Una máquina productora de tortillas... o iconos conmemorativos de los astronautas de la antigüedad, siguiendo el sistema Von Däniken. (por El Comandante [GFDL], vía Wikimedia Commons) |
No es que Von Däniken (von Daniken, pues) sea tan tonto como para creer en una estupidez de ese volumen, sino que vio de inmediato que aplicaba al pie de la letra el Sistema Von Däniken, y la hubiera usado sin ningún escrúpulo, no lo dudo.
¿Cuál es ese singular sistema?
Von Däniken (que escribió su primer libro, Las carrozas de los dioses mientras se aburría como un hongo en la recepción de un hotel, sin haber estudiado un carajo de arqueología en su vida) fue quien mejor supo explotar una de las facetas del libro El retorno de los brujos de Pauwels y Bergier, la de adjudicarle origen ultraterreno, extraterrestre, misteriosón e incomprobable a todas las cosas que su mentalidad de hotelero no alcanzaba a comprender.
A Von Däniken le han seguido multitud de malasombras en todos los países, como Javier Sierra e Iker Jiménez en España, que se ganan el pan (y los pisitos en Madrid, y los cochecitos de lujo, y los trajecitos Armani) siguiendo el mismo sistema que tan buenos réditos dio a Von Daniken.
El sistema es muy sencillo.
Paso número 1 del sistema Von Däniken
Se trata de buscar expresiones del pasado sobre las que no hay datos abundantes ni información suficiente (o, si los hay, basta que no sean del conocimiento público) y proceder a adjudicárselos a los extraterrestres.
Una persona normal, sin daños cerebrales de consideración, cuando ve una expresión cultural asombrosa (digamos, para no variar, las pirámides de Egipto, las líneas de Nazca en Perú, el templo de Sri Meenakshi en la India, las pirámides de Teotihuacan en México o las esculturas o moais de la Isla de Pascua) se pregunta cómo pudieron esas culturas crear tales maravillas y procede a admirar tanto a las obras como a las culturas, y a colocar en alta consideración a sus creadores.
Si le pica el gusanito de la genuina curiosidad, esa persona normal se pondrá a investigar qué se sabe del tema. Si no se sabe mucho y el gusanito pica muy fuerte, estudiará arqueología o historia y se pondrá a averiguar cómo esos seres humanos lograron esas maravillas, de pasada enriqueciendo el acervo cultural humano sobre las civilizaciones de la antigüedad.
Eso lo hacen todo el tiempo los arqueólogos e historiadores, sin que las chusmas enloquecidas se lancen a comprar sus libros por resmas y sin conseguir que los programas de televisión los inviten a perorar sobre sus teorías pagándoles un montón de euros.
El Sistema Von Däniken funciona de manera distinta. Toma una sola explicación imaginaria y sin bases (todos los logros del pasado son obra de los Etés) y se lo aplica con calzador a cualquier expresión de la cultura humana que se les ocurra.
Paso número 2 del sistema Von Däniken
El seguidor del Sistema Von Däniken debe ser un perfecto ignorante en temas de arqueología, historia e idiomas. Puede ser un hotelero con telarañas en el cráneo, un periodista mediocre con ansias de llenarse los bolsillos y sin ganas de arriesgar el pellejo haciendo periodismo de verdad (de ésos hay muchos, desprestigiando la profesión), un deportista en decadencia, un esquizofrénico clásico o un desvergonzado con aspiraciones.
Sobre esa sólida base, el papanatas en cuestión se enfrenta a las creaciones del pasado y parte de la siguiente base, del dogma clave del sistema Von Däniken: los integrantes de esta cultura son y siempre han sido imbéciles, primitivos (la única civilización es la mía), ignorantes, zafios y faltos de recursos, y por lo tanto la única forma en que esto se haya podido hacer es con ayuda de una tecnología superior, que seguramente vino de otro planeta.
¿En qué se basan?
Pues el sistema no exige que se basen en nada como no sea su imaginación desatada. No hay ninguna razón sólida para ese salto conceptual al vacío y sin red. De hecho, hay miles de razones que los contradicen y que ellos ignoran olímpicamente.
Por ejemplo, el otro día escuchamos que Javier Sierra, ahora enquistado en TeleMadrid con sus cófrades cobrones, ofrecía una emisión que respondía a la asombrosa pregunta "¿Quién construyó realmente las pirámides de Egipto?"
Esta pregunta nos informa de datos interesantes sobre gente de esa calaña.
Nos informa, por ejemplo, de que en su miserable vida se han molestado de leer algún libro sobre el antiguo Egipto en el que se mencione siquiera a Hemyunu, Hemiunu o Hemón, todos nombres que recibe este ciudadano del antiguo Egipto, cuyo trabajo fue el de arquitecto de la pirámide de Keops (o Cheops). Casi nada.
Sin embargo, el paso de los siglos y de los conquistadores, dejó su huella en Egipto, borrando muchísimos datos y destruyendo incontables documentos (baste pensar en todo lo que se perdió en los incendios de la Biblioteca de Alejandría), de modo que, efectivamente, sobre las grandes pirámides de Giza (o Gizéh) hay muchas cosas que no conocemos.
Y entonces entra en Paso número 2 bis del sistema Von Däniken, que a la letra dice: si no hay datos precisos sobre un conocimiento determinado, entonces éste no existió, es decir, si no están los planos firmados de la pirámide, no se puede aceptar que algunos miles de años y unas cuantas docenas de guerras los hayan destruido, sino que se los llevaron los etés.
Por supuesto, la arqueología e historia de Egipto tienen claramente identificada la línea que va desde Imhotep hasta Hemiunu, el avance de los procesos constructivos, las razones clarísimas por las cuales con esa tecnología sólo se pueden hacer pirámides y no algo como el Empire State, y toda la información que se desee para saber cómo se hicieron tales monumentos con suficiente certeza, aunque haya detalles que aún se ignoren.
O sea, la enciclopédica ignorancia de los Von Danikens y los Javiercitos Sierra es tan vasta que no saben que la respuesta a su pregunta es simplemente: "los egipcios".
En efecto, los egipcios construyeron las pirámides de Egipto. Pero esa vaca no se deja ordeñar tan fácil, así que tienen que inventar alguna trola.
Paso número 3 del sistema Von Däniken
La trola inventada para supuestamente explicar el supuesto misterio tiene que ser tal que denigre, humille, desprecie y sobaje a las razas que estos miserables consideran "inferiores" y le traslade el crédito a la gente de piel blanca.
Por supuesto, cuando se trata de acueducto de Segovia o de la Catedral de Chartres, por no decir el Coliseo romano, el Partenón o cualquier otra obra de la cultura europea, estos aviesos y torvos sujetos no ponen en duda que la ingeniería griega, romana o francesa fuera capaz de tales maravillas. Nunca ven, en los halos de los santos que adornan las iglesias, los "cascos espaciales" que alucinan en la obra gráfica de otras culturas.
Si lo que se estudia es una cultura occidental-europea, entonces hay que acudir al Método Fulcanelli para adjudicarle los logros a na secta iniciática de blancos más puros que los demás. El Sistema Von Däniken sólo se aplica a las culturas no occidentales-europeas. Si el logro cultural procede de África, de Asia o de América Latina, entonces sostienen que esas culturas nunca pudieron hacer nada de valor sin ayuda de los extraterrestres.
No es raro que en el imaginario mercantil de tales mamarrachos, los extraterrestres sean con frecuencia blancos, rubios y de ojos azules. Vaya, visión colonialista más clara no existe en el mundo moderno fuera del Despacho Oval desde el que Bush bombardea al mundo.
Paso número 4 del sistema Von Däniken
El aspirante a saqueador de los bolsillos ajenos debe de creer firmemente en el siguiente dogma de fe: los únicos conocimientos que existen son los míos, de modo que si yo, en mi penumbra de ignorancia, no sé cómo se hace una pirámide, entonces es imposible pensar que tipejos de culturas inferiores puedan tener ese conocimiento.
Estos cavernarios con zapatos no parecen darse cuenta de que ellos no saben hacer fuego si no es con ayuda de los señores Bic, Zippo o Ronson, y que si los lanzaran a una isla desierta librados a su suerte, palmarían en breves días. En su épica estulticia creen que ellos, en lo personal, tienen todo el conocimiento que existe. Pero no les pida usted que construyan una cabaña, ordeñen una cabra o hagan cualquier actividad de las que acostumbraba Robinson Crusoe, a menos que esté con ganas de echar unas carcajadas.
El Von Däniken en cuestión (llámese Jaime, Javier, Iker, Fernando o como sea) es la medida de todas las cosas. Y cuando eso falla, entonces la cultura occidental-europea es la medida de todas las cosas. Si alguna civilización de las que consideran inferiores tiene un logro cualquiera que supere a la Europa blanca de sus sueños de opio, se aplican los extraterrestres, ya sea la construcción de Macchu Picchu o el uso del cero por parte de los mayas.
Por supuesto, la exaltación de la ignorancia entre esta tropa de babuinos es tal que necesitan, para redondear su sistema, echar mano de un paso que ya ha sido probado con éxito por otros charlatanes.
Paso número 5 del sistema Von Däniken
El novel autor es un cantamañanas sin oficio ni beneficio que ha decidido escribir un libro inane denigrando a otras culturas y asegurando una mariguanada de gran calibre como que los extraterrestres son la explicación de los logros de los tipos de color extraño. ¿Qué debe hacer cuando sujetos conocedores, expertos, arqueólogos, historiadores, estudiosos, académicos y sabios señalan atinadamente que el tal diletante sólo escupe estupideces?
Lo único posible: acusarlos de un complot en su contra.
Ellos son sujetos que quieren desprestigiar al brillante impostor y a sus "estudios" porque tienen miedo (a diferencia de los periodistas aguzados, que roban tiempo de su cobertura de la guerra en Irak para iluminar nuestro intelecto), porque son cerrados de mente (a diferencia de los directores de revistas fumadas, que son tan, pero tan abiertos, que se les ha salido toda la masa encefálica del cráneo y no pueden aceptar "explicaciones" distintas a las que ellos perpetran), porque son parte de un complot cientificista (cuando los charlatanazos se enfrentan a su insidia solos y abandonados, apenas acompañado por una tribu de algunos miles de babeantes enanos mentales que hacen algunos solitarios centenares de libros, revistas, programas de televisión, conferencias previo pago y otros actos de solitaria entrega).
Siguiendo al pie de la letra los pasos del Sistema Von Däniken, no hay patraña, por extravagante que sea; no hay mentira, por gorda que resulte; no hay delirio, por patológico que parezca, que no puedan comercializar efectivamente estos personajes.
Por eso es bueno que la gente conozca el Sistema Von Däniken antes de sacrificar su honradamente ganado salario en el altar de estos inverecundos vagos y las procacidades que excretan buscando vivir sin oficio ni beneficio.