noviembre 16, 2004

Los fantasmas de la opereta

Hace unos cien días, Pedro Amorós Sogorb, capitán del buque corsario del ocultismo llamado "el" SEIP, me amenazó con una querella criminal porque, en ejercicio de mi libre expresión y opinión, me atreví a poner en tela de juicio sus afirmaciones respecto de un disco compacto milagroso que grabó y vende en la página de su organización.

Poco antes, Íker Jiménez deslizaba que estaba a punto de mandar a todos los abogados de la Cadena SER contra quienes, en ejercicio de su libre expresión y opinión, habían difundido que su "noche de misterio" era en realidad una "alerta ovni".

Ahora toca a Bruno Cardeñosa, especializado en ovnis (y ahora también activo en otro tipo de trash-journalism siguiendo los pasos de su mentor), usar a la justicia como sábana de fantasma para tratar de amedrentar a sus críticos, en este caso a los ovnílogos escépticos Luis Ruiz Noguez (México), Diego Zúñiga (Chile) y Kentaro Mori (Brasil) que, en ejercicio de su libre expresión y opinión, editan la página Web Perspectivas, con una denuncia por delitos imaginarios que no sólo es jurídicamente estrafalaria, sino que muestra una vez más el verdadero rostro autoritario y atrabiliario de los gurúes de las protosectas que se reúnen alrededor de programas de radio, revistas y asociaciones de "investigación" de alguna rebanadilla del ocultismo.

Marco teórico, por decir algo


Si una persona hace en los medios una afirmación aventurada (como que tiene grabados ruidos que son en realidad "voces del más allá", o unas figuras en el cemento que son "de origen paranormal", o que existe el "bigfoot" y es un neandertal sobreviviente de la extinción, o que se ve "un fantasma" en la película Three Men and a Baby, que en español se llamó "Tres hombres y un bebé" o algo así), no debería sorprender a nadie que haya quien dude de tan aventuradas afirmaciones y los desafíe a que las prueben.

Si dicha persona dice tonterías, exhibe ignorancia o difunde mentiras mientras se esfuerza por atraer la atención de los medios para vender algún producto, (libros, revistas, programas de radio, cedés milagrosos), no debería sorprenderle que haya otras personas que subrayen, hagan notar o divulguen las tonterías, la ignorancia o las mentiras en cuestión.

Es lo jodido de ser un personaje público: si es difícil controlar a los medios hasta siendo presidente, ya no digamos lo duro que es teniendo como ocupación la de buhonero de mamarrachadas ocultistas.

Todo esto ocurre en el terreno de las ideas y las opiniones diversas. Se discuten afirmaciones extravagantes, ignorantes o mendaces, se presentan contraargumentos y datos, se afirman opiniones personales. La forma lógica y pertinente de enfrentar a los críticos en estos casos es, precisamente, ofrecer las pruebas y argumentos que sustenten las afirmaciones, demostrando así que no son extravagantes, ignorantes o mendaces, y de paso poniendo en ridículo al crítico.

No deja de ser extraño, por ende, que en lugar de debatir en el mundo de las ideas y del conocimiento certero, en vez de abrir sus foros censurados a la crítica para poner en su sitio a los críticos, o de acudir a otros foros donde no hay censura alguna para entrar en el enfrentamiento dialéctico y racional, estos personajes acudan, cual contertulios de la televisión más basurera, a las amenazas de denuncias, demandas, querellas y otras herramientas judiciales.

Más extraño sería, para quienes no conozcan de qué pasta están hechos estos angelitos, que se pasen la vida haciéndose las víctimas de una ciencia malévola y "dogmática" que les "cierra las puertas" cuando ellos son los primeros censores y cierrapuertas. O que sean capaces de soltar sin que se les caiga la cara de vergüenza cosas como ésta, que ofreció Bruno Cardeñosa en una especie de autoentrevista o algo similar que aparece en el sitio Web donde labora, "Mundo misterioso" a raíz del lanzamiento al mercado de su ladrillo El código secreto: "A mí nadie me va a juzgar ni condenar por mi libro, porque afortunadamente existe la libertad de expresión".

¡Viva la libertad de expresión!, parece gritar Bruno, pero sólo la mía, que de juzgar, condenar y joder la de los demás me encargo yo.

¿En su escuela de periodismo le habrán hablado de la ética?

Bruno Cardeñosa contra Perspectivas


En la página Perspectivas, Luis Ruiz Noguez, uno de los más serios ovnílogos críticos de México y con una trayectoria tan larga como limpia, publicó el artículo La esfera luminosa con humanoides de Andorra, en la que se habla de un episodio en el que dos muchachos videofilmaron un fenómeno natural llamado Espectro de Brocken y trataron de hacerlo pasar como "misterio". Se narra que Bruno Cardeñosa afirmó que la policía de Andorra obligó a los jóvenes, como corresponde a los rollos conspiranoicos, a firmar un documento en el que afirmaban que todo era un montaje, cosa que era innecesaria tratándose no de una nave extraterrestre con un humanoide, sino de un efecto óptico bien conocido.

Dado que Cardeñosa no hizo referencia al Espectro de Brocken en el artículo respectivo (y habiendo tenido ¡nueve años! para enterarse y rectificar), Luis Ruiz Noguez afirma con exceso de cortesía que este periodista metido a investigador de "misterios" es un ignorante. (Y que un ovnílogo no conozca ese fenómeno y no lo pueda identificar es, agregaría yo, lamentable.)

Para sustentar su dicho en fuentes (palabra que no le debería sonar rara a Bruno Cardeñosa), al final del artículo se añade la nota que Manuel Borraz mandó en su momento a Cuadernos de ufología en la que cita lo dicho por Cardeñosa, sobre la supuesta acción de la policía de Andorra respecto del artículo que sobre el tema publicó Cardeñosa en Año Cero nº 65 allá por 1995. Por supuesto, las aclaraciones que en su momento se le hicieron a Cardeñosa y a la revista en la que cobraba, no fueron publicadas ni mencionadas nunca.

¿Hacía falta amenazarlos con denunciarlos para que rectificaran?

Tal es la autoridad moral de éstos para amenazar a otros con la ley cuando publican cosas que no les gustan.

Por supuesto, bastaba que Bruno Cardeñosa demostrara que había hecho referencia al Espectro de Brocken en su articulillo, que demostrara que no había dicho que la policía había presionado a los testigos para que firmaran tal papel o que exhibiera su oportuna retractación para que en justicia solicitara o, si le pluguía, exigiera perentoriamente que la aclaración correspondiente se hiciera constar en la misma página donde se publicó el artículo de Ruiz Noguez y la nota de Manuel Borraz. Obligación de Ruiz Noguez y de los editores de Perspectivas hubiera sido, sin duda, incluir la aclaración y permitir que cada lector se formara su propia opinión.

Pero, oh hermanitos, eso es mucho pedir.

Lo que hizo Bruno Cardeñosa fue avisar de inmediato a los editores de Perspectivas que llamarle "ignorante" era una "calumnia".

Esto revela, por supuesto, que Bruno Cardeñosa es un ignorante en cuestiones de leyes, ya que el Código Penal español dice en su artículo 205: "Es calumnia la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad". Como ser "ignorante" no es delito, señalar que esa cualidad adorna al ignorantísimo Bruno Cardeñosa no constituye "calumnia" alguna.

A ojos de la ley del Distrito Federal donde radica y escribe Luis, tampoco se tipifica el delito de calumnia en este caso ni comiéndose dos kilos de peyote. (Para educar más a Cardeñosa, le dejo la URL del Código Penal del Distrito Federal, recientemente reformado, para que se estudie el Título Cuarto, "Delitos contra el honor", en sus capítulos I "Difamación" y II, "Calumnia".) Para sorpresa de nadie, en México, "calumnia" también es la imputación falsa y dolosa de un delito, no solamente definir con precisión casi matemática como ignorante a Bruno Cardeñosa.

Pero Bruno cree que las leyes españolas y mexicanas protegen contra la crítica a los mentirosos, escandalosos, amarillistas y falsarios, y por ello ruega "encarecidamente" que se suprima el calificativo y se cambie lo dicho por lo que dice Bruno que dijo (no se ocupa en demostrarlo, claro) o pondrá el asunto en manos de su abogada para proceder contra los malosos.

Lo que sí está debidamente protegido por las leyes mexicanas y españolas es, precisamente, la libre expresión de las ideas y de las opiniones que Bruno tan audazmente defiende cuando se trata de sus propios escritos y que escamotea a los demás mostrando sus disonancias cognoscitivas.

La Constitución Española, en el Artículo 20.1.a protege el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

Eso protege a los editores de Perspectivas, al autor Luis Ruiz Noguez, a todo el mundo en España y a Bruno Cardeñosa (por suerte para él, que si no la Policía de Andorra bien podría haberle reclamado judicialmente el que les imputara el delito de coacción a testigos). Y de pasadita protege al sistema judicial de denuncias y querellas frívolas o afiebraditas.

En México, donde radica y escribe Luis Ruiz Noguez (es decir, que no está bajo jurisdicción de las leyes españolas), la cosa no mejora para las amenazas tilingueras de Bruno, que en materia de leyes mexicanas es un ignorantazo. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 6 establece: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público, mientras que el artículo 7 establece: Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquiera materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública.

Así, el correíto de Bruno Cardeñosa a Perspectivas no pasa de ser otra amenaza fantasma de otro vendedor de chucherías ocultistas que busca asustar, preocupar, amedrentar y, si posible, aterrorizar para callar a quienes descubren las barbaridades que cualquier rascahuele se atreve a escribir con todo descaro aprovechando su monopolio de los medios.

Espíritu censor, no otra cosa, parece mover a esta gente que ante el menor riesgo de tener que presentar pruebas, datos y hechos en un diálogo abierto que no controlen desenfundan a su abogado como si ellos tuvieran al único del pueblo.

Mucho trecho media entre Fantasma de la ópera a los fantasmas de la opereta que padecen los medios, sus melopeas de arrogancia vana, sus amenazas cantamañanas y sus arias de chapuzas.