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Jaime Maussán, Javier Sierra, Josep Guijarro, Fernando Jiménez del Oso, Iker Jiménez, J.J. Benítez... estos nombres y otros muchos tienen algo en común.
No, no sólo que denotan a rascabuches que ejercen, promueven y difunden el pensamiento desordenado y las pamplinas más absurdas para su mayor gloria.
Es algo mucho más esotericón y misterioso.
Todos tienen la letra "j".
Jo-er, ¿no?
Bueno, para la gente normal y sin problemas mentales demasiado severos, tal cosa sería una simpática coincidencia, nada que viole la ley de probabilidades. Y eso sin contar con que cualquiera que use la cabeza para algo más que ponerse el sombrero se apresurará a señalar los nombres de numerosos personajes de la parasitontería que no llevan la fatídica "j".
Pero hagamos un juego imaginando cómo podrían manejar este hecho (del que no se han dado cuenta, con su característica habilidad) los paranormalólogos de acuerdo a su retorcida, miope y boba forma de ver el mundo.
Abracemos por un rato el pensamiento desordenado de los charlatanazos, aunque admito que me es imposible imitar su espantosa ortografía y su tullida gramática.
La letra "j" y los hombres superiores
La presencia de la letra "j" en el nombre de los más destacados expertos investigadores de los fenómenos parapsicológicos o transcientíficos no puede, en concepto alguno, hacerse de lado como una simple coincidencia, como quisieran los científicos atados a los estrechos confines de la razón. Ante un hecho tan impresionante, es importante hacer las preguntas correctas: ¿Qué significado tiene la persistencia de esta letra? ¿Quién es responsable de este asombroso hecho? ¿Qué misterios expresa y qué mensaje está tratando de enviarnos?
La numerología
En principio, la "j" es la décima letra del alfabeto si no contamos la "ch", pero si contamos la "ch" se trata de la undécima letra del alfabeto. Restando 10 de 11, el valor numerológico que podemos obtener es "1", lo cual no deja de ser asombroso, pues este 1 nos habla con toda claridad de la unicidad del todo, del Tao y de la continuidad entre la ciencia de los atlantes y los descubrimientos de pirámides en Marte. Todo es Uno y Uno es Todo, nos dice.
Pero ahí no queda la cosa: en el sistema de Pitágoras a la letra I le corresponde el número 9 y a la letra J el número 1, como nos informan los numerólogos cabalistas más destacados de Internet.
Así, no cabe duda de que llevar la letra "j" en el nombre representa que su portador es único, extraordinario, conductor de hombres y personaje destinado a la fama.
¡Que es exactamente lo que pasa con los preclaros sujetos de nuestro análisis!
Investigadores de seriedad incuestionable como los que ofrecen su sabiduría en http://www.astrology-numerology.com/num-lifepath.htm o en http://members.aol.com/AspireA1/index5.html nos dicen que el 1 es el número de los líderes naturales, de los individualistas ambiciosos, destinados a grandes cosas y que generalmente alcanzan la fama por sus logros, algo que se comprueba con toda facilidad viendo la importancia mediática de los investigadores expertuales que nos ocupan en este somero análisis, incluido el padre adorado de la parapsicología de laboratorio, J. B. Rhine, el padre de la psicofonía transcomunicacional, Friedrich Jürgenson, y el padre de las hermanas Fox, las primeras médiums espiritistas, John Fox.
Vista la validez de la numerología en el análisis arquetípico de los elementos comunes a la personalidad, al aura y a las influencias planetarias sobre nuestros estudiados, vale la pena ahondar en las innúmeras variaciones de la jota.
Las pasmantes variaciones de la "j"
La letra "j" no existe en muchos idiomas, pero sí existe, misteriosamente el sonido o la pronunciación de la "j". Así, por ejemplo, vemos que extrañamente la "j" parece estar ausente del nombre del fundador de la astroarqueología, el venerable Erich Von Däniken.... ¡hasta que nos damos cuenta de que su nombre se pronuncia "Érij", con lo cual la "j" se hace presente nuevamente con su mensaje transdimensional! Y para refutar definitivamente a los fanáticos cientificistas que fungen de inquisidores contra el conocimiento verdadero que aquí ofrecemos, habría que recordar también que la omnipresente "j" no sólo está en los nombres de los más preclaros investigadores, sino que es una constante en los nombres de los grandes iluminados, como Giorgio Bongiovanni (cuyo nombre, para nuestra sorpresa, significa "Jorge" en español, y su apellido "Buen Juan" ¡dos jotas juntas!), Helen P. Blavatsky (cuyo nombre en inglés se pronuncia "Jelén"), el Sai Baba (ya vimos la identidad entre la "i" y la "j") y los primeros abducidos de la historia, Betty y Barney Hill... ¡¡¡apellido que, asombrosamente, también se pronuncia "Jil"!!!
El Tarot y la "j"
El divino Tarot, que es depósito de toda sabiduría como todo el mundo sabe, tiene también algo qué decirnos respecto a este misterio maravilloso. Al no poderlo mejorar, copiamos lo que nos dice el magnífico sitio "Lugar de conocimiento" sobre un aspecto asombroso de la carta tarótica de La Suma Sacerdotisa:
Representa el subcosciente. La intuición y los sueños. Esta carta nos habla de nuestra intuición y almacenamiento de todas nuestras vivencias, la memoria.
En esta Carta se representan los siete principios heméticos. La Ley de Polaridad, representada por las dos columnas, en la columna blanca se observa la letra J (Jakin) relacionada con la idea positiva y activa, y en lcolumnaq vemos la letra B (Boaz) que es lo negativo y pasivo. Estas dos columnas representan todo lo masculino y femenino.
¡La "jota", nuevamente, es lo positivo y activo, estrechamente relacionada con los personajes que analizamos!
¿Hace falta decir más?
La poderosa runa "Ger"
Pues por si los escépticos remisos y burritercos no tuvieran ya razones bastantes para postrarse a los pies de nuestros héroes, vale la pena recordar que el equivalente rúnico de la letra "j" es la importantísima runa "GER", de la cual este otro sitio maravilloso del muy serio Centro Natural de Técnicas Alternativas nos informa los siguientes datos trascendentales:
Relacionada con la cosecha, anuncia que es hora de recoger los frutos del trabajo bien hecho, de una relación, una meditación...
Significa "año próspero". Se dice jëran en germánico, gaar en gótico, oe en antiguo danés y aar en antiguo noruego. Corresponde a la letra J de nuestro alfabeto.
Interpretación: También se ve siempre en la misma dirección, es la runa de la prosperidad, de la riqueza y la fortuna, del éxito futuro, que llegará pero con esfuerzo. Representa a la cosecha, que llega después de un largo año de trabajo. Indica una situación que prospera y que mantendrá las promesas, pero teniendo la paciencia suficiente.
Palabras clave: Progreso, evolución, crecimiento, triunfo, prosperidad futura, trabajo, paciencia
¡Es como si fuera una radiografía de los tremendos investigadores que nos ocupan!
Ahora sí, ¿hace falta decir más?
Nuestra seria, objetiva y cuidadosa investigación sobre el verdadero significado de la letra "j" en la vida y obra de estos iluminados, sin embargo, no estaría completa si no desentrañamos el mensaje que las fuerzas universales nos están transmitiendo al darle a estos personajes, a éstos y no a otros miserables críticos pobretones y resentidos, la presencia hipomagnética de la letra "j".
El antiguo Egipto y la "j"
En el antiguo Egipto (que se puede escribir, claro, Ejipto, con la debida "j"), para aumentar nuestro sobrecogimiento, hay numerosas deidades cuyo nombre comienza con la letra "j", entre ellas Jefethernebes, Jentyamentiu, Jentijati, Jentisehneter, Jepri y Jnum.
Pero eso no es todo.
La pronunciación correcta del nombre del gran rey-sacerdote hereje, Akhenatón es "Ajnatón", mientras que el nombre de su hijo, el poseedor del mayor tesoro jamás descubierto en una tumba egipcia, Tutankamón es, increíblemente, Tutanjamón, ¡incluyendo también la letra "j", lo que bien podría indicar que era un iniciado!
La letra "j", la "jota" que adorna a los brillantes investigadores a los que hacemos referencia, todos ellos sacrificados estudiosos que han decidido entregar su vida al conocimiento real y sólido, es por tanto un aviso de que a ellos debemos seguirlos sin cuestionarlos, adorarlos sin criticarlos y apoyarlos sin esperar recompensa como las que ellos justamente disfrutan por su entrega y dedicación, y como hemos visto, esta conclusión la avalan las más diversas disciplinas paracientíficas.
Así que a ver si se dejan de estar jodiendo.