Casi dos meses he pasado sin una entrada en este espacio, lo cual nuevamente le ha dado a algunos especialistas en el despeluque de prójimos una falsa sensación de seguridad.
Pero no crea usted que he estado de vacaciones, noble y lúdica actividad reservada a personas menos milusos que un servidor.
En realidad, temas para este blog ha habido a puñados, desde el patético ridículo de los pobres loquitos que creen que los extraterrestres dominan la tierra (¡en serio!) hasta la insistencia ridícula de los medios de poner en primera plana cada caso de alguien que haya fallecido habiéndosele diagnosticado gripe A (o H1N1, o porcina, o nueva, o humana, o como usted quiera decirle, que da igual) proclamando sin mucho tino que la persona ha "muerto de gripe", lo que demuestra por enésima vez que los periodistas no saben nada de ciencia ni les interesa. El mercantilismo dice que "Una persona fallece en Barcelona de una pericarditis purulenta" no vende diarios ni publicidad, así que la gripe H1N1 se convirtió en "serpiente de verano" o bulo adecuado para ocupar los molestos espacios libres que deja la publicidad en los diarios.
Este verano llegó además a mis manos (por fin) vía el amigo Miguel Cane el libro Los brujos del poder, donde José Gil Olmos intenta reseñar la presencia del esoterismo en la política mexicana, asunto del que ya hemos dado noticia en algunas entradas de este blog. Pero mientras empezaba a atacar la lectura de ese volumen junto a otros que se me han amontonado en la mesa este verano, todos muy recomendables, por cierto, me sorprendió una declaración de un expresidente mexicano, Vicente Fox Quesada, que entre 2000 y 2006 ocupó el puesto de máxima responsabilidad en México, al que accedió con una plétora de promesas, una avalancha de firmes compromisos, un tsunami de propósitos declarados de los cuales no hizo realidad ni uno solo.
Bueno, el señor Fox, que ahora vive feliz del salario que de modo inexplicable se paga a los exgobernantes, exudó el día 15 de agosto la siguiente perla sobre la crisis económica mundial: “La economía está afectada, yo he escuchado que es una convergencia de los astros en el sentido negativo, de vibras negativas".
Sí, en serio lo declaró, y lo recogieron los diarios mexicanos como Milenio.
Podría ser cómico, pero no lo es.
En primer lugar, como ya narramos aquí con referencia al trágico embuste de "Regina" con el que tanto vago, malviviente y desaprensivo se ha forrado los bolsillos, la familia Fox no es ajena al uso de la magia para alcanzar el poder, y para mantenerlo, y según datos la ha empleado la esposa del expresidente soñando que le ayudara a conseguir su objetivo de contraer matrimonio con él bien forrado señorcito.
Pero eso sigue siendo menor.
Piense usted en una persona que durante seis años (ridículamente prolongado período presidencial) estuvo a cargo de una economía problemática como la mexicana, en un tiempo en el que ya eran imprescindibles para la nación los ingresos enviados por los emigrantes que se lanzan a recibir ofensas y persecuciones a Estados Unidos a cambio de tener la posibilidad de trabajar que en México les han arrancado. Un sujeto que está a cargo de administrar la única frontera física que tiene el tercer mundo con el primero, las relaciones con el país más poderoso del mundo.
Y esta persona no entiende ni le importa por lo visto un pito entender el problema de las hipotecas basura, de la irresponsabilidad bancaria, de los fraudes de Madoff, de los saqueos incesantes del poder económico en México (crisis del 82, GATT, bolsazo, rescate bancario, TLC, Fobaproa), nada de los flujos crediticios internacionales, nada de eso. Ese personaje, con toda su alta responsabilidad, no da para más que para suponer, porque se lo dijeron, que la crisis no tiene actores humanos, sino que se trata de una "convergencia de los astros" y de "vibras negativas".
Piénselo usted cuando le vuelvan a decir que "las creencias son inofensivas" y que creer en estupideces no tiene nada de preocupante. Piense usted en la situación actual de México, economía destrozada, inseguridad rampante, guerra inganable contra un estamento narcotraficante mejor armado que las fuerzas del estado, deriva gubernamental... todo esto es consecuencia de seis años de supuesto gobierno de un personaje que no se hace responsable de nada porque, pase lo que pase, es problema de los astros y las vibras.
Sin duda alguna es aterrador.
Y más aterrador es saber, con absoluta certeza, que su caso no es único, que entre los gobernantes de este mundo, esos señores notables en general por su enciclopédica ignorancia, su vasta incultura y su estrechez de miras, abundan los que se entregan al vudú y a la santería, a los mayas galácticos y a los quechuas cuánticos, a los brujos tradicionales y a los ofertantes de new age remanufacturado para el mercado del siglo XXI, de pócimas, adivinaciones y zarandajas.
No se trata de una vergüenza sólo del tercer mundo. Junto a los devaneos de Isabel Perón con José López Rega y Octavio Aceves (hoy triunfador en España) están los delirios astrológicos de Ronald Reagan y Joan Quigley, la adivina que fijaba los horarios de las actividades presidenciales según los astros. Cada poderoso puede tener su Rasputín, y el poder de éste puede ser aterrador.
Y para acabarla de joder, como diría Borges si fuera tan malhablado como yo, ayer me entero de que en el pobre México se cierra el ciclo gripe H1N1-esoterismo cuando el secretario (ministro) de salud, José Ángel Córdova, el mismo papanatas que permitió y corroboró sin ninguna vergüenza que el presidente Felipe Calderón se inventara descaradamente las cifras iniciales del brote de grupe H1N1, provocando el pánico mundial y lanzando el tema a las portadas internacionales con una irresponsabilidad rayana en el delito, ahora quiere quedar bien con China y para ello declara, tan orondo, que "Nos interesa la homeopatía, la acupuntura y la medicina herbal", interés que no se entiende una vez que se trata de embustes cuya ineficacia está documentadísima, y que francamente hay que ser un charlatán muy desbrujulado para atribuirle a China alguna potencia en homeopatía. Pero no se quedó allí don José Ángel (que sí, estudió para médico, pero al meterse a la política, en 20 años se olvida mucho), sino que amplió su abanico de rebuznos asegurando: "La medicina tradicional china es útil para tratamientos de enfermedades crónicas, muy costosos". Deje usted de lado la redacción más bien prehumana de la frase. ¿De dónde saca usted, don José Ángel, que la medicina tradicional china es útil para eso? ¿Qué estudios consultó? ¿O lo oyó en un programa de Televisa? ¿Por qué dice mentiras? Que para quedar bien con el gobierno chino seguramente no es menester quedar como un ignorante, un imbécil y un inútil en su profesión.
Digo yo...