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Empezaremos la crónica del dislate de esta semana con una bonita adivinanza:
Adivina, adivinador: ¿quién es el distinguido y millonario insolente del "castillo" de las "mentes" "prodigiosas" que se ha dedicado, además de esquilmar incautos con su "brujería", a la política, primero de la mano de un insigne militar acusado públicamente de torturador y de responsable de desapariciones de personas, y luego haciendo su propio partidito político?
Otro punto previo al arranque de esta edición de uno de los nominados para el premio al programa más anencefálico de la televisión mundial: visiten el blog Por la boca muere el pez, donde "El señor Pez" es Javier Armentia, astrofísico que ha vivido en carne propia las barbaridades del supuesto castillo de las supuestas mentes supuestamente prodigiosas, toreando a las diez reses mentales del tal castillo con la capa roja que lo obligan a llevar en el "tribunal".
Comenzamos bien, no por otra cosa sino porque Alicia Senovilla trae más escote que la vez pasada, porque la piara de farsantes es la misma que antes, excepto porque el "Divino Otelma" viene disfrazado con la capa y el tocado de Nefertiti según interpretación del modisto más exagerado y aficionado a la mezcalina del Carnaval de Rio de Janeiro (en la cabeza lleva un cubilete gigantesco recubierto en purpurina o diamantina dorada, con ocho kilos de bisutería y una capa dorada larga como su historial de embustes), Manuel Carabantes (a) El "profesor" Mercury viene vestido con un smoking rojo que dan ganas de pedirle un whisky en las rocas y la cosa repelente llamada Paco Porras se ha hecho un rizado permanente en las greñas.
El "aspirante" a entrar en este gallinero es otro mentalista que se hace llamar "Khofrank", es decir, otro mago de escenario e ilusionista, como Astyaro, que prostituye, como Astyaro, su noble arte escénico fingiendo tener verdaderos poderes. Hace un truquito de mentalismo bastante elemental, según recuerdo un efecto de Houdini (se los he visto más impresionantes al profesor Rochy, por decir algo). Una vergüenza, pues, para la honrada profesión de Houdini.
(Leevon llama "caradura" a "Khofrank". Haga de cuenta Maradonna reclamando una mano en el área.)
Ante la falta de hechos, acontecimientos o algo que pudiera aspirar a capturar el interés del televidente, repiten la caída del techo por tercera semana consecutiva.
Es la televisión en la que no pasa nada, una televisión sin fondo, pero con una forma que ni siquiera tiene los atractivos de la televisión basura (sexo, gente conocida que aporta la posibilidad de un disfrute vicario de la trascendencia mediática, la desgracia de los poderosos que facilita al jodido aceptar su triste sino). Brujas desmelenándose a gritos e insultándose. Tres esperpentos aullando de pie, arrancándole a la conductora el timón de la emisión. Feria de vanidades y exhibidor de las miserias humanas que acumulan con codicia estos personajes. El programa naufraga, que es como decir que hoy naufragó el Titanic, porque esto se hundió al zarpar.
El "Divino Otelma" conduce a un grupo de subnormales en fila dando saltitos. Se repiten los rituales de semanas anteriores, incluido uno "celta" en el que Paco Porras se desnuda, hace un agujerito pequeño, pequeño, pequeño en la tierra, mete el pito allí y se masturba en público con lodo. Luego acusan a Josefina de invocar espíritus malignos y de ser "gafe".
Más que hablar de poderes que evidentemente no tienen estos sacadineros, el programa habla a voces de las deficiencias de las sociedades occidentales modernas, del fracaso de la educación (fracaso que no pocos consideran diseñado a propósito en los estamentos de poder), de la pobreza de los medios, de la desesperación de miles de personas que, habiéndoseles despojado de trascendencia mediante la masificación mercadotécnica, se arrojan a los pies de cualquier hebefrénico que les diga que "son especiales" que "son únicos", que "tienen un gran potencial". Entre la consulta a videntes y la adscripción a sectas peligrosas media sólo una cuestión de grado.
Y que no se crea que la información o los títulos universitarios o la posición económica o política hacen a la gente inmune a estos delirios. Nada más falso. Los charlatanes depredan a personas con un gran vacío espiritual y sin herramientas para pensar críticamente, nada más. Y tales personas se pueden encontrar entre los analfabetas o entre los ingenieros químicos que trabajaban en la secta Aum Shinrikyo a las órdenes de Shoko Asahara o los sujetos exitosos que han regalado la vida a distintas sectas demenciales.
Lo único alentador son los mensajes que se ocupan (pagando, claro) de hacer mofa del programa y sus psicopatitas. Pero de cuando en cuando alguno muestra una veneración peligrosa.
Leevon le hace una lectura en frío como las que explicamos aquí a Karina, la decadente cantante recién ingresada a la política. Hacerle una lectura en frío a un personaje público es más fácil que meterle un penalty a Mr. Magoo, basta leerse un par de revistas "del corazón" para saber todo lo que uno quiere saber sobre estos personajes del famoseo (y varias cosas que no querría saber). Claro, la Leevon jura que ella "no conocía" a Karina. Y uno le cree encantado de la vida y empieza a sentir el aura astral del colágeno.
La bruja Lola, que más sabe de Karina por ser también personaje "del corazón" pero en versión "cutrelux" hace una lectura en frío con el tarot pero más brutal y despiadada, haciendo llorar a la cantante hablándole de cosas que todo el mundo sabe respecto de su vida familiar y dando un espectáculo por demás repugnante. Allí se ve lo que pasa cuando la credulidad se encuentra con la desvergüenza, el enorme poder que la esperpéntica Lola adquiere en breves minutos sobre su presa.
Gabriel Carrión y Javier Armentia impugnan la "videncia", cosa que, nuevamente, enciende la furia del brujerío. Por supuesto, parte del secreto de los impostores esos es gritar durísimo cuando empiezan a hablar los críticos, para que no se les escuche. Y la conductora, en tales casos, deja que los carnavalescos videntes se despachen a gusto.
El Divino Otelma, Santi Molezún, Paco Porras, Josefina Valero y la Santera Miguelina ofrecen breves muestras de sus lecturas en frío, aplicables a la totalidad del público televidente. Astyaro hace un truco de mentalismo con una llave de hierro que usa para varios actos. Karina reconoce que ha ido con videntes y brujos a lo largo de su vida, revelando así que está perfectamente adobada para tragar el cebo de este grupo en particular.
Cada brujo se aferra a sus "aciertos" en las "adivinaciones" de Karina. Nadie menciona sus errores, e incluso Karina seguramente ha olvidado los momentos en que cada uno de los espantajos se fue en banda. Regla número dos de la lectura en frío.
Gabriel Carrión sigue siendo el sector más duro de la crítica y provoca la furia de Molezún y de Porras. La crítica les viene a éstos peor que los andrajos con los que se disfrazan. Ambos gritan y gritan para acallar las palabras del crítico. Espiritualísimos, sin duda. Mentes prodigiosas de verdulería.
Mención aparte merece, de momento, la más esperpéntica bruja del lote, pero que está ubicada en el "tribunal": Aramís Fuster. (Pero antes, una pregunta: ¿por qué no tienen a un mago de escenario en el tribunal?). Desde las alturas se autopromueve y muestra que es una verdadera dominadora no de las fuerzas del mal, sino del más rastrero oportunismo, cuando menciona la muerte de Juanito Valderrama que no viene al caso para nada en este programa, pero con la que se da lustre como corresponde a un buitre del dolor humano.
Astyaro defiende a Carlos Luconi como "amigo" (¡qué amiguitos tienes, pinche güey!) y pide que se muestren las maravillas realizadas por Luconi, que sigue en el Londres debido a una enfermedad que no pudo prever. Vaya mierda de vidente. Los médicos le impiden volar de regreso y no lo previó. Vaya mierda de vidente...
... Pero, ¿cómo? ¿No lo atienden naturópatas, acupunturistas, aromaterapeutas, profesmercuris, homeopatosos, pacosporras, otelmas, santerillos o algún otro tipo de rascamonederos? ¿Lo atienden médicos de verdad?
(Es que, como dicen en mi pueblo, no hay borracho que coma lumbre. Los "sanadores" no se atienden solos, van al médico. Si tan sólo sus víctimas siguieran su sano ejemplo...)
Luconi no sabe si la gente votó porque salga o se quede. Vaya mierda de vidente. Los votos dicen que se quede. El mentalista "Khofrank" se va a tomar por saco, como dicen en el bar de enfrente (o a tomar por el culo, como dicen en el bar de la otra esquina, donde son más bastos y directos). El "Divino Otelma" afirma que él lo predijo (¿por qué no lo dijo antes de anunciarse el resultado?)
Gabriel Carrión pierde los estribos con la Lola durante las "nominaciones". Error. Un escéptico encabronado cae mal al público por principio, ya que de entrada tiene el papel del malo, de aguafiestas, según la visión de estos trapaceros. Se toma en serio dentro de una farsa gigantesca y parece amargado. Grita cuando debería reírse de la pobre, lamentable anciana que vocifera fuera de sí.
(Ése es, probablemente, el más grave error de Gabriel, cuyas intervenciones en televisión siempre son valiosas porque tiene los datos necesarios para demostrar el nivel de las supercherías que enfrenta, pero no se puede reír de estos espantapájaros, algo que debería hacer simplemente para reducirlos a lo que son, meros payasos cuyos embustes pueden ser más peligrosos si no se les desactiva. Gabriel sonríe poco, su justa indignación les da a estos pobres proyectos de pícaros una dimensión de seriedad que no debe conferírseles en modo alguno.)
Lección para desenmascaradores de charlatanes: la risa es un arma más poderosa que la indignación.
¿Que ver a Paco Porras engañando a alguien en cámara oculta, haciendo una interpretación psicopática de un TAC, dándole unos remedios falsos a su víctima, recomendándole que ya no vaya al médico y deje el tratamiento es indignante? Pues sí. Es más, es asunto de que llegara un fiscal y lo procesara por fraude e intrusismo profesional y uno se pregunta por qué no actuó la ley. Pero menos gente lo irá a ver si se le pone en ridículo.
Se llega al aburrido momento de las ánforas. Predigo que los adivinadores "atinarán" mágicamente de nuevo. Atino asombrosamente. Soy la repera como vidente.
Paco Porras da una "receta" contra la inflamación gastrointestinal, una receta para echarse pedos: anís con regaliz tres veces al día. Un pedorro así seguramente sabe lo que dice.
Al final el "Divino Otelma", que asegura que es Dios (éstos viven según la teoría de la Gran Mentira de Joseph Goebbels, y esa mentira es de campeonato: si ese mamarracho es Dios, estamos jodidos, jodidos, jodidos... pero quizá se explicarían muchas cosas raras de este mundo), "predice" que de los dos "nominados" (el calvito del rimmel, Santi Molezún, y el camarero guitarrero Manuel Carabantes) será Molezún el que se quede en el "castillo" por entre el 60 y el 70% de los votos.
Cerramos con otra bonita adivinanza:
Adivina, adivinador: ¿Quién es el caradura que por suministrar mentiras en consultas por correo se pedía, ya en 1996, el equivalente a más de cuatro mil cien euros, pagaderos en 10 cómodas mensualidades con un pequeño recargo del 22%?