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La alcaldesa de Bélmez de la Moraleda, María Rodríguez, decidió en febrero que quería hacer "un museo" sobre "las caras de Bélmez", el misterio menos misterioso de Europa.
En mayo una "parapsicóloga" dijo que las caras de la casa original de María Gómez Cámara estaban desapareciendo.
La alcaldesa se apresuró a llamar a los medios para desmentir a la parapsicóloga. A la alcaldesa le gustan los parapsicólogos siempre que sean obsequiosos y útiles a las arcas del ayuntamiento.
En septiembre, otro "parapsicólogo" les enseña a Pedro Amorós Sogorb y su combo de ineptos a hacer "caras misteriosas" o "teleplastias" (lo científico del nombrecito es de marearse, en serio) en el cemento en la casa natal de María Gómez Cámara (otra casa, otras caras, mismo cuento).
Pedro Amorós Sogorb empieza un recorrido por los medios, se aparece donde lo dejan y, cuando ya ha calentado el ambiente, anuncia que ha "encontrado" otras "caras duras de Bélmez" en la casa natal de María Gómez Cámara.
En cosa de días, cuando mucho semana y media, el Ayuntamiento de Bélmez procede, por orden de su Excelentísima Señora Alcaldesa, a adquirir la casa nueva de las caras nuevas.
¡Cuántas coincidencias, señor, cuánto azar, cuánta casualidad, cuánta involuntaria concomitancia de acontecimientos fortuitos, cuánta contingencia adventicia!
Y cuánta desvergüenza...