¿Ha usted oído hablar de las "profecías mayas" que se han inventado los insignes cerefritos del mundo esohistérico? Bueno, según ha informado hasta Íker Jiménez (conocido, me cuentan, en el programa TDB de la televisión de Barcelona como "El vendemotos" en 2012 se acaba el mundo.
Sí, otra vez. Como todos los años (este año, por cierto, el mundo se acaba el 12 de septiembre con la segunda venida de Cristo, según Marilyn J. Agee, que, empero, astutamente no acepta apuestas al respecto), el mundo también se va a acabar en el 2012, porque lo dicen los mayas, según nos dicen unas personas que no tienen ni la más remota idea de la cultura maya, la astronomía maya, la matemática maya y el idioma maya. O sea, gente en la que puede confiar.
Pero antes le cuento a usted que el 24 de mayo, o como quien dice ayer, no hubo un terremoto en la Ciudad de México.
Bueno, la mayoría de los días no hay terremoto en México, lo que hay varias veces al año es lo que allí se llaman "temblores de tierra", sismos pequeñajos y sin trascendencia, porque tratándose de un pais situado en una zona sísmica por partida doble (círculo de fuego volcánico y choque de placas tectónicas) la verdad es que por menos de 6 grados Richter casi nadie hacía mucha alharaca, como no fueran los turistas que salían en tropel de los hoteles. Cuando el temblor era de noche, no faltaba quien se iba a las zonas hoteleras a reírse de los extranjeros que acababan en la calle ataviados con una sábana, cuando no llevando el conocido "traje de rana" o de piel natural.
Sólo que el 19 de septiembre de 1985 hubo un terremoto de verdad que marcó para siempre a los que lo vivimos, por la violencia que tuvo y porque reveló grandes cantidades de basura oficial: se cayeron sobre todo edificios gubernamentales (escuelas y hospitales incluidos) construidos violando las leyes para forrar los bolsillos de constructores y gobiernícolas, como me señalaba mi amigo Mario Méndez Acosta, ingeniero de profesión, cuando recorrimos algunas zonas de desastre. Eso sin contar con que el gobierno mexicano se hizo pendejo más de 24 horas dejando la labor de rescate y cuidado de los damnificados a los ciudadanos, y luego medró de mala manera, atacando a los voluntarios en la prensa, robándose hasta tiendas de la Cruz Roja Internacional que luego aparecieron a la venta y en general haciendo amigos entre la población, que como cortesía votó contra ellos en 1988 eligiendo a Cuauhtémoc Cárdenas, sólo para que los neoliberales de Carlos Salinas de Gortari (una especie de Aznar mexicano, pero con menos pelo) se robaran la elección.
Tales recuerdos volvieron todos en tropel a los ciudadanos que vivieron el terremoto del 85, cómo no, cuando los medios de comunicación se ocuparon de anunciar que cierto destacado desvergonzado que se considera "sabio maya" y así se anuncia, y que responde al nombre (absolutamente inventado por su delirio) de Minik Zek Balam, Winik Ek Balam, "Jaguar Negro" y otros alias, había predicho, con base en que se le ocurrió y necesitaba promoverse, que en México iba a haber un terremoto el 24 de mayo de 2007. Y un terremoto terrible, con miles y miles de muertos. Y lo promovió hasta el delirio aquí, aquí, aquí y aquí, entre otros muchos sitios, incluyendo, por supuesto, la afirmación falsa de que el tipejo en cuestión había "predicho" el terremoto de 1985 pero "nadie se lo quiso publicar".
(Claro que nadie predijo el terremoto de 1985, y ninguno de tales negociantes de la credulidad y la inseguridad ajenas tuvo durante muchos años la desvergüenza de decir que lo había predicho, porque probablemente le habrían dado una paliza (o madriza) por andar burlándose de los miles de muertos que nos dejó la horrenda mezcla terremoto-gobierno-corrupto. Pero al paso de los años, desvergonzados como la opiácea Giovanna, de profesión seudoastróloga escandalosa, han afirmado que hicieron tal predicción, lo cual trasciende el descaro para caer en la ofensa.)
El irresponsable embaucador que soltó esta "predicción" y que por ella debería ser invitado a unas vacaciones por cuenta del sufrido erario mexicano en algún reclusorio cercano a su domicilio no es Minik nada, sino que se llama Guillermo Jaime González Soto y hace apenas tres años se fingía tlacuilo (pintor de códices) azteca (para verle la cara al Dalai Lama y lamerle las botas al lamentable "presidente" mexicano Vicente Fox), hoy es falso maya y mañana, si el dinero llama, andará diciendo que es un lama tibetano como Cyril Hoskins (a) "Lobsang Rampa" o un chamán del desierto de Sonora, que a Carlos Castaneda ese negocio le salió redondito.
Por supuesto, note y observe usted que para los medios de comunicación, el mediopollito en cuestión era hasta ayer un "sabio maya" que hoy se convirtió de pronto en "presunto sabio maya". Vaya, como que urgiría que los medios fueran un poco menos mausanoides y jimenezeros en estos casos.
Así que otra seudoprofecía seudomaya que se va a la mierda.
Como todas. Absolutamente todas.
Como la de 2012.
Le cuento: "Boquita de retrete", amiguito y defendido de Bruno Cardeñosa (el bobo de guardia del ocultismo español), es un negociante que vende astrología con el cuento de que el 2010, o el 2012 (su aritmética era imprecisa, como es de esperarse), se va a acabar el mundo porque "lo dicen los mayas". Es ejemplo de esta curiosa variedad de rentabilidad sobre la falsedad y la obtusez.
Pero ni "Boquita de retrete", ni Bruno Cardeñosa (famoso por la sarta de estupideces que ha firmado sobre Teotihuacan, ciudad prehistórica mesoamericana de la que no sabe un carajo) ni ninguno de los insignes vendedores de misterios que andan contando esta trola, puede decir que los mayas predijeron que el mundo se acaba en 2012, porque no existe tal "predicción".
Repito: los mayas nunca predijeron lo que le venden estos papafritas.
Nunca.
Lo que pasa es que el 21 o el 23 de diciembre de 2012, dependiendo de los cálculos, termina la "cuenta larga" de 13 baktunes del calendario maya. No es que el calendario "se acabe abruptamente" en tal o cual fecha como creen algunos holísticos de la estolidez, sino que la cuentase acaba como abril se acaba el 3o de abril y el año aw acaba el 31 de diciembre. Pero el calendario sigue con el primer día del nuevo mes, año o baktún, y punto. Las distintas "cuentas" del tiempo de los mayas no dependían sólo de la astronomía, obviamente, sino también de sus creencias religiosas, de aspectos políticos y económicos, etc.
Esta "cuenta larga" maya empezó cuando terminó la anterior, cosa que seguramente resulta una perogrullada para una persona normal, pero que no está de más señalar cuando tratamos con la tropa de la era de acuario, con los newageros y otras personas dispuestas a creer en los pitufos si se los dice un tipo con barba, túnica blanca, un kilo de incienso y una tonelada de buena onda. La cuenta larga anterior terminó el 11 de agosto del año 3114 antes de nuestra era. La cuenta larga actual empezó inmediatamente después.
Según la lógica de los vivarachos y listillos que venden esto, el mundo se acabó el 10 de agosto del 3114 antes de nuestra era... lástima que se reinauguró el día 11 sin que nadie se diera cuenta y lo anotara en sus crónicas: "Querido diario: el mundo se fue al carajo ayer, pero hoy regresó y la verdad no quisimos ni preguntarle qué pasó por no ponerlo de malas..."
Lo único que hay que esperar es que el 22 o el 24 de diciembre de 2012 comience otra cuenta larga, claro. Lo de que el mundo se va a acabar, y el cielo se va a caer, y lo sabe un señor que no sabe nada más, y que el 3114 fue el inicio de la sincronización galáctica o alguna payasada similar, y que a los mayas se lo contaron los extraterrestres de Orión no es ni siquiera una fumada, es una forma de hacer negocio inventada por un simpático engañabobos llamado José Argüelles, nacido en Minnesota, que para no trabajar se volvió místico y empezó a vivir de sus libracos desde los treintaidós años, y luego inventó la "convergencia armónica", interpretó el calendario maya sin saber nada de cultura maya (sería para no contaminarse, pero los mayólogos se carcajean con sólo oir su nombre), que hizo las cuentas calendáricas sin ser muy ducho en aritmética (pero dice que su calendario es "biológicamente correcto", y yo voy y me lo creo) y que vende libros y un juego sobre el fin del mundo y el ingreso de la Tierra en la Federación Galáctica o algo similar, anunciado para 2013, fecha en la que es de suponerse que don Pepe, nacido en 1939, esperaría ya estar debidamente retirado y riéndose de sus víctimas, si no trabajando de tiempo completo empujando margaritas desde abajo.
(O le da igual, la "convergencia armónica" seudomaya que armó en agosto de 1987 para fundar el turismo esohistérico iba a ser el inicio de una era de paz y amor universales, y no hace falta entrar en trance místico para darse cuenta de que no hubo tal y seguimos tan jodidos como antes y que las tonteorías de don José no sirven más que para mantener a su familia y vender productillos. Es que el new age es enemigo del materialismo, usted sabe.)
En resumen, mientras alguien no muestre siquiera una prueba de que los mayas creían que el final de la cuenta larga iba a ser el fin del mundo y no ocasión para empezar la siguiente cuenta larga, mientras no muestre a los etés de Orión y no se pruebe que Pepito Argüelles es realmente la reencarnación de Pacal Votan (una especie de híbrido mayanórdico fumarolo), las profecías seudomayas del 2012 son tan sólidas como las puntadas publicitarias de Guillermo Jaime, o incluso pueden ser más ridículas , como se puede ver aquí con Giorgio Bongiovanni incluido, para poner a prueba su capacidad de asombro, de modo que sólo nos queda destacar la desvergüenza infame del tal Minik Zek Balam, añadiendo a su ristra de nombres mamertos, con la cortesía que distingue a este blog y a su empingorotada clientela, el de "Joputín Charla Tantan", que es maya, y exijo que mi compadre Héctor Chavarría (a) "El terror de los plativoleros" y que estudió maya en su yucateca juventud, lo certifique a dos manos.
Lo único que a mí me resulta claro es que si los señores mayas se encontraran a esta parvada de enamorados de la billetera ajena, su futuro sería como el que se ilustra en los murales de Bonampak. Y es que los genios astronómicos centroamericanos no aguantaban las pendejadasde muy buen grado que digamos.