marzo 21, 2010

Misantropía antitaurina: odiar en nombre del amor

Alguien que era mi "amigo de Facebook" me invitó hace algunas semanas a entrar a un grupo de los muchos que existen en esa red social. Yo pertenezco a 230 muy diversos grupos como, por ejemplo, Alianza de Civilizaciones, Salvemos a los pumas, Denunciemos a los grupos homófobos en Facebook, 500.000 firmas para que los bancos no puedan cobrar comisiones, El 22 de diciembre de 2012 me reiré del fin del mundo, 2 millones de personas contra la circuncisión femenina, Todo Facebook contra ETA, 1.000.000 de personas contra la pornografía infantil, Europa laica, Fundación Trece Rosas, Varones por la equidad, Hay k ser muy poco hombre p pegarle a una mujer, Fans de la tortilla de patata y Les Luthiers.

La invitación era para hacerme parte del grupo "Torero, si quieres ver sangre, córtate los huevos".

Entré a ver de qué iba el grupo y después de contemplar su contenido, decidí ignorar la solicitud de participación y, de paso, bloquear a la persona que me hizo la invitación. Dediqué mucho tiempo a pensar si debía o no escribir una entrada, e hice varias versiones. En una citaba los nombres y perfiles públicos de Facebook de las personas que hicieron los comentarios a los que haré referencia, pero finalmente decidí eliminarlos y dejar que usted los encuentre por sí mismo si quiere. Quité, puse, dudé, reflexioné y el resultado es esta explicación pública de por qué me he horrorizado, a sabiendas de que seguiré concitando las furias de los pseudoecologistas newageros misántropos.

En más de una ocasión he provocado la ira babeante de seudoecologistas, animalistas antihumanos, veganos y presuntos "buenos por decreto" al poner en solfa algunas de sus más cuestionables acciones o sus más sublimes tonterías. Por ejemplo, cuando la organización ANADEL se rehusó a responder una carta que les envié preguntando por sus actitudes en su anual protesta contra la Feria Taurina de Begoña y sobre sus propuestas veganas, o cuando el impresentable dueño del sitio Web Respuestas veganas insistió hasta la cerrazón misantrópica en comparar a los judíos asesinados en los campos de concentración alemanes con los pollos utilizados para la alimentación humana. El último numerito se debió a que tuve la inmensa osadía de exhibir la mentira de la "Carta del Jefe Seattle" que es parte del evangelio de la misantropía econewagera.

Por supuesto, los adeptos a la ecosecta en sus diversas variantes aseguran que estoy, como todo el que no se ajuste a su pensamiento único, a sueldo de los que destruyen el medio ambiente, y defiendo y apoyo todo tipo de atropellos contra la naturaleza, los animales, la vida, la Tierra y lo que se tercie. ¿En qué se basan? En nada, en su odio religioso ante mí como hereje. Les da satisfacción imaginar que el adversario es malévolo, deshumanizarlo, satanizarlo y, de paso, ahorrarse el problema de responder con argumentos a las observaciones cuestionadoras.

Lo otro que se me ha dicho, claro, es que los pseudoecologistas newageros no son realmente misántropos, que aman a la humanidad tanto como aman a los conejitos, los delfines, los pollos sin freír, los pandas, los árboles y las abejitas. (Aquí entra una oleada de violines Straussianos mientras los ecólatras se miran al espejo con alitas y halo, bajo la mirada amorosa de Gaia, Madre Tierra... entran coros angélicos.)

Ciertamente los ecologistas de verdad no suelen ser misántropos. Pero los pseudo lo son al grado de haber fundado una organización mundial dedicada a promover que los seres humanos nos eliminemos del planeta, el Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria, Movement for Voluntary Human Extinction definido como organización del "ecologismo profundo", y que en realidad parece el extremo del complejo de culpa judeocristiano llevado a la adoración de la naturaleza sin el hombre, como si la humanidad no fuera producto clarísimo de la evolución natural.

Sin embargo, es en el rechazo a la tauromaquia (y repito que argumentos contra la fiesta taurina hay muchos y atendibles) donde sigue apareciendo un rasgo de odio que parece incompatible con el amor y respeto por la vida. Convencidos de que quienes disfrutan del toreo (incluidos, claro, Picasso, Lorca, Hemingway, Goya y Joaquín Sabina) son bestias inhumanas sádicas (si es el caso o no podría debatirse), exhiben el disfrute patológico del dolor con comentarios que van desde lo vilmente cruel hasta la homofobia más ultrafascista, y de entrar en verdadero éxtasis cuando un torero muere o, para su gozo, queda parapléjico.

Uno pensaría que si alguien puede empatizar con el dolor de un toro sería también capaz de hacerlo con el dolor de un ser humano. Claramente esto no es cierto en todos los casos, y no en este militante grupo antitaurino.

Una visión racional, humanista, laica y seria nos dice que no es ético torturar ni siquiera a los torturadores, porque nos rebajamos a su nivel. La pena de muerte es deleznable incluso si se aplica a asesinos, porque convertimos a la sociedad en reflejo de los delincuentes que matan. Lo que nos hace civilizados es precisamente que nuestras categorías éticas no cambien según el favor del viento, el humor, la circunstancia, sino que sean aplicables a todos siempre. Decir "se pueden casar todos menos los homosexuales" es poco ético. Decir "pueden ser sacerdotes todos menos las mujeres" es poco ético. Decir "no se puede torturar a los seres humanos salvo que sean torturadores" es poco ético. Y ciertamente no es ético disfrutar del sufrimiento de seres humanos que, por lo demás, están realizando una actividad legal en este tiempo y lugar. Es legítimo luchar para cambiar las leyes, sin duda, pero celebrar el dolor de un ser humano no parece igualmente legítimo.

En el grupo en cuestión, como todos los grupos de Facebook, tiene su álbum de fotos. De las 27 fotos que hay hoy, 21 son de cornadas sufridas por diversos toreros. Por supuesto no se dan los nombres de los toreros heridos, por la deshumanización que hablábamos, la satanización, el olvido fácil de que ellos son personas, hijos, padres, hermanos y aquí y ahora no son delincuentes.

No pretendo en ningún momento que esto sea una defensa del toreo. Mi opinión respecto de la fiesta taurina no es relevante porque el tema no es el toreo, es la ética de algunos de quienes se oponen a él. Tampoco pretendo quitarles la razón respecto del toreo al mostrar sus opiniones, son dos temas distintas. Y mucho menos pretendo sugerir siquiera que todos los que desean la abolición de las corridas de toros compartan esta bajeza. Conozco antitaurinos que son verdaderamente enemigos de la violencia, que no quieren muertes de toros ni de toreros y que, enfrentados a estos ejemplos, se indignaron como cualquier persona normal. El tema, pues, es la crueldad y el odio que puede ocultar lo que a primera vista parece una causa buena y noble, y los fanáticos que pueden llegar a estar insertados en ella.

Toda la información que doy es pública en Facebook, aclaro, no divulgo salvo lo que se ha puesto públicamente a disposición de cualquiera. Al final de esta entrada, identificadas con números de nota de pie de página, tiene usted los enlaces de las fotos en el grupo y puede seguirlos y ver el grupo, además de tener las capturas de pantalla de hoy, madrugada del domingo 21 de marzo, por si el grupo decide más adelante borrar este material y fingir que nunca existió. Tampoco he corregido la ortografía de los comentarios.

En una fotografía, por ejemplo, donde la víctima es José Tomás (1), una psicóloga que en su página personal pública tiene el lema "Todos somos animales" y "I (corazón) Animals") escribe: "Me gusta verte sufrir pedazo CABRON!!!", mientras que otro caballero grita: " TOMA LO TUYO CABRON!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!" (1) José Tomás Román Martín, que es su nombre completo, ha donado una fuerte cantidad para crear una fundación que, en su primera acción, concedión 200.000 euros totales en ayudas a trece entidades como el Banco de Alimentos de Barcelona, la "Caravana de las risas" de Payasos sin Fronteras, proyectos de musicoterapia para pacientes con síndrome de Down, servicios para la inserción laboral de personas sin hogar y otros varios proyectos. No pretendo sino contextualizar ese "me gusta verte sufrir".

Otra foto es de una fuerte cogida de Carlos Escolar, Frascuelo, el 25 de mayo de 2008, cuando tenía, por cierto, 59 años de edad (2). En la foto se ve el muslo izquierdo destrozado y el cuerno del toro dentro del muslo derecho. La compasión está bastante ausente. Mirada la fotografía con descuido o con mala fe, el cuerno del toro parece estar en la zona anal del torero. Ante eso, alguien escribe: "Anda!,a ver que le cuentas ahora a tu novio,machote!", y le hacen eco una chica: "Ojo por ojo, cacho por culo!!!!jajaja", y una mexicana que dice ser de la Universidad Autónoma Metropolitana de México: "ouch! jajaja A lo mejor les gusta.. jajaja"

Más allá del chiste homofóbico basto y fascista, a cargo de hombres y mujeres por igual, leemos: "EL TORERO SA SALVO POR K EL TORO A FALLAO UN POR 1CM K SI NO ESTERIL, JAJAJA XD" y alguien resume: "Lo mejor de las corridas...".

Para no recorrer todas las fotos, me quedo en dos tomas distintas de la cornada que sufrió Israel Lancho el 27 de mayo de 2009 (3) y (4). 20 centímetros de profundidad, desgarro del hemitórax. Estuvo a punto de morir. Aunque supongo que para él estos percances son parte de su trabajo o pasión o actividad, no es justo olvidar ese contexto. En la primera foto, muy cercana, (3) Israel Lancho parece lanzar un grito de dolor con el cuerno del toro clavado por debajo de las costillas, en un pulmón. Pero nadie es sensible al dramatismo de la imagen. Los comentarios son, por ejemplo: "k t jodaaan assesinoo", "eso debe de doler!!!! jajajaaj que se joda", "mirar la cara que se le queda!!!ahora no le gusta tanto eehhhh!!!jajjajaaj", "apunta al corazon!!!", "Lastima que tu no te desangraste hasta morir en la arena pedazo de escoria!!", y . En la segunda (4), donde se ve a Israel Lancho en toma abierta colgando del pitón del toro, uno pide: "metele el cuerno hasta el corazon torito venga¡¡¡", mientras que una comentarista celebra: "Torero cabrón! mereces eso y mucho más !!!!!!" y otro disfruta: "dale torito hasta el fondo jajaja". Alguien nota la contradicción y se contradice: "Se lo tienen merecido, pero yo pensaba que la gente que era fan de este grupo era contraria a la violencia".

Sólo en la foto de una cornada a un banderillero (5), ante el comentario "Lástima que esa cornada no fuera mortal" leemos una reacción racional: "no me gustan las corridas de toros me parecen una bestialidad, pero de ahí a leer el comentario que estoy leyendo encima de mi". La respuesta de la autora del primer comentario (vale la pena visitar su perfil) fue: "Un bravo por Islero y Avispado y tantos otros toros que consiguieron que hubiera en las plazas un asesino menos" (Islero fue el toro que mató a Manolete, y Avispado el que mató a Francisco Rivera "Paquirri" dejando huérfanos a tres hijos de 10 años, 7 años y 7 meses.)

Dejo abajo otras cinco fotos con comentarios que en nada desmerecen los ejemplos anotados.

Si éstos son los "buenos" que van a implantar la utopía del respeto a la vida por medio de la tortura y la ejecución sumaria de los criminales según sus leyes, nuestro futuro no es muy distinto de lo que sufrieron los herejes en la Inquisición, los judíos en Auschwitz, los izquierdistas en el Chile de Pinochet, los intelectuales en la Revolución Cultural de Mao o cualquier grupo oprimido por una dictadura sanguinaria y convencida de que tener razón da poder sobre la vida de otros.

El fanatismo, en cualquier forma, acaba en violencia, crueldad justificada, guerra santa y dolor sin fin. Cuando el supuesto amor y la autoproclamada bondad asumen la forma del odio a los seres humanos, el peligro es enorme.

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Enlaces y capturas de pantalla de 10 de las fotos de cornadas con comentarios:
(1) Enlace | Captura de pantalla
(2) Enlace | Captura de pantalla
(3) Enlace | Captura de pantalla
(4) Enlace | Captura de pantalla
(5) Enlace | Captura de pantalla
(6) Enlace | Captura de pantalla
(7) Enlace | Captura de pantalla
(8) Enlace | Captura de pantalla
(9) Enlace | Captura de pantalla
(10) Enlace | Captura de pantalla

marzo 19, 2010

Ayurveda dos, y dos de pulseritas

Bueno, según lo esperaba yo, el redactor de La Sexta Noticias que perpetró la nota de publicidad de las "dietas ayurvédicas" motivo de la anterior entrada de este sufrido blog, no se puso en contacto con este blog. Por el contrario, al reciclar el publirreportaje promocional de Pilar Franco de Sarabia para el informativo de la noche lo que hizo fue darle a ésta mucho más tiempo para decir muchas más tonterías.

Puede ver la nota de mediodía aquí...

Y puede ver la nota de la noche aquí, yendo al minuto 36 y medio, más o menos.

Es claro que el cambio más notable es que ahora Pilar habla más. Y dice, por ejemplo: "El pulso actúa como un receptor de ondas. Todo lo que está pasando en tus células lo recibimos en la arteria radial".



Si esto fuera cierto, no serían necesarios los análisis de sangre, los rayos X, los cultivos de tejidos, las biopsias, los escaneos de diversos tipos inventados por la medicina diagnóstica, nada de nada, los ultrasonidos para el embarazo, toda la parafernalia diagnóstica pacientemente desarrollada por ensayo y error por miles de científicos. Sólo sería necesaria Pilar Franco de Sarabia para decirnos qué pasa en los 50 millones de millones de células de nuestro cuerpo. El pulso como "receptor de ondas" (¿qué ondas?) nos diría si hay diabetes o hipertensión, cáncer o cualquier otra afección del universo. Sería, en resumidas cuentas, el máximo descubrimiento desde la penicilina. Pilar Franco sería Premio Nobel y habría que hacerle una estatua como la de Fleming aquí en Gijón.

Si fuera cierto.

Pero no lo es. O, para ser precisos, ni Pilar Franco de Sarabia ni nadie en el mundo en los últimos 3.500 años de este cuento ha podido aportar ni una prueba de que ello sea cierto.

Y sin embargo ella lo "diagnostica" así, y le pasa la factura sonriente y espiritual.

Pero faltaba más. Otro "soundbit" otorgado a doña Pilar, probablemente por culpa de las sonoras y poco educadas protestas de este blog, le permitió expeler: "No nos preocupa tanto el peso, sino las toxinas que van acompañando a ese peso".

¿Toxinas? Sï, las toxinas de las que hablan todos los curanderos, pseudomédicos, charlatanes y rascabolsillos del mundo. Esas malvadas y horribles toxinas... que no existen.

Bueno, quizá me equivoque.

Así que espero que doña Pilar nos explique cuáles son esas toxinas. No es muy difícil, basta enunciar sus fórmulas químicas, y explicar cómo es que esas toxinas "acompañan al peso" cuando el sobrepeso es esencialmente grasa y agua. Aunque yo tendería a creer que ni siquiera conoce la definición de "toxina", pero es una palabra que los falsos médicos suelen usar como "hombre del saco" para todo: la carne tiene toxinas, dicen; acumulamos toxinas, juran; necesitamos limpiarnos como si fuéramos una cañería, afirman; hay que darles dinero antitoxinas, exigen.

Porque los médicos, los estudiosos de la fisiología y la anatomía que conocen el cuerpo humano dicen que las toxinas con las que nos asustan para que aflojemos los euros simplemente no existen.

O, en palabras de Tracey Brown, directora de Sense about science, organización dedicada a promover que no se embauque al público británico con afirmaciones sin buena evidencia científica, al seguir una dieta "detoxificadora", o cualquier ritual de ese tipo "hace perder el dinero y siembra la confusión sobre cómo funcionan realmente nuestros cuerpos, la nutrición y la química".

Así, La Sexta noticias "atendió mi inquietud" multiplicando la tontería para promover el negocio de Pilar Franco de Sarabia, tan buena amiga de Fernando "me creo todo menos lo real" Sánchez Dragó (a quien llamamos cariñosamente el "dotor colocón"), otro negociante de la charlatanería pseudomédica.

Bien, deja la impresión de que ni quien me respondió en Twitter ni el redactor del anuncio publicitario ayurvédico creen que sea posible que la dieta ayurvédica no sea verdad. Tal no es el caso, porque la persona encargada del Twitter de la Sexta me asegura que no cree que esto sea cierto. De modo que simplemente queda como que si no es cierto, tampoco es tan relevante como para informárselo al público. O algo así. No juzgo intenciones, pero veo los resultados: enfrentados a un rollo esotérico con famosos y una señora que dice que las arterias son antenas de radio, abandonan toda capacidad crítica, todo lo que hace la diferencia entre un portavoz inane y un periodista serio, y dan credibilidad ante el público (aún si no lo creen personalmente) a afirmaciones delirantes que, si se dieran en otro medio (fútbol, política, sucesos, corazón) quizá les haría sonar esa alarma esencial, ese "detector de mierda" o "bullshit detector" que según Hemingway era esencial para cualquiera que se dedicara a escribir.

¿Debe extrañarnos? En lo más mínimo. Es lo normal, es lo habitual, es la realidad de nuestras sociedades, beneficiarias de una ciencia que odian, que no comprenden y que les trae al pairo.

¿Más ejemplos? Hoy mismo se han dejado ver dos políticos con militancias opuestas llevando la nueva pulsera embaucabobos que asegura que con "un holograma" consigue maravillas tan asombrosas como la magia arterial y toxínica de Pilar Franco. En su publicidad se habla de "medicina tradicional china", de "biocampos" que nadie ha visto y otras zarandajas. La pulsera promete acabar con el estrés, dar "energía", disminuir las "intoxicaciones" (curioso, ¿no?) y demás maravillas que volverán a sus propietarios mejores personas, triunfadores, guapos y audaces.

De momento, al menos el diputado del PP Gustavo de Aristegui y la senadora del PSOE Leire Pajín se lo han tragado acríticamente, presentándose portándola muy orondos él en La Sexta y ella en CNN+.



Éstos son los señores que pueden decidir si se tira el dinero público en homeopatía, acupuntura o polvos de la madre Matiana. Sin saber nada de ciencia, sin ocuparse de enterarse y, lo peor, sin esperanza siquiera de que los periodistas de los medios de comunicación se ocupen de por informarles ni a ellos ni a sus electores cuando hay un embuste en acción.

Ciertamente deprimente.

marzo 17, 2010

Ayurveda y mal periodismo

Tuve un feroz encontronazo con la persona a la que La Sexta Noticias ha decidido confiar su imagen en Twitter, porque tuve la osadía de preguntarles por qué promovían la charlatanería ayurvédica o si llevaban porcentaje por el negocio. (Intercambio completo aquí.)

No sería nada raro lo segundo, considerando que La Sexta, como todas las televisiones, alquila su espacio nocturno a astrólogos, tarotistas y otros embaucadores profesionales que les dejan un buen pico, necesario para que cuadren las cuentas, según parece. El de La Sexta lo compra una tal Judith Flores, que afirma ser astróloga y de la que en Internet se encuentran diversas acusaciones por irregularidades, como aquíaquí o aquí.

Me pusieron como bebedero de patos. Vamos, que la crítica les sienta bastante mal.

Esto fue a raíz de la nota desinformativa "Eres khapa, pitta o vata", de hoy 17 de marzo, pergeñada a raíz de que Miguel Bosé ha afirmado (porque lo cree, no porque sea experto en el tema) que ha bajado de peso debido a una supuesta "dieta ayurvédica". La nota soltó afirmaciones promocionales de este cuento como: "los famosos están rendidos a sus resultados", presentó las declaraciones autobombásticas de la "monitora de ayurveda" de Miguel Bosé, Pilar Franco de Sarabia, para luego mostrar otra ristra de famosos que se han tragado el cuento ayurvédico. Se asegura, a rajatabla, que la tal Pilar (declarada "especialista" sin necesidad de mostrar un solo diploma) "detecta" alguna misteriosa y brujeril "energía" mediante "el pulso" y así lo clasifica a uno en uno de tres grupos:
  • "Khapa", que es estable, fuerte y con tendencia a engordar
  • "Pitta", que es perfeccionista, de carácter fuerte y gran apetito, y
  • "Vata", que es ligero, delgado y creativo
Y ya, eso le resuelve la vida. Se lo dice La Sexta.

A menos que sea perfeccionista, creativo y con tendencia a engordar. O estable, de carácter fuerte y ligero. O cualquier otra combinación no contemplada en el esquema mágico simplista y conveniente de la supuesta dieta ayurvédica. La magia, además de no funcionar, se mete en líos así.

Señalaremos que en realidad la superstición tradicional ayurvédica lo que define es tres humores, al estilo de la antigua superstición occidental de los cuatro humores: vata (aire en el espacio - viento), pitta (fuego en el agua - bilis) y kapha (agua en la tierra - flema), pero a lo que se ve esto es opcional según el negocio de doña Pilar Franco de Sarabia. Pero vamos, una tradición que recomienda comer heces de cabra para el dolor de estómago tampoco da para mucho más.

La tontería de la nota llega a niveles de delirio cuando el redactor suelta lo siguiente sin siquiera pensar (obviamente) en lo que dice. El menú para cada uno de los tres tipos en los que se divide toda la humanidad (wow) es así:
  • Para los khapa: legumbres y verduras
  • Para los pitta: cosas refrescantes, más dulces y en mucha más cantidad
  • Para los vata: alimentos calientes y muchas infusiones
O sea, de todo para todos y es igual, porque refrescantes o calientes, los alimentos tendrán que ser legumbres y verduras (los indostanos no comen carne), y frutas si mucho me apura. Pero como a un "khapa" no le den cítricos porque "no están indicados" en su dieta brujeril, nadie le ahorrará un escorbuto. Y es que a la escasez de Vitamina C le da igual si usted cree en las supersticiones de hace 3.500 años y no en las vitaminas descubiertas en el siglo XX.

Al asunto se le suman los inevitables masajes, que NO sirven para adelgazar, como le podría decir cualquier médico, llamados, dicen, "panchakarma". Ni qué decir que en la superstición ayurvédica la cosa tampoco es así, que el panchakarma son las cinco intervenciones y el masaje se llama distinto, el punto es que le aseguran que en 14 días puede perder "3 tallas".

Un cacho de publicidad valiosísimo, sin duda.

La persona encargada del Twitter de La Sexta Noticias me dijo que recibir porcentaje sería poco ético, por lo cual saqué a colación lo poco ético que es el periodismo que parte de falacias argumentales tan lamentables como la falacia de la evidencia anecdótica, en esta ocasión disfrazado de "si Miguel Bosé dice que bajó unos kilos, el ayurveda es verdad incuestionable".

Habiéndole dado enlaces y habiéndome ofrecido a hacerle el trabajo al redactor que se limitó a repetir lo que le contaron sin ninguna ética periodística, sin confirmar fuente alguna, sin buscar visiones discordantes, vaya, en el antiperiodismo tipo Íker Jiménez, lo que conseguí fue que la persona que le jode las relaciones públicas a La Sexta Noticias tecleando en su cuenta de Twitter (me niego a creer que su posición sea la oficial de esa institución) acabó soltando: "hay gente que defiende cosas no probadas científicamente que le fucnionan". Le expliqué entonces que los periodistas debían estar atentos a las falacias, y que el hecho de que haya gente que cree que la Tierra es plana no justifica que un informativo presente tal cosa como una opinión válida.

Lo siguiente que me asestó fue un "no me seas demagógico", afirmando que no era lo mismo poner a alguien diciendo "la Tierra es plana" que poner a Bosé como experto en dietética y nutrición.

Allí más o menos corté el diálogo diciendo que no le tolero insultos a quien se escuda tras una cuenta de Twitter institucional.

El debate en Twitter es irrelevante. Le dan la cuenta a un periodista que de repente se caliejnta y actúa como un empleado de tercera y llama a los críticos "demagogos" y se pone gallito sin asumir la única posición razonable del periodismo, que es la de averiguar las cosas y actuar según el derecho de la gente a saber, no en función del valor de entretenimiento de las noticias convertidas en show. Pues que se haga su autocrítica, y ya.

Lo importante ahora es ver si el redactor se pone en comunicación conmigo para que le proporcione datos sobre la fiabilidad del cuento ayurvédico, sobre la superstición milenaria en la que se basa, sobre la ausencia total de evidencia científica que hay sobre su eficacia e, incluso (algo que estoy seguro que debió hacer cualquier periodista de doceava categoría), sobre la tal Pilar Franco de Sarabia Rosado, la invalidez total de su supuesto título de la Universidad del Maharishi (sí, ese Maharishi, Sexy Sadie), sus empresas variadas y hasta su accionar político en el oscuro partido político que se armó el Maharishi en su viaje de poder absoluto, el Partido de la Ley Natural, del que doña Pili y su familia fueron candidatos al senado en las elecciones de 2004 y a la Comunidad de Madrid en 1999, conformando un retrato de adepto a secta peligrosa cuando menos señalable.

Entrados en eso, habría que contar cómo el Maharishi y Deepak Chopra (famoso por decir que el ayurveda funciona porque lo dicen los famosos a los que él corteja y trasquila en EE.UU.) hicieron de esta antigua superstición un moderno negociazo, primero asociados y luego peleados. Negocio embaucabobos, no medicina, no ciencia, no conocimiento.

Esperaré. Seguramente sentado como espero que me responda la Universidad Camilo José Cela a su desfiguro con ese maestro de antiperiodistas que es Íker Jiménez, y que por lo visto tiene seguidores (no lo creería de no verlo) en La Sexta, que fuera de sus desbarres esotéricos sigue siendo lo mejor de la televisión española.

La duda que queda es por qué ese escepticismo, ética y cautela periodística cuando se tocan temas económicos, políticos, sociales, de delitos, o incluso deportivos, salen por la ventana cuando se entra en ciencia, medicina y esoterismos varios.

marzo 03, 2010

Íker Jiménez: etnólogo y criminólogo súbito

Actualización 3 de marzo, 13:30: He enviado un correo electrónico a la Universidad Camilo José Cela, a la dirección que doy en el último párrafo, preguntando si la institución está al tanto del peculiar historial de Íker Jiménez y su "periodismo" mendaz, inético, fantasioso y sensacionalista, citando casos como "El caminante de Boisaca", "El astronauta fantasma", "Las niñas fantasma de Ávila" y "Tumbas sin nombre". En cuanto me respondan, lo publicaremos aquí.
Nuevamente, Íker Jiménez emprende la toma de una universidad so pretexto de la "investigación" para lo único que realmente sabe hacer: promover falsos misterios, denigrar a la ciencia de verdad, cosechar consumidores de sus productos (de sus muchos productos) y hacer mofa de la esencia misma de lo que es la universidad.

Así, tanto la Universidad Camilo José Cela como el propio Jiménez anuncian con bombo y platillo una serie de dos conferencias que impartirá este último bajo el modesto título "Gran semana de Íker Jiménez" que usted puede disfrutar a la izquierda,  los días 25 y 26 de marzo (que no es por molestar, pero son bastante menos que "una semana")

(Haga clic en la imagen para ampliarla y gozar de una de las muchas fotografías turísticas de Íker Jiménez, incansable viajero que ha recorrido todos los sitios que a él y a sus amiguetes les parecen "raritos" o "misteriosos", como la Isla de Pascua, para tomarse fotos en ellos, algo que de algún modo le parece digno de admiración).

La hipérbole a la que es tan afecto el meloso engolamiento del periodista, que hace la pelota a quienes le rodean como si en ello le fuera la vida, y más cuando los tiene de colaboradores sin pagarles, cuentan algunos que ya no visitan su plató, no escatima artes al hablar de sí mismo, tema que evidentemente le apasiona. Así, se despeña por espacios asombrosos de autobombo y fantasía lírica al asegurar que las dos conferencias en cuestión se harán "para aquellos interesados en la criminología, la Historia, Antropología o Etnografía, principalmente". Casi ná.

Y uno que lo conce apuesta a que habrá misteriología, mentiras, desinformación, medias verdades, y nada de criminología ni, mucho menos, de historia, antropología o etnografía, disciplinas de las que Jiménez no sólo lo ignora todo y por ello les asesta sus habituales mayúsculas reverenciales, como si así les diera importancia, sino que le tienen sin cuidado, si no no se ocuparía de promover la pseudoantropología, la pseudohistoria y hasta la pseudoetnografía en sus espacios de medios.

Evidentemente, la Universidad Camilo José Cela, siendo privada, tiene derecho de invitar a Flipy a dar una conferencia sobre la búsqueda del bosón de Higgs, o a Ana Botella a dirigir un simposio sobre identificación por ADN utilizando la reacción en cadena de la polimerasa, si así les place. Siempre que estuvieran conscientes de que Flipy no es un científico, sino un comediante que se pone una bata para hacer el ganso, que la señora Botella lo ignora todo acerca de la genética, la biología y la identificación forense por ADN, y que Íker Jiménez está muy lejos de las disciplinas a las que se adscribe ansioso de algún doctorado Honoris Causa como el que la UCJC le otorgó a Santiago Calatrava.

Porque uno se pregunta si las altas autoridades de la UCJC, que para el caso tampoco goza de un prestigio que ponga en jaque a Cambridge, para qué vamos a engañarnos, saben que invitar a Íker Jiménez a hablar de historia, antropología, etnografía o investigación es un tributo a la camama, tratándose de un negociante del misterio empeñado en odiar a la ciencia que contradice sus afirmaciones más jugosas, y cuyas mentiras, engaños, exageraciones y absoluta desprolijidad periodística han sido puestas en evidencia demasiadas veces en los últimos pocos años.

Íker Jiménez no ha hecho nunca periodismo de investigación. Esta disciplina incluye técnicas demasiado serias de vigilancia, análisis documental, investigación técnica, investigación social y jurídica, análisis integral y exhaustivo de archivos, todo tipo de registros, recopilación de testimonios, contrastación de dichos testimonios, muchas veces trabajo clandestino y, sobre todo, apoyo técnico científico con asesores del máximo nivel para poder dar a los lectores una pieza sólida, a prueba de bombas, con lo más cercano posible a ese ideal de la justicia en la ficción proveniente de los Estados Unidos: la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad con base en evidencias sólidas.

No, Íker Jiménez y los misteriólogos en general (varios de ellos empleados de su equipo) no hacen eso. Se limitan a recopilar testimonios (pero desechando los que no les gustan y potenciando y hasta hermoseando los que les parecen sabrosos), leer libros que están de acuerdo con ellos y ofrecen pseudoinformación y presuntos datos que confirman que el misterio es misteriosísimo, desplazarse para tomarse una foto en el lugar donde los testimonios dicen que pasan cosas (pirámide, cementerio, casa encantada, preventorio), observar atentamente lo que parezca raro, inventarse "expertos" inexistentes y dictámenes imaginarios, y apresurarse para escribir un libro o artículos de revista, hacer un programa de radio o de televisión, pasar por caja y proceder al siguiente pseudomisterio. Eso sólo se llama investigación en el mundillo de los profesionales del misterio.

(Cuando el barquito empieza a hacer agua, se descubre el bulo, se desenmascara el fraude fotográfico o se descubre la verdad, nunca gracias al señor Jiménez, la última parte de su tarea es insultar y atacar a quienes exhiben sus patrañas, acusándolos de fascistas, de ultras, y finalmente contando nuevas mentiras para tapar las anteriores mentiras, sabedor de que su público, sus consumidores, finalmente lo perdonarán.)

Gracias a este sencillo cuanto astuto procedimiento, Íker Jiménez ha vendido millones de libros, ha roto récords de audiencia en su programa de radio Milenio 3 y en su emisión de televisión Cuarto Milenio tiene una participación de audiencia superior a la media de su cadena, Cuatro.

Comercialmente es un éxito. Lo que no ha hecho en los más de diez años de trabajo en la misteriología es resolver un solo misterio, aclarar una sola incógnita, hacer avanzar en un ápice el conocimiento de sus consumidores o de su sociedad. Y en el proceso, muerde por conseguir la respetabilidad que tienen los científicos, un reconocimiento universitario que se le escapa.

Es una historia conocida, amigos, que diría José Agustín Goytisolo, lo ha hecho una y otra vez, en una ocasión, 2004, disfrazando de "noche de observación" lo que no era sino una "alerta ovni" chorra en la que quiso embarcar a observatorios de verdad (esos observatorios donde nunca se ven los ovnis que ocupan buen lugar del tendajón de Íker en el mercadillo del embuste) mediante la astuta estratagema de hacer la invitación a nombre de la Cadena Ser, de la empresa que lo emplea, ocultando minuciosamente que todo el circo estaba a cargo precisamente de Íker Jiménez. Y a fines de ese mismo 2004, la Cadena Ser maniobró para que la Universidad de Alicante cediera su Paraninfo para celebrar el inicio de temporada de ese monumento al mal periodismo llamado "Milenio Tres", con Jiménez al timón.

La lista de las filfas, cuentos, embustes, exageraciones, amarillismo, sensacionalismo y mentiras mondas, redondas y lirondas de Íker Jiménez es larga y jugosa. Este mismo blog y su modesto cuan vituperado autor fueron parte del desenmascaramiento de uno de los fraudes fotográficos más clamorosos promovidos por este personaje en libros, radio y televisión, y hemos cronicado algunos de sus más notorios embustes.

La duda, entonces, es si la Universidad Camilo José Cela, sus patrones y su rector Rafael Cortés Elvira (doctor en ciencias químicas y autor de varios trabajos científicos) están debidamente informados de los nada honrosos y bien conocidos antecedentes del periodista que para estas conferencias ha sido promovido por Francisco Pérez Abellán, Director del Departamento de Criminología de esa universidad y más conocido entre el público español como escritor sobre crímenes, frecuente visitante de los platós de la telebasura y la telepapilla, y colaborador de ese templo del pseudoperiodismo manipulador de ultraderecha que es Libertad (jojó) Digital en sus versiones online y televisual. Ah, se me olvidaba, Pérez Abellán y su hijo son también colaboradores del programa televisual Cuarto Milenio de Jiménez. Esto seguramente no tiene relación alguna con la invitación, pero quede como antecedente.

Quizá en info@ucjc.edu, dirección de información de la Universidad Camilo José Cela, sea posible preguntarle al señor rector si está de acuerdo en que la universidad que dirige se ocupe de ofrecer antropología, criminología y etnología con cargo a Íker Jiménez.