Actualización 3 de marzo, 13:30: He enviado un correo electrónico a la Universidad Camilo José Cela, a la dirección que doy en el último párrafo, preguntando si la institución está al tanto del peculiar historial de Íker Jiménez y su "periodismo" mendaz, inético, fantasioso y sensacionalista, citando casos como "El caminante de Boisaca", "El astronauta fantasma", "Las niñas fantasma de Ávila" y "Tumbas sin nombre". En cuanto me respondan, lo publicaremos aquí.Nuevamente, Íker Jiménez emprende la toma de una universidad so pretexto de la "investigación" para lo único que realmente sabe hacer: promover falsos misterios, denigrar a la ciencia de verdad, cosechar consumidores de sus productos (de sus muchos productos) y hacer mofa de la esencia misma de lo que es la universidad.
(Haga clic en la imagen para ampliarla y gozar de una de las muchas fotografías turísticas de Íker Jiménez, incansable viajero que ha recorrido todos los sitios que a él y a sus amiguetes les parecen "raritos" o "misteriosos", como la Isla de Pascua, para tomarse fotos en ellos, algo que de algún modo le parece digno de admiración).
La hipérbole a la que es tan afecto el meloso engolamiento del periodista, que hace la pelota a quienes le rodean como si en ello le fuera la vida, y más cuando los tiene de colaboradores sin pagarles, cuentan algunos que ya no visitan su plató, no escatima artes al hablar de sí mismo, tema que evidentemente le apasiona. Así, se despeña por espacios asombrosos de autobombo y fantasía lírica al asegurar que las dos conferencias en cuestión se harán "para aquellos interesados en la criminología, la Historia, Antropología o Etnografía, principalmente". Casi ná.
Y uno que lo conce apuesta a que habrá misteriología, mentiras, desinformación, medias verdades, y nada de criminología ni, mucho menos, de historia, antropología o etnografía, disciplinas de las que Jiménez no sólo lo ignora todo y por ello les asesta sus habituales mayúsculas reverenciales, como si así les diera importancia, sino que le tienen sin cuidado, si no no se ocuparía de promover la pseudoantropología, la pseudohistoria y hasta la pseudoetnografía en sus espacios de medios.
Evidentemente, la Universidad Camilo José Cela, siendo privada, tiene derecho de invitar a Flipy a dar una conferencia sobre la búsqueda del bosón de Higgs, o a Ana Botella a dirigir un simposio sobre identificación por ADN utilizando la reacción en cadena de la polimerasa, si así les place. Siempre que estuvieran conscientes de que Flipy no es un científico, sino un comediante que se pone una bata para hacer el ganso, que la señora Botella lo ignora todo acerca de la genética, la biología y la identificación forense por ADN, y que Íker Jiménez está muy lejos de las disciplinas a las que se adscribe ansioso de algún doctorado Honoris Causa como el que la UCJC le otorgó a Santiago Calatrava.
Porque uno se pregunta si las altas autoridades de la UCJC, que para el caso tampoco goza de un prestigio que ponga en jaque a Cambridge, para qué vamos a engañarnos, saben que invitar a Íker Jiménez a hablar de historia, antropología, etnografía o investigación es un tributo a la camama, tratándose de un negociante del misterio empeñado en odiar a la ciencia que contradice sus afirmaciones más jugosas, y cuyas mentiras, engaños, exageraciones y absoluta desprolijidad periodística han sido puestas en evidencia demasiadas veces en los últimos pocos años.
Íker Jiménez no ha hecho nunca periodismo de investigación. Esta disciplina incluye técnicas demasiado serias de vigilancia, análisis documental, investigación técnica, investigación social y jurídica, análisis integral y exhaustivo de archivos, todo tipo de registros, recopilación de testimonios, contrastación de dichos testimonios, muchas veces trabajo clandestino y, sobre todo, apoyo técnico científico con asesores del máximo nivel para poder dar a los lectores una pieza sólida, a prueba de bombas, con lo más cercano posible a ese ideal de la justicia en la ficción proveniente de los Estados Unidos: la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad con base en evidencias sólidas.
No, Íker Jiménez y los misteriólogos en general (varios de ellos empleados de su equipo) no hacen eso. Se limitan a recopilar testimonios (pero desechando los que no les gustan y potenciando y hasta hermoseando los que les parecen sabrosos), leer libros que están de acuerdo con ellos y ofrecen pseudoinformación y presuntos datos que confirman que el misterio es misteriosísimo, desplazarse para tomarse una foto en el lugar donde los testimonios dicen que pasan cosas (pirámide, cementerio, casa encantada, preventorio), observar atentamente lo que parezca raro, inventarse "expertos" inexistentes y dictámenes imaginarios, y apresurarse para escribir un libro o artículos de revista, hacer un programa de radio o de televisión, pasar por caja y proceder al siguiente pseudomisterio. Eso sólo se llama investigación en el mundillo de los profesionales del misterio.
(Cuando el barquito empieza a hacer agua, se descubre el bulo, se desenmascara el fraude fotográfico o se descubre la verdad, nunca gracias al señor Jiménez, la última parte de su tarea es insultar y atacar a quienes exhiben sus patrañas, acusándolos de fascistas, de ultras, y finalmente contando nuevas mentiras para tapar las anteriores mentiras, sabedor de que su público, sus consumidores, finalmente lo perdonarán.)
Gracias a este sencillo cuanto astuto procedimiento, Íker Jiménez ha vendido millones de libros, ha roto récords de audiencia en su programa de radio Milenio 3 y en su emisión de televisión Cuarto Milenio tiene una participación de audiencia superior a la media de su cadena, Cuatro.
Comercialmente es un éxito. Lo que no ha hecho en los más de diez años de trabajo en la misteriología es resolver un solo misterio, aclarar una sola incógnita, hacer avanzar en un ápice el conocimiento de sus consumidores o de su sociedad. Y en el proceso, muerde por conseguir la respetabilidad que tienen los científicos, un reconocimiento universitario que se le escapa.
Es una historia conocida, amigos, que diría José Agustín Goytisolo, lo ha hecho una y otra vez, en una ocasión, 2004, disfrazando de "noche de observación" lo que no era sino una "alerta ovni" chorra en la que quiso embarcar a observatorios de verdad (esos observatorios donde nunca se ven los ovnis que ocupan buen lugar del tendajón de Íker en el mercadillo del embuste) mediante la astuta estratagema de hacer la invitación a nombre de la Cadena Ser, de la empresa que lo emplea, ocultando minuciosamente que todo el circo estaba a cargo precisamente de Íker Jiménez. Y a fines de ese mismo 2004, la Cadena Ser maniobró para que la Universidad de Alicante cediera su Paraninfo para celebrar el inicio de temporada de ese monumento al mal periodismo llamado "Milenio Tres", con Jiménez al timón.
La lista de las filfas, cuentos, embustes, exageraciones, amarillismo, sensacionalismo y mentiras mondas, redondas y lirondas de Íker Jiménez es larga y jugosa. Este mismo blog y su modesto cuan vituperado autor fueron parte del desenmascaramiento de uno de los fraudes fotográficos más clamorosos promovidos por este personaje en libros, radio y televisión, y hemos cronicado algunos de sus más notorios embustes.
La duda, entonces, es si la Universidad Camilo José Cela, sus patrones y su rector Rafael Cortés Elvira (doctor en ciencias químicas y autor de varios trabajos científicos) están debidamente informados de los nada honrosos y bien conocidos antecedentes del periodista que para estas conferencias ha sido promovido por Francisco Pérez Abellán, Director del Departamento de Criminología de esa universidad y más conocido entre el público español como escritor sobre crímenes, frecuente visitante de los platós de la telebasura y la telepapilla, y colaborador de ese templo del pseudoperiodismo manipulador de ultraderecha que es Libertad (jojó) Digital en sus versiones online y televisual. Ah, se me olvidaba, Pérez Abellán y su hijo son también colaboradores del programa televisual Cuarto Milenio de Jiménez. Esto seguramente no tiene relación alguna con la invitación, pero quede como antecedente.
Quizá en info@ucjc.edu, dirección de información de la Universidad Camilo José Cela, sea posible preguntarle al señor rector si está de acuerdo en que la universidad que dirige se ocupe de ofrecer antropología, criminología y etnología con cargo a Íker Jiménez.