Criptonadalogía
Los "criptozoólogos", esos tipos que estudian (es un decir, cuando mucho recopilan) afirmaciones sobre la existencia de todo tipo de seres vivos misteriosísimos (el yeti, el pie grande, el hombre polilla, el monstruo del lago Ness, los unicornios y los dragones que escupen fuego) se quedan fuera de la jugada una vez más, pobrecillos.
Conservando un récord perfecto de CERO logros que los equipara a todos los demás misteriólogos del planeta, no hubo NI UN criptozoólogo en el grupo que descubrió numerosas nuevas especies en las montañas de Foja, Nueva Guinea.
Faltándole al respeto a criptozoólogos tan destacados como los insignes miembros de la "Sociedad Española de Criptozoología", que se dedican tenazmente a recorrer el mundo recopilando testimonios sobre seres fantásticos y consiguiendo con éxito no obtener NI UNA prueba de la existencia de ninguna de sus quimeras, un grupo de malévolos científicos oficialistas, cerrados, dogmáticos y miembros de la conspiración mundial contra los ocultistas hicieron un "viaje de campo de evaluación rápida" de un mes, obtuvieron datos, los analizaron y finalmente informaron al mundo del descubrimiento de numerosas nuevas especies en las montañas de Foja.
Nótese la diferencia entre este procedimiento y el de los misteriólogos en general: el viaje se preparó y buscó durante años, desde que hace 25 Bruce Beehler empezara a intentarlo, se consiguió financiarlo sin necesidad de escribir ningún libro sobre los misterios de las montañas de Fojas y lo guapos, audaces y buenos que son los investigadores, se hizo el viaje ("rápido" de un mes, es decir, que ahora hay bases para hacer un viaje a fondo que puede durar años, cuando obviamente ningún misteriodista como J.J. Benítez ha pasado más de una semana en Nazca ni mucho menos uno como Íker Jiménez se ha tirado un día completo en Navalperal de Pinares), y el anuncio se hizo por medio de organizaciones que avalan que esto no es un mito, ni fotos manipuladas, ni cuentos para vender publicidad... ¡y el mundo entero lo celebró!
(¡Qué envidia para los chirlos rojos y los birlos fantasmas gigantes, que nunca consiguen tal reconocimiento!)
(Por cierto, Íker Jiménez Elizari, seguimos esperando las fotos que están "a disposición de todos", a ver a qué horas. Si te sorprendemos muy ajustado de presupuesto, estoy dispuesto a mandarte el dinero necesario para que puedas cumplir con lo que dice tu paginilla.)
¡Vea las fotos del canguro arborícola, de la rana diminuta, del pájaro comedor de miel, disfrútelas! La ciencia nos obsequia esos verdaderos descubrimientos, sin necesidad de decir las necedades que están, sí, usted lo sabe, en el estante de misteriología de su librería preferida.
(No dude, claro, que los misteriólogos hablarán de las nuevas especies como si su descubrimiento sustentara o apoyara sus desvaríos extravagantes. Minutos de radio y televisión para la historia de la sinvergüencería nos esperan, disfrútelos también.)
Falsati en la NASA
Pero además, para remate, la charlatanería religiosa oficializada en gobierno se llevó otra patada a los bajos que, según los médicos que han visto la repetición del incidente, es de consideración.
Le cuento a usted: el presidente George W. Bush, conocido por su integrismo religioso y su peligrosa creencia de que está en su puesto no por los votos de sus compatriotas, sino por designio divino, tiene una grave preocupaciónpor controlar y censurar a los científicos que trabajan para el gobierno estadounidense en algunos temas que, por decirlo con delicadeza, le tocan un poco las gónadas.
Por ello, según aviso que nos da mi camarada y amigo Max de Mendizábal (o Morgan para los amigos) no tuvo empacho en nombrar a un joven llamado George C. Deutsch para que se ocupara de ejercer la censura en la NASA.
En lugar de la "conspiración en su contra" que claman los expendedores de enigmas de saldo, este chaval de 24 años, cuya experiencia se resume en haber trabajado para la campaña de reelección de George W. Bush, sí se dedicó a la censura de verdad y ordenó a la gente de relaciones públicas de la NASA que le cerrara a los reporteros el acceso al doctor James E. Hansen, climatólogo de la NASA que reconoce la existencia y riesgos del calentamiento global (tema que no le gusta nada al actual gobierno de EE.UU.). El doctor Hansen procedió a quejarse al New York Times, señalando que un personaje nombrado políticamente estaba tratando de controlar temas científicos.
La otra fantástica acción de Jorgito Deutsch (o George Carlton Deutsch III, hay que ser pijo y mamerto) fue ordenar a los redactores de la NASA que al hablar del Big Bang pusieran siempre antes las palabras "la teoría del", porque su jefe, claro, no cree que el universo comenzara hace unos 15 mil millones de años con un Big Bang del que hay numerosas pruebas, sino que fue creado por su dios particular hace unos cuantos miles de años, en seis días y sin tanta pirotecnia.
Este escándalo no afectó a Deutsch, seguía contentísimo haciéndola de censor.
Lo que lo desgració fue el descubrimiento de su falsati.
(Se llama en México "falzati" o "falsati" a quien presume de títulos de los que carece, por un político que se ostentaba como doctor, fue cabeza del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y fugaz secretario (ministro) de educación pública cuando ni siquiera había terminado su licenciatura universitaria. El personaje está de nuevo incrustado en el gobierno, ahora sí con un doctorado. Esperamos que este neologismo se extienda para ahorrarnos palabras cuando denunciamos a personajes como Pedro Amorós y sus títulos de fantasía.)
George Deutsch ostentaba un falsati como licenciado en periodismo por la Universidad A&M de Texas, graduado en 2003. Ante sus lamentables acciones censoras, un bloggero de ésos medio anarcos que tanta lata dan, Nick Anthis le preguntó a la universidad en cuestión, y la universidad dijo que que Deutsch sí había estado inscrito, pero que no se graduó.
Y Bush lo tuvo que echar para regocijo de los físicos y otros científicos de la NASA.
(Lo cual nos lleva a concluir que el actual gobierno estadounidense guerrerista, fanático religioso y agresor de las libertades civiles es más consecuente con la decencia que el SEIP, que nunca ha reconocido las falsedades que adornan el currículum de su mariscal de campo. Es para echarse a temblar.)
Y como es de esperarse que ahora la NASA pueda hablar del Big Bang y del calentamiento global sin interferencias de fanáticos creyentes, siguen soplando, lo confirmamos, malos tiempos para los profesionales del soplapiterío.