porcentual de este logro se debe a la "terapia celular energética", la acupuntura, la homeopatía, la cromatoterapia, las flores de Bach, la hidroterapia del colon la "medicina" ortomolecular ni ninguna de las extravagantes (y siempre costosas) supersticiones del New Age.

Los seres humanos podemos sufrir ataques cardiacos. Pero el que nos va a salvar de ellos no es un depredador cuyo negocio es mentirle a un continente desesperado para expoliar a sus enfermos más trágicos, comoparadigma del abuso tradicional de occidente hacia África.