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enero 10, 2014

¿Cuál de las muchas homeopatías se quiere regularizar?

Cuando la ministra de sanidad Ana Mato anunció la intención de regularizar los preparados, pócimas o mejunjes homeopáticos mediante un proyecto de orden ministerial, las reacciones no se hicieron esperar.

Muchos se declararon en contra de que se engañe a la gente vendiéndole 100% agua como medicamentos capaces de curar afecciones, prevenirlas o controlar síntomas, unos preparados que no han demostrado eficacia en estudios del rigor que se le exige a los medicamentos reales, estudios de laboratorio, en animales y en ensayos clínicos de cuatro fases, completos, sólidos y, de preferencia, verificados independientemente. La campaña de los médicos está basada en el concepto "No sin evidencia". Los alumnos de medicina también se manifestaron en contra.

Han vuelto a la mesa los estudios, las explicaciones y los argumentos que indican que las bases de la homeopatía no sólo no están demostradas sino que van a contracorriente de lo que sí sabemos y que, para ser aceptadas, deberían ofrecer estudios sólidos sobre las maravillas que afirman, estudios de buena calidad, que se confirmen contundentemente en revisiones sistemáticas (o metaestudios), que se usan precisamente para detectar los efectos de los errores metodológicos, los artefactos estadísticos, el error humano, la calidad de los datos y, en su caso, el fraude científico.

Las revisiones sistemáticas que existen (como ésta y ésta)  sobre los estudios que los prohomeópatas blanden como pruebas contundentes siguen concluyendo que a) la homeopatía no parece tener efectos distintos del placebo y b) que mientras más riguroso es el diseño y realización de un estudio, más probable es que no encuentre beneficios más allá del placebo. Es decir, que en los estudios que parecen mostrar un efecto medible que debería estudiarse más a fondo, la calidad de los datos es mala, la metodología problemática o la interpretación sesgada... o simplemente no han podido ser reproducibles de modo sistemático. Esto explica el hecho incontrovertible de que las ciencias biomédicas, la química y la física, y la enorme mayoría de los médicos científicos no aceptan las propuestas de la homeopatía, y la medicina basada en evidencias no la utiliza como una terapia fiable.

Concurso lanzado en España por la
multinacional homeopática Boiron.
Lo que pretenden los homeópatas es pasar por alto la responsabilidad de convencer a los científicos y buscar el apoyo del público en general mediante propaganda interesada, ataques, embates mediáticos y medias verdades, del mismo modo que cualquier otra disciplina pseudocientífica.

Las bases de la homeopatía tal como la inventó Hahnemann ya se han contado aquí, y al paso de los años y con el trabajo de numerosos periodistas y divulgadores se han dado a conocer los estudios que refutan las ocurrencias del alemán de una manera bastante más amplia que cuando hice aquella entrada. La difusión de esas objeciones, por cierto, ha sido causa de verdaderos desquiciamientos por parte de la grey creyente en la homeopatía.

Por su parte, los laboratorios homeopáticos, los practicantes de "la homeopatía" y los defensores de "la homeopatía" lanzaron un potente embate de medios para impedir que se difundieran más las críticas a esta práctica y para simular que sus afirmaciones tienen validez demostrada.

¿Por qué "la homeopatía" entre comillas? Porque si uno lee a los distintos expertos en homeopatía (autoproclamados expertos, ya que no hay una base sólida para identificar quién es verdaderamente un experto, un consenso como el que nos podría decir que Peter Higgs es un experto en física de partículas o que Richard Dawkins es un experto en biología evolutiva) "la homeopatía" como tal no existe.

Es decir, que al revisar su literatura no hay una sola práctica coherente, organizada y estructurada, una teoría unificada que se pueda llamar "la homeopatía", sino multitud de corrientes, opiniones, puntos de vista y prácticas incluso contrapuestas o francamente enfrentadas.

O sea, que hay muchas "homeopatías".

Y, mientras en el mundo de la ciencia las posiciones diversas se resuelven mediante la obtención de nuevos datos, de observaciones y experimentación, en el mundo de la homeopatía (como en el de todas las formas de la charlatanería) por lo visto ni siquiera se ocupan en intentar resolverlas. Como pasa con otras ocurrencias ocultistas sobre conspiraciones, extraterrestres, curaciones milagrosas o comunicación con los muertos, los datos son lo que menos importa.

El problema es claro: ¿a qué va a llamar homeopatía el Ministerio de Sanidad (llamado ya por muchos el Monasterio de Insanidad)? ¿Cualquier fulano puede presentarse con un mejunje y decir "esto es homeopatía" y ya puede venderlo en farmacias o va a haber un criterio para identificar aquello que pertenece al reino fantástico de la homeopatía? Y, si lo va a haber, ¿cuál es y de dónde lo han sacado?

¿O es que solamente se trata de apoyar y ceder ante los laboratorios que dicen hacer preparados homeopáticos y quieren legitimidad sin demostrar eficacia?

Mientras el equipo de Ana Mato y su despistada directora de la Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios, Belén Crespo, nos lo aclaran, visitemos el mundo de las varias homeopatías.

Distintas ocurrencias enfrentadas

¿Cuál corriente será legítima para el ministerio? ¿La homeopatía "unicista", la "pluralista", la "complejista" o alguna otra?

Si una es legítima, las otras no lo son, o al menos eso dicen los homeópatas militantes en cada una de ellas.

Las bases del diferendo de estas corrientes o escuelas no son datos clínicos, experimentos de farmacodinámica o algún otro hecho vagamente comprobable, no. Simplemente, los "unicistas" son ortodoxos que siguen al pie de la letra las enseñanzas de Samuel Hahnemann y consideran que las afecciones se deben curar con un remedio único y es inaceptable usar más de un remedio al mismo tiempo. Pero "un remedio" puede no ser "una sustancia", porque el concepto de "remedio" es más bien laxo y vago, a gusto del vendedor.

Para los practicantes de la homeopatía "unicista" (a la que también llaman "clásica" o "hahnemanniana" para subrayar su ortodoxia respecto de los textos del fundador, inmóviles desde hace 200 años) "un remedio" puede ser trióxido de arsénico (al que llaman, porque les encantan los latinajos, Arsenicum album), o mercurio, al que llaman Mercurius solubilis, pero también puede ser Allium cepa, nombre científico de la cebolla, bulbo vegetal que contiene, como todo ser vivo, miles y miles de sustancias diversas, o algo tan complejo como el Anas Barbarie Hepatis et Cordis Extractum que significa extracto de hígado y corazón de pato real que, por cierto, además de miles y miles de sustancias diversas, se utiliza porque se supone que contiene una bacteria (el oscillococo) que simplemente no existe. O uno de los remedios alucinantes de la homeopatía: la caca de perro... (sobre remedios extraños hablamos más abajo).

Para los unicistas los preparados que se hagan con cada uno de los anteriores entran en la categoría de "un solo remedio". Lo cual se contradice si uno lo piensa porque, por ejemplo, la cebolla contiene entre las numerosísimas sustancias que la forman varios compuestos de azufre (responsables de que nos lloren los ojos al picarla), y también tiene calcio y hierro, tres elementos que en homeopatía se usan como Sulphur, como Calcarea carbonica y como Ferrum metallicum. Así que un remedio hecho de cebollas tendría varios remedios, violando el principio del unicismo. Pero los expertos no parecen apreciar la contradicción.

Lo único bueno para el paciente es que cualquier dilución superior a 12C de cualquier remedio homeopático no contiene ya ni una sola molécula del remedio original, sea algún componente de la cebolla, azufre, calcio, hierro, hígado de pato o cualquier otra cosa. Que "cosas" hay muchas en las muchas homeopatías, como veremos. Más adelante veremos cómo es que esas "cosas" o remedios se supone que llegan al paciente y lo hacen que se cure abracadabrantemente.

Por supuesto, la homeopatía quiere que usted crea que el agua que no ha pasado por el procedimiento homeopático de tener algo diluido, agitarse, diluirse de nuevo, agitarse y así numerosas veces es distinta del agua que no ha pasado por él. El problema, claro, es que ningún homeópata puede diferenciarlas. No hay diferencia química a partir de la dilución centesimal 12, no hay diferencia física, no hay diferencia molecular y no existe un procedimiento para identificar el agua mágica de la que no lo es.

Usted se lo tiene que creer y punto. Un supuesto laboratorio pone una gota del agua mágica en una pildoruca, se la vende a un precio elevadísimo, usted se la toma y se cura. Y si no se cura, mala suerte, porque no hay forma de demandar a un homeópata por malapraxis como sí la hay para demandar a los médicos de verdad.

Los "pluralistas", por su parte, propugnan la administración simultánea de varios preparados (igualmente diluidos) para atacar una misma enfermedad. Esto se le ocurrió a un homeópata de la primera mitad del siglo XX y rápidamente ganó adeptos, aunque tampoco demostró su eficacia con los estudios científicos correspondientes. Para un pluralista, vale igual hacer una pildoruca con hierro, mercurio y arsénico que sumarle cebolla, perejil y una pizca de sal. Supuestamente, si estos productos "causan" los mismos síntomas que la enfermedad que se está tratando, la van a curar.

Esto asegura el Dr. Julio César Escot, uno de esos practicantes que fje médico y se pasó
a las pseudomedicinas.
Luego están los "complejistas" se ahorran problemas y proponen que se den preparados mucho más complejos, con muchos ingredientes iniciales (aunque igualmente diluidos hasta ser 100% agua) y el cuerpo, que es sabio, elegirá los que necesita para curarse. (Aquí uno se pregunta por qué no simplemente tomar agua, que ha tenido disueltas en un momento u otro todas las sustancias del planeta, y que el cuerpo se cure con ella.)

Están también los "alternistas" que usan varios preparados pero que se toman en horarios alternos.

Todos ofrecen las mismas evidencias de sus afirmaciones (ninguna) y todos aseguran tener la razón, al tiempo que todos diluyen sus preparados de la misma forma.

Pero hay más.

Las pócimas mágicas... y su negación

En los debates que ha propiciado la propuesta del Ministerio de Sanidad abundan defensores de la homeopatía que niegan a una gran cantidad de sus "respetados colegas" de manera más bien enérgica. Por ejemplo, si uno señala que la homeopatía afirma poder curar el cáncer, el homeópata de guardia reclama que eso no es cierto, que la homeopatía no hace tal afirmación.


Se le cita a un colegio homeopático de California, pero resulta que ese colegio es "falsa homeopatía". Se le cita a famosos homeópatas (debidamente refutados) de la India (donde la homeopatía florece gracias, sobre todo, a las supersticiones de Gandhi) y resulta que tampoco son "verdaderos homeópatas". Incluso un egresado del Colegio Médico de Madrás y de la Facultad de Homeopatía de Londres resulta ser un "falso homeópata". (Nota 1)

En ese debate, los únicos "verdaderos homeópatas" eran, pues, aquéllos que no afirman curar el cáncer... o el SIDA... o la diabetes. ¿Por qué? Pues porque le da la gana al que lleva la supuesta representación homeopática y lo que quiere a toda costa no son los hechos, sino validar su superstición y poder hincar las garras en las billeteras y dolencias de más víctimas a las que no va a ayudar salvo por aligerarles la cuenta bancaria y darles placebo a precios delirantes. Caprichosamente se excluye a numerosos practicantes de la "verdadera homeopatía".

En los debates también se suelen presentar, como prueba de la falta de seriedad de la homeopatía y de sus sesgos más bien brujeriles, algunos de los más desquiciados remedios homeopáticos que se venden todos los días a inocentes personas en todo el mundo que creen que están recibiendo una atención médica de calidad. Como la luz de luna (incluida en una guía de remedios homeopáticos de Robin Murphy, que parece tener un gran reconocimiento en el mundillo)... trozos del muro de Berlín... el polo sur de un imán (propuesto por un conocido homeópata estadounidense del siglo XIX)... e incluso agua diluida en agua, que da como resultado un agua más potente que la que no está diluida en agua (como usted lo lee). Y entonces aparece el prohomeópata de turno diciendo que ésa no es la "verdadera homeopatía" e incluso indignándose de que uno mencione todas esas chifladuras de pro que aparecen en las páginas más celebradas de la homeopatía.

Luego tiene usted, claro, a los laboratorios homeopáticos que producen preparados que no tienen las diluciones recomendadas por Hahnemann, principalmente la 30C que el inventor de esta ocurrencia consideraba adecuada para la mayoría de los casos. Las diluciones son el resultado de una de las ideas caprichosas de don Samuel que llamó "leyes" porque sonaba respetable y que supuestamente son las bases doctrinales de la homeopatía, la "ley de la dosis infinitesimal", según la cual mientras más diluida está una sustancia (o compuesto, o extracto), más potente resulta. Si hay suficiente principio activo en un producto como para tener un efecto farmacológico demostrable, no es estrictamente "homeopatía" por no tener diluciones infinitesimales.

Pero no, resulta que hay una "verdadera homeopatía" que no cree en uno de sus principios básicos y entiende que la potencia de una sustancia aumenta con la dosis, que es lo que dice la medicina real, y que precisamente utiliza parte de sus estudios clínicos para determinar las dosis de medicamentos que sean a la vez efectivas y seguras (demasiado poco no es eficaz, demasiado puede ser perjudicial, algo de sentido común excepto en la homeopatía).

Es decir, hay una "verdadera homeopatía" que a veces es lo que ellos llaman "alopatía" o medicina real, que ataca los síntomas o enfermedades no con similares, sino con contrarios. Por ejemplo, las pomadas de árnica o algunos remedios para la tos tienen, efectivamente, un principio activo químicamente identificable. No son homeopatía estrictamente, pero su eficacia es un excelente gancho para llevar a los clientes al mundo de las bacterias inexistentes en los hígados de los patos y los remedios hechos de luz de Saturno o de agua remojada en diamante.

Vitalistas y van de listos


Aunque hay otras variedades de homeopatía, hay dos aproximaciones a su evaluación que son mutuamente excluyentes y que sin embargo son usadas también a conveniencia por los defensores de esta práctica. En primer lugar, se afirma que la homeopatía es "vitalista", es decir, que se ocupa de cierta "fuerza vital" imperceptible, que no se puede medir ni detectar, y que modifica con el "espíritu curativo" de sus preparados. En consecuencia, dicen algunos, la homeopatía no puede estudiarse usando el método científico o, cuando menos, el método debe aplicarse "con flexibilidad" (punto 4). (Nota 2)

Esto no sería tan absurdo. Admitiría que la homeopatía es magia, que funciona fuera de los parámetros de la realidad física y por tanto es asunto únicamente de creencias, como lo son la existencia de las hadas, los pitufos o los políticos del PP honrados. Ubica a la homeopatía en el terreno de la religión y fuera completamente del dominio de la ciencia, que se ocupa del universo cuya realidad podemos constatar. La mantendría en el nivel de la brujería, la religión, el esoterismo y el misticismo. Y la discusión desaparecería en gran medida: las pócimas de brujería no se debe vender en farmacias, punto.

Pero luego están los defensores de la homeopatía materialista que, por el contrario, aseguran que los efectos de los medicamentos homeopáticos son reales, físicos y medibles, que tienen una validez química demostrable y que, incluso, hay estudios científicos que cuando menos a ellos les parecen prometedores (si algún día se demuestra que los resultados alentadores no sólo los tienen los creyentes, claro, y los resultados son sólidos y la metodología correcta, cosa que según la mayoría de los científicos no ocurre).

Algunos de los que defienden la eficacia demostrable, suelen hablar de la "memoria del agua", propuesta interesante pero nunca demostrada. Aunque luego se hacen un lío con la memoria del agua, porque mientras para algunos es sólo que el agua conserva "el espíritu curativo" de la sustancia que una vez tuvo diluída, otros aseguran que esa sustancia se fija (nunca dicen cómo) en la estructura molecular del agua, y otros aún dicen que son vibraciones tales que pueden transmitir los remedios homeopáticos por Internet, como aseguró hacerlo Jacques Benveniste, una hazaña que no ha reproducido ninguno de sus defensores.

Más locura homeopática: la Sulis MK3 Professional,
una máquina de 1400 libras esterlinas que asegura
ser capaz de copiar (como una fotocopiadora)
cualquier remedio homeopático "leyendo" la
huella "energética" del remedio e infundiéndola
en otra sustancia. Algunos homeópatas la usan,
otros la rechazan. 
Otros, en cambio, hablan de "resonancias" de ciertas "energías", quizá contaminados por la verborrea pseudocientífica del new age, afirmando por ejemplo que "los humanos son como los electrones de un átomo", en palabras del homeópata Gabriel Camacho, o simplemente dicen las palabras mágicas "mecánica cuántica" como si eso "explicara" la homeopatía. Y esto no lo hace cualquier homeópata de pueblo, sino Guillermo Basauri, uno de los representantes de la poderosa multinacional Boiron.

Porque en tal caso tampoco habría problema, por supuesto. De ser cierto que la homeopatía puede curar con la efectividad de la medicina, el peso de la evidencia eventualmente inclinará la balanza en su favor y se tendrá que reescribir lo que sabemos de farmacodinámica, de física, de química, de fisiología, de biología y de otras disciplinas.

Muchos grandes descubrimientos científicos enfrentan una oposición razonable y razonada si contradicen cuanto se sabe hasta el momento, pero si son sólidos (como la tectónica de placas o la evolución), acaban demostrando su validez y son aceptados por el consenso científico, con base en la acumulación de datos experimentales y observacionales, y no con base en los argumentos, ataques, insultos, berrinches y pataletas de los proponentes.

Mal se habrían visto actuando así un Alfred Wegener, que puso las bases de la tectónica de placas con su errónea pero bien orientada hipótesis de la deriva continental, o un Charles Darwin, que explicó la evolución mediante la selección natural aunque fuera de modo incompleto al desconocer la genética que eventualmente se unió a su teoría para darnos una visión clara de cómo los seres vivos se han desarrollado, la llamada síntesis evolutiva.

El problema es que esto no ha ocurrido en las homeopatías, en ninguna. Desde 1810. Y mientras no ocurra, el lugar de la homeopatía sigue siendo el de las afirmaciones maravillosas no demostradas, junto con las hadas, lo elfos, los unicornios y las habilidades musicales de Justin Bieber.

Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias, y de ésas estamos escasos pese a que han pasado 203 años después de la publicación del libro seminal de Hahnemann, en los tiempos en que la medicina no tenía ni una base científica. Y es que, si comparamos el avance en una y otra disciplina, a los homeópatas se les debería caer la cara de vergüenza. Salvo porque muchos de ellos ni siquiera se dan cuenta de este hecho y los que sí se dan cuenta no parecen tener mucha vergüenza.

Otro remedio homeopático alucinante: hostia de comunión,
ofrecido por una de las principales "farmacias" homeopáticas
de la Gran Bretaña.
Lo curioso es que los que se consideran a sí mismos "verdaderos homeópatas" no dedican mucho tiempo, a lo que se ve, en desmentir a los colegas a los que consideran falsarios, embusteros y promotores de ideas engañosas respecto de su cuerpo de creencias. Ni mucho menos se ocupan de educar al público de cuáles son las homeopatías que sí valen y cuáles no (que sería toda una hazaña, pues cada uno cree que la suya es la única válida). Y ya no digamos que se dediquen a demostrar cuál de las prácticas, visiones, ideas, escuelas o tendencias tiene validez y cuál no.

Ni han podido demostrar que su modelo de salud y enfermedad sea una descripción correcta de la realidad.

Elija una homeopatía y demuestre que es verdad

Para que las ciencias biológicas y físicas "acepten la homeopatía" (o al menos "una homeopatía") no basta un estudio indicando que una supuesta pócima supuestamente basada en una hipótesis no demostrada como es la homeopatía "logró" que alguien dijera que sentía menos dolor o comezón que antes de consumirla.

La homeopatía es una aproximación integral que propone ciertas afirmaciones sobre el cuerpo humano, la enfermedad y la curación, y por tanto los estudios que la demuestren deberían estar orientados a demostrar la validez general de las bases teóricas de la homeopatía: que una enfermedad se cura con una sustancia que provoque síntomas similares, que las dosis infinitesimales son más potentes que las dosis masivas, que la sucusión aumenta la potencia de una dilución y que los miasmas son la causa de todas las enfermedades), y que el agua homeopatizada es distinta de alguna forma del agua común.

Mecanismo de acción de los antibióticos, demostrado
experimentalmente. Algo que si ofreciera la homeopatía
le daría el sustento del que aún carece.
(Foto CC de Kendrick Johnson, vía Wikimedia Commons)
La teoría de la enfermedad de la medicina científica dice que ciertas enfermedades están provocadas por la infección a cargo de microorganismos patógenos. Numerosos experimentos y observaciones lo confirman. En consecuencia, ciertas sustancias pueden, en ciertas condiciones, matar a los microorganismos. Son los antibióticos. Su efectividad se ha demostrado en células independientes en laboratorio (in vitro), en animales (in vivo) y en seres humanos con resultados clarísimos, sólidos, no con una desviación estadística ligera que se considera significativa, sugerente o meritorioa de más estudios, sin ser contundente.

A partir de allí, apenas desde 1944, cuando la penicilina llegó a los hospitales, hemos aprendido cómo funcionan qué antibióticos, para qué bacterias son eficaces y cómo se dan mecanismos como la aparición de cepas resistentes. Lo que sabemos ocupa volúmenes y volúmenes que sustentan la teoría de la enfermedad por gérmenes patógenos y la teoría de la curación... no es un estudio aislado hecho por ahí. Lo mismo con la anestesia, las vacunas, la insulina, etc., etc. La diferencia debería ser clara para cualquiera.

Si las bases no están demostradas como tales, las conclusiones de los estudios supuestamente relacionados con sus resultados son siempre altamente especulativas. Sin contar con que tales estudios siguen sin ser concluyentes.

Si uno dice que los duendes curan mediante gotas de vino de Rioja y ven que alguien se curó después de tomar gotas de vino de Rioja, decir que ello demuestra que los duendes existan y además curan es extralimitarse.

Demostrar que la homeopatía funciona y cura es demostrar, primero, que sus bases son efectivas y reales, y después ver cómo se aplican esas bases. Pero sin la primera demostración, la causa de los resultados de estudios vagos y ocasionales sobre aparentes efectos en la salud no está determinada.

En 200 años no nos han dado ni un experimento contundente como los de Pasteur, ni un resultado como los de las vacunas o los antibióticos, ni una demostración como las de la acción de los bloqueadores de los receptores de la angiotensina que controlan la hipertensión, o como la de los antiácidos.

Y sin eso, resulta absurdo tomar en serio a las homeopatías, a cualquiera de ellas, implicando que tienen alguna efectividad y dándoles carta blanca para timar descaradamente a quienes confían en alguna de ellas.
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Nota 1: Esto se conoce como la "falacia del verdadero escocés", que se define como: "Cuando nos enfrentamos a un contraejemplo a una pretensión universal, en lugar de negar el contraejemplo o rechazar la pretensión universal original, esta falacia modifica el objeto de la afirmación de excluir el caso concreto o de otros similares por la retórica, sin referencia a ninguna norma objetiva específica." 
Es decir, que en transcurso de los debates se va modificando la definición de homeopatía y excluyendo de ella a todo lo que incomode para dejar la que le guste al debatiente.
Nota 2: Ésta es la falacia del "alegato especial", según la cual los principios comunes que se aplican a una categoría de afirmaciones o argumentos deben dejarse de aplicar selectivamente en ciertos casos a conveniencia de quien argumenta.

diciembre 13, 2013

100% Agua

Los preparados homeopáticos carecen de principio activo, nunca han demostrado tener ninguna eficacia terapéutica y no se pueden considerar "medicamentos"... son


Ya una comisión del Ministerio de Sanidad determinó en 2011 que estos productos no tenían ningún valor terapéutico.

Sin embargo, según ha anunciado la Agencia Española del Medicamento, ahora se ha emitido una orden ministerial para regularizar la venta de las pócimas homeopáticas, legitimándolas así ante quienes tienen el riesgo de ser sus víctimas: las personas que no saben qué es la homeopatía, cómo se preparan los productos con los que comercian y, sobre todo, el contundente dato de que no hay estudios fidedignos y debidamente verificados independientemente que permitan decir que la homeopatía es eficaz para tratar, curar, paliar o controlar ninguna enfermedad.

Es decir, que no tiene mayor efectividad que un placebo. Es decir, que la capacidad natural del cuerpo de recuperarse y sentirse mejor cuando no está siendo tratado con medicina basada en evidencias.

El Círculo Escéptico ha decidido por ello emprender una campaña de concientización pública sobre la realidad de la homeopatía, además de que presentará alegaciones ante el Ministerio de Sanidad y ha enviado comunicados a los grupos parlamentarios con objeto de que evalúen con más claridad e información los riesgos que puede tener esta decisión.

No es posible que se permita que ningún producto afirme tener cualquier capacidad terapéutica, curativa o paliativa si no se somete a los mismos protocolos de estudio que la sociedad exige para los medicamentos genuinos. Eso implica estudios in vitro (en células aisladas en el laboratorio), in vivo (en animales de laboratorio) y con base en esos resultados realizar estudios clínicos en varias fases para determinar la eficacia del producto y, en su caso, cuál es la dosis ideal para cada persona según su edad, sexo, constitución física y otras afecciones.

Sin esos estudios, como ya están reclamando, médicos, estudiantes de medicina y otros grupos sociales preocupados por la legitimación de una visión mágica como si fuera medicina, los productos no pueden ni deben ser presentados al público como medicamentos orientados a mejorar las causas o síntomas de alguna afección.

Si quiere apoyar la campaña 100% Agua, hágalo firmando la petición que hemos abierto para hacerle saber al Ministerio de Sanidad su opinión.

mayo 28, 2013

Homeopatía Low-Cost, The Movie


La cineasta valenciana Ana Lorenz participa en el Jameson Notodo Filmfest 2013 con esta breve (lógicamente) reflexión sobre la homeopatía. Como para agradecer que las diluciones, efectivamente, diluyen... aunque su homeópata no lo crea.



Gracias a Ana por el permiso para reproducir su trabajo aquí. Muy recomendable, además, su inquietante corto Deazularrojo.

febrero 02, 2013

El fundador de la Wikipedia contra la homeopatía

Jimmy Wales, fundador de Wikipedia.
(Foto GDFL vía Wikimedia Commons)

En un post en Quora, el fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, ha estallado contra la homeopatía.

Wales se enfureció cuando un farmacéutico de Londres quiso venderle, en lugar de unas pastillas con benzocaína para calmar la tos, un preparado llamado Oscillococcinum del que ya hemos hablado aquí. Sabiendo que "la homeopatía es un fraude probado", Wales relata cómo escuchó al farmacéutico decirle que "si tomaba Oscillococcinum, destruiría el ADN del virus antes de que pudiera enfermarme".

Y continúa diciendo: "Bien, ese tipo de mentira es lo que me enferma". Procede entonces a explicar cómo el Oscillococcinum es un producto "completamente falso".

Lo que se pregunta Jimmy Wales es "¿por qué es legal esto? O, si no es legal, ¿qué se puede hacer al respecto?" Para ilustrar la gravedad del asunto, cita un artículo de The Guardian donde se dice que sólo el 50% de los adultos mayores del Reino Unido se aplicaron la vacuna contra la gripe y pregunta: "¿Cuántos del otro 50% optaron por no aplicársela porque creyeron que este remedio falso los protegería? ¿Y cuántos de ellos murieron?"

La conclusión de la entrada de Wales merece atención especial, porque refleja la inquietud de muchas personas, ciudadanos simples, médicos y científicos al confrontar los datos reales sobre la implausibilidad de la homeopatía y la ausencia de pruebas de su eficacia en más de 220 años desde que Samuel Hahnemann la inventó: "¿Con quién debo hablar sobre esto para animar la creación de una campaña para detener esto? No es mi área de interés principal así que no soy la persona correcta para liderar esto personalmente. Pero me gustaría ayudar".

Los comentarios a esa reflexión de Wales (45 al momento de escribir esta entrada) rápidamente le enseñaron a quiénes dirigirse. A Ben Goldacre, autor de Malaciencia, a Simon Singh y a Edzard Ernst, tres personas que concitan el odio babeante de quienes viven del engaño y de sus acólitos precisamente porque han sido eficaces en la lucha contra los fraudes a la salud en el Reino Unido.

Por desgracia, Jimmy Wales parece no estar consciente de la intensa labor que la Wikipedia en español hace para promover todo tipo de supercherías a cual más disparatada. Y eso que desde noviembre "coincidentalmente" le han metido mano a todos los artículos que denunciábamos aquí por entonces. Ya habrá tiempo de reseñar los cambios y otros problemas que tiene la versión en nuestro idioma de la enciclopedia iniciada por Wales.

Cuando hemos hablado aquí de la Wikipedia en español y de su claro sesgo en favor de las pseudociencias, la charlatanería, lo supuestamente paranormal, misterioso y sobrenatural, hemos recibido todo tipo de ataques. Incluso en la propia Wikipedia se han tomado la molestia de atacar al autor de este blog:


Lo cual es más fácil de decir que aceptar que a la Wikipedia en español le importa un pepino la ciencia, el conocimiento, los hechos que, más allá de las opiniones, nos dicen que las pseudoterapias que no funcionan siguen sin funcionar. A mí, por supuesto, me importa mucho, porque creo que los hispanoparlantes (500 millones) merecemos una Wikipedia decente y fiable, con más voluntarios y menos dictadorzuelos, con más ciencia y menos pseudociencia, con más datos y menos opiniones, con más seriedad y menos berrinchitos. Y porque aplaudí la iniciativa de Wales cuando aún no existía este blog.

Al final, estamos luchando junto a Jimmy Wales, desde esta minúscula trinchera, para crear una campaña que detenga los daños que causan las prácticas pseudomédicas. Aunque sea, paradójicamente, luchando contra el relativismo postmodernista de la Wikipedia en español. Y contra su idea de que es igualmente válido y merecedor de lugar en la enciclopedia la teoría de la tierra plana que la de la tierra esferoidal, la medicina y la química que la homeopatía, de la que no se atreven a decir, simplemente, "es un fraude probado".

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Actualización 2 de febrero, mediodía: Hora y pico después de publicar esta entrada, por Twitter, una persona que dice ser "administrador de @Wikinoticias" y editor de Wikipedia (como siempre, esto no se sabe, igual es otra persona suplantándolo y de ser así por supuesto que rectificaré), en vez de atender a lo dicho por Wales, a los ejemplos, argumentos y hechos que hemos presentado aquí en tres entradas, prefirió el ataque personal:


Le expliqué que no, no vivo de esto, que esto ni es negocio ni se hace por negocio y que sacar tan tonta conclusión porque tres de las 600 entradas que tiene este blog son sobre Wikipedia es halagarse demasiado. Lo siguiente fue decir que no se puede hablar conmigo por "mis antecedentes" (que nunca me dijo cuáles eran, el tema parecía fascinarle a él, a mí no tanto). Y sí, no habló conmigo, pero contra mí sí, parece que le resultaba importante. Pedí reiteradamente que atendiera a los problemas de la enciclopedia en la que participa en vez de celebrar su popularidad (que poca le puedo dar) recibí la siguiente recomendación:


Aclaré que los estudios existentes (Aurelio Asiáin desde Japón rápidamente aportó el enlace, que es este artículo de Wired) indican que no hay enciclopedias sin errores, pero que la fiabilidad de la Wikipedia en inglés es equivalente a la de la Encyclopaedia Britannica, mientras que por nuestro lado hispanohablante, otros estudios indican que la Wikipedia en español es la menos fiable. Así que invitarme a mí a que no la lea no resuelve nada. Expliqué:


Después de una pila más de descalificaciones y cierre a cualquier ejercicio de autocrítica, llegó la invitación a la censura no sólo dentro de Wikipedia (donde se me dijo que antes de editarla hay que pedirle permiso a los jefes en la página de discusión de cada tema, lo cual quizá explica mucho pero no tiene que ver con el proyecto original de Wales) sino en Twitter y en mi blog.


Las esperanzas que tenemos de que los voluntarios de Wikipedia resuelvan los graves problemas denunciados sobre ella (y no sólo por este blog de cuarta escrito por un don nadie sin título universitario, como los wikipedistas gustan de recordar sobre mí, porque para eso sí tienen tiempo, pero no para anotar en su mamotreto que las constelaciones familiares son un timo) son pocas, pues. Y las esperanzas de que otros voluntarios nuevos, frescos y abiertos puedan participar y compartir lo que claramente son cotos de poder bien divididos que dan ego trips y sentimiento de dominio, son menos.)

octubre 19, 2012

Enfermo, pero muy satisfecho...

A falta de estudios contrastados y replicados que demuestren fehacientemente que sus prácticas tienen algún poder curativo, los vendedores de brujería glorificada hacen estudios (o, más bien, encuestas) en los que buscan gente que utilice habitualmente sus prácticas y les preguntan si están satisfechos con ella.

Parece medicina... pero no lo es.
(Foto D.P. de Wikidudeman, vía Wikimedia Commons)
Luego publicitan ardorosamente los estudios diciendo muy orondos que "ocho de cada diez (82% publican) consumidores de medicamentos homeopáticos se muestran satisfechos o muy satisfechos con los resultados obtenidos y el 87% recomendaría homeopatía a sus familiares y amigos" (I Estudio sobre conocimiento y uso de la homeopatía en España realizado por los Laboratorios Boiron, la más grande multinacional homeopática del mundo).

Piénselo un poco: si alguien es usuario o consumidor habitual de un producto (pantalones vaqueros, hamburguesas de canguro, teléfonos inteligentes, heroína en vena, servicios de dominación y humillación BDSM o ensaladas de aguacate) es obvio que está satisfecho con ese producto.

De otro modo no lo compraría o usaría, ¿no le parece?

Las encuestas de satisfacción pueden ser útiles para valorar un producto si los encuestados no tienen experiencia previa y se ven expuestos al producto por primera vez en el estudio.

Si usted quiere lanzar al mercado un yogur con sabor a hígado encebollado, le da a probar el producto a varias personas del grupo al que lo ha dirigido y les pregunta qué les parece. Si tiene buena aceptación, sabe que el producto gusta y quizá lo compren. Si los encuestados lo rechazan, quizá no llegue a los estantes de nuestros supermercados.

Pero si usted ya tiene un yogur con sabor a hígado encebollado que un grupo de consumidores adquiere y come con frecuencia, ir a preguntarles si les gusta el yogur con sabor a hígado encebollado es hacerse tonto solo.

Y tratar de hacer tontos a los demás.

La satisfacción de 9 sobre 10 con la acupuntura o el "alto grado de satisfacción de los pacientes" con la quiropráctica no significan que tales prácticas sean eficaces, que sirvan para lo que se anuncian, que es prevenir, tratar y curar diversas enfermedades.

Por ejemplo, que los antibióticos combaten las infecciones no está en duda. Ni un poco. Ni que los antipsicóticos eliminan las alucinaciones de la mayoría de los esquizofrénicos en unos pocos días. Ni que la insulina trata la diabetes y ofrece a quienes la padecen una vida más larga y de mayor calidad. Ni que la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia curan cada vez más eficazmente el cáncer. Ni que las angiotensinas controlan eficazmente la hipertensión arterial alargando vidas. Ni que las estatinas reducen el colesterol LDL en sangre con el mismo resultado.

Y así un largo etcétera.

Un diabético puede no estar satisfecho con la insulina, puede querer una forma de administración que no implique clavarse una aguja constantemente, puede desear que la sustancia no sólo detuviera el avance de la enfermedad, sino que la eliminara por completo. Su insatisfacción no significa que la insulina no sirva para controlar la diabetes, pues.

Las encuestas de satisfacción de estas prácticas presuntamente médicas no son sino trucos propagandísticos que pretenden convencerle de abandonar la racionalidad y entregarse a una visión supersticiosa de la enfermedad y de su tratamiento.

El argumento es también conocido como falacia de "apelación al número". Su ejemplo clásico es: "millones de moscas no pueden estar equivocadas: coma mierda".

Que es lo que están vendiéndole.

Porque lo que no pueden demostrarle es que tendrá resultados reales y positivos sobre su hipertensión, su infección, su esquizofrenia, su colesterol, su diabetes o los miles de afecciones más que pueden fastidiarle la vida y de las que estos personajes no saben absolutamente nada.

De alguna manera están reconociendo que sus productos no mejoran la salud, sólo provocan, en algunas personas, una sensación de satisfacción.

Bastante poco cuando lo que alguien necesita es atención médica eficaz.

diciembre 24, 2011

La mala respuesta de los homeópatas

A raíz del estudio presentado por el grupo de trabajo del Ministerio de Sanidad sobre la inutilidad de las pseudoterapias, y en particular de la homeopatía, como en otros casos (recordamos las audiencias del Parlamento Británico que hace dos años llegaron a la misma conclusión, o los actos mundiales para demostrar que carece de efectos y que no tiene principio activo alguno o incluso las denuncias de que utiliza ingredientes inexistentes), los profesionales de homeopatía han reaccionado. En este caso, la Asamblea Nacional de Homeopatía, organización que reúne a la Sociedad Española de Medicina Homeopática, la Academia Médico Homeopática de Barcelona y la Federación Española de Médicos Homeópatas ha hecho públicas dos cartas de respuesta, una para el Ministerio de Sanidad y otra para la prensa (con la salvedad de los diarios El País y La Vanguardia, por motivos que no explican).

Samuel Hahnemann, inventor
de la homeopatía
(Imagen D.P. vía Wikimedia Commons)
Para comentar estas cartas, recordemos que el único elemento esencial de todo este debate es si las prácticas homeopáticas, claramente definidas por Samuel Hahnemann a fines del siglo XVIII y principios del XIX y que no ha sufrido cambio relevante alguno desde entonces (piense en lo que todas las ciencias han avanzado en estos 200 años) funcionan.

¿Qué es funcionar? Por ejemplo, los antibióticos funcionan porque matan bacterias infecciosas y esto se puede demostrar en el laboratorio, en animales y en la práctica clínica; las vacunas funcionan porque aumentan la resistencia del organismo a algunas infecciones virales y esto se puede demostrar en el laboratorio y en la práctica clínica (y con éxitos tan arrolladores como la erradicación de la viruela y la casi erradicación de otras terribles enfermedades como la poliomielitis o la tos ferina en los países donde existen programas de vacunación);  los antihipertensivos funcionan porque reducen la tensión arterial prolongando la vida de muchísimos pacientes (y esto se demuestra no preguntándole al paciente si se siente mejor, sino midiendo su tensión arterial), y demás. "Funcionar" no significa que uno diga "a mí me funciona".

La homeopatía no tiene principios
activos como la adrenalina.
sustancia que salva vidas.
Algunas pruebas de funcionamiento son espectaculares. La insulina, por ejemplo, controla en minutos los niveles peligrosos de azúcar en sangre, cosa que se puede medir sin que el paciente responda a una encuesta. La adrenalina recupera al corazón de una parada y permite tratar el choque anafiláctico de alergias violentas que sin ella producen la muerte casi con certeza. En casos así, no es necesario un estudio elaborado con varios pacientes a ver si unos pocos más de ellos que los esperables por el efecto placebo  reaccionan al medicamento. La homeopatía, empero, no tiene ningún preparado que haya demostrado funcionar con esa contundencia. Y esto lo confirman continuamente los investigadores biomédicos.

Lo único que importa, una vez que sabemos qué es la homeopatía, es si funciona. Ni siquiera importa que de ser cierta sería mentira todo lo demás que sabemos de física, química y biología. Si funcionara, habría que reescribir todos los libros de ciencia, sí, pero eso les gusta muchísimo a los científicos, que de eso viven, de descubrir cosas nuevas y asombrosas, no de creer ciegamente en lo que se creía hace 200 años. Así, los motivos teóricos por los que el funcionamiento de la homeopatía es tan improbable como la existencia del Ratoncito Pérez tampoco son concluyentes, aunque resulten llamativos. Si la homeopatía funcionara, no importaría que fuera improbable. Pero no hay ningún estudio, en 200 años, que demuestre que funciona. Lo que hay es gente que dice que sí hay esos estudios, a ver si alguien les cree.

La carta de la Asamblea Nacional de Homeopatía a la prensa y nuestros modestos comentarios.
Estimados/as señores/as: 
Esta es una comunicación de la Asamblea Nacional de Homeopatía, órgano de representación de la mayor parte de los médicos, veterinarios y farmacéuticos homeópatas españoles, en referencia al artículo sobre la acción de la Homeopatía publicado en la prensa escrita, radio y televisión el pasado martes, día 20 de diciembre. Estas informaciones eran una interpretación del Informe del Ministerio de Sanidad a propósito de las terapias complementarias, entre ellas la Homeopatía. Se trata del: “Análisis de situación de las terapias naturales” elaborado por el Grupo de Trabajo de Terapias Naturales del Ministerio de Sanidad Política Social e Igualdad a instancia de la Proposición no de Ley de la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados aprobada el 11 de diciembre de 2009. 
Queremos destacar las conclusiones muy parciales y erróneas extraídas del informe emitido por el Ministerio de Sanidad a propósito de las terapias complementarias en general y sobre la Homeopatía en particular y a su vez, nuestro opinión de que la metodología utilizada y las conclusiones del estudio son erróneas. También queremos destacar la falta de participación de las principales instituciones homeopáticas españolas, y los grupos de investigación más destacados en Homeopatía en nuestro país.
Las conclusiones son llamadas, sin más, "muy parciales y erróneas", pero en ningún momento los autores de esta carta demuestran que son "parciales" (¿hacia qué?) y menos que sean "erróneas". La simple declaración no basta. Del mismo modo, no es serio afirmar que "la metodología utilizada y las conclusiones del estudio son erróneas" si no se señala cómo y por qué. La metodología científica no es nada caprichoso, está muy claramente definida, y eso permite precisamente la crítica de los estudios, mostrando sus fallos metodológicos, no sólo afirmándolos como asunto de fe. No se trata de un argumento, sino de un ataque donde los adjetivos ocupan el lugar de los razonamientos.
De la atenta lectura de dicho informe no se puede concluir que la acción de los medicamentos homeopáticos se deba al efecto placebo, tal y como refleja su medio de comunicación. Por ello, consideramos que ha sido un error por su parte el titular que han utilizado para dar a conocer la noticia, ya que el contenido del informe no lleva a esas conclusiones publicadas. Esta es nuestra opinión en relación al tratamiento que se le ha dado a la noticia, pero hay otro punto que queremos destacar: nuestra opinión respecto al informe propiamente dicho.
¿Por qué no se puede concluir eso, si estudio tras estudio no se llega a otra conclusión? Bien podrían argumentarlo y no simplemente afirmarlo propagandísticamente, y callar a los críticos mostrando los estudios que así lo señalen. A cambio hay trabajos como el odiadísimo (por los homeópatas) metaanálisis publicado en la revista médica The Lancet en 2005, al que han atacado virulentamente pero sin demostrar (y lo han intentado) que su metodología y conclusiones fueran erróneas (la conclusión sustenta la noción de que "los efectos clínicos de la homeopatía son efectos placebo"). El que los homeópatas "opinen" que esto no es cierto es irrelevante. Las opiniones no tienen ningún valor probatorio.
En la elaboración del informe del Ministerio de Sanidad solo se han tenido en cuenta una serie muy reducida de estudios, nueve en total, que han sido seleccionados mediante unos criterios subjetivos mal definidos (sesgo de selección), omitiendo los resultados de estudios clave y los estudios posteriores a Marzo de 2007, algunos de los cuales son del más alto valor metodológico y positivos para la homeopatía. Por lo tanto, en muchos de los estudios y meta-análisis no contemplados por el Instituto Carlos III (más de 200 artículos publicados en revistas de referencia) se demuestra repetidamente que la Homeopatía funciona como método terapéutico y con un efecto superior y distinguible del placebo. Tampoco se han tenido en cuenta las experiencias en sanidad pública a nivel internacional que avalan la seguridad, eficacia y relación coste-beneficio favorables a la homeopatía. 
Nunca habrá estudios suficientes para los creyentes en una pseudoterapia si no les dan la razón, por bien hechos que estén. Lo que les haría falta tener son estudios bien hechos que demuestren que su práctica funciona, y ésos no los aportan. No justifican por qué consideran "pocos" los estudios y por qué son "sesgados", cayendo en una falacia de autoridad: esperan que sus opiniones sean aceptadas porque son homeópatas y tienen una organización, aunque no den datos, hechos, evidencias y estudios. Acusan a los expertos médicos de no tener en cuenta esos estudios posteriores a marzo de 2007 a los que les atribuyen (también gratuitamente y sin sustentarlo) "el más alto valor metodológico", pero no los muestran. Menos aún dicen cuáles son las "revistas de referencia", si son journals científicos rigurosos o revistas especializadas de pseudomedicina con aspecto de publicaciones serias donde suelen publicarse estudios cuyos errores metodológicos y falta de fiabilidad y reproducibilidad hacen que no los acepten para su publicación en las revistas médicas de verdad. El último argumento, la relación "coste-beneficio" tampoco es probatoria y ni siquiera relevante científicamente, aunque pueda ser un argumento político: "no sirve para nada, no hay pruebas de que funcione, pero es baratísima".
El conocimiento de este dato es suficiente para darse cuenta que por nueve artículos no se puede evaluar todo un método con más de 200 años de historia con el que se ha tratado a millones de personas de todo tipo de condición sociocultural, y que sólo aquí en España es utilizado por más de 10.000 médicos, siendo además el grado de satisfacción en las personas que se tratan con Homeopatía superior al 80%, como recoge un estudio que se ha hecho público recientemente.
Aquí tenemos un ejemplo claro de la falacia de "apelación al pueblo" o "argumento ad populum". ¿Todas las disciplinas, creencias o prácticas que tienen más de 200 años tienen por ello una validez real? Por supuesto que no. La esclavitud o la sumisión de la mujer tienen más años y no por eso se pueden defender. Tampoco importa cuántas personas -ni de qué condición sociocultural- hayan sido tratadas con homeopatía ni cuántos médicos (o no médicos) las hayan tratado, sino las pruebas de que dicho tratamiento es eficaz. Y, por supuesto, el grado de satisfacción de los pacientes tampoco es una prueba de verdad. Sabemos que durante cientos de años del medievo, millones de personas fueron tratadas con salvajes sangrías por parte de muchísimos cirujanos, y muchos expresaban su satisfacción ante el procedimiento, nada de lo cual sería argumento para sacarle a nadie dos cuartillos de sangre para "equilibrarle los humores". Los millones de clientes del tarot (con sus 500 años de existencia y sus miles de videntes con y sin turbante) también suelen estar muy satisfechos, por cierto.
De la lectura atenta del informe se desprende que los medicamentos homeopáticos son seguros, que por su idiosincrasia precisan un modelo científico especial adaptado a sus características, y que estamos en los inicios de su evaluación con criterios científicos, pues ésta ha comenzado hace poco.
Tres ideas totalmente distintas envueltas en un mismo paquete para regalo.

a. Los preparados (que no medicamentos) homeopáticos son seguros. Por supuesto que lo son, porque no tienen ningún principio activo, como se ha demostrado hasta la saciedad. Al tratarse únicamente del "excipiente" (agua, lactosa, sacarosa, etc.) y no tener ninguna otra sustancia que pueda afectar a un organismo vivo ni positiva ni negativamente, por supuesto que es "seguro" (salvo para los intolerantes a la lactosa, claro). Eso no es un argumento válido para sustentar su eficacia. Hacer pases mágicos sobre una persona con cáncer también es totalmente seguro, pero es un pobre argumento para validar los pases mágicos como intervenciones terapéuticas para la oncología.

b. Se afirma que la homeopatía "por su idiosincrasia" (o sea, sus "rasgos, temperamento, carácter", según la RAE, atributos humanos y no de las disciplinas) precisa de un modelo científico especial. Es decir, todo el universo, lo macroscópico y lo microscópico, la herencia genética, el ADN y los neurotransmisores, los nutrientes y los ácidos, la electricidad, la gravedad y la fabricación de plásticos, los virus y las bacterias, los cometas y los aviones, pueden ser sometidos a estudio por una metodología científica común... pero la homeopatía exige ser liberada de las exigencias de la ciencia y tener un "modelo especial". Cosa cuando menos curiosa cuando párrafos atrás se reclama que la ciencia (la real, la que se usa para todo el resto del universo) sí validaría a la homeopatía. La contradicción es clamorosa.

c. Finalmente se dice que "estamos en los inicios de su evaluación con criterios científicos". De nuevo hay contradicción, ¿criterios científicos normales, comunes y útiles para todo lo demás o "un modelo científico especial"? Y por supuesto hay una declaración de irresponsabilidad aterradora: durante 200 años los homeópatas han intervenido en la salud de millones de personas sin nunca haber evaluado científicamente la eficacia y bondades de sus prácticas. Compárese esto con las profundas evaluaciones científicas que precedieron a la aplicación de la primera vacuna contra la rabia de Pasteur, o el proceso de descubrimiento, estudio y finalmente aplicación clínica de la penicilina. Aquí, los firmantes reconocen lo que se les reprocha: no tienen estudios científicos que validen que sus prácticas funcionan. Lo demás es escenografía y márketing. Y lo razonable sería que  primero demostraran su validez y después pidieran reconocimiento, no al revés.
Otro punto importante es que aunque el resultado de este informe fue remitido a algunos colegios profesionales y algunas comunidades, no fue enviado ni se recibió en las principales Asociaciones Homeopáticas Nacionales: ni en la Federación Española de Médicos Homeópatas, ni en la Sociedad Española de Medicina Homeopática, ni en la Academia Medico Homeopática de Barcelona. Estas asociaciones, agrupadas en el seno de la Asamblea Nacional de Homeopatía, cuentan con médicos, veterinarios y farmacéuticos homeópatas, disponen de equipos de investigación en homeopatía que conocen todo lo referente a los estudios del más alto estándar científico, y dirigen programas de investigación científica y formación universitaria de postgrado y Másters en Homeopatía, por lo que es sorprendente que no fueran consultadas.
¿Por qué es sorprendente esto? La ciencia y los estudios científicos (y lo comentábamos hace apenas unos días en este blog) son verificables de modo independiente. No es necesario que nadie consulte a un físico para comprobar que el agua hierve a 100 ºC a una presión de 760 mmHg en nuestro planeta, o que la penicilina mata bacterias en una caja de Petri. En este caso, están afirmando que ellos conocen "estudios del más alto estándar científico" (otra vez, ¿normal o especial?) que no conocen los redactores del estudio, pero que no aportan. Aseguran además que hacen investigación, pero tampoco aportan las publicaciones científicas en las que están tales publicaciones, y sería de esperarse que la carta diera referencias de la publicación de los estudios de los que tanto habla y tan poco referencia.
Dicho todo esto, nos ponemos a su disposición para asesorarles respecto a todo lo referente a la Homeopatía, y así poder transmitir a la población una información más fidedigna.
Se declara sin demostrarlo que la información que se dio a la población es poco fidedigna y se ofrece "asesoría". Por supuesto, sería mejor que se dieran los estudios que demuestran que la homeopatía funciona, y ésos no han aparecido nunca según informan los científicos dedicados al tema.

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Se podría argumentar que una carta para los medios es solamente propaganda y márketing, y que no debe tener rigor alguno, aunque afortunadamente los científicos en general tratan de ser bastante rigurosos en sus comunicaciones al público en general, pero la carta al Ministerio de Sanidad y otras instituciones tampoco es mejor.
(Carta a las Instituciones políticas, Ministerio de Sanidad, Consejerías de Sanidad, Colegios de médicos, Socios de todas las Asociaciones… )


Respuesta al dictamen sobre Homeopatía emitido por el Ministerio de Sanidad y el Instituto Carlos III, el día 19 de diciembre de 2011 
La Asamblea Nacional de Homeopatía, en tanto que entidad reconocida por la Organización Medico Colegial (OMC), el Ministerio de Sanidad y los grupos parlamentarios, como interlocutora oficial de la homeopatía en España, y a su vez, como entidad que agrupa a la gran mayoría de los médicos colegiados, asociaciones, academias, farmacéuticos homeópatas, veterinarios homeópatas, y a grupos universitarios y de investigación, queremos manifestar nuestra total disconformidad con el dictamen sobre la Homeopatía emitido por el Ministerio de Sanidad-Instituto Carlos III del día 19 de diciembre de 2011, por los siguientes motivos:
1               En primer lugar, y como punto fundamental, hay que destacar que el estudio en cuestión y el posterior dictamen han sido elaborados por una comisión de la que no han formado parte ni los Colegios de Médicos, ni de Farmacéuticos, ni los verdaderos expertos en el tema, que son los profesionales nombrados en el párrafo anterior.
Aunque así se enuncie, este punto no es "fundamental" en modo alguno. Los colegios de médicos y de farmacéuticos y sus integrantes no son "los verdaderos expertos" en el funcionamiento y eficacia de los medicamentos, labor que es más bien responsabilidad de quienes trabajan en las áreas de bioquímica, biología molecular, farmacodinámica y biomedicina y dan a los médicos las herramientas que aplican aplicar profesionalmente. Pero los médicos no suelen ser investigadores ni expertos en cada uno de los muchos campos científicos de los que reciben la información que emplean. Reducir la medicina actual, altamente interdisciplinaria, a un asunto de autoridad (como la de los médicos precientíficos) es faltar a la verdad. Si el método es correcto no importa quién hace el procedimiento, deberá obtener los mismos resultados.
2               La comisión de estudio del Instituto de Salud Carlos III tampoco contó con la asesoría directa de especialistas en investigación en homeopatía, sociedades científicas y departametnos universitarios. Aunque el documento inicial se remitió a algunos colegios profesionales y a algunas comunidades autónomas, no fue enviado ni se recibió en las principales Asociaciones homeopáticas Nacionales: ni en la Federación Española de Médicos Homeópatas, ni en la Sociedad Española de Medicina Homeopática, ni en la Academia Medico Homeopatica de Barcelona, todas ellas agrupadas en la Asamblea Nacional de Homeopatía, las cuales disponen de equipos de investigación en homeopatía, con los conocimientos de los estudios del más alto estándar científico, y a su vez dirigen los programas de investigación científica y formación universitaria de postgrado en Másters Universitarios de Homeopatía en varias universidades españolas.
Misma falacia que en el punto 1. Si funciona, funciona aunque no haya homeópatas asesorando nada. Además, afirman que hay especialistas en investigación en homeopatía, sin nombrarlos y sin señalar los estudios que han publicado ni dónde. Como en la carta anterior se habla de "estudios del más alto estándar científico" sin señalar cuáles son y remitiéndolo todo a la falacia de autoridad una vez más.
3               En la elaboración del citado informe solo se han tenido en cuenta una serie muy reducida de estudios, nueve en total, que han sido seleccionados mediante unos criterios subjetivos mal definidos (sesgo de selección), omitiendo los resultados de estudios clave y los estudios posteriores a Marzo de 2007, algunos de los cuales son del más alto valor metodológico y positivos para la Homeopatía. En muchos de los estudios y meta-análisis no contemplados por el Instituto Carlos III (más de 200 artículos publicados en revistas de referencia) se demuestra repetidamente que la Homeopatía funciona como método terapéutico y con un efecto superior al placebo.
 Véase el tercer comentario (marcado con tres asteriscos ***) a la carta anterior, dado que el párrafo es idéntico.
4              No se tuvieron en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni las aportaciones que en el campo de la salud pública han llevado a cabo diversos Ministerios de Sanidad a nivel internacional (en Reino Unido, Alemania, Francia, Suiza, Brasil, India, Cuba, Austria, Sudáfrica, Ecuador, Costa Rica, Italia y México, entre otros) que avalan la seguridad, eficacia y relación costo-beneficio favorable para la homeopatía. Su efectividad y ausencia de efectos secundarios han sido confirmadas repetidamente en grupos de enfermos, experimentadores sanos, animales de compañía y de granja y en cultivos celulares animales y vegetales.
Sería útil que señalaran cuáles son las recomendaciones de la OMS a las que hacen referencia. Fuera de reconocer la existencia de prácticas pseudomédicas diversas (no su eficacia), la OMS con frecuencia hace advertencias contra el uso de terapias no demostradas como la homeopatía en el tratamiento de enfermedades mortales. Pero, nuevamente, el que muchos países políticamente acepten la homeopatía u otras prácticas, por motivos económicos, tradicionales, de complacencia ante las creencias de los electores o por otro motivo no es una validación de la eficacia. La única validación serían pruebas claras que demostraran que funciona.
5. Tampoco se han considerado en el citado estudio, el espíritu de leyes y dictámenes oficiales de mayor rango que ya existen en España y que conceden reconocimiento a la homeopatía:

a. Real Decreto de Centros y Servicios Sanitarios 1277/2003.

b. Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS).
c. Ley del Medicamento del 2006.

d. Decreto de fabricación de medicamentos homeopáticos en 2007.
e. Así como las sentencias favorables por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (2007 y 2009) y Tribunal Supremo (2011).
f. Tampoco se ha tenido en cuenta la aprobación por la Organización Médica Colegial de España (OMC) de la Homeopatía como Acto Médico y de la propia Comisión de Deontología y Visado de la OMC que reconoció en 2007 que existen estudios científicos que avalan a la homeopatía.
g. En el mismo sentido tampoco se ha recogido en el informe la aprobación por unanimidad de los grupos parlamentarios de una proposición no de ley (PNL) donde se solicitaba (2009) al Gobierno el desarrollo de la Homeopatía como Acto Médico y donde el medicamento homeopático se consideraba oficialmente como un medicamento y no como un placebo.
El argumento adolece de los mismos problemas del párrafo anterior. Que los políticos decreten, legislen y acuerden en grupos parlamentarios es un asunto político que no demuestra nada. Podrían decretar que la genética es falsa (lo hizo Stalin) o que las pirámides curan enfermedades (lo ha hecho el gobierno cubano), y ello sigue sin demostrar nada.
6. La conclusión a la que llega el estudio de que "la eficacia de estas técnicas, medida en ensayos clínicos, no ha sido demostrada en casi ningún caso", es falsa y no se ajusta a la realidad, ya que múltiples estudios clínicos y meta-análisis han demostrado repetidamente que la Homeopatía funciona como método terapéutico y con un efecto superior y distinguible del placebo. Esta demostración se basa en numerosos trabajos que no han sido contemplados por el Instituto Carlos III.
Véase el tercer comentario (marcado con tres asteriscos ***) de la carta anterior. Si hay demostraciones en "múltiples estudios" y "numerosos trabajos", lo que se debería valorar son esos estudios, y nada más. Pero los firmantes de la carta no referencian tales estudios y trabajos cuando sería lo razonable en una comunicación que pretende desautorizar un estudio.
Conclusión: Por todo lo expuesto, pediremos al nuevo Gobierno y a la nueva Ministra de Sanidad que se realice de forma rigurosa un nuevo informe en el que trabajen conjuntamente una comisión ministerial y una comisión de expertos en la materia, entre los que figuren representantes de las diferentes Sociedades Médicas de Homeopatía y de otras Terapias Médicas No Convencionales así como representantes de la Asociación de Farmacéuticos homeópatas, de Veterinarios homeópatas y de los Colegios profesionales de médicos y farmacéuticos.
Se debería hacer un nuevo informe, ciertamente, pero sólo si los interesados aportaran los estudios que lo justificaran. Si no, es tirar el dinero, perder el tiempo y alentar la superstición. El problema una y otra vez ha sido que los proponentes de la homeopatía no han podido realizar un solo estudio serio y adecuado en su metodología experimental y de análisis estadístico en el que un preparado homeopático funcione. Simplemente que funcione. No basta afirmar que hay tales estudios y trabajos, hay que mostrarlos. Y basta dar la referencia, no es necesario hacer reuniones políticas, emitir documentos de propaganda ni hacer acusaciones varias. Los científicos se conforman con el título, volumen, fecha y página de la revista donde se publicó el estudio, la crítica, la replicación, etc.

De otro modo, un nuevo informe sólo servirá a intereses corporativos, económicos y políticos, y no a los genuinos intereses de los pacientes y a su derecho a recibir tratamientos de efectividad comprobada certeramente por los mejores datos científicos de los que disponemos en el momento, y sujetos a los más estrictos reglamentos, controles y supervisión, algo que, por cierto, no tiene ninguno de los preparados homeopáticos.

diciembre 20, 2011

Pues otra vez: las "terapias alternativas" no curan

La ocurrencia política de buscar la forma de oficializar las supuestas "medicinas alternativas" (es decir, prácticas que afirman curar sin probarlo y desafiando todo el conocimiento certero que la humanidad ha reunido) para quedar bien con algunos votantes ha dado como resultado varias barbaridades que ya hemos relatado en este blog.

Ahora, el diario El País informa que se tiró el dinero en un estudio de la friolera de 139 terapias alternativas (y hay miles más) y al final se determinó lo mismo que en todos los estudios realizados una y otra vez a instancias de los creyentes, los negociantes y los alternativistas en general: no funcionan.

octubre 22, 2011

La farsa de la "medicina complementaria"

Una pareja italiana dedicada al curanderismo por vía de la homeopatía y lo que el padre llamaba pomposamente "medicina homeosinergética" ha dejado morir a su hijo de cuatro años sin llevarlo a médicos reales por su creencia firme en que la medicina basada en evidencias, la medicina real, es no sólo inútil, sino peligrosa, y trataron los males de su hijo con homeopatía e infusiones de hinojo. La pareja ha sido llevada a los tribunales como lo relatan El Mundo y (en italiano) La Reppublica. El caso es una réplica del de la niña Gloria Thomas Sam, muerta por una septicemia a causa de un eczema mal atendido por sus padres, él también homeópata, que se negaron a atenderla con la medicina que les enseñaron a odiar. Ambos niños llegaron a la atención de médicos legítimos cuando ya era demasiado tarde. No es la primera vez que ocurren tragedias así. No será la última mientras las autoridades, gobiernos, jueces y legisladores sigan cayendo en las trampas retóricas de quienes, como sinceros creyentes fanatizados e irracionales o como desvergonzados comerciantes sin escrúpulos, siguen intentando legitimarse sin someterse al escrutinio que las sociedades debemos imponer a cualquiera que trate con nuestra salud.

julio 13, 2011

El Ministerio de Sanidad oficializará la superstición


Actualización, 15 de julio: Ante el despropósito narrado en esta entrada, los imbéciles profesionales que ejercitan el machismo contra las mujeres que ocupan puestos de responsabilidad, máxime si son de izquierda, han emprendido la previsible campaña en contra de Leire Pajín en lo personal, incluso acusándola de haber introducido esta legislación por sus creencias o su falta de rigor y criterio científico. Si bien es la Ministra Pajín quien puede -y debe- detener este absurdo independientemente de sus creencias personales, a las que tiene todo el derecho del mundo, es necesario dejar constancia que este esperpento monumental nació el 11 de diciembre de 2007, cuando el grupo de Izquierda Unida-Inciativa per Catalunya Les Verts ("the usual suspects", que diría el Capitán Renault en Casablanca), presentó al Congreso de los Diputados una proposición no de ley para crear "un grupo de trabajo entre el Ministerio de Sanidad y Consumo y las Comunidades Autónomas para propiciar una reflexión conjunta que concluya con un informe, a efectos de una futura regulación de las terapias naturales en nuestro país". Tal proposición para gastar dinero en brujería fue aprobada por los proponentes y los representantes del PSOE, el PP y CiU, demostrando que la superstición es independiente de la ideología (lo que de por sí da miedo). Dicho grupo "de trabajo" (nombre generoso cuanto impreciso) empezó a funcionar (es un decir) en febrero de 2008, mucho antes de que Leire Pajín asumiera el cargo de Ministra de Sanidad.
La Ministra de Sanidad española, Leire Pajín, que llegó a ocupar ese alto puesto portando en la muñeca ni más ni menos que una timopulsera "Power Balance", anunció hoy 13 de julio que en septiembre se dará una lista "definitiva" de las "terapias naturales" que serán reconocidas y reguladas por el Sistema Nacional de Salud, según informa El País.

Anunció que entre ellas estará la quiropráctica, con la absurda coartada de que está "reconocida en la legislación de todos los países europeos excepto en Grecia, Luxemburgo y España".

Esto quiere decir que en todos los países europeos menos esos tres, unos señores fingen curar todas las enfermedades (todas) manipulando brutalmente la columna vertebral de sus víctimas para liberarlos de misteriosas "subluxaciones" que según su peculiar e irracional creencia son la fuente de todas las enfermedades (todas) sin temor a ser detenidos por intrusismo profesional, estafa, fraude, delitos contra la salud, engaño y pretensa magia, entre otras cosas. Cierto que más de un masajista en crisis se autonombra "quiropráctico", pero la disciplina real a la que nos referimos es una barbaridad mágica monumental como puede usted ver aquí, que afirma que toda la medicina científica, sí toda, está equivocada.

Que es lo mismo que afirman, para el caso, todas las "terapias naturales" que no son ni terapias ni naturales, porque ninguna de ellas puede dar pruebas científicas sólidas, reproducibles y adecuadas ni de sus teorías de la enfermedad, ni de su marco conceptual general ni mucho menos de la eficacia de sus intervenciones.

Es decir, que si el Ministerio de Sanidad indica a alguna persona que es correcto, adecuado para su salud, beneficioso y recomendable que vaya con un quiropráctico, homeópata, acupunturista, iridólogo, magnetoterapeuta u otro pseudomédico similar, estará engañando a esa persona, desvergonzadamente y sin duda alguna. Todas esas son prácticas que al ser sometidas a estudios rigurosos como los que le exigimos a todos los procedimientos médicos y a todos los medicamentos que se autorizan, resulta que no tienen una efectividad mayor que la de un placebo.

Además, casos concretos como la quiropráctica se han demostrado como un grave peligro para la salud por sus irracionales manipulaciones de cuello que dejan con frecuencia a los pacientes tetrapléjicos o les causan la muerte.
Actualización: El documento de trabajo perpetrado por el grupo que analizó el tema es verdaderamente aterrador. Llamo la atención sobre la página 14, donde se llega a hacer una afirmación tan inconmensurablemente absurda que parece salida de las páginas de las revistas de platívolos y fantasmas: "En términos generales, pocas terapias naturales han demostrado su eficacia en situaciones clínicas concretas mediante la aplicación de métodos científicos. Sin embargo, esta ausencia de demostración de su eficacia no debe ser considerada como sinónimo de ineficacia". Dicha tal barbaridad, no les preocupa afirmar, líneas abajo, que "los niveles actuales de evidencia pueden ser valorados como suficientes para justificar su utilización en determinadas situaciones clínicas". Traducido: no hay evidencia, y esa ausencia absoluta de evidencia es suficiente para jugarnos la vida de los pacientes. Esa tontería se repite ad lettera en la página 63 a modo de "conclusión", y que se lo crea el más tonto.
Incluso, en el colmo de la exhibición de ignorancia, comentan un supuesto estudio sobre el "oscillococcinum" que dice usar la homeopatía y que, simplemente, no existe
Léalo usted, y horrorícese del lamentablemente bajo nivel de quienes han decidido entregarle la salud de los españoles a brujos diversos, por parte de un "grupo de trabajo" que parece no haber hecho sino un trabajo de Googleo sin ningún criterio, al grado de colocar estudios serios de revistas médicas prestigiosas junto a artículos de revistas chapuceras de homeopatía y otras pseudodisciplinas que sólo existen para autopromoverse y no tienen ningún reconocimiento científico, médico ni académico.
La preocupación por esta nueva acción de gobierno a la altura del "Centro de interpretación de las caras de Bélmez@" se ve acompañada de muchas preguntas que esperamos que la Ministra de Sanidad responda claramente antes de hacer como Stalin con Trofim Lysenko, y decretar como ciencia lo que no sólo no es ciencia, sino que es anticiencia, como medicina lo que es antimedicina y engaño supersticioso.

  1. ¿Quiénes son, señora ministra, los expertos de Sanidad y Educación y de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y de las comunidades autónomas que están "analizando" cada una de estas prácticas para "garantizar su seguridad y eficiencia". Nombres, puestos, cargos, estudios, conflictos de intereses... merecemos saberlo todo.
  2. ¿Entendemos que si su Ministerio "garantiza su seguridad y eficiencia" las víctimas de los curanderos podrán demandar a su ministerio y a los propios interesados cuando se ponga en riesgo su seguridad (como por ejemplo, dándoles inservibles pildoritas de azúcar sin principio activo alguno en vez de darles un medicamento probado y autorizado) o cuando los tratamientos no tengan eficacia alguna (como los de los quiroprácticos que afirman curar la poliomielitis y dicen a sus pacientes víctimas que el virus de la polio no existe porque las enfermedades las causa la "inteligencia innata" que ellos controlan mágicamente)?
  3. ¿Significa esto que el ya exigido presupuesto sanitario de España se someterá a una sangría adicional pagando los falsos servicios y los falsos tratamientos de estos personajes en lugar de contratar más médicos y más personal sanitario cuyos conocimientos sí están validados por la evidencia científica?
  4. Y hay más. 
Señora Pajín, la salud de una colectividad debería ser espacio de la razón crítica y cuestionadora, la ciencia, el conocimiento y las pruebas sólidas, no de la charlatanería, el seguidismo bobo a las supersticiones de otros ni a las concesiones políticas que pueda hacer un organismo internacional como la OMS, que "acepta" muchas tonterías supuestamente tradicionales para no herir los delicados sentimientos de uno u otro político de tan altos vuelos científicos como Berlusconi o Evo Morales. Esto se trata de pruebas y estudios bien hechos, con todos los controles y exigencias normales, razonables y cautos para no jugar tontamente con la salud de todos.