noviembre 03, 2009

La gripe A: charlatanes al ataque

Si el mundo no se va a acabar, si la gripe A es más benigna que la estacional aunque más contagiosa y con la característica de atacar con más intensidad a los niños. ¿Cuál es el motivo de la emergencia decretada en Estados Unidos y la preocupación en Europa? Si todos los años, en los picos de la gripe, los servicios de salud se llegan a ver desbordados por personas que quieren atención, se teme que, por la mayor facilidad de contagio de la gripe A aumente la demanda pico hasta realmente reventar al sistema y perjudicar la atención a personas con afecciones graves. Dicho eso...

Una de las características más destacadas de un buen conspiranoico es la tendencia a amontonar enormes cantidades de datos, muchas veces sin relación entre sí, para crear sus fantasías de miedo y autopromoción como héroes que nos van a salvar de... pues no se sabe bien de qué, aunque sí sabemos con bastante certeza que ningún conspiranoico de los que han pasado por este mundo nos ha salvado de nada, aunque muchos de ellos se las han arreglado para vivir muy holgadamente de la venta de sus paparruchas y de paso joderle la vida en mayor o menor medida a sus congéneres.

En el caso de la gripe A, son varios los que se han subido al carro de las conspiranoias. Destaca el videoasta argentino Julián Alterini, que a sus 22 años, desempleado y sin conocimiento alguno de virología, inmunología, epidemiología ni nada que no sea su especialidad (producción audiovisual) se marcó un vídeo de 10 minutos donde aprovecha todo lo que sabe de producción visual (y exhibe todo lo que ignora de todo lo demás) con objeto de darse un poco de publicidad a ver si alguien lo saca del paro. El documental con el título "Operación pandemia" (que no demuestra que haya una "operación pandemia", pero suena genial) salió al público en julio de 2009 (a los  cuatro meses de conocerse la existencia del virus), y comienza con una frase aterradora: "El mercado de la industria farmacéutica es su cuerpo, pero sólo mientras esté enfermo", que se atribuye ni más ni menos que al "científico estadounidense" Cristopher Gupt.


El problema es que Christoper Gupt no existe. Se lo inventó Alterini para su mensaje, para demostrar qué buen director de vídeo es. Mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes.
(Actualización un día después: el tema de "Christopher Gupt", que NO existe, es mucho más complejo y revela cómo el indocumentado Alterini no sólo se inventa nombres, sino que reparte títulos de scientífico como si fuera una universidad rioplatense, cosa que desgranamos en esta nueva entrada.)
Pero contraargumentar con precisión los 10 minutos de paranoia de Alterini requiere literalmente cientos de páginas, abundantísima información sobre muchos temas (empezando por el método científico, algo de inmunología, legislación farmacéutica internacional y qué es lo que realmente está mal en la industria farmacéutica, y siguiendo con un desmontaje de las muchas falsedades tipo "Christopher Gupt" que se presentan en un atractivo formato visual). Y ésa es la baza de Alterini y de los conspiranoicos en general. Aquí sólo haré un repaso somero para que el lector vea el asunto con una mirada crítica.

Una característica adicional de los conspiranoicos es la mezcla de al menos tres niveles sin diferenciarlos: la ciencia (o lo que entienden como ciencia), las decisiones políticas y el accionar de los medios de comunicación. El que los medios de comunicación hayan pasado meses poniendo en primera plana a cualquiera que estornude está muy lejos de ser la posición política y científica oficial. De otra parte, se utilizan las directrices preventivas de la Organización Mundial de Salud (OMS) como si fueran predicciones científicas, y no lo son.

La OMS, como cualquier organismo dedicado a la prevención, tiene la obligación de plantearse el peor de todos los escenarios posibles y luego recomendar acciones en términos de ese escenario atroz. Esto significa que, en la gran mayoría de los casos, sus previsiones serán en exceso pesimistas. Y esto es bueno.

Imagine que un experto en seguridad contra incendios se planteara el mejor de todos los casos posibles, que supusiera que todo va a salir bien, que la gente no cometerá errores y que la vida es bobaliconamente luminosa, de modo que recomiende materiales "un poquito inflamables", que establezca como requisito unos cuantos extintores de incendios menos y no tantas salidas de emergencia, en fin, que se la lleve tranquila y en buen plan. En el 99% de los casos, no pasará nada. Pero ocurrirá en algún caso que su visión de la vida tipo Paris Hilton le costará la vida a una o más personas.

Un experto que sepa su trabajo, como la OMS, recomendará materiales no inflamables, evitar las cerillas, mecheros y cigarrillos, extintores de incendios suficientes para el peor de los casos, salidas de emergencia en abundancia para cuando el local esté lleno, medidas preventivas a puntapala... es su trabajo. Los conspiranoicos tienen entonces puesta la mesa para criticar al experto si su casa no estalla en llamas y "lo que en realidad quieren" es servir a los intereses de las empresas fabricantes de extintores de incendios.

La OMS no predice, ve la realidad y se plantea lo peor. Y recomienda sobre esas bases. ¿No prefiere usted que exageremos del lado de la precaución que del lado de la temeridad?

Común es el argumento conspiranoico de que "como no pasó nada con la gripe aviar", no sólo hay una cospiración, sino que además alguien sabía que en realidad no iba a pasar nada, pero calló por negocio. El documental de Alterini señala que en septiembre de 2005 la OMS "advierte que el número de personas que podría morir por una eventual epidemia de gripe aviar humana podría llegar a los 7.4 millones". Por supuesto que no subraya "podría", ni "eventual", sino que pone en amarillo los "7.4 millones", hace que la cifra crezca y le pone eco al locutor... huuuuuuyyyy... no se murieron 7.4 millones de personas, nos están engañando.


No, Juliancito, no. "Podría" y "eventual" no son predicciones como las de López Rega u Octavio Aceves, tranquilo.

Por supuesto, Alterini no tiene empacho en afirmar que el Tamiflú (un antiviral) es lo mismo que la vacuna contra la gripe aviar, Y como el Tamiflú es de Gilead y Rumsfeld fue presidente de Gilead, pues las conclusiones son inmediatas: a Rumsfeld no le interesaba (como lo podría demostrar su participación en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano y su gusto por ser gobierno) garantizar la hegemonía económica y militar estadounidense en el siglo XXI, sino que Gilead sacara el 10% de comisión que le paga Roche por vender Tamiflú.

Y uno se queda con la duda de si realmente la explicación más clara del mundo la tiene un director de vídeos desempleado sin experiencia en nada de lo que habla, sin conocimientos ni pruebas. Pero con una producción muy eficiente para asustar al público.

Sin querer ser exhaustivo con el ladrillazo del joven Alterini, entresaco una de esas manipulacines estadísticas que parecen significativas sin realmente serlo. Según el súbito matemático Alterini, es más probable que un estadounidense muera por un rayo que por gripe aviar.


Deje de lado que el despistado proyecto de Coppola cree que la población de los USA es de 30 millones de personas (cosa que puede resultarle bastante cuestionable a los otros 274 millones de sobrinos del tío Sam que redondean los 304 millones de estadounidenses de su censo), ¿qué significa esa cifra? ¿Es igual mi probabilidad de ser golpeado por un rayo cuando estoy en un hospital rodeado de griposos que cuando estoy arreglando un pararrayos? Y si estoy solo en el campo, en medio de una violenta tormenta eléctrica, ¿qué satisfacción o preocupación debo derivar de los delirios estadísticos de un chaval que ceba mates a 15 mil kilómetros de distancia? ¿Y si muere más gente por rayos este año es menos probable que me dé gripe? Vamos, nuestro Spielberg de milonga tira números porque parecen decir algo, aunque no lo digan. Y estoy seguro que no tiene ni idea de que no significan nada, debe sentirse como Sherlock Holmes al hablar del curioso incidente del perro a la medianoche, agudo como un alfiler.

Julianino tira varias cifras así de irrelevantes en su vídeo, especialmente de enfermedades prevenibles, que ciertamente pone el dedo en la llaga de un mundo injusto y desorganizado, metalizado y criticable, pero que no demuestran lo que él quiere demostrar, que la gripe es una conspiración. Si está descubriendo que el capitalismo es una fuente de injusticias, especialmente con los más débiles, pues llega algo tarde.

Otra cifra asombrosa es la del aumento de precio de las acciones de Roche, fabricante de Tamiflú, del 23 al 29 de abril, como si esto fuera relevante a largo plazo, como si el precio de las acciones de Roche dependiera de la expectativa de la venta del Tamiflú y como si la diferencia de precios (en un gráfico tramposo donde la base está en 27 y el pico en 33, porque si la base estuviera en 0 no sería tan impresionante) fuera el motivo de la preocupación sobre la gripe A por parte de medios, gobiernos y la OMS. Y teniendo el gráfico y la voz atemorizante y con eco de su locutor, se despreocupa de probar su alegato determinante: que "ellos" están jugando con nuestra salud "y la de nuestros hijos" (¡huy qué miedo!).


Por cierto, Si el conspiranoico de moda Julián Alterini pasa por acá, le agradecería que me explicara (y a mis sufridos lectores) por qué las acciones de Roche subieron sin cesar hasta casi 100 dólares desde 2005, cayeron en diciembre de 2009 y después de la subida de julio, pese a que siguen las acciones de emergencia contra la gripe A, las acciones se han congelado en los 40 dólares varios meses. Y que lo explique todo según tu teoriamiflú, claro.


Roche fabrica literalmente cientos de medicamentos, marcadores para análisis, reactivos, sistemas de administración de medicamentos, sistemas de secuenciación genética, etc. algunos de ellos tan rentables como el Valium. Es insostenible suponer que todo el mundo se ha puesto a su servicio por uno de sus cientos de productos. Para aceptar que así fuera, se requieren mejores pruebas que las que aporta el anumérico Alterini.

Las mismas pruebas que no da sobre el peligro de las vacunas y el Tamiflú, que en su mente son uno y lo mismo. Las mismas pruebas que no da sobre el que las vacunas causen parálisis, y por supuesto las que no da de que el Tamiflú tenga más efectos secundarios que otros medicamentos.


Este último ejemplo alucina. Aquí de nuevo confunde la vacunación con el Tamiflú: la vacuna es preventiva, el Tamiflú es un antiviral y, por cierto, muy eficaz. Nos gusten o no las prácticas comerciales de las farmacéuticas (y a pocos nos gustarán, pero eso es independiente de la química y la biología molecular), es un efectivo inhibidor de la neuraminidasa, sustancia que usa el virus de la gripe para fijarse a las células que se consume oralmente. Y no es el único (fue el primero, sí, en los 90), están también el zanamivir y el peramivir, de modo que el negocio no es tan redondo como nos lo plantean para los villanazos de Roche.

Hubo demandas por 1.3 "billones" de dólares, dice el incombustible Julián Alterini. Bueno, no... lo que pasa es que además de no saber estadística, inmunología, virología, economía, política ni biología molecular, Alterini tampoco sabe inglés. "1.3 billion" en inglés son 1.300 millones en español. Sigue siendo mucho dinero, sí, pero mil veces menos. ¿Y esas demandas se ganaron o se perdieron? ¿Hay datos médicos para indicar que efectivamente la parálisis fue culpa de la vacuna o es sólo un truco de abogados? ¿Quién fue demandado y cuánto pagó? ¿O ganó todas las demandas y no pagó ni un céntimo? Esos datos, fundamentales, se nos escamotean con la falacia de que el número de demandas por algo es una especie de criterio de verdad... algo más que dudoso. Si uno busca en Google, sin embargo, el dato de los 1.300 millones de dólares en demandas sólo está en sitios antivacunas, y ninguno da información para saber si es tan siquiera una cifra real. Pero se repite como si fuera un hecho porque conviene. ¿Será un hecho? Julián se esconde bajo el poncho sus fuentes para impedir que alguien las contraste. ¿Acaso se atrevería usted a dudar de las impecables (e inexistentes) credendiales de Alterini (que además de dirigir el vídeo lo escribió, y encima lo confiesa)?

Este ejemplo de conspiranoia a ritmo de chacarera es sólo uno de los que se han multiplicado como hongos, generalmente provenientes de personas que no tienen idea del tema, pero quieren vender algo, conseguir empleo o cuando menos darse un baño de aplausitos, que al ego siempre le vienen bien (aunque es mejor cuando se obtienen honradamente), Otro ejemplo que ha prendido bastante en España es el de la tremendísima monja Teresa Forcades I Vila, conspiranoica que ya tiene experiencia en el tema de acusar a las farmacéuticas de todo menos de lo que sí hacen mal, que afirma tener el título de médico, que en su respectivo video de una potente hora de duración, hace lo propio, y que ya El País ha pasado a revisión.  (Actualización: Miguel Montes Bajo informa a este blog que en la base de datos tesis doctorales TESEO no existe la tesis doctoral de la conspiranoica monja,. Curioso, considerando que dice ser Doctora en Salud Pública por la Universitat de Barcelona en 2004 y así lo consigna su entrada en Wikipedia.)

Otros agoreros del miedo, como el también presunto médico (rural, en este caso) Juan Gérvas, reconocido por buscar los reflectores a la menor oportunidad o sin ella, se han vuelto los chicos de portada de los creyentes en la teoría de Matrix y las conspiraciones extraterrestres, de illuminati y de todos menos yo, con recomendaciones curiosas como la de que "mejor sufrir la enfermedad que la vacuna", lo cual quizá no sea buena idea para los que se van a morir de la enfermedad, que aunque no sean muchos, seguramente sienten que su vida tiene más valor que el que le da Gérvas.

El Círculo Escéptico también ha hecho un razonable llamamiento a la cordura resaltando la falta de pruebas y la manipulación que son el espacio natural de los Alterini, los Forcades y los Gérvas.

Recuerde: nunca le atribuya a una maquiavélica maldad inteligentísima lo que se puede atribuir simplemente a la estupidez humana. Gran parte de los excesos informativos sobre la gripe A son producto de estupideces demostrables, como las del supuesto presidente mexicano Felipe Calderón, quien comenzó todo inventándose cifras de enfermos y muertos que se le fueron ocurriendo para sentirse importante, y que en su megalomanía llegó a afirmar que había "salvado a la humanidad", cosa que antes que una conspiración revela los graves problemas psiquiátricos del sujeto.

Y, ya que estamos en esto, el 2012 tampoco se acaba el mundo.