Muchas personas se han sentido muy molestas porque los medios de comunicación españoles han tratado como verdad incuestionable las afirmaciones de "el" SEIP y de su capo Pedro Amorós respecto de la nueva casa de las caras de Bélmez, y la información se ha difundido de manera acrítica, amarillista y desaseada.
Algunos sentimos que más que ver las caras de Bélmez, los medios nos han visto la cara a todos en complicidad con los promotores del paranormalismo y la antirrazón.
Algunas personas hemos protestado individualmente ante los medios. En la gran mayoría de los casos, los medios se han limitado a fingir demencia y a ignorarnos olímpicamente.
Por lo mismo, la gente que participa en la lista de correos El retorno de los charlatanes: el grupo ha propuesto exigir colectivamente a los medios que ofrezcan una información equilibrada sobre esto, con todas las posiciones existentes sobre el fenómeno, de una manera ética y honesta.
Se está creando un dossier informativo sobre la historia y desarrollo del cuento de Bélmez, con escritos de diversos críticos de la explicación "paranormal" de las caras, viejas y nuevas. Dicho dossier se publicará oportunamente en distintos lugares, incluido este blog y otros varios.
El dossier se enviará también a los medios informativos acompañado de un comunicado para el cual se están recogiendo firmas que expresan la inquietud que algunos tenemos por la promoción del ocultismo en la que se han implicado los medios informativos.
Si usted comparte esta indignación ante la forma en que los medios han dado publicidad gratuita a quienes promueven la superstición "paranormal", lo invito a que visite el comunicado "Por el derecho a una información crítica en temas científicos" y, si está de acuerdo con su contenido, lo firme electrónicamente e invite a otras personas a conocerlo y firmarlo, si lo desean.
Que quede claro que no se propone censurar el derecho de los paranormalólogos a difundir sus delirios descabellados y sus opiniones quiméricas (lo hemos dicho y lo repetimos: los censores son los gurús de las protosectas ocultistas, como Pedro Amorós e Íker Jiménez, que le temen más que a nada al debate abierto de sus extravagantes proposiciones), sino se exige que junto con tales ocurrencias se le ofrezca también al público una visión que las equilibre y contextualice, así como que se tenga un aseo informativo que no convierta en "científicos" a periodistas y agentes de seguros dedicados al autobombo mentiroso.
Quejarse en silencio es hacerle el juego a los negocios de estos majaderos y a su captación de adeptos.